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⁰⁸

-- Han entrenado duro. Se han vuelto más fuertes, más rápidos. Han dado lo mejor de ustedes ¿Estan Listos para este torneo?

-- ¡Si, sensei!

-- ¡Error!.

El rubio arrojó una lata de cerveza, haciendo que el poco líquido que quedara se salpicara en los pantalones de Miguel y Bert. Los estudiantes lo miraron, confundidos por la actitud del sensei.

-- ¡Su mejor esfuerzo no es nada! Si quieren ganar el torneo de Karate sub-18 All Valley deben dar lo mejor de lo mejor. Por eso, a partir de ahora, tendrán mi peor versión ¿Entendido?

-- Dios, ayúdanos. -- La peliazul susurró para ella misma, pero Miguel logró escuchar y sonrió.

-- ¡Si, sensei!

-- ¿Son perdedores?

-- ¡No, sensei!

-- ¿Son nerdos?

-- ¡No, sensei!

-- ¿Están seguros?

-- ¡No sensei!

El mayor, tapó su rostro con ambas manos, avergonzado. Haciendo que la peliazul riera un poco.

-- ¡Vamos! ¡Muevan esos traseros, princesas!

El entrenamiento comenzó.

Les hizo probar su equilibrio caminando por una plancha de madera encima de un contenedor de basura, mientras los "alentaba". Luego, comenzaron a destruir autos.

-- Si quieren ganar, tienen que tener hambre ¿Tienen hambre? -- Johnny les entregó un trozo de carne seca a cada uno. -- Bien, ellos también.

El rubio, con una sonrisa que daba miedo, sacó un silbato y lo hizo sonar.

Aisha se dio cuenta a que se refería el sensei después de ver a cuatro perros corriendo hacia ellos, ella gritó que corrieran. Maia, por unos segundos, se quedó parada con la boca abierta, pero luego reaccionó y comenzó a correr hacia una camioneta. Fácilmente se subió al vehículo.

-- No tengan miedo. Huelen el miedo.

La latina le extendió la mano a Hawk, pero fue inútil, ya que un perro logró alcanzarlo y le mordió el trasero.

-- ¡Oh, por Dios! -- Exclamó. -- No creo que estén vacunados.. -- Dijo, con los ojos abiertos.

-- No, claro que no. -- El rubio respondió con tranquilidad.

Luego de ese inolvidable entrenamiento. Maia, Miguel, Hawk y Aisha caminaban para salir del lugar.

Iban hablando boludeses, como siempre.

Todo iba bien, hasta que el de Mohicano preguntó algo, haciendo que la sonrisa de la Latina disminuyera un poco.

-- ¿Que tal tu cita con Sam?

-- Fue genial.. -- respondió con una boba sonrisa. -- Nos besamos.. -- Terminó de decir y la peliazul borro su sonrisa. Pero fingió una nueva.

-- Y.. ¿Son novios? -- Preguntó Aisha.

-- Si, ella es genial.. -- Dijo, mirando el suelo.

Miguel continuó hablando sobre su cita, pero Maia dejó de escuchar, caminaba un poco más lento que Aisha y Miguel. Hundida en sus pensamientos. Hawk caminaba a su lado, mirándola de reojo.

-- Te molesta ¿Verdad? -- Le preguntó.

-- ¿Que estás diciendo? -- Maia preguntó de vuelta, un poco nerviosa. -- Sólo somos.. Amigos. -- Dijo con un sabor amargo en su boca.

El ojiazul no dijo nada y solo pasó su brazo por los hombros de la chica, esta apoyó su cabeza en el hombro del chico.

¿Quería estar en el lugar de Sam?

No..

Bueno.. Tal vez Si.

Tiene una cara bonita, un novio genial.. y yo simplemente debería ser más feliz y bonita..

<<Tal vez así, alguien me quiera..>> Pensó.

M&M estaban entrenando juntos, golpeándose.

La peliazul esquivó un golpe y luego dio una patada giratoria, dejando en el suelo al chico.

-- ¡Miggy! Mierda. Lo siento, déjame ayudarte.

Maia le extendió la mano y Miguel la tomó, pero también la tiro a ella, quedando cara a cara.

Estaban tan cerca que podían sentir los latidos del otro, se miraban a los ojos y la mirada de Maia bajo a los labios del chico. Pero rápidamente apartó la mirada y se sentó a su lado.

-- Has estado muy callada ¿Está todo bien? -- Preguntó Miguel, un poco nervioso.

-- Ehm.. Si, está todo bien. -- Dijo, ruboriza. -- Sigamos con el entrenamiento..

Por unos minutos siguieron con los golpes, pero fueron interrumpidos por el sensei.

-- Guarden un poco para el torneo. -- Dijo el rubio, parándose en frente de los adolescentes.

-- ¿Por que somos los únicos aquí, sensei? -- Preguntó la chica.

-- Admitámoslo, son la única oportunidad que tengo para ganar. -- contestó, subiendo un poco el ego de la chica.

-- ¿Es por que somos sus mejores estudiantes? -- Cuestionó Miguel, caminando hasta donde estaba su celular.

-- No se ilusionen ¿Han visto a los demás?

-- Debe admitir que hay buenos estudiantes.. -- Dijo Maia, dándose vuelta para buscar su botella de agua. Notó que Miguel sonreía embobado al teléfono.

-- ¿De que te ríes? -- Preguntaron La chica y el sensei al mismo tiempo.

-- No, nada. Solo la foto graciosa que publicó mi novia. -- contestó, mostrando la pantalla de su celular.

El sensei le quitó bruscamente el celular al chico para ver las fotos de Samantha.

-- Espera ¿Es la hija de Daniel LaRusso?

-- Si.. ¿Conoce a Samantha? -- Cuestionó Miguel, confundido.

-- ¿Sales con una LaRusso?

-- Si ¿Por que? ¿Hay algo malo?

-- Maia ¿También tienes algo con los LaRusso? Cuando Daniel estuvo acá, te reconoció. -- Dijo, mirando a la chica.

-- No.. Bueno, con Samantha fuimos amigas. Pero ya no hablamos.. -- contestó la chica.

-- Bien, tenemos que hablar.

Los adolescentes se sentaron frente al dojo para escuchar la historia del rubio.

-- Verano de 1982. -- comenzó a hablar el mayor. -- Rocky III acaba de salir. Mi amigo Dutch era una gran admirador de Míster T y fuimos al cine a verla.

La chica lo miraba atentamente, mientras tomaba de su jugo en caja.

-- Frente a nosotros, habían unas chicas lindas, comían palomitas. Dutch comenzó a lanzarles chocolates.

-- ¿Que? ¿Por que hizo eso? -- Cuestionó Miguel, confundido.

-- Es un movimiento alfa. Les gusta que las trates como basura.

-- No creo.. -- comenzó a hablar la chica, pero Miguel le tapo la boca con la mano.

-- Al final, las chicas se molestaron tanto, que una de ellas se levantó y comenzó a gritarnos. Ahí fue la primera vez que la vi.

-- ¿A quien? -- Cuestionó Maia.

Johnny sonrió recordando a aquella chica. -- A Ali. Le arrojó las palomitas a Dutch y lo llenó de mantequilla. -- Ambos adolescentes rieron. -- De inmediato, supe que esa chica era dinamita.

-- ¿Y la invitó a salir? -- Cuestionó Miguel.

-- Lo intenté muchas veces hasta que tuve la oportunidad. Fuimos a Golff N' Stuff en nuestra primera cita. Nos besamos en la rueda de la fortuna. Estábamos muy enamorados, salimos por dos años.. Para el día de San Valentin, le regale un brazalete rosado.- El sensei rebuscó los bolsillos de su pantalón hasta que encontró lo que buscaba. La cinta Negra. -- Ella me dio esto.

-- ¿Que pasó después?

-- El año anterior a mi último año, nos peleamos. Pensé que resolveriamos las cosas, pero Daniel LaRusso apareció. -- Miguel frunció el ceño. -- Me enteré que a ella le gustaba. Los vi juntos coqueteando. Fui a tener una conversación civilizada con Ali, pero LaRusso seguía metiéndose. Le dije que se metiera en sus asuntos. Y de la nada, el tonto me golpeó.

Miguel negó con la cabeza. -- ¡Que imbécil!

-- Hice lo que cualquiera hubiese hecho, me defendí. Supuse que eso era todo, pero LaRusso no quería dejarlo ir. En el baile de Halloween, estaba haciendo mis cosas cuando me mojó con una manguera. ¡No lo había visto en meses y abrió una manguera sobre mi cabeza!

Maia escuchaba muy atentamente a su Sensei.

-- Lo seguí e intenté ponerle fin esa noche. Resultó que tenía un maestro de Karate, salió de la nada y nos golpeó a mi y a mis amigos. Creo que mi amigo, Tommy, sufrió daño cerebral por esa pelea.

-- Pobrecito.. -- susurró Maia.

-- Decidimos resolver las cosas en el torneo All Valley. Ambos llegamos a la final, íbamos dos a dos..

Johnny dejó de hablar y Maia se dio cuenta, que el señor Lawrence no había ganado.

-- ¿Y que paso? ¿Quien ganó? -- Preguntó Miguel. La chica negó con la cabeza y mordió su labio.

El rubio tuvo que decirle que no había ganado. Pero lo más importante es que había perdido a Ali, su primer amor.

-- La razón por la que les estoy diciendo esto es porque tienen que tener cuidado con los LaRusso.

Maia miró de reojo al chico. Fruncia el ceño, mirando la calle, y sujetaba su lata de refresco con mucho menos firmeza que antes.

Luego del entrenamiento, Johnny y los adolescentes regresaron a Reseda, encontrándose con la madre de Miguel, quien invitó al sensei a cenar.

-- Maia, tu también estas invitada.. -- Dijo Carmen.

-- Oh, yo.. -- Miguel le lanzó una mirada que decía "Quédate." y en cuanto vio esos ojos color chocolate, no pudo negarse. -- Esta bien.. Me quedaré.

Y así fue como terminó sentada junta a la familia del chico Diaz y el Señor Lawrence, cenando.

Momentos después. El celular de Miguel sonó, lo sacó del bolsillo de su pantalón para ver de quien era la llamada. Era su novia, Sam.

-- Contesta, esta bien. No te demores o tu comida se enfriara. -- Dijo Carmen.

-- Maia viene conmigo. -- Dijo.

La chica quería negarse, pues no quería tener problemas con Samantha. Pero Miguel la tomó de la mano, obligandola a levantarse. En el pasillo pudo escuchar un comentario por parte de Rosa "Se ve mejor con Maia." Johnny respondió con un "Estoy de acuerdo."

-- Miggy ¿Por qué me trajiste aquí? -- Pregunto la chica, aún sonrojada por lo que había escuchado.

En ese momento, Miguel contestó la video llamada de Sam.

<<Te gusta torturarme Miguelito.>>

-- ¡Hola!

-- Hola, es bueno verte. -- Maia se apoyó en la pared detrás del teléfono, no quería que Sam la viera. -- Mi casa parece la tercera Guerra Mundial.

-- ¿Que ocurre? -- Pregunto Miguel.

-- Mi madre y mi abuela. A veces se pelean.. -- En ese momento Maia perdió el equilibrio y se golpeó con el escritorio del chico, tirando un libro. -- ¿Estás con alguien?

-- Si, estoy con Maia. Mamá la invitó a cenar. -- Contestó el muchacho, tranquilo.

En ese momento, el chico hizo señas para que la peliazul se uniera a la conversación. Al ver que no se movía, se dio vuelta, enfocando a la chica.

-- Samantha.. ¡Hola! -- Saludo, soltando una risa nerviosa.

-- Oh.. Hola Maia. -- Respondió Sam, confundida al verla en el cuarto de su novio.

Un silencio incómodo se había formado. Maia miró la puerta, deseando poder salir.

-- Oye, Sam ¿Te gustaría ir al cine conmigo mañana? -- Cuestionó Miguel, rompiendo el silencio y volviendo a su posición inicial.

-- No lo se.. ¿Que tal el domingo?

-- No puedo. Entreno todo el día.

-- ¿Todo el día? ¿No es un poco.. excesivo?

-- Si, bueno. El sensei en serio cree que puedo ganar el torneo, así que tengo que darlo todo.

-- ¿Sabes? Eh estado pensando.. Hay un montón de dojos en el Valle, no lo se ¿No te gustaría probar otro?

-- ¿Como? -- Miguel frunció el ceño. -- No, nunca le haría eso al sensei Lawrence. Es duro, pero así nos hace rudos. Puedes preguntarle a Aisha, Hawk.. Bueno, a Hawk no, esta vacunandose contra la rabia. Pregúntale a Ma.. -- En ese momento, la ojiazul desapareció de la pantalla.

-- Sam, necesito tu ayuda. -- La voz del señor LaRusso se escuchó. -- Tu mamá y tu abuela están a punto de comerse vivas allá afuera. Ven.

-- Claro, enseguida voy.

-- ¿Con quien hablas?

-- Nadie, solo.. Un compañero de clase.

Maia observó al chico, este se veía confundido.

-- Perdona, tengo que irme.

-- Si.. No te preocupes por eso.

Miguel y Sam se despidieron.

-- Miggy. No esta bien lo que hiciste.. -- Maia habló, rompiendo el silencio.

-- ¿Que hice? -- Pregunto aún más confundido.

-- Mostrarle a TU novia que estas con otra chica en tu habitación.. Eso le crearía inseguridades y les traería problemas en su relación.

-- Pero somos amigos.. no hacíamos nada malo.

-- Pero.. -- Maia suspiró. -- Da igual, tengo que irme.. Mamá me espera.

-- Bien, hasta luego.. -- El chico se acercó para dejarle un beso en la mejilla, pero esta se movió. Miguel la observó confundido.

-- Adiós Miguel.

La chica salió de la habitación y se despidió amablemente de la familia del chico, también del sensei.

Ya que estuvo en su habitación, se tiró a su cama.

Fue ahi donde decidió que iba a alejarse de Miguel.

Habian pasado unos días desde la noche de la video llamada.

Maia no le hablaba a Miguel, quería alejarse y dejar de lado sus sentimientos por el latino.

Ahora el tiene novia y debe respetar esa relación..











+5☆ Para continuar.
Tali.

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