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⁰³

M&M se encontraban entrenando con el muñeco, dando puñetazos.

-- Oigan ¿No tienen amigos que quieran aprender Karate? -- Preguntó Johnny saliendo de su oficina con un papel. -- ¿Pero que digo? No tienen amigos, lo siento.

-- Me ofende sensei. -- Dijo la castaña. -- Capaz no tengo muchos amigos, pero los que tengo valen la pena. -- Dijo con una sonrisa orgullosa.

-- Si, si, no me interesa. -- contestó el Mayor.

-- Oiga sensei ¿Cuando aprenderemos a dar patadas? -- Cuestionó Miguel.

-- ¡Si! Vimos un video en YouTube de un sujeto que rompía tablas y se ve genial. -- completo Maia.

--;¡No me digan! Si, patear es super, pero no estan listos. -- respondió. -- Si no consigo estudiantes, no podré enseñarles.

-- ¿Pensó en hacer publicidad? -- sugirió Miguel.

-- ¡Si, obvio! Claro. -- Mintió.

-- ¡Oh, vamos! ni siquiera lo pensó. -- dijo Maia con una sonrisa divertida.

-- El ciberacoso no es gracioso.. -- hablaba la consejera. -- Enviarle un mensaje cruel a alguien, puede ser tan hiriente como decírselo en la cara. -- los alumnos la ignoraban, conversaban o usaban sus teléfonos. Maia simplemente escuchaba. -- No mencionaré nombres, pero el otro día una madre me llamó ¡Porque su hijo lloraba! Luego de que unos chicos se burlaran de él por su deformidad facial.

Claramente se refería a Eli. Los murmuros no tardaron en llegar, "Es ese chico" "El del labio raro"

-- Vieja tonta.. menos mal que no diría nombres. -- Susurró en español.

Demetri y Miguel lo miraron con pena. Y Maia tomó su mano, mostrando su apoyo.

-- Yo creo que es linda. -- Dijo la chica con una sonrisa, el ojiazul sonrió levemente.

-- Pero hoy, nuestro objetivo es hacer que la escuela sea un espacio seguro para los estudiantes.

-- Si estas cansado de que te molesten, mi dojo busca reclutas. -- habló Miguel en voz baja.

-- Si, claro. ¿Escuchaste, Eli? Un poco de entrenamiento en Karate y patearas traseros. -- Dijo el pálido.

-- Esto es en serio Dem. -- Dijo la chica rodando los ojos.

-- Nuestro sensei es genial y podría conseguirte un descuento. -- Dijo Miguel.

Maia se acercó al oído de Miguel y le susurró. -- Con el sensei no creo que eso sea posible Miggy. -- Dijo.

-- Shh. -- Dijo poniendo un dedo en los labios de la chica.

-- Aunque suene tentador, creo que preferimos pasar la tarde jugando Crucible Control y no recibiendo golpes en la cara. -- Dijo Dem.

-- Dem, déjalo hablar a él. -- contestó Maia un poco cansada.

-- Y una cosa más, como se acerca el baile de Halloween, aseguremos que nuestros disfraces sean culturalmente sensibles. -- añadió la consejera. -- Por ejemplo, en lugar de enfermera sexy, podrían disfrazarse de empleado de lugar, no sexista.

-- ¿Iras al baile? -- Preguntó Miguel a la castaña.

-- No lo se, no me divierte mucho la idea.

-- Oye será divertido, no me dejaras solo.. ¿O si? -- Dijo el moreno con un pequeño puchero.

Maia sonrió ¿Como negarse a esa carita?

-- Está bien, solo por ti. -- accedió. -- Espero que sea una noche divertida.

-- Lo será, estoy seguro. -- Dijo con una sonrisa confiada.

Después de la escuela, como siempre, M&M se fueron al dojo. Pero el sensei no llegaba.

-- Oiga sensei ¿Nos dijo que nvinieramos a las cinco, no? -- Preguntó el moreno.

-- Si, pero se canceló el entrenamiento. -- respondió Johnny, abriendo las puertas de el dojo.

-- ¿Que? ¿Por qué? -- preguntaron los adolescentes al mismo tiempo.

-- Porque yo lo digo.

Rápidamente los dos menores siguieron a Johnny.

-- Espere sensei, quiero mostrarle algo. -- Dijo Miguel, sacando su computadora.

-- Escucha, no estoy de ánimo.

-- Pero se que le gustará. -- insistió. -- Es una página de Cobra Kai. Maia y yo la hicimos en nuestro tiempo libre.

-- Bueno, yo solo puse música.. Pero eso no importa, Haga Click en la serpiente. -- Sonrió emocionada y dio pequeños saltos. Johnny lo hizo con duda. -- Muy bien, aquí se inscribe.

-- Podríamos crear una aplicación en donde se puede rastrear el proceso. Hacer una campaña en las redes ¡Que la vea toda la escuela! Las posibilidades son infinitas. -- Dijo Miguel emocionado. Su teléfono comenzó a sonar, pero esta vez era música buena. -- Oh... es mi mamá, la llamaré después.

Johnny los miraba con una leve sonrisa.

-- Oye ¿Ese era..? -- Preguntó al escuchar la música.

-- ¿Ratt? Es increíble ¿No? -- respondió Miguel.

-- Si.

-- Maia me recomendó buena música, así que entre a buscar Guns N' Roses y terminé en un agujero negro de Rock de los ochenta. -- Respondió Miguel.

-- Dije que me encargaría.. De nada. -- Dijo la chica con una sonrisa de orgullo.

-- Esa música es genial. -- Dijo el moreno.

La sonrisa de Johnny se agrandó

¿Habrán logrado, estos dos adolescentes, derretir un poco el frío corazón del Sensei Lawrence?

Tal vez un poco.

-- Muy bien. -- Johnny los miró. -- Nos vemos en la escuela a la medianoche, no lleguen tarde.

-- ¿Para que? -- Preguntó Miguel confundido, levantándose.

-- ¿Quieren patear traseros? Primero, deben aprender a patear.

Maia y Miguel se sonrieron emocionados.

-- Sensei ¿Que hacemos aquí a medianoche? -- Cuestionó Miguel, entrando a una piscina enorme.

-- Algo me dice que esto no terminará bien. -- Dijo la chica observando el lugar.

-- Si, no se preocupen, el conserje es mi amigo. -- respondió el rubio, despreocupado.

-- Bien.

-- Bueno, déjenme ver sus manos. -- Ordenó Johnny.

-- Espero que no sea para nada malo sensei. -- Dijo la castaña entrecerrados sus ojos.

-- Solo muestren sus manos.

-- Aquí tiene. -- Dijo Miguel.

Aún con los ojos entrecerrados Maia extendió sus manos. Johnny ató las manos de Maia y luego las de Miguel.

-- Oiga.. ¿Que hace? -- Preguntó Miguel preocupado y confundido.

-- Cuando están en una pelea, su primer instinto es usar las manos ¿Cierto? Deben olvidar eso y pensar con las piernas.

-- ¿Y como pensamos con las piernas? -- Preguntó la chica.

-- Bueno, solo..

Y en ese momento empujó a los dos. Trataron de salir pero fue inútil, era bastante difícil sin los brazos.

-- ¡Usen las piernas! Salgan pateando.. Maldición. -- Dijo y los sacó del agua.

-- ¡Nos ahogó! -- Exclamó Miguel asustado.

-- ¡Pudo haber avisado, me entró agua por la nariz! -- Dijo Maia.

-- Ahogarse es de niñas ¿Entendido? no sean unas nenitas ¡Usen las piernas! -- Ordenó Johnny.

Los dejó otra vez. Maia se sentía desesperada por no poder salir, ambos hacían su mayor esfuerzo.

-- Debí preguntarles si sabían nadar. -- Otra vez los sacó del cabello.

-- ¡Por favor no más! Moriré. -- suplicó Miguel.

Maia estaba tosiendo.

-- Cobra Kai nunca muere ¡Díganlo!

-- ¡Cobra Kai nunca muere! -- gritaron al unísonido.

-- ¡Como si su vida dependiera de eso!

-- ¡COBRA KAI NUNCA MUERE! -- gritaron ambos.

-- Bien, no los ayudaré esta vez. Tienen todo el poder en las piernas, usenlo para patear y salir ¿Entendido? -- advirtió Johnny.

-- Si, sensei. -- Dijo Maia con más seguridad.

Una vez más, Lawrence los Soltó. esta vez usaban con más fuerza y motivación sus piernas.

-- Vamos, vamos.. -- Dijo un poco ansioso. -- Vamos, vamos.

Luego de unos segundos. Finalmente Miguel salio seguido de Maia.

-- ¡Lo hicieron, eso es! ¡Sigan pateando! -- Ordenó, emocionado.

Ambos siguieron pateando .

-- Tres minutos, continúen.

Siguieron pateando hasta que llegaron a los diez minutos.

-- ¡Oigan! ¿Que diablos hacen? -- Preguntó un guardia.

-- ¡Oh rayos! Debemos irnos.

El rubio, rápidamente ayudó a salir a los adolescentes.

-- ¡¿No dijo que lo conocía?! -- Preguntó maia sacándose el pelo de la cara.

-- Claro que no, mentí. -- respondió Johnny. -- ¡Corran!

Nuevamente se encontraban en el dojo, pateando tablas.

-- ¡Fuerte, eso es! Vamos princesas. -- Dijo el rubio, mientras sostenía una tabla que pateaba Maia y Miguel pateaba una sostenida por cajas. -- ¡Más fuerte! ¡Levanten esas piernas, como grandes! -- gritó. -- Patea la cara de tu enemigo. Sin Piedad. -- Dijo mirando a la chica.

Ambos chicos rompieron las tablas.

-- ¡Si! Eso es. -- celebró y los abrazó por los hombros a ambos.

Luego del entrenamiento. M&M se encontraban hablando tonterías, pero fueron interrumpidos por Johnny, quien salió de su oficina soltando un gruñido con unos papeles.

-- ¿Que pasa? -- pregunto el moreno.

-- Nada. -- respondió el mayor. -- Pónganse el disfraz, los llevaré a ese baile y conseguiré más estudiantes.

Maia, rápidamente tomó su mochila y se dirigió a los vestidores para poder cambiarse. Su disfraz era de esqueleto, ajustado al cuerpo, acomodó su cabello y se hizo un maquillaje simple y rápido.

-- Me veo bien. -- Dijo mirandose al espejo con una sonrisa. -- Debí comenzar antes con estas clases.

Al salir vio a Miguel con unas telas tejidas.

-- ¿Que diablos es eso? -- Preguntó Lawrence observando a Miguel.

-- Mi disfraz de Halloween. -- respondió el chico, mirándose en el espejo. -- Lo hizo mi abuela, comenzó siendo Deadpool, luego creo que el Hombre Araña y luego se volvió un superheroe genético.

-- Si, pero uno pobre. Eres superpobre. -- se burló Johnny.

-- Yo creo que es... original. -- Dijo la chica uniéndose a la conversación.

-- Si. -- Dijo Miguel soltando una pequeña risa y vio a la chica. -- Oye te ves bien.

-- Lo se. -- Dijo divertida, tirando su cabello hacia atrás como una diva.

-- No puedo dejarte ir así, Debemos mantener una reputación.

La música sonaba y los adolescentes bailaban. Maia y Miguel entraron al salón con sus disfraces y una gran sonrisa. Johnny, casualmente, tenía también un disfraz de esqueleto y se lo dio a Miguel.

-- Yo creo que fue el destino. -- Dijo la chica.

-- Si, nos vemos bien. -- respondió el moreno.

Llegaron hasta donde estaban sus dos amigos.

-- Oh, esqueleto, clásico. -- Dijo Dem. -- Genial.

-- Gracias, me gusta tu traje de hechicero. -- Dijo Miguel.

-- ¿Hechicero? -- Preguntó Demetri ofendido, Maia sólo reia. -- Porfavor, soy un nigromante.

-- ¿Que? -- Preguntó el latino.

-- ¿No vieron The Amulet?

-- Pareces un vago. -- Habló Maia y soltó una carcajada. Demetri rodó los ojos.

-- ¿Y tu eres un doctor o..? -- Miguel Preguntó en dirección de Eli.

-- Un cirujano plástico... arreglo labios.

-- ¡Genial! Podrías agrandar un poco mis labios. -- Dijo la chica, haciendo un gesto extraño con estos, ganándose una pequeña risa de Eli.

Los cuatro fueron a la mesa donde estaba el ponche. Miraban a un trío de chicas que bailaban.

-- De acuerdo, ¿Estan listos? -- Cuestionó el moreno hacia los otros chicos. -- Invitemos a las reinas de los dragones.

-- Tranquilo, tenemos tiempo. -- Dijo Dem.

-- No lo creo, querido amigo. -- Dijo Maia, viendo como las invitaron a bailar. -- Durmieron.

-- ¿Quieres bailar? -- Preguntó Miguel a la chica.

-- Obvio. -- contestó la chica, agarrandolo de la mano para llevarlo a la pista de baile.

Ambos hacían pasos de baile tontos, pero se divertían. En un momento pusieron una canción lenta, Maia observó a Miguel y se acercó, puso las manos de Miguel en su cintura y ella rodeo el cuello de Miguel con sus brazos. Miguel estaba algo nervioso.

<<Los dos bailabamos al ritmo de la música. En un momento conecte con los ojos de Miguel, perdiéndome en ellos.

Cuando Miguel me sonrió sentí un sentimiento extraño en el estómago, pero no era algo malo.. se sentía bien, ¿Que me esta pasando?

Se veía tan lindo, sus ojos y esa sonrisa..

¿Me gusta Miguel?

No.. claro que no. Miguel es mi amigo, eso no es posible.>>

Ante esos pensamientos, la chica se puso nerviosa y se separó del chico, poniendo una tonta excusa..

-- Yo.. tengo que ir al baño, tome mucho ponche.

-- Ehmm.. si.. esta bien, Yo iré con los chicos. -- contestó el chico.

-- Bien. -- Dijo y se fue al baño.

Maia al salir del baño se dirigió de vuelta al salón. Al ver que los chicos no estaban fue hasta la mesa donde había comida, allí se encontró con Aisha. Apesar de que no se hablaron por un tiempo, Maia la apreciaba mucho, también a Sam.

Maia se armó de valor y le habló.

-- Excelente disfraz ¿Pero donde esta el cloruro?

Aisha solo bajó la cabeza.

<<Mierda, la Cagé.>> Pensó.

-- Es original. -- Dijo con una sonrisa.

-- Sam iba a ser el cloruro.

-- Bien, para el próximo Halloween me invitas a mi. -- Soltó una risa y Aisha también lo hizo.

Segundos después a todos les llegó un mensaje enviado por Yasmine. En el mensaje había una foto de Aisha con una nariz de cerdo y un mensaje horrible.

Maia levantó la vista de la pantalla y miró a Aisha, su amiga miraba la pantalla con dolor luego llevó su vista a Sam.

La castaña estaba por decir algo pero Aisha se fue del lugar, avergonzada por las cosas que le gritaban. Maia se acercó molesta al grupo de chicas.

-- ¿Con que necesidad hiciste eso? -- Le dijo a la rubia. -- ¿Tan infeliz eres, que disfrutas molestar a las personas? -- Miró a Samantha. -- ¿Por qué no hiciste nada? ¡Fue tu amiga por años, Sam! Dejaste de lado a gente que te quería por estar con basura como ella.

Se dio media vuelta y vio que estaban grabando, una sonrisa apareció en su rostro y agarró el ponche de un chico.

-- ¿Por qué no graban esto? -- Dijo y le tiro el líquido a Yasmine. -- Idiota. -- murmuró y se fue.

En el pasillo vio que Eli y Demetri salían desesperados, ella los miró confundida.

<<¿Y Miguel?>> Se preguntó. Luego vio salir a Kyler y sus gatas.

-- Mierda. -- Dijo para ella y corrió hasta el baño de hombres.

Al entrar vio al chico tirado en el piso, lleno de sangre y golpes. Se acercó con los ojos cristalizados y un nudo en la garganta, agarró el rostro del moreno y comenzó a hablar.

-- Miggy.. Miggy, porfavor contesta. -- Dijo, mientras lágrimas caían.

Lo Soltó con cuidado y salió al pasillo, allí se encontró con el sensei pegando unos carteles de Cobra Kai.

-- ¡Sensei! Porfavor... -- Dijo agitada.

-- ¿Que sucede, Maia? ¿Te hicieron algo? -- Preguntó con preocupación al ver el estado de la chica.

-- ¡Es Miguel, Lo golpearon! -- gritó mientras lloraba.

Johnny corrió hasta llegar a donde estaba el chico, lo cargó con cuidado hasta el auto del rubio, subieron y se fueron. Maia lloraba acariciando el rostro de su amigo, tenía miedo de que fuera algo grave.









Tali.

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