Adam es uno de los Hernández que nunca pensó en encontrar el amor en otro país. Viviendo toda su vida en México junto con su madre hasta que le llegó la oportunidad de irse con sus hermanos y su madre, que fue cuando se fue sin esperar nada más que tal vez una mejor vida entre comillas, sabiendo que tal vez la vida en Estados Unidos no sería tan diferente a la que vivía en México. Sin embargo, al llegar solo conoció al que sería el amor de su vida.

Adam no tenía intenciones de estar en una relación, desde pequeño mostró un gran desinterés en cualquier cosa que tenga que ver con el amor, cuando escuchaba a señoras decirle que de grande sería un rompe corazones para las niñas, él se lo tomaba a mal, porque no le gustaba para nada, tampoco a su mamá le gustaba que se expresen de esa forma de sus hijos, eran niños quienes no deberían de andar pensando en ese tipo de cosas.

Sin embargo no fue mentira que tuvo bastantes chicas detrás de él, e incluso uno que otro chico que tenía un enamoramiento hacia él. Era su forma levemente ruda y desinteresada que llamaba la atención, no llegaba a ser grosero con sus mayores eso si. En la escuela todos tenían cuidado de no molestarlo ni meterse en su camino.

Las peleas en las que metía era más con chicos de la escuela quienes trataban de hacerle burla por cualquier cosa, de esa forma se llevaba castigos e incluso expulsiones de la escuela. Su madre no estaba nada feliz, pero se lo dejaba pasar en ocasiones.
Adam sabía que no debía de hacer nada de eso por lo que hizo su mayor esfuerzo para que su enojo no lo controle. Terminando la preparatoria y realizando su servicio militar por un año, más no entrando a la universidad.

No quería estudiar su universidad, por lo que comenzó a ayudar a su madre con el dinero en la casa, ayudándola en su trabajo y consiguiendo uno después de un año para de igual forma darle dinero a su madre. Al mudarse a Estados Unidos, eran ayudados por la familia Fazbear. La madre de los Fazbear entendía lo que era mudarse de un país a otro, por lo que no le molestó en lo absoluto ayudarlos a buscar una casa donde quedarse, más que nada por la madre de los Hernández quien necesitaba un gran descanso después de todo por lo que había pasado.

En una de sus idas para ir a hablar con la mujer mexicana, llegó con uno de sus hijos quien andaba con ella después de ir a la empresa familiar y central de todas las demás. Frederic Fazbear (Nightmare Fredbear) era el nombre de aquel joven que estaba a su lado, su hijo.
Adam que andaba por ahí en la cocina, se encontró con los lindos ojos del rubio al alzar la cabeza. Fue como una chispa inmediata entre ellas. Frederic le sonrió suave, causando que el mexicano mire a otro lado de la pena, incluso cayendo algunas cosas de la cocina por lo nervioso que se había puesto.

A Frederic le había parecido tierno por lo que a escondidas de su madre fue a hablar con él, así acercándose con cuidado para no asustarlo pero haciéndolo sin querer, causando risas lindas y suaves en el Fazbear al ver la expresión del otro. De esa forma comenzaron a hablar. Adam se quedó en total hipnosis de lo tan divino y hermoso ser que tenía en frente, la forma en la que hablaba, se movía por todos lados e incluso agarraba algunas cosas o su teléfono le hacía ver cómo un lindo ser divino.

Al momento de despedirse, fue cuando Adam tomó la iniciativa de pedirle su teléfono, cosa que el Fazbear aceptó. No pensó que se tardaría tanto en hablarle primero pero terminó haciéndolo. Frederic trabajaba ya, había salido ya de la universidad hacia unos años por lo que no tenía mucho tiempo para estar pendiente de su teléfono. Cuando lo agarró, la sorpresa que le llevó al darse cuenta de que era un mensaje de Adam. Le respondió de inmediato, quedándose hablando con él por horas, hasta dar con su primera cita.

Adam sacó a la luz ese lado cariñoso y lleno de ternura con Frederic, un lado que ni él sabía que tenía, pero que solo el Fazbear podía provocarle. Tanta dulzura y cariño que provenía de aquel gran hombre que le sostenía de la mano cuando caminaban o de la cintura con sus grandes manos, teniendo cuidado de no lastimarlo o de agarrarlo muy fuerte. Frederic sin darse cuenta había caído enamorado, y también Adam. Entre más salidas que hacían, terminaron accediendo a ser novios.

Todo seguía igual después de eso, Adam nunca cambió, siguió siendo aquel hombre dulce y lleno de amor que conoció la primera vez. Adam amaba con toda su vida a Frederic, dando toda su vida por él para protegerlo y tenerlo entre sus brazos todo el día.

Se arrepentía de aquel día que le dijo a su madre que jamás se enamoraría de alguien porque era una pérdida de tiempo y que él estaba más ocupado como para estar buscando amor. El amor llegó a él sin que se diera cuenta ese día y no lo creía posible.