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-- Saluden. -- Ordenó el sensei. -- Posición de combate. -- todos lo hicieron y el sensei pateó el pie de Hawk. -- Estabiliza tu base, Hawk. Mantén la rotación y equilibrio al golpear.
-- ¡Si, sensei! -- respondió el del Mohicano.
El sensei se dio la vuelta y el chico que estaba al lado de el retrocedió.
-- ¿Retrocediste, virgen? -- Preguntó amenazante. Hizo lo mismo con otro chico. -- Maldición, tenemos una sala llena de miedosos.
-- ¡Si, sensei! -- gritaron todos.
-- ¡Eso no era una pregunta! Levanten la mano si nunca los golpearon en la cara. -- casi todos levantaron la mano, Excepto Maia, Aisha y Miguel. -- Bajen las manos. -- Ordenó Johnny. -- Todas sus vidas han evitado peleas, para que no les rompan la nariz o pierdan un diente. Esa estupidez de lastimarse. Así que solo hay una solución: antes de que se vayan de este dojo, todos y cada uno de ustedes recibirá un fuerte golpe en la cara. Señoritas Robinson y Castro, alineenlos. Les quitaremos el miedo.
-- Si, sensei. -- respondieron Maia y Aisha al mismo tiempo.
Ambas se pararon en frente de los estudiantes, tornaron sus nudillos y miraron con superioridad. Maia sonrió al ver sus caras.
Aisha fue la primera en golpear.
Por otro lado. Miguel fue a la oficina del sensei.
-- Sensei, necesito preguntarle algo. -- Dijo Miguel.
-- El botiquín está bajo el mostrador ¿Alguien sangra? -- respondió Johnny.
-- No. Bueno si, hay alguien con mucha sangre. Pero ese no es el punto. -- respondió Miguel.
-- ¿Que sucede? -- Cuestionó Johnny.
-- Bueno, hay una chica...
-- ¿Sexy?
-- Es inteligente.
-- ¿Sexy?
-- Divertida y Genial..
-- ¿Sexy? -- Johnny sonreía divertido.
-- Si, es sexy. Super sexy. -- respondió Miguel, con una sonrisa boba.
-- Muy bien. -- Dijo Johnny.
-- Creo que le agradaría. -- Dijo el latino. -- Le gusta el Karate.
-- Es Maia ¿Verdad? -- Preguntó mientras subía y bajaba las cejas.
-- ¿Que? No, no es ella..
-- ¿Que? ¿Cómo que no? -- Preguntó el rubio, confundido. -- Siempre andan como uña y mugre. También se miran mientras sonríen y parecen idiotas.
-- No, Maia es mi amiga.. Eso no importa, quiero invitar a esa chica a salir. Pero no se como..
-- ¿No lo sabes? ¿Que tienes que pensar? Es sexy y todas las otras cosa. -- Dijo Johnny.
-- Si, pero.. ¿Y si me dice que no?
-- Nunca aceptes una derrota, Díaz. No hay un no.
-- Estoy seguro de que no, es no.
-- Si, si las cosas se ponen físicas no es no, pero si la invitas. Eres un Cobra Kai. -- Dijo Johnny. -- Todas quieren salir con un Cobra Kai ¿Bien?
Miguel sonrió y vio la revista que el sensei tenía en manos, en donde se veía el torneo.
-- ¿Entraremos al Torneo? -- Cuestionó Miguel.
-- No creo que estemos listos.
En ese momento se escuchó un golpe. Era Hawk.
-- ¡Maldición! ¿Te encuentras bien? -- Cuestionó Maia.
-- Estoy bien. Solo es un diente. -- Dijo Hawk, con dificultad.
-- ¡Encontré el Diente! -- Dijo la peliazul. Levantando el diente que estaba en la puerta de la oficina. -- Ahora serás chimuelo. -- Soltó una carcajada y se alejó.
Miguel la miraba con una gran sonrisa, Johnny se dio cuenta de eso y hablo.
-- ¡Vamos! A ti te gusta Maia. Mírate, pareces idiota viéndola.
-- Yo ya me voy. -- Dijo Miguel, con un leve sonrojo en sus mejillas.
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En la escuela. Maia y Hawk iban caminando por los pasillos, hablando, bueno... mas bien cantando y haciendo pasos de bailes tontos.
-- This ain't a song for the broken-hearted. -- comenzó cantando Maia. -- No silent prayer for the faith-departed..
-- I ain't gonna be just a face in the crowd.- continuó Hawk. -- You're gonna hear my voice when i shout it out loud..
Ambos iban a seguir la canción, pero la mirada de Maia se dirigió hacia Miguel, quien estaba apoyado en los casilleros. Los ojos de Maia se iluminaron. Hawk se dio cuenta de esto y sonrió.
-- Miguelon. -- Dijo la chica en forma de saludo, con una sonrisa.
-- Le preguntaré a Sam si quiere salir conmigo. -- Soltó el latino de repente.
La sonrisa de Maia y Hawk se esfumó.
-- Ah.. ¿Si? -- El latino asintió. -- Eso es bueno..
-- Si, estuve hablando con el sensei. Le conté sobre Sam y me dijo que atacara primero. -- contó mientras sus ojos se iluminaban. -- El es bueno con las Chicas..
-- Si.. Ehm, yo tengo que irme.. Recordé que tengo que hablar con un profesor. -- Dijo y salió prácticamente corriendo.
Hawk la veía alejarse y comprendió que había algo que ocultaba. Sabía que no iba a decirlo, así que cuando tuviera la oportunidad le haría unas cuantas preguntas.
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En el dojo. Hawk, Miguel, Aisha y Maia conversaban acerca de la "No cita" del latino y Sam.
La peliazul tenía la vista en el suelo, hundida en sus pensamientos. Pero la voz del chico que la tenía confundida la sacó de ellos.
-- Necesito un lugar romántico, pero no muy romántico.
-- Llévala a hacerse un tatuaje. -- comentaron al mismo tiempo Maia y Hawk. Ambos rieron.
El ojiazul se levantó de la colchoneta y se quitó la parte de arriba del gi.
-- Conozco a alguien, me hizo este chico malo.
Aisha y Miguel quedaron sorprendidos por el enorme tatuaje de Halcón que tenía en su espalda. Maia sólo lo veía con una sonrisa, ella lo había acompañado.
-- Eso es rudo.
-- Cierto, catorce horas sentado en una silla.
-- ¿Tus padres están de acuerdo con esto? -- Hawk se volvió a colocar el uniforme de entrenamiento.
-- Oh, no tienen idea..
-- Tendrá que usar camiseta hasta la universidad.. tal vez, más. -- Dijo Maia con una sonrisa.
-- Por favor, no les digan.
-- ¿Alguna otra sugerencia? -- pregunto Miguel volviendo al tema principal.
La mirada del moreno se posó en Aisha.
-- No me mires. -- Aisha hablo. -- Maia y yo éramos sus amigas, pero ya no.
La mirada de Miguel se dirigió hasta la peliazul. Maia miró hacia otro lado pero Miguel se levantó, se puso enfrente de ella y la miró a los ojos. Esto hizo que la chica se pusiera nerviosa.
-- Necesito tu ayuda. -- Dijo el chico.
-- No lo se Miguel, hace mucho no hablo con ella...
-- Por favor. -- La interrumpió, con una sonrisa que a la chica le encantaba.
Maia cerró los ojos y suspiró.
¿Como podía convencerla tan fácil?
-- Bien.. Le gustan los chocolates, la astronomía...
-- Me basta con eso. -- Dijo y la abrazó.
-- ¿Prohibición? -- Se escuchó a Johnny gritar desde su oficina. -- ¿De que habla?
Miguel se puso de pie y fue hasta la oficina. Maia iba a seguirlo, pero un llamado se lo impidió.
-- Maia, espera.. -- La chica se dio media vuelta. -- Quédate aquí, tenemos que hablar contigo.
-- Está bien.. patrón. -- contestó sarcástica y luego se sentó al lado de Aisha. -- ¿Que sucede?
-- Te gusta Miguel. -- Soltó con una sonrisa de lado. Esto tomó por sorpresa a la chica, quien abrió la boca tratando de decir algo, pero solo salían balbuceos. -- Miguel te trae loca.
-- ¿Que? Claro que no.. el es mi..
-- Amigo. -- interrumpió Aisha. -- Me debes cinco dólares Hawk.. te dije que no lo iba a aceptar.
-- ¿Están haciendo apuestas? -- Cuestionó Maia confundida.
-- Sí. -- contestó el chico con simpleza.
-- ¿Que estarán hablando Miguel y el sensei? -- Preguntó Maia, tratando de cambiar el tema.
-- No cambies de tema. -- Dijo Aisha.
-- Miguel es mi amigo.. no me puede gustar.
-- Si, claro. -- comenzó a hablar Hawk. -- Te pones nerviosa con cualquier acercamiento, tus ojos se iluminan cuando lo ves, con una sonrisa te tiene a sus pies y otras cosas.
-- Eso no te pasa con Hawk o Demetri. -- dijo Aisha.
-- Bueno. Tal ves si sienta algo por el. -- Confesó.
-- Ya lo aceptó. -- Miró a Aisha. -- Ahora me debes cinco dólares. -- la morena rodó los ojos.
-- Deberías decirle lo que sientes. -- Dijo Aisha, mirando a la peliazul.
-- Esa no es una opción. -- Contestó.
-- ¿Porqué no? -- Preguntó Hawk.
-- Porque le gusta Sam.. ellos se gustan.
-- ¿Y eso que?
-- Que Sam es mi amiga, tal vez no hablamos como antes.. Pero no le puedo hacer eso. -- Contestó con la mirada en sus pies. -- Y no quiero arruinar mi amistad con el.
-- No se arruinaría.. -- comenzó hablando Aisha.
-- Claro que si. -- Maia la interrumpió. -- El me ve como su amiga.. No quiero salir lastimada otra vez. -- Alzó su vista hacia sus amigos. -Me pasó una vez y no quiero que me vuelva a pasar.
Los recuerdos de lo que pasó con Alex volvieron a su mente y una lágrima rodó por su mejilla.
¿Por que?
Si ella fue tan buena. Entregó todo el amor que podía dar.. Y todo ¿Para que? Lo único que recibió a cambio fueron inseguridades y dolor.
Hawk se acercó y la abrazó.
El la entendía. Durante días estuvo con ella en llamada hasta la madrugada, tratando de animarla y haciéndole entender que ella no era el problema. No quería verla otra vez en ese estado, no le gustaba verla rota y se aseguraría de que eso no volviera a pasar..
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Luego del entrenamiento. La peliazul se encontraba tirada en el sofá, escuchando música a todo volumen, ya que no había nadie en su casa.
-- Although it hurts. -- cantaba a todo pulmón. -- I'll be the first to say that I was wrong. Oh, I know I'm probably much too late. To try and apologize for my mistakes. But I just want you to know..
Iba a seguir cantando pero un golpe en la puerta la interrumpió.
-- ¿Quien es? -- Preguntó, aún tirada en el sofá. Pero no hubo respuesta. -- Ash ¿Quien se atreve a interrumpir una canción de Bruno Mars? -- Dijo para si misma.
Con flojera se levantó y arrastró los pies hasta la puerta. Abrió y se encontró con el Señor Lawrence.
-- Castro, Necesito tu ayuda. -- Dijo el rubio apenas la vio.
-- ¡Hola, Señor Lawrence! A mi también me da gusto verlo. -- Dijo, con una sonrisa sarcástica y el rubio rodó los ojos. -- ¿Que necesita?
-- Sígueme. -- Dijo y comenzó a caminar hasta su departamento, Maia sólo lo siguió.
Cuando el rubio abrió la puerta, se encontró con un lugar desordenado, oscuro y latas de cerveza en el suelo.
<<Claro, es Johnny>> pensó.
La mirada de la chica se dirigió hacia un dibujo en la puerta del refrigerador, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
-- ¿Quiere que lo ayude a limpiar? Eso será difícil..
-- Necesito que me ayudes a controlar mi temperamento. -- Johnny la interrumpió.
-- Bien, limpiar será más fácil que eso.. -- El rubio rodó los ojos.
Luego de unos minutos. La peliazul estaba peinando el cabello del sensei, mientras le daba consejos de cómo controlarse.
-- Me veo como un idiota. -- se quejó el rubio.
-- Tiene que aparentar que tiene estabilidad. -- Dijo y terminó de peinarlo.
Johnny asintió.
-- Recuerde mantener la calma.. -- Maia comenzó a hablar, mientras lo ayudaba con la corbata. -- Apriete los puños, pero no golpee. -- terminó de decir. Tomó el maletín que estaba en el suelo y se lo extendió con una sonrisa. -- ¿Entendido?
Johnny asintió con una pequeña sonrisa y tomó el maletín.
-- Gracias. -- Agradeció y en ese momento, unos golpes en la puerta sonaron. -- ¡Pasa! -- Exclamó.
Cuando la puerta se abrió, Miguel apareció. Conectó miradas con Maia y le dedicó una sonrisa, haciendo que el corazón de la chica latiera con rapidez y en sus ojos apareciera un lindo brillo.
Johnny veía a la chica con diversión.
-- ¿Nervioso por su reunión? -- Preguntó Miguel a Johnny.
-- No estoy nervioso. Estoy enojado. -- Dijo, mientras su sonrisa se borraba.
-- Bueno, pero tiene que ser educado. Así que ¿Que hará si se enfada?
-- No lo sé, darle un puñetazo a quien sea.
Maia suspiró y puso sus manos en su cara.
-- Le dije que no puede hacer eso, sensei. -- dijo la chica.
-- Si, eso no va a funcionar ¿Y si aprieta los puños, pero no golpea? -- Dijo Miguel.
-- Ya se lo dije..
-- ¿A que hora se van a su cita? -- Preguntó el rubio, cambiando de tema.
Ambos adolescentes se pusieron nerviosos.
-- La cita no es conmigo, sensei. -- Contestó la chica y Miguel asistió.
Johnny los miraba confundido.
-- Pensé que era broma lo que me dijiste. -- Dijo en dirección al latino. Maia bajo la mirada tratando de ocultar su sonrojo. -- Ya sabes lo que tienes que hacer. Se duro ¿Bien? No hay perdedores en Cobra Kai. -- Miguel asintió.
Johnny sacudió su maletín, asegurándose de que estuviese en orden.
La mirada de Maia se clavó en el dibujo de la puerta del refrigerador.
<<¿Quien lo habrá dibujado? ¿El sensei tendrá un hijo? Naa, no creo...>> pensó.
-- ¿Que lleva adentro? -- Cuestionó Miguel, sacando a la chica de sus pensamientos.
Johnny abrió el maletín.
-- Nada, lo encontré en la basura.
-- Se ve genial Sensei. -- Dijo Maia.
-- Gracias. -- Contestó el Mayor.
Luego de unos minutos, el Señor Lawrence y Miguel salieron. Maia les deseó suerte a cada uno.
La peliazul regresó cabizbaja a su departamento. Entró a su habitación, se tiró en su cama y miró al techo, luego giró su cabeza y vio un oso de peluche que Alex le había regalado.
Su expresión cambió a enojo. Se levantó, agarró el oso y salió del departamento. Se dirigió hasta los basureros y lo tiró.
Regresó a su habitación. Tomó su Guitarra y recordó una melodia que llego a su cabeza hace unos días.
Se sentó en su escritorio, recordó las palabras que Alex le dijo y le puso letra a la melodía.
<<Al menos serviste para algo.>> Pensó.
De un momento difícil, salió una linda canción.
Otras chicas se hacen un cambio de look para cerrar ciclos.
Pero la manera de la Latina para despedirse de una etapa, era escribir todos sus sentimientos en una hoja y ponerle una melodía..
Tali.
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