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Maia y Miguel se encontraban parados ante la mirada acusadora de Johnny Lawrence, este usaba un gi de Karate negro. El rubio los miraba sintiendo vergüenza, M&M <Si, así se pusieron.> estaban cada vez más nerviosos con el silencio.
-- ¿Tendremos alguna pijama de Karate? -- Cuestionó Miguel, intentando romper el silencio.
-- ¡Silencio! -- Exclamó Johnny. Maia dio un pequeño salto en su lugar. -- Un estudiante sólo habla cuando le hablan. ¿Está claro?
-- Sí. -- Contestó Maia.
Johnny la miró con los ojos entrecerrados mientras ladea su cabeza, esto puso nerviosa a la castaña.
-- ¿Si, Señor?
-- Se dirigirán a mí como sensei ¿Entendieron? -- Ordenó.
-- Si, sensei. -- respondió la castaña.
-- No es una pijama, es un gi. -- Dijo mirando a Miguel. -- Tendrán uno cuando se lo ganen. -- Miguel asintió. -- Bien ¿Listos?
-- Si, sensei. -- contestó Miguel.
Rápidamente, el puño de Johnny golpeó el estómago de Miguel y lo tiro al piso. Maia miraba a Miguel quejarse en el piso, un tanto sorprendida.
-- Dios. -- se quejó, intentando levantarse.
-- Primera lección: 𝗚𝗼𝗹𝗽𝗲𝗮 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗼. Nunca Esperen a que el enemigo ataque.
-- Pudo haberlo dicho antes. -- dijo la chica.
-- Silencio.. Aquí no entrenamos para ser piadosos. La piedad es para los débiles. -- Dijo, mientras Miguel sacaba su tubo para el asma. -- Aquí en la calle, si un hombre te enfrenta, es tu enemigo. Un enemigo no merece piedad. -- Miró a Miguel confundido. -- ¿Cuál es el problema, señor Díaz?
-- No hay problema sensei. -- respondió con dificultad. -- Me golpeó y tengo asma, así que...
Johnny le arrebato el tubo a Miguel y lo tiró contra la pared, destruyendo el objeto.
-- Ya no más. No permitimos debilidades en este dojo. -- Dijo mirando a ambos. -- Puedes dejar afuera tu asma, tu alergia al maní y todas esas tonterías inventadas ¿Entendido?
-- Si, pero... Son problemas médicos reales. -- Dijo esta vez Maia y Johnny la miró amenazante. -- Si sensei, entendido.
-- Cobra Kai no es solo sobre Karate. Es una forma de vida. -- señaló el lema en la pared. -- Recuerden su primera lección; Golpear Primero es el paso inicial hacia la victoria. -- añadió mirando a ambos, pero luego se dirigió a Miguel. -- Cuando estas en una fiesta y vez a una chica sexy.
-- Si.
-- No esperas a que otro chico le hable.. ¿Oh si?
-- Sensei, honestamente no creo que Miguel haya ido a alguna fiesta, así que.. -- contestó Maia, ganándose una mirada indignada del chico.
-- Que sorpresa. Bien, miren. Golpear primero es sobre ser agresivo. Si no son agresivos son unas niñitas y no quieren ser unas niñitas. Quieren tener pelotas.
-- ¿No cree que encasilla los géneros? -- Preguntó la castaña, ofendida por lo que el rubio dijo.
Johnny la miró confundido.
-- ¿Qué?
-- ¡Oh! Disculpe ¿No cree que encasilla los géneros, sensei? -- Se Corrigió.
-- No ¿De que diablos estas hablando?
-- Mi orientador dice que hay ciertas palabras que perpetúan una imagen sexista..
-- ¡SILENCIO!
La chica se quedó callada, un poco asustada.
-- De ahora en adelante no escucharas a tu orientador, solo me escucharas a mí ¿Entendido? -- Ordenó Johnny molesto.
-- Si, sensei.
-- Bien. Ya dejen de quejarse como unas nenitas y hagan cincuenta flexiones.
-- Ahm bien. -- respondió Miguel. -- Si.
Los dos bajaron, quedando como lagartijas.
Hicieron su mayor esfuerzo para hacer las flexiones, una vez que estuvieron en el piso ya no pudieron levantarse.
-- Hagan abdominales ¿No tienen clase de gimnasia? -- Cuestionó el mayor, sintiendo pena.
-- Prefiero las de música. -- contestó Maia.
-- Bien. -- Susurro Miguel, girandose para hacer abdominales.
-- Hola ¿Señor Lawrence? -- Cuestionó un hombre, entrando al dojo.
-- Es sensei. -- Corrigieron M&M al mismo tiempo.
-- Niños, callense. -- Ordenó. -- ¿Que lo trae aquí? ¿Quiere reducir el estómago y patear traseros? -- Preguntó Johnny dando unas palmadas en la barriga del hombre.
-- No, soy del departamento de sanidad. Hay una lista de requisitos para abrir un local de ejercicios.
Miguel hacía abdominales y los contaba con la respiración agitada. Mientras que Maia estaba tirada en el suelo mirando al techo.
-- No es un local de ejercicios, es un dojo de Karate. -- Corrigió molesto.
-- Si, es lo mismo. -- Dijo restandole importancia.
-- Cuatro. -- jadeo Miguel.
-- Wow. Este lugar necesita mucho trabajo.. -- Comentó mientras Johnny revisaba los papeles sin interés. -- Aún no abre ¿Verdad? -- Cuestionó. -- Y ustedes ¿Son clientes?
-- Oh no, son unos ilegales que encontré esta mañana, me ayudan a arreglar. -- respondió antes de que alguno respondiera y lo arruinara todo.
-- No necesito saber eso. Debo asegurarme de que el lugar esté en regla. No querrá un brote de sarna como ese estudio de yoga.
-- Oiga, espere. ¿Tengo que hacer todo esto antes de abrir?
-- No, tiene que hacer todo eso para obtener el certificado, para el seguro, para abrir, pero lo sabía antes de arrendar el lugar ¿No?
-- Eh, si, claro.
-- Vendré a inspeccionar la próxima semana. -- Observó el logo del dojo. -- Oh, bonito cascabel.
-- Es una cobra. -- Corrigió Johnny.
-- Oh, claro, si, que idiota.. Cobra Key.
Johnny lo miró irritado, mientras el tipo salía.
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M&M limpiaban las colchonetas, estuvieron todo el día haciendo tareas de este tipo. Mientras escuchaban música, según Maia es mucho más divertido de ese modo.
-- Today, I don't feel like doing anything.. I just wanna lay in my bed. Don't feel like picking up my Phone.. So leave a message at the tone 'Cause today, I swear I'm not doing anything.. -- Maia bailaba al ritmo de "The Lazy Song."
Miguel la miraba con una sonrisa en su rostro. Le gustaba pasar tiempo con ella, hasta limpiar era divertido si estaba la chica presente.
Siguieron limpiando mientras reían y cantaban, hasta que escucharon las puertas del dojo sonar, giraron sus cabezas y se encontraron con Johnny, que llevaba dos bolsas en sus manos.
-- Se ve bien. -- Dijo Johnny.
-- Si. -- susurró Miguel.
-- Asegúrense de limpiar ambos lados. -- añadió. -- Y cuando terminen pueden encargarse de esos cables. Será mucho trabajo.
-- ¿Que tiene que ver esto con el Karate, sensei? -- Cuestionó Miguel cansado.
--No cuestiones mis métodos. -- Dijo, sacando una cerveza. -- Agradezcan que no son luchadores de sumo, ellos deben limpiar los traseros de su sensei.
Maia Observó unas cajas con trofeos de Karate.
-- Veo que fue campeón de Karate, sensei. -- Comentó, mirando con curiosidad.
-- No debes llamarme sensei todo el tiempo. -- Dijo Johnny.
-- Lo siento, sensei.. -- se disculpó. -- Ahmm, solo lo siento.
-- Gané un par de torneos en All Valley. -- respondió. -- No perdí un solo punto en mi primer año.
-- ¡Genial! -- Exclamó Miguel. -- ¿Que paso en el último año?
-- No es un programa de preguntas, vuelvan a fregar. -- Dijo, evadiendo la pregunta.
-- Si.
Antes de volver a limpiar las colchonetas, el teléfono de Miguel comenzó a sonar, con una melodía bastante... fea.
-- ¿De donde diablos viene eso? -- Preguntó la chica.
-- ¿Escuchas eso? -- Preguntó Johnny a Maia.
-- ¿Si? ¡Hola! -- contestó Miguel al teléfono. -- Si. El club de debate se retrasó. Está bien, También te quiero.
-- Tienes una novia. -- Dijo el mayor.
-- Dudo que alguien quiera salir con el. -- Dijo Maia en broma.
-- Era mi mamá de hecho. -- respondió Miguel riendo. -- Dije que me uní a el equipo de debate porque no aprecia la violencia y..
-- ¿Que hay de tu padre? ¿Le parece bien que te pateen el trasero por todo Reseda?
-- Yo nunca conocí a mi padre, así que..
-- Bien, no sé queden ahí... Regresen al entrenamiento.
-- Bien, si, disculpe.
-- Y cambia el tono de llamada, pon Guns N' Roses o algo así. -- terminó de decir Johnny.
-- ¿Que son Guns N' Roses? -- Preguntó Miguel confundido.
-- Ay Miguelito.. me ofendes. -- Dijo la chica, palmeando el hombro del chico.
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M&M, se encontraban en la habitación de Maia escuchando música. La chica lo había invitado, para que el chico escuche lo que es un buen Rock de los ochenta.
-- ¿Como se llama la que está sonando? -- pregunto Miguel.
-- I Was Made for Lovin' You de KISS. -- respondió la chica tirada en el piso con los ojos cerrados.
Miguel la miraba, sentado en el escritorio de la castaña, con una pequeña sonrisa. El comenzaba a sentir un gran cariño por ella.
-- ¿Que me ves? -- Preguntó Maia con un ojo abierto y una sonrisa.
-- Nada.. ehm.. ¿Tocas la Guitarra? -- Cuestionó, viendo el instrumento.
-- Si.. También tengo una eléctrica. -- Respondió, mientras se levantaba. Se dirigió hasta donde la guardaba y la sacó. -- Esta me la regaló mi padre cuando tenia unos 9 años. -- Contó con una sonrisa nostálgica.
-- Es genial.. y ¿Donde está tu padre? No lo eh visto..
-- Mi mamá y el nunca se llevaron bien, así que, cuando tenía 11 años se divorciaron y mi papá se fue de vuelta a Argentina.. Desde entonces no eh hablado con el. -- Contestó la chica con la mirada en su instrumento.
Miguel no decía nada, solo la miraba, arrepentido por haber hecho esas preguntas.
-- ¿Quieres que toque algo? -- Preguntó, cambiando de tema. -- Puedo tocar algo de AC/DC..
-- Me encantaría..
Así pasaron la tarde, Maia tocaba la guitarra y Miguel la veia sorprendido.
En poco tiempo se volvieron casi inseparables, hacían todo juntos y con una sola mirada sabían de que hablaban.
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Al día siguiente, en la escuela, Miguel buscaba con la mirada a Maia, pues no conocía a nadie. Observó todas las mesas pero la castaña no estaba, caminó lentamente y llegó a una mesa con dos chicos.
-- ¿Puedo sentarme aquí? -- Preguntó el moreno.
-- Uhm, lo siento, ¿Sabes? Esta mesa tiene mucho pedido. -- respondió el pálido, mientras que el otro tenía una sonrisa tímida. -- Puedo ponerte en la lista de espera, pero quizás se desocupe hasta el próximo semestre.
-- Está bien..
-- ¡Bromeaba, siéntate! -- Dijo y Miguel tomó asiento.
-- Miguel. -- se presentó.
-- Demetri. -- respondió el pálido. -- El es Eli.
-- Hola.
-- Es un chico de pocas palabras.
-- ¡Hola chicos! -- Apreció Maia asustando al pálido.
-- Porfavor, no vuelvas a hacer eso.. -- Dijo con una mano en su pecho, la chica solo sonrió.
-- Lo siento, no lo volveré a hacer. -- Dijo, revolviendo el cabello del pálido, mientras este se quejaba, luego abrazó a Eli por los hombros.
-- El es Miguel. -- Dijo Dem.
-- Creo que lo conozco. -- Dijo divertida y se sentó al lado de Miguel.
A su lado pasó Yasmine, siendo seguida por Moon y Sam LaRusso, quien le regaló una sonrisa casi invisible a Maia, fueron buenas amigas por un tiempo, hasta que se distanciaron cuando Sam comenzó a juntarse con las más Populares, Lindas y Adineradas de la escuela.
Todos miraban a las tres chicas lindas pasar, excepto Miguel, este observaba a Maia pero unos segundos después su mirada se dirigió hacia Sam LaRusso.
-- Amigo, no te tortures, son las chicas con dinero. -- Dijo Demetri.
-- ¿Les hablan o...?
-- ¡Oh si! ¡Todo el tiempo! -- respondió Mai sarcástica.
-- Nos vemos después de la escuela y nos manoseamos. ¿Sabes? Eli es el rey del baile, se acuesta con muchas chicas, ¿Cierto, Eli? -- Dijo Dem.
Miguel rodó los ojos.
-- ¿Hablar con ellas? ¿Te das cuenta en cual mesa estás. verdad? Renunciaste a cualquier esperanza de perder tu virginidad antes de la universidad. -- siguió hablando Demetri.
-- Oh rayos, Yasmine nos está mirando. -- Murmuró Eli. -- Tal vez se está burlando de mi.
-- No les hagas caso Eli. -- Dijo Maia, tomando una de las manos del chico y este le sonrió. Todo bajo la atenta mirada del moreno.
-- Uhm, la verdad no creo que se estén burlando. Que sean sexys no las hace malas. -- Respondió Miguel, devolviendo su vista al ojiverde.
Demetri y Maia se miraron entre sí.
-- Ay Miggy.. -- Dijo Maia soltando un suspiro. -- No sabes nada.
-- No me importa si Yasmine es la chica más mala. -- Dijo el pálido mirando a la rubia. -- ¿Sabes? Los mataría solo para que me escupiera en la cara.
-- Yo también te quiero Dem. -- Dijo la chica rodando los ojos.
-- Es como una película, si no lo intentas, no lo sabrás. -- Argumentó Miguel.
-- Cierto, pero tampoco quiero un rechazo humillante. Estoy en paz con mi depresión. -- respondió Dem ladeando la cabeza. -- Lo último que necesito es ser un suicida.
-- ¿Que haces? -- Cuestionó la chica al ver que Miguel se ponía de pie. -- No estarás pensando en.. ¡Oh, por Bruno Mars! -- Exclamó mientras el chico se acercaba a la mesa de esas chicas. -- Lo está haciendo.
Los tres giraron "disimuladamente" para ver mejor. Maia vio como Samantha sonreía en dirección de Miguel, pero en ese momento Kyler había llegado junto a otros chicos arruinando la oportunidad del chico.
-- ¿Y como te fue? -- Preguntó Demetri burlón.
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Mientras el sensei le explicaba algo a Miguel, Maia pensaba en cómo le diría a su madre que practicaba Karate, no le asustaba su reacción ya que siempre la apoyaba en sus decisiones.
Lawrence, fue a atender una llamada y Maia se acercó a su amigo, riendo por la manera en la que Miguel golpeaba el muñeco.
-- Cuidado, no lo vayas a romper. -- Dijo en un tono sarcástico.
-- ¿Que? ¿Que diablos hace? -- Cuestionó Johnny. -- No, no, no. ¡Lo haces mal! ¿Que quieres, que sigan arrojando cosas en tu cabeza? Porque puedes dejar de entrenar e irte de aquí como un Perdedor. O puedes afirmar tu pies, mirar a tu enemigo a los ojos y ¡Golpearlo en la cara! Visualizalo. -- Ordenó. -- ¿Tienes el rostro en la mente? -- Miguel asintió. -- ¿Que harás? -- Miguel Golpeó el muñeco con fuerza y enojado. -- ¡Otra vez! ¿Eres un Perdedor?
-- ¡NO, SENSEI!
-- ¡Otra vez!
Maia miraba con una sonrisa de orgullo a Miguel.
Más tarde, Johnny los puso a hacer tareas domésticas una vez más. Esta vez, limpiaban los vidrios.
-- Oiga sensei ¿Los limpio de una forma en especial? -- Preguntó la chica.
-- No, no me importa, lo que sea más fácil. -- respondió el mayor. -- ¿Saben que? Limpien el retrete y terminaremos.
-- Esta bien. -- Respondió el moreno un poco fastidiado.
-- ¡Háganlo sobre sus manos y rodillas!
Miguel levantó la tapa de el retrete y ambos pusieron una cara de asco.
-- Esto es un asco.. -- Dijo Maia.
Finalmente terminaron de limpiar.
-- ¡El baño está limpio! -- Anunció Maia, saliendo junto con Miguel.
Al salir, vio al sensei Lawrence junto a otro señor. Maia lo reconoció, era Daniel LaRusso.
-- ¿Necesita que hagamos algo más? -- Preguntó el chico. -- Oh, Disculpe sensei.
-- ¿Sensei? -- Cuestionó LaRusso. -- ¿Maia? ¿Que haces aquí?
-- Vine por las clases de Karate..
-- ¿En serio? Dios, chicos, no se que les dijo, pero no deberían creer nada de lo que les dice o acabarán como el. -- Dijo Daniel, Miguel y Maia se miraron confundidos. -- Tu y yo.. esto.. no a terminado.
-- ¡Muy bien! Acá estoy. -- respondió Johnny.
LaRusso lo miró con burla y luego se fue.
-- Siento si interrumpimos algo sensei. -- Se disculpó Miguel.
-- ¿Hacemos veinte flexiones o..?-- Preguntó la castaña.
-- ¡Si, claro! Como si pudieran.
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-- ¡Mamá, llegué! -- anunció una vez que entró a su casa.
-- Hola cielo, ¿Que tal tu día? -- Preguntó su madre mientras dejaba un beso en su frente.
-- ¡Genial! Tengo que decirte algo.
-- Pues dilo, me muero de curiosidad.
-- Esta bien.. voy a clases de Karate. -- escupió finalmente.
Su madre se quedó en silencio y eso la estaba poniendo nerviosa.
-- ¡Eso es genial! -- Dijo, luego de unos segundos y Maia suspiro tranquila.
-- ¡Si! El señor Lawrence es mi Sensei y es.. duro al principio, pero esta bien. -- comenzó a hablar. -- Miguel, el chico del 109, también toma clases.. -- una sonrisa apareció en su rostro. -- Es genial..
-- ¿Miguel o el Karate? -- Preguntó su madre con una sonrisa divertida.
-- El Karate.. -- Dijo, con un leve sonrojo en sus mejillas.
-- Esta bien. -- solto una pequeña risa. -- Tienes mi permiso, siempre y cuando no descuides tus estudios, sigas siendo tan alegre como siempre... -- Dijo su madre con una tierna sonrisa.
-- Lo prometo. -- Dijo y fue a abrazar a su madre.
-- Espera, no me dejaste terminar. -- La chica se separó del abrazo y miró a su madre. -- Me tienes que presentar a Miguel. -- dijo subiendo y bajando las cejas.
-- ¡Mamá! -- Dijo, roja como un tomate y su madre Soltó una carcajada. -- Me iré a dormir, estoy algo.. cansada.
-- Buenas Noches, Cariño.
Maia fue a su habitación Se acostó y sonrió, aún sonrojada. Quería mucho a su madre, siempre estaba ahí cuando la necesitaba.
Tali.
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