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²⁹

Luego del primer entrenamiento del nuevo dojo de Johnny Lawrence, Colmillo de Águila Karate. Maia conducía junto con Miguel de copiloto, ambos cantaban y reían.

-- ¡Yo te diré a ti, lo que quiero, quiero si! -- Cantaba Maia.

-- ¡Si, dime tu a mi lo que quieres quieres si! -- Siguió Miguel.

-- ¡Yo te diré a ti lo que quiero quiero si!

-- ¡Si, dime tu a mi lo que quieres quieres si!

-- ¡Yo quiero! ¡Yo quiero! ¡Yo quiero! ¡Yo quiero! ¡Yo quiero! -- Maia tenia una mano en el volante y con la otro libre la movía al ritmo. -- Yo deberás quiero lo que quiero aquí..

-- Si tu quieres ser mi novio, amigos hay que ser.. -- Cantaron juntos. -- Que sea verdadera nuestra amistad.. -- Se miraron con una sonrisa. -- Si tu quieres ser mi novio, dame amistad, recibir es fácil y así debe ser..

Ambos soltaron una carcajada, luego de tomar la decisión de tomarse un tiempo, nada había cambiado, ellos seguían siendo de la misma manera que eran antes de que todo se fuera a la mierda.

Tomarse un tiempo significaba estar lejos del otro, pero ellos no podían. Aún se amaban.

Miguel la miró con una sonrisa. -- Oye, sobre nuestra cita..

-- Que yo sepa.. -- Interrumpió la chica. -- No era una cita. -- Lo miró divertida.

Miguel sonrió. -- Claro, nuestra salida de amigos.. -- Corrigió.

-- Dime ¿Que hay con nuestra salida?

-- ¿Que tal si salimos ahora? -- Preguntó el moreno.

-- ¿Ahora? ¿Así? ¿Nada más? -- Preguntó la chica con confusión.

-- Las mejores salidas son las que no se planean, linda. -- Contestó el chico con diversión.

-- Okay.. -- Rió. -- ¿A dónde iremos, Miguelito?

-- Tu sigue mis indicaciones..

Y así fue, Maia conducía mientras que Miguel daba las indicaciones, claro que el chico se equivocaba en algunas calles.

-- ¡Aquí! -- Señaló el chico. -- ¡Dobla a la izquierda!

Maia giró el volante rápidamente.

-- Ay, Miguel.. Dime donde doblar con tiempo.. -- Regañó la chica.

El chico la miró con una sonrisa que dejaba ver sus dientes. -- Lo siento..

Ambos siguieron con el camino por unos minutos.

-- Llegamos. -- Anunció Miguel.

Maia sonrió al ver las luces. -- ¿Un parque de diversiones? -- El chico asintió. -- Me encantan estos lugares..

Miguel bajó primero y cuando la chica iba a copiar su acción, el latino se apresuró hasta llegar a la puerta y la abrió con una sonrisa.

La chica rió. -- Que caballeroso..

El moreno cerro la puerta y comenzaron a caminar juntos.

-- Bien ¿Que haremos primero? -- Preguntó la chica.

-- Vayamos a comer.. -- Contestó. -- Volver a entrenar me dio mucha hambre..

Ambos se dirigieron a un puesto de papas fritas.

-- No sabes cuanto te amo.. -- Habló la chica.

Miguel sonrió, pues pensó que se lo decía a él. -- Yo también te amo..

Maia lo miro, luego a su cono de papas fritas y por último a Miguel. -- Ahmm.. Yo se lo decía a mis papas..

El chico se sonrojó y comenzó a balbucear.

La chica rió. -- Vamos por ahí..

Luego de comer, fueron por un helado. Maia ya lo había terminado, mientras que a Miguel le quedaba un poco.

En estos momentos estaban en la fila para subir a la rueda de la fortuna.

-- No creo que sea buena idea subir con un helado.. -- Comentó la chica.

-- Dame tres razones por las cuales seria una mala idea.. -- Dijo el chico.

-- Número uno, puedes vomitar.. -- Comenzó a hablar. -- Número dos, puede caer en la cabeza de alguien.. -- Miguel miró su helado. -- Número tres, esta prohibido subir con comida..

El chico la miró y luego a su helado. -- La vida es una y me encanta el helado de chocolate, no lo puedo tirar..

-- Es una mala idea.. -- Insistió la chica.

Miguel comenzó a dar leves empujones a la chica para que suba al juego, mientras escondía su helado entre el y Maia.

-- Camina, camina.. -- Murmuró el moreno. -- Antes de que nos vean..

Afortunadamente, Miguel logró entrar sin que los trabajadores vieran que estaba rompiendo las reglas.

-- Wow.. -- Suspiró el latino. -- Todo se ve hermoso desde aquí..

-- Si.. -- La chica asintió mientras miraba las luces de los demás juegos y luego miro al chico. -- Aún no creo que lograrás pasar con eso..

-- ¿Que te puedo decir? Yo rompo las reglas.. -- Dijo con diversión.

-- Todo un chico malo..

Ambos rieron, pero Miguel tenía su helado mal agarrado, estaba tan inclinado que se le terminó cayendo desde esa gran altura.

Ambos adolescentes se miraron boquiabiertos, luego hacia abajo y vieron que le cayo a una señora.

-- Te lo dije.. -- Dijo Maia entre risas.

Luego de bajar, fueron hacia el cuarto de los espejos.

-- Odio este juego.. -- Dijo la chica.

-- Tu camina.. -- Dijo el moreno. -- Esto es muy fácil de pasa.. -- No pudo continuar la frase, ya que había chocado contra un espejo.

La chica dejó salir un carcajada y Miguel la miró avergonzado.

El siguiente juego fue la casa de los sustos.

Ambos se la pasaron tomados de las manos y luego de unos sustos, lograron salir.

Cuando Maia salió, miró la puerta, esperando a que de allí salga Miguel, luego de unos segundos salió.

-- Diablos.. -- La chica tenía la respiración agitada. -- Nunca creí asustarme tanto en mi vida..

Maia se dio vuelta y choco con una señora, la cual tenia un peinado que daba miedo. La chica se asusto tanto, que le dio un golpe.

La latina tapo su boca con sorpresa. -- L-lo siento, no fue mi intención..

-- Idiota.. -- Murmuró la señora. -- ¡Seguridad!

-- No, no llame a seguridad.. -- Dijo Miguel. -- En nuestra defensa, usted tiene el mismo color de pelo y peinado que Chuky..

La mujer se enfureció más y Continuó llamando a seguridad.

-- ¡Corre! -- Exclamó Miguel mientras tomaba a la latina de la mano.

-- ¡Lo siento! -- Gritó la chica mientras corría junto a Miguel.

Estuvieron esquivando personas y tratando de perder a los policías, pero estos siempre los encontraban.

-- ¡Debemos separarnos! -- Dijo la chica. -- Nos vemos en Venessa..

El moreno asintió y corrió en otra dirección, Maia aprovecho que siguieron a Miguel y aceleró el paso hasta el estacionamiento, entró a su vehículo y bajo el vidrio del copiloto.

Arrancó mientras buscaba al latino con la mirada y logró verlo, avanzó con el auto hasta donde estaba.

-- ¡Sube rápido! -- Gritó la chica.

Miguel no podía perder el tiempo y subir como una persona normal, así que dio un salto y entró por la ventana.

-- Acelera.. -- Dijo el chico mientras se acomodaba.

La chica hizo lo que se le pidió y aceleró hasta salir del estacionamiento, una vez que estuvieron lo suficientemente lejos, Maia habló.

-- Demonios.. -- Suspiró con una sonrisa. -- Eso fue genial..

••

Los adolescentes sentían la fría y suave brisa chocar frente a sus rostros, escuchaban el ruido de las olas chocar contra la orilla del mar y caminaban con sus pies descalzos en el agua, bajo la luz de la luna. Ambos hablaban sobre lo genial que la habían pasado juntos.

-- ¿Como se te ocurre golpear a una señora? -- Cuestionó Miguel entre risas.

-- ¡Oye! Se que estuvo mal, no me hagas sentir culpable.. -- Comenzó a decir la chica. -- Además tu empeoraste la situación..

El chico la miró con una sonrisa. -- ¿Por qué yo?

-- Porque tu le dijiste que parecía Chuky.. -- Respondió. -- Aunque admito que tenias razón..

-- Esta fue nuestra mejor cita hasta el momento.. -- Comentó Miguel y Maia lo miro con una ceja alzada. -- Claro, no es una cita..

Ambos rieron y luego se quedaron en silencio, no era uno incómodo, era uno totalmente cómodo.

El moreno miró el mar y luego sus ojos viajaron a la chica.

Allí se dio cuenta que ella le daba la misma tranquilidad de un atardecer en la playa.

-- Oye.. -- Habló Miguel rompiendo el silencio. -- Cuando estuve en coma.. -- Maia lo miro. -- Escuché cuando dijiste que venias a la playa, hablabas con la luna y el mar..

La latina sonrió. -- Así que era verdad.. -- Rió. -- Necesitaba hablar con alguien.. Pero no tenia a nadie y entonces recordé una frase..

-- ¿Cuál? -- Cuestionó el chico.

-- Cuando te sientas triste y necesites que alguien te escuche. -- Dijo. -- Cuéntale tus problemas al mar y las olas se encargarán de llevárselos con ellas..

-- Te sentías muy sola.. ¿No?

-- Como no tienes idea.. -- Lo miró. -- Sinceramente me hiciste mucha falta..

Miguel buscaba la manera de hablar sobre ellos dos juntos, pero no sabía cómo hacerlo.

Ambos se quedaron nuevamente en silencio.

-- ¿Sabes? -- Habló Miguel. -- Extraño pasar tiempo contigo y escuchar las canciones de Big Time Rush..

-- Pero eso lo seguimos haciendo..

-- Si, pero no es lo mismo como amigos.. -- Se paró frente a la chica. -- A cuando estábamos juntos..

Ambos se miraban a los ojos.

-- Yo también lo extraño.. -- Dijo la chica.

-- ¿Y que nos impide estar juntos? -- Cuestionó Miguel mientras tomaba las manos de Maia entre las suyas.

Los ojos de la Latina se llenaron de lagrimas y un nudo se formó en su garganta. -- Porque tengo miedo de volver a confiar..

Miguel limpio una lágrima rebelde de la chica con su pulgar. -- Se que fui un idiota, pero si me das una oportunidad para remediar mi error.. Te prometo que será diferente.

El silencio se apoderó del momento, mientras se miraban a los ojos.

Maia tenia tantas cosas por decir, pero eran tan complicadas que decidió expresarlas con una acción.

La chica se acercó cada vez más a Miguel, unió su labios en un beso y ambos sintieron una montaña rusa de emociones, las cuales sentían desde antes de que pasara lo que pasó.

Al separarse, Maia abrazó al chico y escondió su rostro en el cuello de este, sintiéndose de esa manera protegida. Miguel solo se aferró más a ella, extrañaba tenerla entre sus brazos.

-- Siento haber sido un idiota.. -- Susurró Miguel aun aferrado a ella.

Maia se separó y lo miro a los ojos. -- Estoy confiando en ti, Diaz.. No lo arruines.

Miguel sonrió. -- Lo prometo.. ¿Estamos de vuelta?

La chica beso breve mente los labios del chico y dijo. -- Estamos de vuelta..

Miguel la levanto y en un abrazo mientras daba vueltas. Ambos estaban inmensamente feliz.

-- Oye.. -- Habló el chico cuando la dejó en el suelo. -- ¿Aún tienes el collar?

-- ¿Hablas de este? -- Cuestionó mientras lo sacaba de debajo de su camisa. Miguel la miró sorprendido. -- Nunca me lo quito..

Maia se encontraba hablando con Sarah y Ámbar, mientras limpiaban sus instrumentos.

-- Espera, déjame ver si entendí.. -- Interrumpió Sarah. -- Volviste con tu ex..

La latina asintió. -- Así es..

-- Al cual viste besándose con su ex.. -- Continuó. -- En una fiesta, mientras ustedes dos estaban juntos..

Maia pensó por unos segundos y ladeo su cabeza. -- Si lo dices de esa manera, se escucha mal..

-- ¡Es que esta mal!

Ámbar sonrió y apoyo su brazo en el hombro de la Latina. -- Vamos Sarah.. Como si tu nunca hubieras perdonado a tu ex..

-- Y fue un error.. -- Interrumpió la mencionada. -- Nunca debí hacerlo..

-- Espera, hay una diferencia.. -- Habló la latina. -- Que tu ex era un gran idiota..

La rubia asintió y la señaló con la baqueta de su batería. -- Tiene un punto, además no lo conocemos.. Pero si es como Maia nos contó es un buen chico..

Sarah asintió. -- Bueno.. Tal vez sea diferente..

-- Es que lo será.. -- Interrumpió Maia. -- Estoy segura de que esta vez será diferente..

-- ¿Y si fue un error perdonarlo? -- Pregunto Sarah. -- No quiero que dejes de venir por culpa de un corazón roto..

-- Si llega a ser un error, me hará más fuerte.. -- Contestó la latina. -- Ahora, volvamos al trabajo..

Estaba más que claro que esta vez sería diferente.. Pero no como pasó anteriormente.

¿Maia saldrá con el corazón roto?

Tal vez..

¿El corazón de alguien más se romperá?

Si..

¿Será el de Miguel?

...

Maia y Miguel caminaban tomados de las manos por los pasillos de la escuela, ambos con una sonrisa en sus rostros.

Pero cuando pasaron frente a Hawk, se detuvieron unos segundos y las sonrisas que antes tenían se desvanecieron. Aún les costaba creer que su amistad había terminado por culpa de una rivalidad entre dojos.

-- Te veré después.. -- Dijo Miguel.

-- Si, nos vemos. -- Contestó la chica.

Maia dejó un beso sobre la mejilla de su, ahora, novio y este se fue.

Cuando la castaña iba a retomar su camino hacia la sala de estudio, choco contra Samantha.

-- Oh, disculpa.. Yo.. -- Dijo Sam.

-- Lo siento, Sam. -- Se disculpó la latina. -- No te vi..

Ambas se sonrieron, claro que habían arreglado sus problemas, los cuales ya habían quedado atrás. Pero aún no era lo mismo que antes, tal vez necesitaban tiempo.

Sam miró por detrás de Maia y dijo. -- Bueno, dejaré que vuelvas con tus amigos..

La latina miró detrás de ella y luego a la chica que tenía en frente. -- Ahmm, no.. Ya no son mis amigos.. No después de lo que les hicieron.. -- Sam sonrió. -- Debo ir a la sala de estudio..

-- Ahmm, yo también voy para allá..

Maia sonrió. -- Genial, vayamos juntas.

Ambas comenzaron a caminar.

La latina miró a la ojiazul. -- ¿Crees que podemos retomar nuestra amistad? ¿O empezar de nuevo?

Sam extendió su mano. -- ¡Hola, soy Sam! Un gusto..

La de ojos marrones estrechó su mano con una sonrisa. -- ¡Maia, un gusto!

Los ojos de Sam se dirigieron hacia detrás de Maia, encontrándose con Yasmine y Demetri besándose con pasión.

-- ¿Yasmine? -- Preguntó LaRusso con sorpresa.

Maia se volteó y quedó boquiabierta. -- ¿Demetri?

-- ¿Maia? -- Siguió el pálido. -- ¡Hola! Umm.. Solo estábamos..

-- Estudiando. -- Respondió rápidamente la rubia.

Demetri asintió. -- Si.

-- ¿Ustedes son..? -- Preguntó Maia con una sonrisa pícara.

-- ¿Que? No. -- Respondió la rubia y miró al chico con desagrado. -- No, no saldría con este monstruo.

Yasmine miró a Demetri una vez más y después se marchó.

-- Como digas, Cruella.. ¿Por qué no vas y matas a algunos dalmatas? -- Cuestionó el pálido y volteó hacia las castañas. -- Estoy cien por ciento enamorado..

Demetri palmeo el hombro de su amiga y se marchó. Sam y Maia sonreían sorprendidas.

-- No puedo creer que eso pasara.. -- Comentó Sam.

-- Si, supongo que.. El amor lo conquista todo.. -- Respondió la latina pensando en Miguel.

Maia volvió a su casa. La latina estaba apurada, pues tenía entrenamiento y había olvidado la camiseta del dojo.

-- ¡Hola, mamá! ¡Ya llegué! -- Anunció la chica una vez que entró y caminó rápidamente hacia su habitación. -- ¡Y ya me voy!

-- Wow, si que estas apurada.. -- Comentó una voz.

Maia retrocedió y asomo su cabeza desde el pasillo hasta el sofá.

-- ¿Gabriel? -- Cuestionó con sorpresa.

-- El mismo..

La castaña se acercó con una sonrisa, pues hace tiempo no lo veía.

-- Hey, hace tiempo no te veo.. -- Maia se sentó a su lado.

-- Si, desde la pelea en la escuela. -- Dijo. -- Vine un par de veces, pero nunca estabas..

Maia rió levemente. -- Visitas en el hospital.. -- Respondió. -- ¿Como has estado? ¿Sigues entrenando con Miyagi-Do?

-- Muy bien. -- Contestó. -- Y si, sigo yendo a los entrenamientos..

-- Genial.. ¿Y conociste a alguna chica? -- Preguntó mientras lo codeaba con diversión.

Gabriel rió. -- Si.. Hay una chica..

Maia sonrió. -- Cuéntame de ella.

-- ¿No tienes entrenamiento? Parecía que no tienes tiempo.

-- Para el chisme siempre tengo tiempo.. -- Contestó la chica mientras se acomodaba en el sofá. -- Ahora cuéntame.. ¿Como es esa chica?

-- Bueno.. Es divertida..

-- ¿Sexy? -- Preguntó con las cejas elevadas.

-- Encantadora, inteligente.. -- Continuó ignorando lo anterior. -- Hermosa..

-- ¿Sexy?

Gabriel rió. -- Si, es demasiado sexy..

-- Bien.. -- La sonrisa de la chica disminuyó. -- Diablos, ya me parezco a Johnny.. -- Murmuró.

-- Estoy seguro de que te caerá bien, la conocí en Miyagi-Do.. -- Comentó el chico.

-- Oh ¿Hace Karate? -- Gabriel asintió. -- Genial.. Espera, pero la única chica en Miyagi-Do es Sam..

-- Exactamente..

Maia lo miro boquiabierta. -- ¿Sam es la chica? -- El chico asintió. -- Ella es de las mejores chicas que conozco.. Espero que no la hagas sufrir. -- Lo apuntó con su dedo. -- Porque te las veras conmigo..

Gabriel levantó sus manos. -- Prometido..














Holaa, actualizo ahora porque no se si mañana pueda.

También aprovecho para decirles que comencé a escribir un fic de Descendientes, el cual ya cuenta con el primer capítulo publicado. Si les interesa pueden ir a leerlo 🩷

Recuerda Votar y Comentar, eso me ayuda y motiva para seguir con las historias <3

Nos leemos pronto!!

+15☆ Para Continuar.
Tali.

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