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Capitulo 65

El día siguiente, Hilltop parecía más tranquilo, pero Lou no lo sentía. Cada paso que daba, el peso de lo sucedido parecía aplastarlo aún más. A pesar de estar rodeado de gente, se sentía completamente solo, aislado en su propio dolor. Las heridas de su alma parecían más profundas que cualquier cicatriz física. Su rostro, normalmente expresivo y lleno de energía, ahora mostraba una tristeza palpable. Los ojos caídos, la postura encorvada y el silencio constante lo delataban: Lou no estaba bien.

Daryl, que lo había estado observando desde la mañana, no pudo evitar preocuparse. Aunque Lou había intentado mantener la compostura, Daryl conocía bien los signos. Había pasado por eso, y sabía que el dolor no se iba a ir tan fácilmente. Lo había visto pelear con su propio sufrimiento en muchas ocasiones, y ahora, veía lo mismo en Lou.

Se acercó lentamente, sin presionar, simplemente observando con atención el modo en que Lou miraba al vacío, perdido en sus pensamientos. Daryl no dijo nada al principio, solo se quedó cerca, consciente de que en momentos como estos, las palabras no siempre eran la solución.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó Daryl, con voz baja, casi como si temiera que cualquier palabra pudiera romper la frágil calma que había entre ellos.

Lou levantó la mirada, aunque no completamente, y suspiró, una mezcla de cansancio y desesperación. Sabía que Daryl no era de muchas palabras, pero en ese momento, deseaba que alguien lo entendiera. O tal vez simplemente que alguien estuviera ahí.

— No sé... — respondió con la voz quebrada —. Me siento... roto, Daryl. He perdido todo lo que me importaba. Pensé que aún podría salvar algo, pero me equivoqué... y ahora... ¿qué más queda? ¿Qué hago?

Daryl, al escuchar el dolor en su voz, se acercó un paso más y se apoyó en la pared junto a él, sin invadir su espacio. Sabía que Lou necesitaba tiempo, pero también entendía que, en ese momento, la compañía silenciosa era lo único que podría ayudar.

— Lo que hagas... lo harás cuando estés listo, Lou —dijo finalmente, en tono calmado —. Y no tienes que hacerlo solo. No tienes que tener todas las respuestas ahora.

Lou le lanzó una mirada agradecida, aunque seguía envuelto en su propio dolor. No le sorprendía que Daryl dijera eso, sabía que su hombre había pasado por situaciones parecidas. Pero aún así, no podía dejar de sentirse perdido. ¿Cómo encontrar el camino a seguir después de haber sido arrastrado por tanta oscuridad?

Daryl no insistió, y aunque su preocupación era evidente, entendía que Lou no quería ser presionado. Solo se quedó allí, en silencio, esperando que el tiempo hiciera su trabajo, y cuando Lou estuviera listo, él estaría allí para ayudar a reconstruir lo que quedaba.

Lou se quedó mirando al horizonte, como si esperara encontrar respuestas en el aire que lo rodeaba, pero todo parecía estar vacío, igual que su corazón en ese momento. La pregunta le rondaba la mente constantemente: ¿Algún día dejarán de herirme las personas que amo? Había dado todo por ellos, había puesto sus emociones y su confianza en cada uno, solo para ver cómo todo se desmoronaba una y otra vez.

Se preguntaba si alguna vez encontraría la paz o si estaba destinado a vivir atrapado en un ciclo interminable de pérdidas y traiciones. A pesar de que su vida estaba llena de incertidumbre y dolor, había algo que lo mantenía aferrado a la esperanza: Daryl. Daryl era la única persona que aún no le había fallado, la única que no lo había herido, no importaba cuánto se hubiera arriesgado por los demás.

Pero incluso con Daryl, había un temor creciente en el fondo de su pecho. ¿Y si él también me deja caer? ¿Y si lo hago sentir que tiene que elegir entre mí y lo que es correcto? Lou no podía evitar temer que, tarde o temprano, Daryl también fuera a alejarse, decepcionado o cansado de cargar con el peso de sus propios temores. Había dado tanto de sí mismo por las personas a las que amaba, pero ¿y si eso nunca fuera suficiente?

El miedo a perder a Daryl, el miedo a que algún día él también lo dejara solo, lo mantenía en una constante tensión. Cada vez que Daryl se acercaba o le ofrecía su apoyo, Lou no podía evitar sentirse abrumado, como si una parte de él quisiera alejarse para evitar el dolor anticipado de una posible traición. Pero al mismo tiempo, no podía negar lo que sentía: necesitaba a Daryl en su vida, más que a nadie.

Daryl, al notar la quietud de Lou, se sentó a su lado, sin palabras. No necesitaba preguntar, porque lo conocía lo suficiente como para saber que Lou estaba batallando con algo más profundo. Se quedaron en silencio, observando el paisaje, el viento moviendo suavemente las hojas de los árboles.

Lou suspiró con pesadez, sin apartar la vista del horizonte. Finalmente, la pregunta que lo atormentaba escapó de sus labios en un susurro:

— Daryl... ¿algún día... me vas a dejar también?

Daryl, sin mirarlo de inmediato, sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano. Sabía que Lou necesitaba escuchar una respuesta. Así que, con calma, lo miró a los ojos y le respondió, aunque sin prometer nada, porque la vida, en su caos, nunca podía ser predecible.

— No te dejaré, Lou. No lo haré... hasta que tú me pidas que me vaya. Pero no lo haré ahora, ni lo haré por cualquier error que cometas. Estamos aquí, en esto, juntos. Y no vas a estar solo.

Lou lo miró, buscando en sus palabras la sinceridad que siempre había encontrado en Daryl. Y aunque el miedo seguía acechando su corazón, por un breve instante, algo dentro de él se calmó. Quizás aún había una chispa de esperanza en el caos, y tal vez, solo tal vez, podía aferrarse a eso.

Daryl se quedó mirando a Lou por un momento, como si estuviera buscando la mejor manera de expresar lo que sentía. Sabía lo que Lou estaba pasando, la tormenta interna que luchaba por mantener controlada, y sentía que había llegado el momento de decir lo que nunca antes había salido de su boca, lo que siempre había llevado en el pecho, pero que nunca se atrevió a decir.

Se inclinó un poco hacia Lou, con una mirada firme, pero llena de ternura, y con una voz baja pero clara le dijo:

Te amo, Lou. Y nada ni nadie va a intervenir en eso. No importa lo que pase, no importa cuántos errores cometamos o cuántas veces el mundo intente separarnos... lo que siento por ti es real, y no va a desaparecer. Eres importante para mí, más de lo que las palabras puedan decir. Eres todo lo que me mantiene aquí, lo que me da una razón para seguir adelante.

Lou lo miró con sorpresa y una mezcla de emoción. Su corazón, que había estado tan cerrado por el miedo y la desesperanza, latía más rápido al escuchar esas palabras. Nadie le había dicho algo así en mucho tiempo, y menos alguien como Daryl, alguien que siempre parecía tan fuerte, pero que ahora estaba allí, vulnerable y sincero.

Daryl tomó su mano con firmeza, como si fuera lo único que le quedara a aferrarse en ese mundo roto.

— Tú significas todo para mí, Lou. Todo. Y no voy a dejar que te vayas, ni que el miedo te haga huir. Estamos en esto juntos, ¿de acuerdo?

Las palabras de Daryl se quedaron suspendidas entre los dos, un lazo invisible que parecía fortalecer su conexión. Lou, con los ojos brillando por la mezcla de emociones, no podía evitar sentir un alivio profundo al escuchar esas palabras. Por primera vez en mucho tiempo, podía creer que tal vez, solo tal vez, el amor podía ser real, sin condiciones, sin traiciones.

Finalmente, Lou respiró hondo, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba un poco bajo el peso de esas promesas. No podía evitarlo, aunque su mente seguía llena de miedos y dudas, algo dentro de él comenzó a calmarse.

— Yo también te amo, Daryl... — respondió, con voz baja y algo temblorosa, pero con una sinceridad que venía del fondo de su ser —. Y lo que dijiste... me da esperanza. Tal vez, por primera vez en mucho tiempo, siento que no estoy solo.

Daryl sonrió suavemente, apretando un poco más su mano, y en silencio, ambos se quedaron allí, sabiendo que aunque el mundo seguía siendo un lugar peligroso y cruel, al menos, el uno al otro podrían contar. Y eso, en ese momento, era suficiente.

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