── ❝ 02 ❞ ──
Desde hace meses Pop estaba tontamente enamorado de Disco Bear.
¿Cómo se enamoró de el? Tal vez se descubra después.
Pero eso trajo complicaciones para Pop.
Piensa tanto en ello, que por ello se siente un idiota, ya qué es consciente de que jamás será correspondido ni a insultos o a patadas.
Pero ya dejemos de lado eso.
Era un día muy común en Happy Tree Town, y cómo cualquier día, Pop y Cub fueron al parqué.
Cub se fue a los juegos infantiles a jugar con los niños que estaban ahí y Pop se sentó en una banca para vigilar a su retoño.
Mientras veía a su angelito jugar con los niños, notó algo entre la gente, haciendo que se levante de la banca y tener que hacerle señas a Cub de que iba a ver algo, para después caminar hasta estar cerca de los columpios.
Había notado algo deslumbrante, brillante y hermosa como la luna en una noche estrellada, pero contagioso y fácil de atrapar como la gripe.
Si, el chico amante de la época retro estaba ahí, al parecer intentaba ganarse el corazón de una chica.
Al Pop notar aquello, sintió cómo el tiempo no existía o cómo si su cuerpo decidió en dejar de funcionar. Su corazón latía tanto que parecía que quería salirse de sus costillas y sentía esas mariposas en el estómago que tanto le molestaba.
Tal vez creerías que el de cabellos canelas se pondría celoso porque el chico que le gusta esta coqueteando con alguien, hasta Pop se sorprendió de que no sentía rencor. No sabía si era porqué sabía que Disco era así, o era porque el es lo suficiente consciente, para hacerle saber que los celos sólo era juego estúpido.
Empezó a llorar en silencio ¿, aunque sentía que no podía moverse, tuvo la fuerza para agarrarse de la cadena del columpio y sentarse en ella, impulsándose con el pie.
─ ¡Quítese señor! ─ Gritó un niño
─ ¡Va a destruir el columpio! ─ Dijo otro niño
─ ¡Usted es un anciano para estar ahí! ─ Dijo una niña, sin notar que su madre le hacía señas para qué no sea grosera.
Todos los insultos parecían salir de los oídos del padre, que aún permanecía sentado, empezando a sentir que le golpeaban la cabeza con martillos y que tanto su visión como su audición, parecía estar borrosa.
Cub notó que su padre parecía sentirse mal y que otros niños lo insultaban. Hizo un esfuerzo para salir de los juegos infantiles (Ya qué los demás niños lo apretaban, y estoy hablando de niños mayores que el, cómo de unos 10 o 15 años), para acercarse a su padre y tomar su mano.
─ ¿Estás bien papi? ─ Dijo el pequeño, preocupado porqué, estéticamente, su padre parecía estar enfermo.
─ No ─ Respondió simplemente, con un leve tartamudeo ─ Ya debemos irnos ¿No crees? ─ Cub asintió.
El padre logró levantarse del columpio y aún agarrado de la mano de su retoño salieron del parque, en ese momento, algunos padres empezaron a regañar a sus hijos por ser groseros con alguien que se sentía mal.
Disco había notado el alboroto en los columpios y miro lo que ocurrió, dejándole una oportunidad a la chica de esfumarse.
Quería intervenir para pedirle al hombre que vaya con un médico, pero al ver que éste se iba con su retoño, pensó que la situación ya se suavizo.
Pop llegó a casa aún mareado, le pidió a su pequeño que no se preocupara tanto, ya qué estaba seguro de que sería sólo un poco de fiebre, haciendo que permanezca el resto del día sentado en la cama o sofá para recuperarse.
─ Esto se sintió extraño ─ Pensó el padre mientras recordaba la situación del parque.─ Lo más probable es que lo haya notado ─ Dijo en su mente mientras abrazaba con fuerza el cojín.
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