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16

Sae observó atentamente las galletas mientras si dudaba en abrirlas ahora o no, observando cómo Adagny entraba a su casa.

Pero sin esperar más, el pelirrojo sino el claxon del auto, haciendo qué el peliblanca voltee. Acercándose mientras Sae se baja del auto también.

La madre de Adagny observa curiosa desde la ventana, comiendo galletas mientras se pone atenta.

― Me agradas, Kaiser. Veamonos mañana en la noche, a las ocho. Vistete formal, yo pasaré por ti. ― Sae no tuvo pelos en la lengua.

Ella pestañea varias veces, procesando sus palabras mientras sus labios se separan, con Sorpresa.

― Vaya, está...bien, nos vemos...mañana. ― Sonríe un poco, aún confusa.

Sae se inclinó hacia ella, su madre lleva una mano hacia su boca, impactada por el chisme.

― Adiós, Adagny. ― Ahora sí, Sae se va satisfecho.

La alemana entró a su casa mientras deja escapar un suspiro tembloroso, llevando una mano hacia su pecho.

― Espero qué mam..

― ¡Pero por Dios!, tu vida amorosa parece pasión de gavilanes. ― Su madre bajó rápidamente las escaleras.

― ¡Mamá!, es solo un amigo. Es hermano de Rin, además. ― Explicó.

― ¡Pero te ha traído en su auto y encima te ha besado, nae! ― Aquéllo dejó en blanco a Adagny.

― No me besó, cuando se inclinó simplemente me dijo algo. ― Aclaró rápidamente.

― Ahh..¿Y qué te dijo? ― Hima lleva una galleta hacia su boca, atenta al chisme.

― Dijo que me dejarían algo en unas horas...― Dicho esto, subió hacia su habitación.

Tomó su teléfono para observar qué mensajes habían. Mayormente eran los de Ryusei, era cierto, pronto volverían a Blue Lock.

Con el pasar de las horas, Hanae se dedicó a hablar por llamada con Isagi.

Ambos se habían vuelto muy amigos también. Compartían ciertas opiniones y se recomendaban cosas.

Pero el timbre sonó, supuso qué su madre abriría la puerta pero tocaron otra vez.

― Dame un momento, yochi. ― Hanae colgó.

Bajo las escaleras, al abrir la puerta observo un paquete bastante grande, lo tomó con algo de dificultad y lo subió hacia su habitación.

Con una nota qué decía.

De parte de I S.

Itoshi Sae..― Murmuró, abrió el paquete para ver qué tenía dentro.

Era un bonito vestido azul oscuro, Hanae admiro aquel vestido con emoción.

Lo dejo con cuidado en su cama para también observar qué le habían mandado un traje del mismo color.

Ella sonríe mientras sus mejillas empiezan a colorarse, riendo nervioso.

― Pero si solo le regalé una pulsera y unas galletas...― Respondió lleno de nervios.

Soltó un suspiro mientras reía un poco, qué buen "amigo" era Sae. Le agradaba muchísimo más.

[...]

Hanae se sostuvo de la pared mientras intentaba manejarse en tacones. Pero le resultaba imposible.

Y por más qué Aryu tratará de mostrarle qué es algo fácil, ella siempre perdería el equilibrio.

― Probemos con tacones cuadrados. ― Aryu sacó otro par de tacones más bajos.

Hanae miró nerviosa a Aryu mientras se sentía rara. Es la primera vez qué alguien qué no es su madre le ayuda tanto.

― Mira, este collar te quedará perfecto. ― Mencionó Chigiri.

― ¡Y esta pulsera! ― Mencionó Ryusei.

― Cielos, qué linda te ves. ― Admitió  Otoya.

― El toque finaaal. ― Yukimiya terminó por acomodarle el vestido, ajustandolo a la medida de su cintura con algo de ayuda de Karasu.

― Gracias, chicos..realmente es la primera vez qué alguien me hace un regalo así y encima me invita a un lugar así. ― Hanae ríe, mostrando sus nervios.

― No nos has dicho quién es el afortunado...― Otoya lo codea.

― Aah, bueno...―Antes de poder hablar, el timbre sonó.

― ¡Omg!, pose de bad bitches y recuerdo, corran. ― Todos posan de forma ridícula mientras Yukimiya toma la foto frente al espejo.

― Escuadrón alfa dinamita homo ayudantes. ― Gritaron todos.

Hanae empezó a bajar lentamente las escaleras, al abrir la puerta, todos asomaron su cabeza.

― Espero estés lis...ta. ― Hanae lo miró con una sonrisa mientras Sae se queda callado de forma momentánea.

― ¿¡Qué?!, ¿¡Sae?! ― Gritó Isagi.

― ¿¡Pestañitas mayores?!, Qué suerte tienen algunos...― Shidou agitó su puño mientras frunce su ceño.

Pero Karasu callo a Shidou antes de qué siguiera hablando o hiciera alguna estupidez.

― Gracias por el regalo. ― Agradeció ella con una pequeña sonrisa.

Hanae miró hacia atrás y alzó su pulgar, haciendo qué los demás hagan lo mismo.

Cerró la puerta y se fue.

― Bueno, Hanae nos dejó muchísima comida, su madre hizo galletas y nos dejaron refresco, cobijas y todos hemos traído pijamas. ― Anunció Chigiri.

― No comamos todo, quién sabe si Hanae vuelve con una decepción. ― Mencionó Yukimiya.

― Yuki tiene razón, mejor vayamos a comprar más chuches, mucho helado también. ― Todos salen.

Por otro lado, Hanae veía el camino en silencio debido a los nervios. Era cómo si nunca hubiese tenido una "cita" con el Itoshi.

― El vestido te queda bien. ― Halagó Sae de forma repentina mientras se detiene.

Sae sale, cuando Hanae va a abrir la puerta, el pelirrojo lo hace por ella, además de ayudarla a salir.

El restaurante era bastante grande y se veía bastante caro. Hanae suelta un suspiro nervioso mientras desvía su mirada.

Al entrar, confirmaron su mesa y se fueron sin más. Era un espacio muchísimo más alejado, no había nadie a su alrededor.

Hanae agradecía eso.

― Te ves muy bien en traje, Itoshi. ― Ella le sonríe un poco, acabando el silencio.

― Puedes llamarme Sae y, Gracias. ― Aquello la tomó por sorpresa.

― Está bien, Sae. Tu puedes llamarme Adagny con toda confianza.

El mesero se acercó para mostrarle las cartas. En realidad, Hanae no tenía demasiada hambre y no sabía si era por los nervios o porque se trago una torta de jamón.

A lo mejor era por los nervios.

Al pedir, ambos retoman su charla.

― Me iré pronto, cómo no podré verte en los pocos días que me quedan, preferí invitarte a salir hoy.

― Es una lástima qué te vayas tan pronto, me hubiera gustado tener otra tarde de té junto a tí, tienes temas muy interesantes de conversación. ― Sae observa atentamente mientras Hanae sigue hablando.

Sus labios estaban pintados de un suave labial qué hacía resaltar un poco más sus labios.

Su maquillaje era bastante natural, mientras qué su largo cabello fue peinado de una forma diferente. Su cuerpo no era tan musculoso, su cintura era bastante pequeña. Por los tacones era un poco más alto que él.

Adagny era un encanto, tanto cómo hombre qué cómo mujer. Sae escucha atentamente sus suaves palabras mientras sus ojos siguen el movimiento de los labios ajenos.

La comida no tardó en llegar, al empezar a comer, se dio cuenta qué Adagny era zurdo.

Con el pasar del tiempo, ambos siguieron conversando, sabiendo qué tenían cosas en común.

― España me parece interesante pero, no todo el mundo es cómo Japón. En Alemania son similares. ― Aquéllo hace sentir a Sae más cómodo.

Saber qué ambos comparten experiencias y qué Adagny siempre sabrá qué decir, qué sus respuestas lo van a satisfacer.

Poco después, una música suave empezó a sonar. Aquéllo hace qué Adagny sonría.

― ¿Quisieras bailar conmigo?, esa canción es originaria de Alemania, solía bailarla de pequeña. Me sería un honor bailarla junto a tí. ― Ella se levanta al igual qué Sae.

― Con gusto. ― Respondió suavemente.

Ambos se tomaron de las manos con lentitud, Sae llevo una mano hacia la cintura de Adagny mientras qué ella deja un mano en su hombro y la otra la mantiene entrelazada con la de él.

Ambos se miran a los ojos mientras sus pies se mueven con lentitud y al mismo compás, disfrutando de la melodía.

Los ojos azules de Adagny admiraron los ojos turquesa de Sae. El japonés miró aquellos ojos azules cómo el bello mar.

Ambos dieron vueltas con cuidado mientras sus narices rozaban.

― La gente nunca termina de conocer la mejor parte de una persona cerrada. ― Mencionó Adagny con suavidad.

― Al igual qué la gente nunca termina de conocer el corazón de alguien. ― Murmuró Sae.

Cuando la música estaba llegando a sus notas finales, las manos de Sae sostuvieron a Adagny de la cintura para alzarla mientras ambos mantenían el contacto visual.

― ¿Quisieras terminar de conocer el mío? ― Preguntó Adagny en voz baja.

Cuando Sae la bajo con lentitud, la cercanía se hizo más grande hasta el punto de rozar sus labios.

― Eso debía preguntarlo yo. ― Respondió Sae, haciendo qué ella riera un poco.

Ante la bella melodía de la risa de la alemana, sus labios rozaron y segundos después se unieron en un corto beso.

― Acepto conocer cada centímetro de tu corazón, Sae. ― Murmuró ella mientras sus ojos azules brillan con intensidad.

Los labios de Sae se curvan en una diminuta sonrisa al escuchar las palabras de Adagny.

Y con la melodía final, ambos vuelven a darse un corto pero mágico beso.

Sus ojos se conectaron mientras el cuerpo de la peliblanca se deja caer hacia atrás mientras el la atrapa entre sus fuertes brazos.

Ella llevo sus manos hacia sus mejillas, mientras el contacto visual llegaba más allá.

Pero decidieron separarse para mantener la compostura, haciéndola reír un poco mientras volvía a sentarse.

[...]

No era tan tarde y por eso decidieron ir a la playa más cercana, el alemán se quitó sus tacones y los dejó en el auto.

Al igual qué Sae con sus zapatos.

Ambos caminarom por la orilla del mar mientras ella reía un poco más al sentir el agua tocar sus pies.

Ambos se tomaron de la mano mientras seguían caminando.

― Adagny. ― Ambos se detuvieron.

― ¿Qué pasa, Sae?

Las mejillas de Sae volvieron a colorarse de un color carmín mientras no volteaba hacia ella.

― Gracias. ― Respondió en voz baja.

La mano del alemán acaricia su espalda mientras poco después lo abraza por detrás.

― Gracias a tí. ― Respondió suavemente.

Sae se da la vuelta para sostener suavemente la cintura de Adagny. Quién lo miraba con una sonrisa.

Estar con alguien mayor cómo Sae no sonaba tan mal.

Deslizó sus manos hacia sus hombros mientras ambos se apegaban.

De rivales a amantes. Qué gracioso, ¿cierto?

En tan poco tiempo, Adagny y Sae lograron tener la reacción química qué Rin no pudo tener con ella apesar de los años.

Ahora Rin tiene de rival a su hermano y lo sabe. Sae no tiene pelos en la lengua.

Y se lo hizo saber, qué mientras más descuidara a Hanae, más suyo sería.

La mano de Sae tomó con cuidado el mentón de Adagny mientras ambos se acercaban al rostro del otro.

Cerrando sus ojos, disfrutando del olor de la playa. El sonido de las olas qué era su música.

Ambos unieron sus labios en un profundo beso. Y miradas qué un día conectaron de pura casualidad, se vuelven corazones qué se conectan por un motivo tan bello cómo el de Sae y Adagny.


― ¡Let's go controoool! ― Canto Karasu.

― FOLLOW THE LEADER. ― Le siguió Otoya.

― Follow the leader, follow the leader. ― Siguió Chigiri.

― I wanna see ya, i wanna see ya. ― Siguió Yukimiya.

Aryu y Isagi bailaban en el just dance de la misma canción mientras sus amigos cantaban.

― Ando buscando una latina y creo que la encontré, yo y ella hicimos un click. ― Rapeo Ryusei.

― ¡AAAAAAH! ― Gritó Hanae con fuerzas, siguiendoles el coro.

― Follow the leader, follow the leader. ― Cantaron Otoya y Karasu.

Yukimiya saltó por detrás de ellos mientras seguía cantando.

― I wanna see ya, i wanna see ya.  ― Hanae y Shidou bailaban junto a Aryu e Isagi.

[...]

― Y listoo. ― Hanae terminó de pintar las uñas de Aryu.

― ¡Qué glam! ― Él nunca se las había pintado tan bien.

Todos tenían mascarillas faciales, las uñas pintadas y stickers de Sanrio en su ropa.

Comían galletas mientras se tomaban fotos.

Tampoco podían dejar los juegos de mesa atrás junto con discusiones graciosas.

― ¡TU NO PUEDES OPINAR PORQUE NO SABES LO QUÉ PASO, NO SABES LO QUÉ PASÓ! ― Gritó Otoya.

― ¡Ya te lo dije, vuelves a tirar mi ficha y mañana no amaneces! ― Gritó Ryusei.

― Saquen al malparido Hanae este. ― Dijo Karasu.

― ¡AHH, A tú maldita madre la van a sacar pero del estudio de porno, mamaguevo! ― Insultó Hanae.

― YAAA, ERES UNA CHUSMAA. ― Gritó Hyoma.

― El que perdona murió en la cruz. ― Dijo Yukimiya.

― Apoco si tilín? ― Aryu ríe de forma malvada.

― OS FOLLARÉ CON LA POLLAAAA. ― Gritó Isagi al ganar.

Esto tan solo es una pequeña demostración de lo mucho qué se quieren estos egoístas.

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