𝘋𝘢𝘺 2: 𝘗𝘢𝘯𝘥𝘪𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘙𝘪𝘷𝘢𝘭𝘦𝘴
Temática: Pandillas Rivales
Palabras: 5000 + extra
Advertencias: Violencia, accidentes
Sinopsis: Takemichi se reencuentra con un viejo amigo, por lo que no dudará en apoyarlo sin importar las consecuencias que traiga su elección.
"Estuve tan perdido que cuando te encontré pudo ver con claridad que elección hacer."
El enfrentamiento entre hermanos era inevitable, lamentablemente desde el deceso del hermano mayor de la familia Sano todos sus miembros fueron rotos de alguna forma.
Izana fue el que mayor daño recibió al momento de conocer la muerte de su hermano, a días de salir del orfanato por la adopción de los Sano cayo en la dura realidad de perder lo único que lo hacía feliz en esos días. Sin otras opciones que no sean la decepción, huyo y desapareció por un largo tiempo.
Con una nueva familia formada, con nuevos lazos por proteger y con un ideal nuevo, Izana volvió a las vidas de la familia Sano dispuesto a romperlos a ellos también para que de ese modo también puedan comprender lo que él sintió cuando perdió a su hermano.
Él lo creía justo.
─Es agotador traer toda la base hasta Kanto.─ reprocha uno de los altos mandos dentro de Tenjiku, Shion.
─El jefe quiso que todos estemos aquí para ese día, además nuestros negocios son más factibles desde la cede de ellos.─ menciona Kokonoi mientras acomodaba unos papeles en un archivero.
Tenjiku no solo era una pandilla sin más, era también un grupo pequeño de recaudadores. Con la brillante mente de Koko en los negocios y sus conexiones lograron establecer un buen patrimonio neto que les ofrecía buenas comodidades y ganancias en un día.
Para chicos como ellos que vivían su vida al día era lo máximo, obtenían beneficios de paga por solo hacer el uso de la fuerza. El dinero venía casi regalado.
─Si, si. Pero en Tenjiku somos como trescientos miembros y a penas llegaron los primeros cien.─ añade con desgano Mochizuki que llevaba en brazos otras cajas llenas de papales y cosas importantes para Hajime.
─Llegarán pronto.─ se une a la charla Kisaki que iba a ayudar al administrador de Tenjiku. Ambos al parecer trabajaban bien en ese aspecto.
─Por cierto hablando del jefe, ¿dónde se encuentra ahora?─ pregunta Hanma a la vez que trae entre manos un café.
Las personas de la sala se miran sin tener idea de dónde estará su líder, él había llegado días antes debido a que tenía que arreglar unos asuntos pero solo sabían eso. De su paradero no tenían idea de donde estaría, lo más obvio es que Kakucho este con él, lo raro es que no hayan llamado.
No sabía que conjunto de ropa comprar, Takemichi buscaba algo bonito para usar en el festival de invierno, pero no podía decidirse entre una camisa color lila o una camisa de cuello de tortuga color beige. Llevaba como veinte minutos en esa situación, indeciso de llevar una prenda. Cuando iba a desistir dio un paso atrás pero tropezó con alguien que pasaba por ese sitio. Con rapidez se dio la vuelta y agarró de la muñeca antes de que caiga.
─¿Estás bien?─ pregunta con preocupación el chico, sostenía suavemente la muñeca de la fémina y ella lo miraba asombrada.
─Eh, si gracias.─ agradece y finalmente se separan. La chica al igual que Takemichi llevaba prendas de ropa.
─Disculpa lo de antes, estaba muy metido en mi mente y no me fijé.
Ella se fija en el par de camisas y lo mira.
─¿Tienes problemas en escoger una?─ alega la rubia. Él asiente con vergüenza.
Un chico que se encontraba en un dilema de ropa era lo menos masculino que puedes esperar de alguien tan importante como él. A pesar de ello, nunca recibió una crítica negativa, no directamente.
─¿Cuál crees que es mejor?─ eleva las prendas. Ladea su cabeza.
─Si es para un evento importante pero no quieres parecer tan cerrado es la camisa de cuello de tortuga, pero si es para un evento donde tengas que estar en constante contacto recomiendo la camisa lila.
─Gracias, ya se cuál escoger.
Así ambos se despiden, nunca pudieron compartir su nombre en esos cortos minutos pero fue suficiente para que surgiera la química.
Mientras buscaba un lugar donde comer vio en la lejanía a unos viejos conocidos y no dudo en acercarse a saludar.
Izana se encontraba comiendo en un concurrido centro comercial en compañía de Kakucho y su amigo del orfanato que luego fue adoptado perdiendo así el contacto pero que unos meses antes se reencontraron en un viaje a Yokohama.
─¿Entonces todo este tiempo has estado viviendo solo?─ cuestiona Kakucho preocupado por las declaraciones de su amigo Takemichi.
─Sí, mi supuesta familia adoptiva solo quería un hijo en lo que gastar su dinero, ellos son ya mayores y al no tener hijos buscaron uno al cuál dejarle su herencia.─ responde apenado pero sincero.
─¿Son malos contigo entonces?─ Izana se hallaba molesto con la situación, normalmente un niño adoptado, es llevado con esa familia con el único fin de recibir amor y unos padres cariñosos. Pero al parecer con Takemichi fue totalmente un desastre.
─En absoluto, me trataron bien y me dieron comodidades. Tengo una educación de nivel y vivo sin preocupaciones por el dinero. Solo... bueno ellos realmente nunca me amaron como esperaba, y no les reprocho eso. Pero si me hizo falta.
Expresa con pesar, tomó un poco de su bebida chocolatada y suspiro. Sus amigos lo miraban con pena, a pesar de su adopción Takemichi no fue feliz como se esperaba ni obtuvo lo que todo niño sin padres deseaba, amor de sus padres. Él lo tuvo todo menos lo que realmente necesitaba, tener dinero y ser alguien importante no le ofreció ni un poco del amor de sus padres adoptivos.
Al ver a Takemichi puede notar como lleva ropa cara y sus modales son de alguien que recibió una educación de alto nivel, pero en su mirada había un vacío. Podías notar como había algo que faltaba en su vida y sentías esa soledad que lo abordaba.
Kakucho en un acto de mostrar su empatía tomo la mano de Takemichi y le dio un apretón amistoso. El chico al percatarse del acto sonrió lo más grande que pudo, quizás su vida con sus padres fue difícil pero tenía a esas personas que conoció en su infancia que sienten ese mismo sentir que él. Izana a ese punto miraba al par y sin dudar se levantó para rodear con sus brazos tanto a Takemichi como a Kakucho.
─Estamos contigo Takemichi, nosotros podemos ser tu familia.─ lo mira con sus enigmáticos ojos lilas, el pelirubio sin pensar en otra cosa sonríe y acepta la oferta de su amigo.
Era hora de dejar de vivir en una sincronía monótona de ir a la escuela privada, aparentar su estatus de hijo de una familia rica y liberarse de una vez de esa carga que su corazón acogió con el fin de llenar ese espacio que siempre le faltó, amor.
En la tarde mientras los demás altos mandos de Tenjiku llegaban, Izana también se encontraba llegando hasta la base que habían escogido. No iba solo, junto con Kakucho escoltaban a Takemichi para que así pueda conocer como llevan sus vidas en la actualidad.
─Oh, entonces todo esto es de ustedes.─ el de ojos azules miraba asombrado todo el lugar donde se ubicaba la base principal de Tenjiku, similar a unas oficinas pero sin parecer un lugar de esos. Solo en infraestructura.
─Algo así, en algún momento pensábamos comprar todo el lugar. Solo lo alquilamos.
─Pensamos quedarnos en Kanto por un largo tiempo.─ dice Kakucho, abre una puerta de cristal y le da paso a Izana y a Takemichi que agradece la cortesía.
Así siguieron hablando hasta llegar a la zona principal donde los altos mandos esperaban por su jefe.
Kakucho abrió la puerta de par en par y permitió el paso a Izana. El chico dio un barrido rápido de la habitación y se encontró con todos sus más cercanos compañeros.
─Izana, bienvenido.─ saluda cortés, Kokonoi. Él revisaba unos papeles en conjunto con Kisaki que se encargaba de redactar en papel el presupuesto para el próximo trabajo.
─Te habías tardado jefe.─ habla Mochizuki recostado en un sillón.
─Pero llegó no se quejen.─ responde Ran más tranquilo de la presencia de su amigo, a su lado su hermano limpiaba sus lentes con un pañuelo de tela suave.
El moreno ingresa por completo a la habitación seguido de Kakucho que mira atrás para luego volver su atención a Izana. Al final Takemichi entra despreocupado, realmente se encontraba emocionado por toda la experiencia. Normalmente se rodeaba de personas que presumían su vida y lujos, al contrario de sus amigos que eran una pandilla. Nunca le asusto ese hecho, es más lo emociono que insisto en ir con ellos ese mismo día a conocer a los demás miembros.
─¿Y ese quien es?─ es la pregunta que lanza Hanma al notar al rubio que iba aún lado de los dos más importantes de la pandilla.
Los demás miran en la misma dirección que el tatuado y si, efectivamente había alguien más en su guarida.
─A eso veníamos. Como sabrán viví por un tiempo aquí, por lo que era normal que conociera a otras personas. Esta persona a mi lado es...
─Takemichi Hanagaki.─ alza la voz Kisaki que debido a la sorpresa se había sobresaltado al reconocer al chico.
─¿Lo conoces?─ pregunta el de ojos bicolor, como método de seguridad puso su cuerpo cubriendo a Takemichi en caso de ser necesario. No confiaba del todo en Kisaki Tetta.
─¿Conocerlo? Demonios, este chico es una de las personas más ricas del país. Es obvio que se quien es. Hijo de los magnates dueños de los parque temáticos e inversionistas de prestigiosas marcas.─ informa el de lentes acercándose, si bien era raro que una persona tan rica esté ellos no le sorprendía saber el motivo.
Los Hanagaki no podían tener hijos legítimos y sabiendo el proceder de Izana y Kakucho era obvio que ese joven venía del mismo lugar. Una sonrisa se formó en sus labios al tener una loca pero no tan descabellada idea.
─¿Tan millonario eres?─ Izana también se hallaba impactado, no tenía idea de que su amigo sea tan importante hasta ese punto. Solo sabía que tenía dinero pero no que tanto.
─Algo así.─ ríe nervioso el rubio cohibido. Deseaba estar en otro lugar. Así empezaba las situaciones donde luego lo abrumaban pidiéndole cosas que él no podía negarse por miedo al rechazo.
Izana al darse cuenta de como su amigo empezó a sentirse incómodo decidió intervenir para prevenir problemas.
─No lo abrumen con tonterías, te lo digo en especial a ti Kisaki.─ lo señalo el peliblanco.─ Takemichi es mi amigo y no es necesario que sepamos más allá de lo que es él. A partir de hoy es miembro de Tenjiku porque yo lo decidí, y así como me tratan a mi lo harán con él. ¿Entendido?
─Sí señor.─ todos alzan la voz dándole un asentimiento, Takemichi agradecido sonríe y mira a todos los chicos.
Cada uno era tan llamativo como esperaba de una pandilla como Tenjiku, sin embargo su interés se volcó en una persona que se ubicaba a un costado de los demás. Con una característica mascarilla negra y una cabellera blanca cayendo por sus hombros, sin dudar se acercó hasta el muchacho que mantenía baja su mirada.
─¿Cuál es tu nombre?─ pregunta con curiosidad el blondo. El contrario saltó al oír la voz ajena, elevando su mirada dio con el dueño de la pregunta.
─Sanzu, señor...─ dudo en como llamarlo, no había escuchado su nombre por estar pensando en otras cosas.
─Soy Takemichi, no me digas señor que casi tenemos la misma edad.─ muestra una bonita sonrisa, quizás Takemichi no sentía ese apego emocional necesario pero si podía sentir cuando alguien necesitaba un salvavidas en su vida.
Sanzu, ese chico se veía a punto de ahogarse y no dudo en ir a su rescate.
Y Sanzu, él sintió esa necesidad de aferrarse a alguien una vez más en la vida. Y Takemichi se sentía tan cálido que no dudo en elevar su mano para sentirse salvado.
Así pasó un mes exactamente, la convivencia con Takemichi y los demás empezó a ser mejor. Desde ayudando a Koko con las finanzas y sus negocios, con Kisaki oyendolo hablar de lo que podrían hacer ambos junto con Koko en los negocios o saliendo en las noches con Hanma a recaudar el dinero para luego ir hasta un karaoke para cantar, ni hablar de las locuras intensas de los hermanos Haitani que lo llevaron al yoga para que afloje sus extremidades y enseñarle a pelear a su estilo. Sin duda con el que mejor se llevaba era Sanzu que le ofrecía miles de cosas o le ayudaba en cosas pequeñas. Ambos se unieron a tal punto que Takemichi lo consideraba su mano derecha y había tal confianza que le contó un poco de su vida. Normalmente eso lo hablaba con sus amigos más cercanos como Kaku o Izana.
─¿Esta bien que lo lleve yo?─ habían pasado varios días desde que se instaló en la base de Tenjiku, vivir entre esos chicos en ocasiones no parecía la mejor idea del mundo.
─Si eres tu quien lo lleva no tengo problema.─ incentiva Izana.
Izana le había regalado un par de aretes similares al suyo pero en color negro. Ahora tenían el dilema de si perforarse las orejas o simplemente dejarlo así. Takemichi no estaba seguro, le daba nervios las agujas.
─Las usaré pero... no, si los llevaré con honor porque tu me las diste.─ puntualiza seguro, habían salido juntos a caminar.
El inusual silencio de Izana le preocupaba, era 22 de Febrero. Y sabía de antemano que traía este día para Izana en sus emociones, el día que su hermano fundó esa pandilla de los Black Dragons. Para él era importante todo lo relación son su difunto hermano.
Mirando bien por donde iban notó como se dirigían a un cementerio, posiblemente a dejarle sus respetos al difunto y hablar con él. Le extrañaba que lo haya llevado a él y no Kaku que era como su sombra en el buen sentido de la palabra.
Sin querer incomodarlo lo siguió en silencio respetando su falta de palabra. Pasaron por otras tumbas de otras personas y al final llegaron pero grande fue su sorpresa al encontrar a un chico frente a la tumba del familiar de Izana. Este chico al reconocer al peliblanco se abalanzó a él con furia, Takemichi al percatarse de lo ocurrido corrió en respaldo a Izana y separó al otro de su amigo.
─Ubicate y no toques a Izana.─ responde Takemichi con enojo. No era del tipo violento pero si lo sacaban de sus casillas él te respondería con un buen derechazo. Además gracias a las clases de los Haitani sabía que usar en estas situaciones y no era un juego limpio.
─Maldito...─ el chico iba a responder mal pero una nueva voz lo detuvo antes de actuar.
─No lo hagas Inui.─ dice esta persona llegando a la escena.
─Mikey...─ el tal Inui luce sorprendido por la presencia del hermano menor de Shinichiro.
Izana voltea a ver al recién llegado y con ironía habla.
─Así que los hermanos vinieron a presentar sus respetos, que casualidad.
Takemichi se ubicó al lado derecho de Izana lejos de la situación pero si cerca en caso de que tenga que intervenir. Pudo apreciar desde su posición como aquella chica presente miró con sorpresa a Izana y como este lucia indiferente de ella.
─Inui, lleva a Emma a otro lugar un momento.─pidió el líder de ToMan a uno de sus subordinados, el mencionado asintió y escoltó a la chica hasta el exterior del recinto.
Mikey miró a las personas que quedaban con interés, primero a Izana que hoy lucia el distinguido uniforme rojo de Tenjiku y sus aretes tan llamativos. Y Takemichi que iba igual vestido de rojo pero con la diferencia de que a comparación de Izana él se veía menos imponente que el líder, lo miro un poco más de arriba abajo antes de observar a su hermano.
Izana ni corto ni perezoso se acercó para charlar, ese mismo día se llevaría a cabo el encuentro entre ambas pandillas rivales, no solo por sus diferencias de ideales sino también por la disputa entre hermanos.
─El enfrentamiento será a las 8:00 en el muelle siete de Yokohama. Así daremos fin a esta disputa.
─Ahí estaremos.
Cuando iban a acordar los puntos un ruido los alertó, Takemichi fue el primero en salir. Lo que vio lo dejo impresionado, la chica de antes ahora estaba en el suelo con una herida en la cabeza y más adelante una motocicleta que reconoció.
Mikey no tardo en estar con él también, igual lleno de sorpresa por lo que veía poco pudo decir. Mientras Izana salía y apreciaba la escena en silencio, no pudo evitar sentirse incómodo y con un nudo en la garganta por lo que él planeó. No queriendo ver más tomo del brazo a Takemichi y lo empezó a jalar. El joven al caer en cuenta miro con duda a su amigo que no lo volteaba a ver, queriendo decir mucho pero mudo decidió seguirle el paso pero sin mirar una última vez atrás, Mikey cargó su hermana en su espalda y emprendió camino hasta un hospital cercano.
Rezaba por el bienestar de la chica, realmente lo deseaba.
Eran las 10 de la noche y no había rastro de la Tokio Manji, y Takemichi sabía el motivo de su falta de respuesta. Un mal sabor de boca se instaló en él al comprender que el final de la chica fue malo, y él fue testigo de esa atrocidad incapaz de hacer algo simplemente huir como un cobarde. Apreciaba a sus amigos y se sentía cómodo con ellos pero lo que hicieron para asegurar esa victoria era sucio y repulsivo. A pesar de que sus padres no lo amen como quisiera nunca le enseñaron a ser un ser sin sentimientos ni a dejar de sentir empatía por otros, recuerda brevemente haber visto los ojos del chico Mikey, eran tan tristes que su pecho se sintió raro. Perder a su hermana luego de su hermano mayor debe ser un golpe demasiado duro para soportar, entendía que Izana tuviera el pensamiento de que lo podrían entender una vez vivan ese mismo dolor que él pero no así. No arrebatandole la vida a una mujer que en su momento también fue su hermana, ¿ella que tenía que ver en ese mundo? No le encontraba sentido a esta pelea, no cuando la vida de una inocente se puso en mesa.
Estaba apartado de los demás en la cima de los contenedores, su cabello rubio danzaba al ritmo de la ventisca del mar. La noche afortunadamente estaba despejada y había mucha iluminación en todo el muelle.
Miró a Izana que hablaba con Kakucho, por un momento creyó que él hubiera impedido algo de esa magnitud pero ni él mismo huyó de los retorcidos planes del peliblanco.
Ahora sí se sentía fuera de lugar, si él hubiera tenido hermanos nunca habría hecho algo para dañarlos. Es más, haría cosas inimaginables por ellos, les ofreciera el mundo y les daría todo... su amor.
Frustrado por sentirse lamentable se paró pero justo al hacerlo los claros ruidos de motocicletas acercándose se escuchó, mirando en dirección contraria apreció como una buena cantidad de motos se acercaba. Los rugidos de los motores era electrizante, casi como un hechizo. Y ahí lo vio, con su larga cabellera rubia y su capa volando por la velocidad en la iba, Mikey hizo acto de presencia. No podía verlo desde ahí arriba pero sintió un deje de tristeza.
Izana se acercó hasta el líder del otro grupo y sin esperar empezó a correr para lanzar una patada demoledora. Justo Mikey pudo detener pero el impacto lo mandó más atrás. Con sus filosos ojos ónix miro a su hermano, sintió entre rabia y lástima. Un conjunto de emociones que solo sientes en un día, así lo vivió cuando murió su amado hermano y supo de quienes fueron los culpables.
─Acabemos con estos de una vez, hermano.
─Voy a destruir todo lo que amas, Mikey.─ casi con locura Izana volvió a atacar.
Así ambos líderes junto a sus respectivos subordinados se lanzaron a atacar con golpes duros y puños en partes importantes del rostro. Tanto Kurokawa como Manjiro peleaban duro sin medir sus golpes, el moreno no escatimó en ofrecer sus mejores patadas y Sano aguantó con dureza cada ataque a su persona.
Entre los caídos de la batalla quedaban ambos líderes, el de Tenjiku muy cansado y con notables golpes al otro lado el líder de ToMan jadeaba y también presentaba golpes en menor medida que su contraparte.
Izana en una desesperada acción vio como Kisaki sacaba una pistola y no dudo en ir por ella y apuntar sin temblar a su dicho hermano. Sus ojos se encuentran abrumados por los fantasmas de sus hermanos, su mente está nublada con los deseos egoístas y su miedo lo hacen actuar sin pensar. Apunta a Mikey con el arma, entre gritos el Sano le dice que dispare ahí es cuando Takemichi decide dejar sus tontos pensamientos y bajar para que Izana no haga algo tonto.
Pero Kakucho fue quien más rápido pudo prevenir una desgracia, se colocó delante de su líder e hizo que el arma cayera al piso lejos. Luego de una acalorada discusión donde se reconocía la perdida de Tenjiku, Kisaki harto de la situación tan poco favorable para ellos y en especial para él no pensó en otra mejor solución que acabar de raíz con quienes se oponían a su criterio.
La primera bala la recibe Kakucho en el hombro asombrando a todos, el herido cae sobre sus rodillas y la sangre brota de la herida y su boca. Miran al responsable que argumenta sus motivos para eliminar la plaga que impide que él pueda triunfar, Kakucho a pesar de estar herido va encontra de Tetta dispuesto a acabarlo pero cuando quiere correr Kisaki dispara de nueva cuenta e Izana intervine llevándose dos balas, una en el pecho y la otra en el abdomen. Las personas están incrédulos de lo que ven, Takemichi está sin palabras casi se derrumban en ese lugar de no ser porque sabe que si pierde tiempo sus amigos morirán.
Con rapidez pasa de los demás y se acerca a Izana para darle los primeros auxilios, se saca su gabardina y presionar la sangre en el pecho el lugar con mayor peligro, si su corazón se para es el fin.
─¡Mierda! No sé queden mirando y llamen una ambulancia.─ eleva la voz y con rabia contenida pide que reaccionen.
Todos entienden, los miembros de Tenjiku se acercan a sus líderes y tratan de ayudar a Takemichi a tratar los heridos.
Mikey lo mira atentamente como queriendo decir algo pero no salió nada de su boca, luego alza la voz declarar el fin de la batalla, todos deben irse. Le dijo lo mismo a los reyes celestiales pero como su lealtad se encontraba con Izana y Kakucho se quedaron para afrontar todas las consecuencias.
Sanzu que se mantuvo al margen de todo fue hasta donde Takemichi con preocupación.
─También debes irte.
─Nunca abandonaría a mis amigos, menos a Izana que fue mi primer amigo en el orfanato y me permitió tener una familia con él.─ intentaba que Izana no perdiera la consciencia y verificaba su pulso constantemente.─ Asegúrate de venir luego, Sanzu.
El chico entendió y se retiró no sin antes darle un último vistazo al panorama, los reyes celestiales acompañando a Takemichi mientras dos cuerpos yacían tendidos. La primera nevada...
La noticia corrió luego del enfrentamiento entre ambas bandas, dos heridos y un arresto. Todos los involucrados salieron poco después de que se pagara una fianza.
Con suerte Izana solo tuvo que operarse para extraer las balas, quedó en estado de coma para su recuperación y Kakucho tiene que llevar un cabestrillo por un tiempo.
Tenjiku dejó de existir y los involucrados tuvieron que desaparecer por un tiempo antes de volver a reunirse.
Takemichi llevaba un hermoso ramo de flores, hace un par de días Izana recuperó la consciencia luego de su cirugía. Afortunadamente se encontraba bien de salud solo que tendría que llevar un buen tratamiento para curar bien sus heridas.
Había pasado antes a saludar a Kakucho que justo ahora hacía rehabilitación para su hombro, era un lindo día y sentía mucha paz. Sus padres habían vuelto y querían cenar con él, eso lo puso de buen humor normalmente ellos hacen cenas donde lo invitan a restaurantes pero en esta ocasión lo llamaron para invitarlo a cenar en su casa. Su sonrisa más grande no podía estar.
Tocó escuchando el permiso del albino, aunque al entrar se topó con la presencia de alguien más acompañando al chico. Ese chico, el supuesto hermano de Izana.
─Oh, lamento interrumpir.─ se disculpó dispuesto a salir.
─Detente Takemichi.─ el rubio hizo caso y se quedo pero a un lado de la puerta.─ Solo vino a visitarme, gracias por venir como siempre.
─Lo hago sin problema, me gusta estar con ustedes.─ se acerco y le dio las flores que Izana acepto y las olió, le gusto el color lavanda del papel de las flores.
─Mikey vino para informarme que Emma se esta recuperando, afortunadamente su golpe fue tratable. Pero sigue delicada.─ informa el Kurokawa con un poco de ánimo, desde que despertó la culpa empezó a carcomer su mente y sentía que merecía estar preso por todo lo que hizo. Solo así su culpa podría desaparecer.
─Es una buena noticia, me alegro por ella.─ miró en dirección a Mikey que durante todo ese rato ya había estado mirando a Takemichi con atención.
Desde el día que se conocieron Manjiro no ha dejado de pensar en el chico de cabello dorado ni en esa elegancia que tanto caracterizaba al menor. Ese azul de sus ojos era tan bonito que lo comparaba con el azul del cielo. Y su sonrisa tan brillante que cautivaba su corazón, un corazón que pasaba por malos momentos pero que encontró a que aferrarse para no caer. Hoy en día sus hermanos vivían, ambos se recuperarían y podrían superar cualquier tipo de daño que se hayan hecho. Eso anhelaba él, así como que esa bonita sonrisa de Takemichi sea para él, únicamente suya.
Charlaron un poco y dejaron que el peliblanco puedo descansar.
Manjiro en compañía de Takemichi salieron del hospital y dieron pie a una charla mientras iban a la estación de autobuses cercana.
─Gracias por todo lo que hiciste Takemichi.─ inicia Sano dándole una breve mirada al rubio que lo voltea a ver.
─No es necesario, ayude a Izana porque es mi amigo y como tal tendrá mi apoyo.
─Aún así fuiste muy valiente en aceptar cualquier tipo de destino esa noche del enfrentamiento.─ él mismo sentía que fue demasiado difícil ir hasta el muelle sabiendo la situación por la que pasaba su hermana en el hospital, Takemichi paso por algo así teniendo a sus dos amigos heridos y a la policía encima una vez los cuestionen.
─Hice lo que tenía que hacer. Durante toda mi vida sentí que algo me faltaba por conocer, y en esa noche lo comprendí. Izana y Kakucho eran mi familia, dejarlos a su suerte era impensable. Decidí hacer lo que yo creía correcto.
La nieve cubría ya toda la ciudad, las personas iban muy bien abrigadas y los árboles eran cubiertos por la nieve.
El día era hermoso y había tanta paz en el aire que vio la oportunidad perfecta para hablar. No perdía nada con preguntar, además si perdía esa oportunidad seguramente nunca se lo perdonaría.
─Mikey.─ llama al rubio que jugaba con sus dedos.
─¿Qué pasa?─ lo mira esperando respuesta, y esa sonrisa que tanto lo cautivó fue regalada a él.
─¿Quisieras salir el próximo sábado conmigo?─ preguntó, su nariz se volvía roja a medida que los segundos pasaban.
De pronto empezó a tener calor, eran los nervios jugando en contra, Mikey entró en crisis interna. Nunca espero eso.
─Si.
Solo eso pudo decir. Muy seco.
─¿Te parece en la nueva pista de patinaje que abrieron?
─Si.
A ese punto Takemichi sonreía tenso, no sabía que más decir para que el otro responda algo. Miró a un lado y su autobús ya venía, decidió huir esta vez. No lo culpen.
─Ya me tengo que ir, hasta luego.─ se alejó, miró por última vez esperando una reacción pero nada más que un tieso Mikey y su mirada ónix sobre él.
─Adiós.
Con un suspiro subió al transporte y apoyo su mano en una mejilla. Tal vez fue demasiado rápido.
Ahora que lo pensaba Mikey no era cualquier chico, era el hermano de su amigo Izana. Los colores se le subieron al rostro al percatarse de que si esa relación con Manjiro escalaba Izana se convertiría en su cuñado.
Pero esa tonta sonrisa suya decía más que su vergüenza, definitivamente le gustaba empezar a sentir cosas nuevas y dar el salto a encontrar un nuevo sentimiento. Amor, un amor que siente por sus amigos y un amor que quiere sentir con alguien.
Manjiro de inmediato llamó a su mejor amigo, entre el pánico creciendo dentro de su pecho y sin tener idea de cómo tomar esa invitación.
─¿Qué pasa Mikey?
─Tengo una cita...
En esta oportunidad Takemichi supo experimentar dos tipos de amor. Durante tanto tiempo vivió aislado de sus emociones y prefirió las apariencias a ser aceptado por su estatus, luego se reencontró con personas que entendían su situación y le dieron un lugar en su familia, pudo sentir desde ese momento que tenía un lugar al cual pertenecer.
Luego conoció a Manjiro que abrió una nueva puerta para que él pueda explorar.
No le daba miedo amar, sino que le daba miedo que ese amor sea falso y lo hagan sentir más vacío.
Encontró un paraíso de un claro único, vive con armonía ahora que sabe que nunca más se sentirá vacío ni tendrá que refugiarse entre un montón de capaz.
Es feliz y hay todavía mucho por vivir para que su historia sea acabe, solo es el comienzo de una nueva página en esta aventura llamada vida.
Extra
Manjiro era hábil en muchas cosas pero otras simplemente era un desastre, como la cocina, nunca lo pongan a cocinar ni el agua porque se le quema. Ahora estaba haciendo el ridículo en el intento de patinar.
Sus mejillas enrojecidas por la vergüenza y la risa nada escandalosa de Takemichi no ayudaba a su confianza.
Llevaban un rato ya en la pista, al ser sábado había una cantidad considerable de personas pero su atención se centraba en el chico de cabellos oro que reía mientras sostenía su estómago. Y como no reír si el pobre Mikey se descuartizó, gracias al cielo debido a su formación en el dojo tenía flexibilidad de ser otra persona definitivamente habría dolido.
─No te rías Takemichi.─ bufa el rubio cenizo con un puchero.
─ Lo siento, pero es gracioso como te caíste.─ vuelve a reír y sin más se aproxima.─ Te ayudaré una vez más, pero no te sueltes, ¿sí?
Él asiente y se sostiene del chico, ambos empiezan a patinar mientras charlan. Ambos en su burbuja siendo ignorantes de las miradas de personas que conocían.
Llevaban bastante rato que los miembros fundadores y sus acompañantes miraban como se desarrollaba la escena, ver como su comandante se comportaba como un niño en compañía del amigo de su hermano era inusual dado que a penas se conocían.
Draken no sabía como sentirse, si bien le daba gusto que su mejor amigo haya encontrado a alguien especial, le preocupaba el hecho de si Takemichi podría sentir lo mismo. No dudaba del chico pero las palabras pueden llegar a ser duras para alguien que experimenta por primera vez ese tipo de sentimientos. Su amigo no era del tipo de personas que sepa lidiar con ellas.
─No pienses demasiado en eso Draken, Mikey sabe que tomará tiempo que las cosas se den.─ habla con conocimiento Mitsuya que había acompañado a su dragón gemelo. También para ver por si mismo como se daba esa cita.
─Emma me lo encargó mientras ella se recupera, además con este enano enamorado pueden pasar muchas cosas.
─Pienso igual que Draken, Mikey es muy emocional en ese aspecto. No sabemos como tomaría un rechazo en caso de haber uno.─ comenta Baji a un lado de sus amigos. Dio un sorbo a su bebida de fresa.
Se quedaron un rato más charlando en espectativa de que reacciones tenía su líder y como llevaba su cita con el chico Hanagaki.
Todo iba tranquilo hasta que Keisuke notó en una esquina no muy alejado de ellos un inusual grupo de personas que se le hacia familiar.
─¿No son los Haitani?─ tanto Mitsuya como Ken miraron a donde el pelinegro lo hacía y si, efectivamente se trataba de los hermanos Haitani que llevaban una muy mala ropa de camuflaje.
Con el afán de burlarse de ellos se acercaron. Dado que Tenjiku ya no existía y que algunos miembros de esa antigua pandilla fue a la ToMan ya no había resentimiento alguno.
─Hermano me estás empujando a la pista.─ indica a su hermano mayor Rindou, además de que el frío en esa parte de la pista no ayudaba a su concentración.
─Es que no veo a Takemichi desde aquí.─ señala el mayor, Ran.
El par de hermanos tiene un pequeña discusión donde por azares de la vida terminan desplomándose en el suelo y llamando la atención de cierto personaje que también iba en modo camuflaje.
Las risas de los chicos de ToMan no paso desapercibida por ellos que al notarlos se pararon de golpe dispuestos cualquier enfrentamiento.
─Ustedes...
─No venimos a pelear solo nos preguntamos el motivo de su presencia aquí.─ verbaliza Draken siendo la voz de la razón.
─¿No es obvio? Ese líder suyo se quiere robar que nuestro Takemichi, obviamente estamos vigilando que no se pase de ma o larga.─ gruñe el chico de trenzas. Su hermano asiente afirmando las declaraciones de su hermano mayor.
─¿Qué dices bastardo? Mikey será un imprudente pero nunca un desubicado y menos con alguien que le interesa.─ masculla Baji en afán de defender a su amigo de la infancia de posibles calumnias.
─Si como no, ese mocoso va como la quinta vez que le mira el trasero a Takemichi. La próxima que lo haga le picaremos los ojos.─ comenta Rindou con molestia. Ran también se siente molesto.
Ambos parecían ser los hermanos mayores de Takemichi y sus guardianes. Un lindo gesto que Take adorará de los hermanos Haitani.
Baji casi se lanza a darles un paliza pero fue detenido por Draken que negó, conocía el descontrol de su amigo pero no podía negar que las palabras de los Haitani tenían mucha razón. Mikey era un sinvergüenza que aprovechaba los descuidos de Takemichi y le miraba el trasero.
Ya hablaría luego con él.
Siguieron hablando hasta que se dieron cuenta que Takemichi y Manjiro habían desaparecido, todos se miraron asustados creyendo que había pasado algo y cuando iban a salir corriendo a buscarlos una persona conocida se les unió de pronto.
─Fueron a un lugar más privado. Los vieron y les dio pena por lo que decidieron ir a otro lado.─ Kakucho camino hasta ellos.
─¿Tú qué haces aquí?─ pregunta Keisuke incapaz de comprender lo que ocurría. Justo cuando más necesita de Chifuyu, el chico tuvo que acompañar a su madre a visitar a una tía a su pueblo.
─Vine para ver como se desarrollaban las cosas, afortunadamente yo si me escondí bien pero ustedes...
─Es culpa de estos, nosotros sí tuvimos cuidado de ser vistos.─ afirma Ran.
─¡Mentiroso!
─Eso ya no importa, por ahora dejémoslo. Estarán bien no sin ningunos niños.─ dice el de ojos bicolor con calma.
─¿Eres el único que vino?─ pregunta Ken dado que al parecer no fueron los únicos en creer que sus amigos necesitaban apoyo.
─No, también estaba...─ dando una vuelta señaló una esquina muy alejado de ellos.─ Se fue.
─¿De quién hablas?─ cuestiona Mitsuya mirando a donde señalaba el pelinegro.
─Sanzu, cuando llegue él ya estaba aquí. Pero ya no, que raro.
Los seis se miraron y luego alzaron los hombros dándole menor importancia a ello. Como forma de paz decidieron ir a comer juntos y hablar un poco.
Mientras eso ocurrirá, Sanzu vigilaba que sus reyes no pasen otras molestias y sonreía con sinceridad ante la bonita escena del par.
Takemichi ayudaba a Manjiro a dar pequeñas vueltas en el lago congelado. Sus ojos siempre se conectaban y la química fluía entre ellos.
En un momento sus manos no se separaban ni ese coqueteo entre cada palabra o las que sus miradas se dedicaba.
Bajo la luz de la luna decidieron ser ellos y jugar con el hilo del destino haciéndole saber que ni por enredado que este, ese sentimiento no dejaría de aflorar.
Nota autora
Me salió más largo de lo que creí, pero me gusto el resultado. En esta línea afortunadamente tuvieron un destino bueno.
Quise indagar un poco en la falta de sentimientos en un caso especial como la adopción de un hijo, y como sabrán de las diferentes formas de amar de una persona a lo largo de su vida.
Espero les guste y disculpen la demora pero escribir casi seis mil palabras me costó jaja.
Nos leemos mañana.
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