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La noche había caído, M&M decidieron ir a casa de los LaRusso, para dejar la medalla. La chica tuvo la opción de entregarla ella misma, pero no quería armar un escándalo por si Samantha era quién le abría la puerta. Sabía que la chica LaRusso la culparia antes de siquiera escuchar la versión de Maia sobre el problema.

-¿Segura que no quieres ir?- Preguntó Miguel, sacándose el cinturón de seguridad.

-Segura.

-Bien..

Miguel bajó del vehículo. Maia, simplemente esperó, estaba nerviosa. Minutos después llegó su chico.

-¿Todo bien?- Cuestionó Maia.

-Todo perfecto.- Respondió. -No tienes que preocuparte.

-¿Quires cenar en mi casa?- Preguntó la chica. -Mamá no deja de insistir con que debería llevarte..

Miguel tomó la nuca de la pelirroja, acercándola y juntó sus labios. En un beso que demostraba el amor que sentían por el otro.

-Me encantaría..- Dijo el moreno.

Llegaron a su destino y bajaron.

-¿Te encuentras bien, Pomelito?- Cuestionó Maia, mirando a su novio.

-S-si, solo un poco nervioso..- Respondió.

-No tienes que estar nervioso. A mi mamá le caes super bien, no creo que eso cambie.- Le sonrió y Miguel asintió no muy convencido.

Maia se acercó al chico y dejó un beso en la comisura de sus labios, algo que ayudó a tranquilizar al moreno.

-¿Ahora si?- Preguntó con una sonrisa.

-Tal vez me sienta un poco nervioso..- Respondió y agarró a la chica por la cintura, acercandola a el. -Creo que con otro beso, se me pasará..

Cuando iban a juntar sus labios nuevamente, un ruido los interrumpió, asustando a la chica. Miguel se posicionó frente a la chica, buscando la razón del ruido.

-Creo que viene de la basura..- Dijo la chica.

Ambos se acercaron al bote de la basura y se volvió a escuchar el mismo ruido. Abrieron la tapa y allí encontraron a un gatito, buscando comida en la basura. Maia sintió pena por el animalito, así que lo tomó entre sus manos, lo acarició y el gato se dejó.

-Que cosita bella..- Maia hablaba con una voz suave.

Miguel la miraba con los ojos entrecerrados.

-¿A ti que te pasa?- Le preguntó a Miguel, este no dijo nada. -No me digas que estas celoso..- Soltó una risa.

-No.. Claro que no ¿Como podría sentir celos de.. eso?- La chica lo miró con una ceja alzada. -Bueno, tal vez un poco..- Confesó. -Pero es que nos interrumpió cuando iba a besarte.

-Ay Miguel.. Que dramático eres.- Dejó un beso en la mejilla del chico. -Me lo dejaré. Te llamaras Mufasa.- Le habló al gato. -Vamos.

Maia comenzó a caminar para entrar a su casa, Miguel la siguió. Abrió y pudo ver a su madre sentada en el sofá, viendo su teléfono.

-¡Hola Mamá!- Saludó. -Vine con Miguel.

-¡Hola Miguel!- Anne saludó con una sonrisa. -Es un gusto verte, ahora como el novio de mi hija..

-Hola, Señora Castro.- Sonrió timidamente.

-Dime Anne..- Miguel asintió. -¿Que eso que tienes ahí, Maia?

-Oh, es un gatito.. Lo encontré afuera.- Respondió tranquilamente. -¿Me lo puedo quedar?- Anne elevó ambas cejas. -Miraloo.. ¿No es bonito?- Puso el gato a la altura de su cara.

-Es lindo, si. Pero no tenemos comida para el.

-Yo me hago cargo de todo lo que necesite. Soy muy responsable.. ¿Verdad, Miguelito?- Lo miró, pero este se quedó en silencio.

La latina le dio una patada suave para que hablara. -Eh ¡Ah, si! Muy responsable.- Respondió el chico.

La mujer lo pensó un poco.

-Está bien.. Puedes quedartelo.- Maia festejó. -Pero no tiene comida ¿Que le darás esta noche?

-Mierda..- Su madre ladeo la cabeza. -Lo siento.- Se disculpó. -Por acá cerca venden cosas para animales.. Ahora voy. Vuelvo en un momento, no me tardo..

Sin esperar respuesta, salió a comprar alimento, juguetes, una camita y todo lo necesario.

Al volver a su casa. Lo primero que vio fue a Miguel pelando papas.

-Lamento haberte dejado solo, Pomelito.- La chica dejó un beso en la mejilla del chico.

-Oh, no te preocupes. Tu mamá fue muy amable, me sentí muy cómodo. Hasta hblamos mal de ti..- Bromeó.

-Oh, con Rosa hacemos lo mismo desde hace tiempo..- Reveló de manera tranquila y Miguel se quedó pensando en lo que su abuela pudo haber dicho de él.

-Ahmm.. ¿De que hablaron exactamente?- Cuestionó con curiosidad.

-Confidencial.- Respondió e hizo como si cerrara su boca con candado.

La chica puso alimento y agua en unos platos, se lo dejo al gatito.

Luego, ayudó a su madre y Miguel a preparar la cena. Una vez que terminaron, se sentaron a comer, hablaron y rieron. La pasaron muy bien.

Al terminar, Anne se despidió y se fue a dormir, dejando a los adolescentes solos.

-¿Quieres ir a mi habitación?- Pregunto Maia.

-¿P-para que?- Cuestionó Miguel, nervioso.

-Pues para ver una película ¿Para que más?- Miró al chico. Y a juzgar por su cara, supo lo que el chico imaginaba.  -¡Oh, por Bruno Mars! Que mente retorcida tienes.- Entrecerró sus ojos. -No pensé que fueras así, Pomelito.

-L-lo siento..

-Te juntas mucho con el señor Lawrence..

-Vamos a ver la película mejor.- Miguel la interrumpió.

Maia río y tomó la mano del chico, guiandolo hasta su habitación, allí se acomodaron y eligieron lo que querían ver.

Casi a mitad de la película. Maia hacía piojito en el cabello del chico, este no miraba la película, miraba a su novia, preguntándose si era buena idea decirle lo que sentía.

-Bonita, quiero confesarte algo..- Finalmente habló.

-Dímelo..

-Es que.. No se si..

-Dímelo.- Volvió a repetir Maia.

-Bien.. Pero no se como decírtelo, o como reaccionarias..

La chica se acomodó para mirarlo a los ojos.

-¿Que hiciste, Miguel?- Cuestionó.

-¿Que? No, no hice nada.. Dime Pomelito, me gusta más.

Maia, al ver que estaba tan nervioso, agarró las mejillas del chico y le plantó un beso. Eso tranquilizó al chico. Miguel sonrió, aún no entendía cómo, con un solo beso de la chica lograba causar ese efecto en el.

-Bien.. Diablos, que difícil es esto.

-Miguel, me estas asustando. Dímelo..

-¡Te amo!

¿Maia, como te sentis?

Me falta el aire..

¿Y el corazón?

El corazón tucutucu.

-Amo tus besos, tu risa, tus ojos, tu cabello, tu voz.. Tus abrazos, como me haces sentir, pasar tiempo contigo.. Yo.. simplemente amo todo de ti..

Maia estaba en silencio, aún estaba procesando aquellas palabras. Sonaba tan sincero, lindo y romántico.

-Yo..

-¿Es muy pronto no?- Miguel la interrumpió. -N-no tienes que decirlo si no estás lista, yo te esperaría una eternidad..

-Cállate Miguel.

-Bien.. Pero me gusta cuando me callas de la otra manera..

Maia rodó los ojos con diversión, tomó ambas orejas del chico y lo atrajo para darle un beso. Al separarse, el chico sonreía embobado.

-Yo también..- Dejó un beso en la nariz del chico. -Te amo, Pomelito.

Miguel se acercó y nuevamente se fundieron en un beso. Al separarse, Maia habló.

-Solo quiero que me prometas algo..- Dijo, mirándolo a los ojos.

-Dímelo..

-Que nunca me dejarás..

-Nunca te dejaría..

Eso ya lo veremos..

Ambos siguieron viendo la película, ahora con la compañía de Mufasa, quien subió a la cama de la chica, parecían una familia feliz..

Ninguno se imaginaba lo que en poco tiempo pasaría..










Si, si, si.. Muy corto, ya se..

Quería hacer un capitulo especialmente para esto jajaka

Realmente espero que les haya gustado, a mi no me convence demasiado pero no me disgusta.

Aún soy nueva en esto, tenganme paciencia 🙏

+10☆ Para Continuar.
Tali.

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