
「010 」
La voz ronca de YoonGi rompió el silencio y lo saco de sus deprimentes pensamientos.
–Pareces muy alterado por la mentira de esta noche.
–Detesto mentirle a mi familia
–Y ¿por que lo haces?
Un silencio incómodo se hizo entre ellos.
YoonGi insistió.
–¿Hasta que punto quieres el dinero? No pareces muy contento con la idea de casarte conmigo. Mientes a tu familia y preparas un boda falsa. ¿Solo para ampliar el negocio? Podrías conseguir un préstamo como la mayoría de los empresarios. No me termina de cuadrar.
Las palabras acudieron a su boca y estuvo a punto de contarle lo de la enfermedad que afecto a su padre poco después de regresar al seno familiar. Lo de la falta de seguro médico para pagar las astronómicas facturas. Lo de la lucha de su hermano por continuar estudiando medicina al tiempo que mantenia una familia. Lo de las interminables llamadas de los acreedores que llevaron a su madre a poner la casa en venta, pese a la enorme hipoteca que pesaba sobre él.
Estuvo a punto de hablarle de la pesada carga de la responsabilidad y de la impotencia que arrastraba desde entonces.
–Necesito el dinero– contestó sin más
–¿Lo necesitas o lo quieres?
Cerró los ojos al escuchar el deje desdeñoso de la pregunta. YoonGi quería creer que era egoísta y superficial. En ese momento, se dio cuenta de que necesitaba todas la defensas posibles contra ese hombre. Su beso habia destrozado cualquier ilusión de neutralidad entre ellos. Sus labios lo habían afectado hasta lo más profundo de su alma, como aquella primera vez en el bosque. Min YoonGi había derribado sus defensas, dejándolo vulnerable. Tras una semana conviviendo en la misma casa ya se estaría acostando con él.
No le quedaba otra alternativa.
Necesitaba avivar su desprecio por él. Si lo creía inmoral, lo dejaría tranquilo y él podría marcharse con el orgullo intacto y con su familia a salvo. Se negaba a aceptar su lástima o su caridad. Si le contaba la verdad sobre su familia, sus demás defensas cederian. Incluso podría darle el dinero sin nada a cambio, y estaría siempre en deuda con él.
La idea de acabar convertido en el mártir de la película para salvar a Filter lo lleno de vergüenza.
No, mejor que lo creyera un empresario desalmado, tal como quería. Al menos, así se lo echaría en cara y se mantendría alejado de él. Le bastaba con estar cerca de ese hombre para estar al cien. Y antes muerto que quedarse por debajo que Hoseok.
El trató que había hecho con el diablo seguiria sus propias reglas.
Jimin recurrió a toda su fuerza de voluntad y se lanzó a la segunda sarta de mentiras de esa noche.
–¿Realmente quieres saber la verdad? –el mayor afirmó–Tu creciste con dinero, niño bonito. El dinero elimina toda la infelicidad y la tensiones. Yo estoy harto de tener que luchar como mi madre. No quiero esperar cinco años para ampliar la librería. No quiero tener que lidiar con intereses, con bancos y con ratios de ingresos y gastos. Voy a usar el dinero para añadir una cafetería a Forever Young y convertirla en un éxito.
–¿Y si no funciona? Volverás al punto de partida.
–El edificio tiene valor propio, así que siempre podría venderlo. Puedo comprar una casita directamente y tener algo seguro para cuando nuestro matrimonio se disuelva.
–¿Por qué no pedir doscientos mil? ¿O mas? ¿Por qué no intentar dejarme seco?
Jimin se encongio de hombros antes de contestar
–He calculado que necesito ciento cincuenta mil para conseguir todo lo que quiero. Si creyera que me darías más dinero, te lo habría pedido. Al fin y al cabo, salvo por tener que lidiar con mi familia, es un trato muy cómodo. Yo solo tengo que lidiar contigo.
–Supongo que eres más práctico de lo que pensé
Aunque el comentario debería haberlo halagado, sólo consiguió humillarlo.
Sin embargo, sabía que era la forma de establecer entre ellos la distancia que necesitaba con desesperación. Por supuesto, el precio era su reputación. Pero se recordó el objetivo y guardo silencio .
YoonGi aparco delante de su bloque de apartamentos. Jimin abrio la puerta del auto y tomo sus cosas.
–Te invitaría a subir, pero ya pasaremos juntos tiempo de sobra durante el próximo año.
El alfa asintió.
–Buenas noches. Estaremos en contacto. Puedo mandarte a la empresa de mudanzas para llevar tus cosas a casa cuando estés lista. Haz lo que quieras con la boda y comunícame cuando y donde, que allí estaré.
–Bien. Nos vemos
Jimin entro en el apartamento, cerró la puerta y deslizó la espalda por el marco de madera hasta caer al luego.
Acto seguido, se echo a llorar.
YoonGi lo vio entrar en el edificio y espero a que se encendiera la luz de su apartamento. Solo se escuchaba el ronroneo del BMW en el silencio de la noche.
La irritación que lo invadió al escucharlo admitir sus motivos, lo inquietaba.
¿Que más daba para que quería el dinero? Era la excusa perfecta para que ambos superasen el año que les esperaba sin sufrir daños. Necesitaba mantener las distancias con él. Los padres de Jimin habían conseguido que experimentará el peligroso anhelo. Y aunque había logrado reprimir dicha emoción con toda prisa, seguía cabreado por el hecho de conservar la tenue esperanza de conseguir algún día una familia normal.
Tal vez se debe al aspecto que tenia Jimin esa noche. A su pronta sonrisa, al rictus relajado de sus carnosos labios.
Le habia costado la vida misma no inclinar la cabeza para saborear lo que se ocultaba tras esos voluptuosos labios. Se moría por introducirle la lengua en la boca y tentarlo hasta que entrará en su juego. Los ajustados Jeans blancos se señian a sus trasero y acentuaba el contoneo de sus caderas. La camisa roja que llevaba debería haber sido recatada y holgada, hasta que lo vio inclinarse hacia delante y logró observar esas hermosas clavículas decoradas por un sensual lunar. La imagen se le grabo a fuego en el cerebro y le impidio concentrarse el resto de la velada intentado que se inclinará para poder echar otra ojeada. Como si fuera un adolescente hormonal.
Vio que se encendía la luz de su departamento y se alejo de la acera a toda prisa. Estaba hirviendo de la furia. Jimin lo perturbaba hasta el punto de retorcerse las entrañas. Al igual que su familia. Recordó lo cariñosa que había sido su madre con él cuando era pequeño. Recordó la culpa que lo asaltaba por desear que su propia madre desapareciera y lo dejara con Park Hye Kyo. Recordo el antiguo dolor de sentirse fuera de control en un mundo que no estaba ideado para que los estuvieran solos. Recordo todas las cosas que se juró no desenterrar en la vida. Matrimonio. Hijos. Relaciones que solo provocaban un dolor agónico que nadie se merecía.
Había erigido barreras para que Jimin no pudiera atisbar la menor debilidad. Si llegara a sospechar que lo deseaba, las reglas cambiarían. No era su intención que esa ninfa tuviera poder sobre él.
Pero todo había cambiado con el beso.
Solto una maldición. Recordo que Jimin jadeo y el como abrio los ojos desmeduradamente. La dichosa camiseta por fin se abrió lo bastante como para poder contemplar la hermosa piel levemente bronceada. En aquel momento estuvo a punto de apartalo de un empujón, pero él se aferró a sus brazos al escuchar a su madre. Así que no podía culparle de haber cedido a la tentación a fin de seguir manteniendo el engaño.
Hasta que su húmeda y cálida boca se abrió para él. Hasta que su dulce sabor le embriago los sentidos y el arrebatador aroma a caramelo, chocolate blanco y cítricos lo enloqueció a él y a su lobo. El beso se torno exigente. Rudo. Apasionado.
Lo llevaba crudo. Lo mirara por donde lo mirase.
Sin embargo, Jimin no debía saberlo jamás. Tras el beso, se aseguró de adoptar una expresión impasible, aunque la ereccion lo hubiera dejado en evidencia. Daba igual. Se negaba a romper las reglas. Jimin era un omega vital que jamas seria feliz con la promesa que él se hizo de niño. Un año seria suficiente
Ojalá siga de una pieza cuando ese año acabará.
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