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-- ¿Quien es este? -- pregunto Miguel.
-- Oye, Miguel. Yo.. -- comenzó a hablar Samantha.
-- Espera ¿Este es.. tu novio? -- Preguntó Robby, con disgusto.
-- Si.. Miguel, el es Robby. Trabaja con mi papá..
-- ¡Oh! Tu padre. Claro, eso tiene sentido. -- Dijo Miguel de manera sarcástica.
-- ¿Eso que quiere decir? Espera.. ¿Has estado bebiendo? -- Al no tener respuesta, sus ojos se clavaron como cuchillos sobre Maia. -- ¿Por qué no evitaste esto?
-- Como tu dijiste.. No es mi problema. -- Contestó y se encogió de hombros.
-- No metas a Maia en esto.. -- Dijo Miguel, poniéndose delante de su amiga. -- Te llamé y te escribí todo el día ¿Y no pudiste contestarme una sola vez?
-- Miguel, literalmente no pude. Mi madre me quito mi teléfono.
-- ¡Oh, vaya! Que casualidad.
-- Escucha.. -- Robby dio unos pasos hacia Miguel.
-- Lárgate de aquí.
Empujó a Robby, tan fuerte que lo dejo en el suelo.
-- Miguel, ya basta. -- Exclamaron ambas chicas.
-- ¿Quieres intentar eso otra vez? -- Dijo Robby, levantándose rápidamente.
Miguel volvió a lanzarse sobre Robby, este se puso en posición de pelea. Sam intentaba frenar todo, pero fue ella quien terminó en el suelo, con un golpe accidental por parte de Miguel.
La expresión de Miguel cambió de repente, estaba callado y pálido. Segundos después reaccionó.
-- Sam.. Lo siento.
-- Sam.. ¿Estás bien? -- Preguntó la latina, acercándose para ayudarla.
-- Aléjate. -- Dijo, sin aceptar la ayuda. -- Imbecil ¿Que demonios fue eso? Papá tenía razón sobre Cobra Kai.. Mucha suerte en el torneo, porque no iré.. Pero ahí tienes a Maia, después de todo te sigue como una perra. -- La latina elevó ambas cejas, sorprendida por como le había dicho.
Con esto dicho, Sam se dio vuelta y comenzó a subir la colina. Robby le dedicó una mirada de desagrado a Miguel, rebajó con la mirada a Maia, y finalmente siguió a Sam.
-- Sam, por favor.. -- Dijo Miguel, en un hilo de voz.
Maia se acercó y le dio un abrazo, Miguel lo correspondió. Claramente, Maia pudo haberlo regañado por esa actitud, pero lo último que Miguel necesitaba era un sermón.
Maia sintió como su hombro se humedecia, no dijo nada y solo lo abrazo más fuerte. Luego de unos minutos así, la chica se separó, mirándolo a los ojos.
-- ¿Quieres que vayamos a casa? -- Le preguntó y Miguel asintió. -- Bien, ahora llamo un taxi.
Una vez en el taxi. Miguel abrazaba a Maia y jugaba con su cabello, mientras decía bobadas.
-- ¿Y por qué perdió el pelo? -- Preguntó Miguel al taxista.
El hombre miró por el espejo al chico, con el ceño fruncido. Maia sólo formuló un "Lo siento."
-- Miguel, ya Cállate.. -- murmuró la peliazul.
-- Esta bien.. Pero abrázame. -- Maia sonrio y lo hizo. -- Extrañaba esto.
-- Yo también.. -- susurró para ella misma.
Una vez en Reseda, Maia cargaba a Miguel hasta su departamento. Tocó la puerta, nerviosa por la reacción de la madre del chico.
-- Ay, Miguel.. Quédate quieto o te vas a caer..
-- Pero yo ya caí a tus pies.. -- Contestó y Maia abrió los ojos como platos. -- Me gusta tu cabello. -- Dijo tambaleándose, Maia trató de mantenerlo de pie. Pero al ser más grande que ella.. terminó en el piso.
-- ¡Miguel! ¿Estás bien? -- Cuestionó, mientras lo ayudaba a levantarse.
-- Estoy bien.. Contigo siempre estoy bien. -- Volvió a abrazarla.
En ese momento. La puerta se abrió, dejando ver a Carmen.
-- Hola Señora Díaz.. -- Saludo con una sonrisa nerviosa. -- Lo siento, no pude evitarlo..
-- No te preocupes. -- Dijo con una linda sonrisa. -- Gracias por traerlo. Pasa, debe estar pesado.
-- Un poco. -- Soltó una risa.
-- Lo siento mamá. -- Miguel se disculpó. -- No quería que me vieras así. -- Dijo, una vez dentro.
-- Luego hablaremos de esto. Ya era hora de que llegara este momento ¿No? Ve a la cama, tienes que descansar.
-- Te llevaré a tu habitación.. -- Dijo Maia.
••
-- Bien, con cuidado.. No no, te vas a caer. -- Maia le hablaba a Miguel, tratando de llagar hasta su cama. Pero era difícil, pues seguía bajo los efectos del alcohol.
La chica trataba de mantenerlo en pie, pero en el camino se cruzó con una montaña de ropa sucia, haciendo que el chico se tropezara. Como reflejo, Miguel agarro a la peliazul tratando de no caer.
Pero eso hizo que ambos cayeran juntos sobre la cama. Maia terminó arriba del chico que le gustaba..
Que cosas.. ¿No?
Ambos se miraban a los ojos. En un silencio bastante cómodo.
-- Maia.. -- hablo, aún mirándola a los ojos.
-- Dime.
-- ¿Has tenido siempre esos reflejos en los ojos? -- Preguntó, sonrojando a la chica.
-- Ay Miguel, estás tan borracho que ni sabes lo que dices..
-- No me digas Miguel. -- Hizo un puchero con los labios, Maia se derritió de ternura al verlo. -- Para ti soy Miggy..
-- Tengo que irme. -- Trató de levantarse, pero Miguel la tomó de la cintura, pengandola hacia el. Maia estaba tan roja, que tranquilamente podrían confundirla con un tomate.
-- Quédate.. Por Favor.
La mirada del chico bajo hasta los labios de la chica, y los de Maia igual. El moreno comenzó a acercarse, aún con la mirada en los labios de la chica.
Estaban tan cerca que sus narices se rozaron, sus respiraciones se mezclaron y ambos escuchaban sus latidos.
Cuando Maia estuvo a punto de juntar sus labios un nombre llegó a su mente.
Samantha LaRusso
Rápidamente se separó y se levantó.
-- Yo.. tengo que irme. Adiós Miggy.
-- ¿Me puedes dar un beso en la mejilla? Por favor..
La chica se acercó, con una sonrisa y dejo un pequeño beso en la mejilla del moreno.
Esa noche, la chica volvió a su casa con una boba sonrisa en su rostro.
Miguel estaba borracho y por eso dijo todas esas cosas. Pero no pudo evitar sentir esa sensación de mariposas en el estómago.
Se supone que este "Capítulo" fuera parte del anterior, pero no se que paso que se me terminó borrando y tuve que escribir esta parte de nuevo.
Por esa razón quedo muy corto, lamento la decepción :(
Igual, si llegamos a la meta de votos, publicaré el último capítulo de la primer temporada hoy mismo.
Una vez aclarado esto, estuve pensando en escribir un fic con Hawk.
Ya tengo pensado una idea y ya tengo a la protagonista, pero quería saber.. ¿Lo leerían? 👀
Nos leemos pronto <3
+5☆ Para continuar.
Tali.
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