06. 𝐈𝐧𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 (parte uno)
—I N V E R S O—
Parte 1/2.
El juego se invierte, eres tú
quien no puede ver y quien tiene
las habilidades.
Había sido una noche difícil, demasiado si alguien tenía que preguntarle. Su idea de no preocupar a sus amigos se fue por el más profundo de los acantilados al momento de hacer acto de presencia en la recién adquirida oficina del trío, ahora un cuarteto gracias a la unión de Karen Page.
Si bien, la fémina no podía ver, gracias a su audición desarrollada percibió el aumento del ritmo cardíaco en los presentes haciendo más que clara y evidente su preocupación hacia su persona.
—¿Qué te pasó en la cara?—Preguntó Foggy con notable preocupación, mientras Matt se acercaba a la fémina y Karen se marchaba a la habitación de al lado en búsqueda de algunas vendas, medicinas y demás.
De tener el día anterior solamente su labio roto, ahora se encontraba con una mejilla hinchada, un corte en la zona izquierda de su frente y un rasguño en su cuello.
—Choqué contra un posted—Mintió sutilmente.
No se sentía para nadie bien con esa actitud, después de todo sus amigos siempre habían sido honestos y transparentes con ella. Pero, ¿cómo les explicaba el trabajo que realizaba por las noches? ¿Cómo hacía para no ponerlos en mayor peligro del que seguramente ya se encontraban?
Mientras pensaba dentro de sí misma, Matt le ayudaba a quitarse su abrigo color negro. En el proceso de la acción anterior, gracias al movimiento, la blusa blanca que portaba la fémina se movió un poco y dejó al descubierto parte de su piel, dejando a vista del abogado un enorme moretón y marcas de sangre seca.
Eso le bastó para saber que algo no andaba del todo bien y que su amiga, a la vez interés amoroso desde hacía varios años, ocultaba algo mucho más grande de lo que había estado especulando días atrás.
—Yo no le creo—Expresó Foggy con notable preocupación cuando la fémina ya no se encontraba en el área.
—Tampoco yo—Apoyó la rubia mordiendo las uñas de su mano derecha con ansiedad. Apenas si tenía algunos días de conocerla y ya la adoraba con todo su corazón. Temía por su seguridad.
Matt ni se inmutó, solo se limitó a ojear las páginas del libro que yacía entre sus manos.
—¿Qué? ¿Tú no dirás nada?—Cuestionó el rubio al castaño con notable indignación, molestia y frustración—Enamorado—Aquella palabra bastó para capturar la atención de su amigo—¿No piensas decir algo?
Dejando el libro sobre una mesa a su lado y levantándose de su lugar, decidió hablar—Es ___________, debemos confiar en ella. Y quizás darle un perro—Bromeó con una pequeña risa.
—Matt, no creo que estés entendiendo la gravedad del asunto—La rubia le observó, indicándole con la mirada que tomara el asunto con más seriedad.
—Confiemos en ella—Repitió, aún cuando él mismo ya no estaba tan seguro de hacerlo.
Dejándolos con la palabra en la boca, salió despavorido del lugar.
Dando múltiples jadeos de dolor y con dificultad para moverse, la fémina ingresó a su hogar por una de las grandes ventanas de cristal que se encontraban abiertas.
Con su brazo derecho abrazando su estómago, dio pasos lentos, que a su vez fueron acompañados de más quejas y muecas de desagrado. La batalla anterior había sido dura, tanto que sentía un desgaste físico y emocional.
¿Por qué emocional? Bueno, según la información de un muchacho, había un jefe peligroso detrás de todos estos caóticos asuntos. O eso dijo antes de matarse a sí mismo al no querer enfrentar la ira de su líder. Suceso que no había esperado ni ansiado en lo más mínimo.
—¿Quién te dejó entrar?—Preguntó a la persona que se encontraba unos metros detrás de ella, pues justo antes de ingresar a su hogar, había sentido su presencia en la zona.
—Tu vecina, la amigable Señora Madison—Contestó Matthew con simplicidad, mientras la imagen de la anciana se hacía presente en sus recuerdos.
—Nota mental, regañar a Maddie y confiarle mis llaves a otro vecino.
—¿Y por qué no a mí?—Cuestionó avanzando.
—Porque tú no vives en este edificio.
—Touché—Le dio la razón con un movimiento de cabeza—¿Por qué no te das la vuelta?—Conocía la respuesta, pero quería escuchar cuál era su excusa esta vez.
—No creo que sea una buena idea.
Bueno, al menos no dio una excusa, eso ya era un avance para el abogado.
—¿Por qué?
—La vista no será agradable—Rió al terminar, haciendo más presión sobre la zona donde el dolor se intensificaba con cada segundo que pasaba.
—No considero que seas una mujer que carece de hermosura—Expresó él comenzando a rodearla por el lado izquierdo.
—Ahorrate tus intentos de seducción, Murdock. Sabes que no funcionan conmigo—Expresó socarrona y con cierta gracia.
Pero vaya que lo hacían. Internamente agradecía el hecho de que Matt no tuviera la capacidad de escuchar cuán alocado se encontraba su corazón en ese instante por el comentario que realizó con anterioridad.
—Había que intentarlo.
Quedando justo frente a ella, formuló una mueca de disgusto, el gesto no fue formulado porque ella se viera menos radiante de lo que solía verse todos los días, era más bien el hecho de ver que estaba tan lastimada físicamente; eso mismo le provocó una opresión y un sinfín de escenarios imaginarios donde él tenía que darle una paliza a un desconocido sujeto por golpear a la chica.
—Te lo dije, es desagradable—Habló ella después de unos minutos de silencio.
—No. Es triste tener que verte en éste estado, tu belleza no tiene pierde por más que lo intentes.
Inevitablemente una sonrisa ladina se formó en su rostro, cosa que el abogado imitó antes de acercarse y ayudarle a quitarse la tela que cubría sus ojos.
Observando sus ojos azules como el océano, dio un suspiro pesado—Te ayudaré a curarte, y luego vas a decirme lo que está sucediendo. ¿Me oíste?
—Matt....
—Esto no se discute.
Queriendo replicar, sintió un brazo pasar por detrás de su espalda y otro por debajo de sus rodillas antes de ser separada de la dura superficie lisa del suelo. Se limitó a suspirar con cansancio antes de aspirar el aroma del castaño.
Siseó de dolor en el momento en que el algodón, humedecido con alcohol, chocó contra la herida en su mentón.
—Lo siento—Se disculpó el castaño con sinceridad. Este permanecía sentando sobre un pequeño asiento delante de la fémina, quien se encontraba sentada sobre el largo sofá de color guinda.
—Descuida. El dolor te hace más fuerte—Dijo ella antes de sisear nuevamente.
—¿Me dirás qué es lo que está sucediendo?—Cuestionó luego de disculparse una vez más.
—No.
Una mueca de disgusto se formó en el rostro del mayor, quien con una ligera molestia y descuido de su labor, presionó con más fuerza el algodón contra la herida de la fémina.
—¡Matt!—Se quejó ella empujándolo levemente.
—Lo siento. Me distraje por un segundo—Intentó excusarse inútilmente moviendo sus manos en el aire.
—Mentiroso—Murmuró entredientes, dejando que su espalda se recargue contra el respaldo del mueble.
—No estoy mintiendo—Aseguró él con una ceja alzada, ello debido a la acusación en contra de su persona.
—Si. Si—La fémina hace un ademán con su mano, restándole importancia al asunto antes de reclinar su cabeza contra el descansa brazos al lado derecho del sofá—Buenas noches.
—No. Buenas noches nada—Se quejó él sentándose a su lado y tirando del brazo de la fémina, quien gruñó por lo bajo.
—Quiero dormir.
—Y yo quiero la verdad.
—Mañana.
—Pará hoy.
—Suenas como una mamá—Se burló con una ligera risa brotando de sus labios.
Sin duda sería una noche larga.
.
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La neta no ando inspirada, eso fue lo que salió. Si alguien tiene una idea, se agradece y se darán sus respectivos créditos✨💥
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©-mandaloriana76
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