I remember you
"¿Cuándo nos presentarás a tu novia?"
"Con lo guapo que eres me sorprende que no estés saliendo con una linda chica".
Son las palabras que SeokJin constantemente escuchaba por parte de su familia, en especial por parte de su queridísimo padre.
La respuesta para que no haya ocurrido aquello, era simple... SeokJin hace mucho había descubierto que las mujeres no despertaban ni un mínimo interés en él. Por supuesto que no se lo había dicho a su familia, eran demasiado conservadores y al azabache le aterraba la reacción que podrían tomar sus progenitores ante aquélla revelación.
—¿Por qué no invitas a Suah al viaje?
El azabache frunció el ceño ante las palabras emitidas por su padre, y a la sonrisa brillante que ahora le dirigía su queridísima "novia". Suah no era una mala chica, pero aunque SeokJin se esforzó en verla de una manera romántica por casi tres meses, para su infortunio no había podido despertar ningún sentimiento en el muchacho que no haya sido simplemente cariño.
—Pero es un viaje de sólo amigos —murmuró mientras pinchaba su comida, pero al ver la sonrisa de Suah desvanecerse no pudo evitar sentirse culpable.
—Aunque no creo a mis amigos les moleste que vayas conmigo —habló de nuevo el azabache forzando una sonrisa.
—Gracias, cariño. Seguro la pasaremos increíble —emitió con emoción la rubia, besando una de las mejillas de su novio.
Por supuesto que el noviazgo de esta pareja no había iniciado por iniciativa de SeokJin, claro que no. Sus queridísimos padres estaban tan "preocupados" por su hijo, al ver que a sus 23 años nunca había llevado una chica a casa, que ellos mismos decidieron presentarle la hija de uno de los tantos socios que tiene su padre, incitando a ambos jóvenes a conocerse mejor y porqué no a salir en un par de citas.
El azabache no pudo negarse a aquella petición de su padre, puesto que no quería levantar más sospechas y dudas de las que ahora sus progenitores tenían hacia él con respecto a su orientación sexual. Y con respecto a Suah, seamos coherentes, ninguna persona en su sano juicio desaprovecharía la oportunidad de salir con alguien como Kim SeokJin; un joven bien parecido, graduado de la mejor universidad de Seúl, hijo de un exitoso empresario, y con una sonrisa que podría derretir a cualquiera.
Después de acabar su cena, el azabache acompañó a su novia hasta su casa, la cual no quedaba muy lejos. Y finalmente regresó a su casa dirigiéndose a su habitación mientras empezaba a empacar su maleta para el viaje de mañana.
—Es una linda chica SeokJin. —comentó la madre del joven entrando a su habitación.
—Lo sé, madre.
—Creo que podría ser una buena esposa.
El azabache se tensionó al sentir la mano sobre su espalda después de mencionar aquellas palabras.
—No voy convertirla en mi esposa mamá, no llevamos nada más que unos pocos meses saliendo.
Dejó escapar un pesado suspiro al escuchar la puerta cerrarse, luego de que su madre abandonara su habitación sin emitir una palabra más.
—¡SeokJin, por aquí! —habló uno de los amigos del mencionado agitando una de sus manos.
—Hola, chicos —le saludó, abrazando a cada uno de sus amigos que ya se encontraban haciendo fila para entrar al avión.
Después de presentar a Suah a cada uno de sus amigos, todos por fin abordaron el vuelo que los llevaría a la Isla Jeju.
—¡Vamos a pasarlo en grande! —exclamó Jae Hwan con euforia, entrando a la cabaña donde se hospedarían por dos semanas.
—Deberíamos primero acomodar nuestras maletas antes de ir a la playa —añadió el azabache recibiendo un bufido por parte de los demás, los cuales obedecieron de mala gana dirigiéndose a sus respectivas habitaciones.
...
—Amor, esta habitación es muy linda, es perfecta para ambos.
SeokJin puso sus ojos en blanco al sentir como los brazos de la menor rodeaban su cintura y hablaba con esa ridícula voz melosa.
—Suah tenemos que desempacar.
—Eres tan aburrido... podríamos hacer muchas cosas interesantes aquí —frunció sus labios fingiendo enojo mientras se sentaba en la cama.
—Pienso que podemos pasarla mejor todos juntos en la playa ¿no lo crees? —habló con dulzura. Toma una de las manos de su novia con suavidad, sonriendo al ver como la joven asentía con resignación.
SeokJin y Suah nunca habían llegado más allá de los besos y leves caricias, era claro que era por decisión del azabache, al cual ya se le empezaban a agotar las excusas a los cientos de rechazos que había tenido hacia con la chica. Él de verdad lo intentó al principio, se esforzó en enamorarse de la rubia, pero simplemente no sucedía, y sabía que algún día tendría que decírselo a sus padres y a Suah, que esa "relación" ya no funcionaba o qué tal vez nunca lo hizo, pero tenía tanto miedo de decepcionar a todos.
—¡Dejamos la nevera con las cervezas! —exclamó uno los jóvenes, luego de terminar de tender sus toallas en la arena.
—Yo iré por ellas —ofreció SeokJin levantándose de su lugar dispuesto a dirigirse a la cabaña antes de que unas manos lo detuvieran.
—¿Puedo ir contigo? —mencionó Suah ahora aferrada a uno de los brazos del mayor.
—Será mejor que yo vaya rápido, tú puedes quedarte hablando con las demás chicas.
—Está bien, no tardes mucho —sonrió la joven encaminándose de nuevo hacia donde los demás.
Una vez el azabache había recuperado la nevera que habían olvidado en la cabaña, se dirigió de nuevo hacia donde se encontraban sus amigos.
—¿Por qué me ofrecí a traer esto? —refunfuñó el mayor dejando la nevera en el suelo a lo que estiraba sus cansados brazos.
—¿SeokJin? ¿Eres Kim SeokJin?
El cuerpo del mencionado se giró para comprobar de donde provenía aquella voz... tenía que ser una broma, ahí se encontraba aquél chico de cabello castaño y tez ligeramente morena acercándose a él.
—¿No me recuerdas? —preguntó el muchacho una vez estuvo en frente del mayor.
Y por supuesto que SeokJin lo recordaba, cómo iba olvidar al chico que con tan sólo sonreír y mostrar esos hermosos hoyuelos hacía que sus piernas temblaran, que con tan sólo un tacto de aquél joven lograba que su corazón golpeara enloquecido contra su pecho. Podría decirse que el moreno fue ese típico amor de verano hace un año para el pelinegro, aunque desafortunadamente había perdido contacto una vez cada uno volvió de regreso a sus respectivas ciudades.
—Kim NamJoon, por supuesto que te recuerdo —sonrió el mayor al ver como los pequeños hoyuelos del castaño empezaban a asomarse en sus mejillas.
—Por un momento pensé que me habías olvidado. Y bien, ¿se nos hará una costumbre encontrarnos en todos los veranos?
—Si alguien se olvidó de alguien aquí fuiste tú, nunca recibí una llamada tuya desde el último verano —reclamó el mayor en tono bromista haciendo que las mejillas del moreno se sonrojaran.
—¡Lo lamento! Te prometo que no fue intencional, olvidé mi celular en aquél campamento y no me di cuenta hasta que subí al avión.
—No te preocupes, no hablaba en serio —rió leve, al ver como la preocupación del menor se disipaba.
—De cualquier manera, me alegra que nos podamos haber encontrado de nuevo —sonrió acariciando con delicadeza una de las mejillas del azabache.
Apenas bastó con ese pequeño tacto para que el cuerpo del mayor se sintieran como gelatina. Sus piernas empezaron a temblar y sintió como todo su rostro se tornaba carmesí. SeokJin estaba perdido si con tan sólo un toque podía provocar que todos los sentimientos de aquel verano pasado volvieran a revivir en su interior.
—Y-yo también me alegro de verte —musitó cerrando sus ojos de manera inconsciente, disfrutando de la suavidad del tacto.
—SeokJin ¿Dónde te metiste?
El nombrado se separó de un brinco, volteando su mirada hacia quién lo llamaba.
—Amigos, te llevamos esperando una eternidad —reprochó Jae Hwan una vez estuvo al lado del azabache.
—Lo siento, me distraje.
—¿Quién es el chico? —cuestionó mirando con recelo hacia el moreno.
—Soy Kim NamJoon, un gusto —respondió presentándose con una venia.
—E-es un amigo que conocí el verano pasado.
—Haberlo dicho antes. Los amigos de SeokJin son mis amigos —sonrió ampliamente rodeando los hombros del moreno con su brazo—. Un gusto, me llamo Jae Hwan, pero puedes decirme Ken.
—De acuerdo, Ken —rió ante la personalidad tan espontánea de aquél nuevo muchacho.
—Me agradaste. Mañana iremos a una fiesta en yate ¿Quieres acompañarnos?
—Oh, vaya... es una invitación genial. Pero vine con unos amigos así que...
—No hay problema, ellos también están invitados. ¿Verdad Jinnie?
Al parecer Ken no se percataba de la mirada severa que le estaba dirigiendo el azabache en ese momento. No es que no quisiera compartir más tiempo con NamJoon, pero en definitiva no quería estar con él rodeado de sus amigos.
—¿En serio? Entonces me apunto, bueno tengo que preguntarle a mis amigos, pero seguro dirán que sí—. mencionó el castaño entusiasmado.
—Genial, hay que estar sábado a las 7:00 pm en el muelle —finalizó dejando unos pequeños golpecitos en la espalda del moreno a manera de despedida—. En cuanto a ti SeokJin, mueve tu flaco trasero y ayúdame con esta nevera —ordenó dándose la vuelta.
—Hasta pronto, NamJoon —se despidió del menor, pero antes de darse la vuelta sintió como una mano tomaba su muñeca.
—Hasta pronto, Kim —el castaño sonrió, y dejó un casto beso en la mejilla del mayor, el cual había quedado descolocado por aquel acto.
El azabache no pudo evitar dejar escapar una tímida sonrisa, sintiendo como sus orejas empezaban a calentarse por la vergüenza. Demonios, estaba actuando como un adolescente hormonado y no podía hacer nada al respecto, no sí su corazón empezaba a latir tan rápido y su mente no razonaba de manera coherente. Finalmente, hizo una pequeña reverencia hacia el menor antes de retirarse del lugar para encaminarse al lado de Jae Hwan, que por suerte no había visto la escena anterior.
Al fin era sábado y había llegado la noche que SeokJin menos esperaba, en la cual se realizaría la fiesta en el yate de los padres de Ken, y lo único que deseaba con todas sus fuerzas era que se cancelara. Desde el encuentro que tuvo con Namjoon su mente sólo procesaba todas las dudas y miedos que, un verano atrás, había tenido. El desánimo del azabache era notable y a pesar de los esfuerzos de Suah por animarlo, sólo habían empeorado el humor del mayor, sumándole irritación, puesto que ella no paraba de hablar sobre la dichosa fiesta, qué outfit escogería y tantas otra cosas sin sentido para el chico.
Así que con el poco ánimo que le quedaba, preparó su ropa y se dispuso a ducharse. Una hora después ya estaba SeokJin junto a su pareja viajando en coche hacia el puerto. Apenas llegaron se dispusieron a subirse al lujoso yate junto con una cálida bienvenida de su amigo Jae Hwan.
El azabache se encaminó hacia la barra dispuesto a pedir una bebida, pero su acción fue interrumpida al conectar su mirada con aquellos orbes cafés que lo observaban desde una de las mesas lejanas.
NamJoon se encontraba rodeado de sus amigos en aquella mesa, pero él tenía ojos únicamente para aquél azabache de piel clara y labios rosa que se encontraba en la barra de tragos. Su sonrisa creció cuando pudo conectar su mirada con aquellos ojos que aún le robaban el aliento, pero su rostro se tornó confundido y su sonrisa se desvaneció al ver como una linda chica se acercaba a SeokJin abrazándole por su espalda a lo que depositaba un suave beso en la mejilla del contrario.
—Cariño ¿Qué haces aquí? Me aburro, vayamos a bailar —musitó la rubia en el oído de su novio, recibiendo un suspiro de cansancio.
—¿Podemos pasar de ello? Realmente no me siento muy bien.
—Claro que no, es nuestra oportunidad de mostrar nuestro talento en el baile.
—Querrás decir el tuyo —murmuró de manera inaudible. Pero al final terminó cediendo a la petición de la menor.
Y así transcurrió gran parte de la noche de SeokJin, bailando en la pista de baile junto a su melosa novia, la cual estaba más concentrada en sus labios que en la música. Sus piernas dolían al igual que su cabeza, estaba molesto y su mente jugaba con él desde que puso un pie en el dichoso yate.
El azabache intentó con la poca amabilidad que poseía alejar a su pareja con la excusa de que se sentía cansado y quería relajarse un rato. Aunque contrario a sus palabras terminó en la barra de tragos con más de 15 copas vacías a su lado, ya llevaba más de 1 hora en el mismo lugar y se sentía tan mareado y asfixiado que decidió dar un recorrido por el yate. La fiesta aún continuaba adentro pero poco le importaba.
—Desearía que mi mente estuviese como el mar en este momento —pensó el azabache mientras veía como la noche se reflejaba de manera majestuosa en el mar, el cual estaba tan sereno.
—¿Qué atormenta la mente del magnífico Kim Seokjin?
Seokjin frunció su ceño al escuchar esa voz tan familiar, al girar su rostro decidió no haberlo hecho. Pues era aquel chico que había estado rondando en su cabeza todo el fin de semana, Kim NamJoon.
—Nada de tu incumbencia —respondió de la peor manera.
—Oh, creo que mi presencia molestó al rey.
—Si no tienes algo importante que decir, es mejor que te vayas. O mejor, sólo hazlo.
—¿Por qué esa agresividad? ¿Tu novia no te satisface lo suficiente? ¿O es qué jugar al hetero no es nada divertido?
A ese punto no podía creer lo que NamJoon le estaba diciendo "¿Jugar al hetero?", esto superaba sus límites.
—¿Quién demonios te crees NamJoon?
—No lo sé, tu media naranja, tal vez —bromeó con amargura.
—¿Ahora resulta que eres mi media naranja?, cuando tuviste que hablarme luego de las vacaciones no apareciste, cuando estuve en frente de ti toda en esta jodida fiesta lo único que hiciste fue ignorarme y lanzarme miradas de desagrado. Si esa es mi media naranja, rechazo la oferta.
—Es gracioso que digas eso cuando tú tampoco te esforzaste demasiado por buscarme, y no lo sé, quizás el que estuvieras comiéndote la boca con tu novia toda la noche me hizo actuar así.
El mayor sentía como el alcohol empezaba hacer estragos en su cabeza, y era posible que se arrepentiría de lo que diría, pero ya no le importaba.
—¡¿Pues sabes qué?! ¡Algunas personas no tenemos opción, y tenemos únicamente momentos efímeros de felicidad. Si tan sólo supieras lo loco que me he vuelto estos meses, porque sí, estoy cansado de jugar a que tengo la familia perfecta, la pareja perfecta, a creer que yo soy perfecto!... Estoy cansado de fingir que todo está bien y que de verdad le importo a mis padres más allá del dinero y de una imagen, y tengo miedo, mucho miedo de lo que estoy pensando y sintiendo. Tengo miedo de lo que estoy sintiendo por ti, porque es algo tan fuerte que con sólo saber que estás cerca me desestabiliza por completo. Tengo miedo de que seas tan efímero como ese verano y que de un momento a otro de nuevo desaparezcas, y tenga que cargar yo solo con todo lo que implica estar enamorado de un hombre —respondió con la voz quebrada.
El menor permaneció en silencio al escuchar las palabras del contrario, sintiéndose culpable y no sabiendo como remediar el dolor de aquél chico. Intentó acercarse, pero el azabache tan sólo se alejó sentándose en el suelo a lo que cubría su rostro con sus rodillas y dejaba escapar ligeros sollozos.
Seokjin despertó debido a los rayos del sol en su rostro. Sentía un horrible dolor de cabeza y no sabía dónde estaba, «¿en qué momento llegó a esa habitación?» se preguntó buscando algo conocido en aquellas cuatro paredes. Al bajar la mirada se percató de que NamJoon aún con su cabeza apoyada en la cama y su cuerpo en suelo, permanecía dormido.
—NamJoon... levantaté—llamó zarandeándolo levemente por su hombro.
—Ya despertaste ¿Cómo amaneciste? —le preguntó con voz soñolienta.
—¿Cómo llegué aquí? —habló ignorando la pregunta anterior.
—Te quedaste dormido y apenas podías pararte de lo ebrio que estabas, así que te tuve que traer hasta aquí.
«No puede ser», SeokJin estaba empezando a recordar todo lo que sucedió la noche anterior y la escena tan vergonzosa que creó ante el moreno.
—Anoche dije algo innecesario ¿verdad? —murmuró con timidez.
—No del todo para mí —habló el menor tomando con suavidad la mano de SeokJin—. Yo... lo lamento mucho, todo lo que te dije ayer. Me comporte como un patán dejó escapar un suspiro sin levantar el rostro.
—No es como si me fueras lastimado o algo —respondió el azabache intentando sonar indiferente.
Namjoon, sonrió con tristeza al ver como los ojos del mayor otra vez se tornaban brillosos por las lágrimas que se acumulaban.
—SeokJin, yo...
—¿Dónde están los demás? no puedo quedarme contigo en la habitación.
—Están en la cubierta de abajo desayunando, nadie subirá.
—De igual manera deberíamos...
—Jin, ¡escúchame! —levantó la voz llamando la atención del mayor—. Sé que a pesar de todo el tiempo que pasamos aún no se mucho de ti, y no sé qué pasa en tu vida o sobre tu familia. Pero estoy dispuesto a escucharte si me das otra oportunidad.
—Pff, no estoy dispuesto a hacer tal cosa. ¿Por qué debería volver a confiar en ti?
—Porque... no estoy dispuesto a perderte dos veces, quiero ayudar a sanar tu corazón Jin, no dañarlo. Si me dieras otra oportunidad...
—La cantidad de oportunidades que se dan están sobrevaloradas. Ahora estoy con Suah y estoy bien con ello —musitó con su voz temblorosa.
—No te hagas esto... al menos déjame conocerte, no al Jin del verano pasado. Quiero conocer al Kim SeokJin de ahora, con sus miedos e inseguridades, no sólo con su sonrisa brillante y su mirada encantadora —mencionó lo último con una sonrisa al ver como una pequeña risa escapaba de los labios del mayor.
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