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Capitulo 45

Negan abrió la puerta del harén con su usual aire de superioridad. Varias de sus esposas estaban allí, pero su atención estaba completamente fija en otra figura. Daryl estaba de pie junto a una mesa, vestido con el uniforme beige que tanto despreciaba, la letra "A" destacando en su pecho. Sostenía una bandeja con refrigerios, sus ojos clavados en el suelo, negándose a levantar la mirada.

— Ah, Daryl, — comenzó Negan con su tono burlesco, el bate Lucille descansando sobre su hombro. — ¿Te estás acostumbrando ya a esta pequeña rutina? Servir y no hablar parece ser lo tuyo últimamente.

Daryl no respondió, sus manos apretándose ligeramente alrededor de la bandeja.

Negan sonrió, disfrutando del silencio.

— Sabes, no es tan malo. Hay algo casi... noble en aceptar tu lugar. Pero, claro, no estamos aquí para hablar de eso.

Caminó alrededor de Daryl, observándolo con una expresión de burla.

— ¿Sabes qué es divertido? Hoy estaba pensando en Lou.

Daryl no pudo evitar que sus cejas se fruncieran apenas un poco al escuchar ese nombre, pero mantuvo la vista fija en el suelo.

Negan notó el pequeño gesto y soltó una risa baja.

— Ah, así que ese nombre te suena, ¿eh? Claro que lo hace. Lou... mi hijo.

Daryl levantó la mirada por primera vez, la confusión claramente visible en su rostro. No dijo nada, pero el cambio en su expresión era suficiente para que Negan supiera que había captado su atención.

— ¿Qué pasa, amigo? — continuó Negan, inclinándose un poco hacia él con una sonrisa burlona. — ¿Lou no te dijo la verdad? ¿No te mencionó que es mi sangre, mi hijo, mi pequeño legado en este mundo de mierda?

Daryl apretó la mandíbula, sus ojos ahora fijos en Negan con una mezcla de incredulidad y furia contenida.

— Ah, parece que no lo hizo, — dijo Negan con satisfacción, su voz cargada de burla. — Supongo que no quería que supieras que el hombre que más odias en este mundo es también el hombre que lo trajo al mundo. Interesante, ¿no crees?

Daryl finalmente habló, su voz baja pero cargada de veneno.

— Lou no es como tú.

Negan soltó una carcajada, inclinándose hacia atrás como si Daryl acabara de contar el mejor chiste que había oído en años.

— ¿No es como yo? Claro que no. Lou es especial. Pero eso no cambia el hecho de que es mío. Y ahora que lo pienso... ¿no es curioso cómo terminaste aquí, bajo mi control, mientras él está a salvo conmigo?

Daryl apretó los dientes, sus manos temblando ligeramente mientras intentaba contener su enojo. Negan lo observó con una sonrisa satisfecha, como un depredador disfrutando de la desesperación de su presa.

— Cuida tus emociones, Daryl, — dijo Negan finalmente, su tono burlón cambiando a algo más amenazante. — No querrás hacer algo estúpido. Lou está conmigo, y si decides hacer algo que me moleste... bueno, digamos que las cosas no terminarían bien para ninguno de los dos.

Daryl no respondió, pero su mirada transmitía todo lo que no podía decir con palabras. Negan disfrutó del momento por unos segundos más antes de dar un paso atrás.

— Bueno, bueno, suficiente charla. Sigue con lo tuyo, Daryl. Sirve esos refrigerios como el buen soldado que eres, — dijo Negan con una sonrisa amplia antes de girarse para hablar con una de sus esposas.

Daryl bajó la mirada nuevamente, su mente trabajando rápido mientras la furia hervía en su interior. Ahora sabía algo que no podía ignorar, algo que cambiaría la forma en que veía a Lou... y a Negan.

Dwight caminaba delante de Lou por los pasillos del Santuario, sus pasos resonando en el ambiente frío y sombrío. Negan, sorprendentemente, había accedido a la petición de Lou de ver a Daryl, algo que le parecía extraño pero no iba a cuestionar. Cuando llegaron frente a la puerta del cuarto donde mantenían a Daryl, Dwight abrió sin mucho preámbulo.

El interior era oscuro, apenas iluminado por un pequeño rayo de luz que se filtraba a través de una rendija. El espacio era sofocante, una prisión en toda regla. Lou sintió un nudo en el estómago al ver a Daryl sentado en el suelo, encorvado, con su cabello cubriendo parcialmente su rostro. Su uniforme beige con la letra "A" parecía aún más humillante ahora que lo veía así.

— Daryl, — dijo Lou, entrando rápidamente.

Daryl levantó la vista, y aunque había un destello de alivio en sus ojos al verlo, la dureza seguía allí, en su postura y expresión. Lou se arrodilló frente a él y, sin pensarlo, lo abrazó con fuerza.

— Estaba tan preocupado por ti, — dijo Lou, su voz temblando ligeramente. — No sabes lo mal que me siento al verte así... esto no está bien. No debería ser así.

Daryl permaneció inmóvil por un momento antes de corresponder al abrazo, aunque de forma vacilante.

— Estoy bien, — murmuró, pero su tono no convencía a Lou en absoluto.

Cuando Lou se apartó, notó algo en la mirada de Daryl, algo oscuro, una mezcla de emociones que no podía descifrar del todo. Antes de que pudiera preguntar, Daryl habló.

— ¿Por qué no me dijiste nada? — Su tono era bajo, casi un susurro, pero la intensidad detrás de sus palabras lo atravesó como un cuchillo.

Lou frunció el ceño, confundido.

— ¿De qué estás hablando?

Daryl lo miró directamente a los ojos.

— ¿Por qué no me dijiste que Negan es tu padre?

Lou abrió la boca para responder, pero Daryl continuó antes de que pudiera decir algo.

— ¿Por qué, cada vez que mencionábamos a Negan, tú no decías nada? ¿Qué estabas escondiendo, Lou?

Lou sintió que el aire se volvía más pesado. Las palabras de Daryl eran un golpe tras otro, y aunque sabía que esta conversación era inevitable, no estaba preparado para enfrentarlo ahora.

— Yo... no sabía cómo decirlo, — admitió Lou, desviando la mirada. — No quería que me juzgaras, Daryl. No quería que pensaras que yo... que soy como ellos.

Daryl soltó una risa amarga.

— ¿De verdad crees que te juzgaría por algo que no es tu culpa? Lo que me molesta no es que Negan sea tu padre. Lo que me molesta es que no confiaste en mí para decírmelo. ¿Crees que no hubiera entendido?

Lou apretó los labios, sintiéndose aún más pequeño bajo la intensidad de la mirada de Daryl.

— Tenía miedo, — dijo finalmente, su voz casi quebrándose. — Miedo de que, si lo sabías, te alejaras de mí. Miedo de perderte.

Daryl suspiró y se pasó una mano por el cabello, claramente frustrado pero tratando de mantener la calma.

— Lou, yo no me voy a ir a ninguna parte. Pero tienes que confiar en mí. Porque si no, ¿qué estamos haciendo aquí?

Lou asintió lentamente, las palabras de Daryl calando profundo.

— Tienes razón, — dijo en voz baja. — Te lo diré todo, te lo prometo. Solo... solo no te vayas.

Daryl lo miró por un largo momento antes de asentir.

— No voy a irme. Pero tienes que ser honesto conmigo, Lou. Porque en este mundo, las mentiras nos matan.

La tensión en el aire comenzó a disiparse lentamente, pero Lou sabía que este era solo el comienzo de una conversación más difícil. Mientras miraba a Daryl, atrapado en esa prisión, prometió que haría todo lo posible para liberarlo... y para recuperar su confianza.

Lou respiró hondo antes de hablar, intentando encontrar las palabras correctas mientras miraba a Daryl, quien seguía sentado frente a él, su postura rígida y su mirada fija, llena de una mezcla de dolor y decepción.

— Daryl... — comenzó Lou con suavidad, su voz casi quebrándose. — Nada de esto cambia lo que siento por ti. Nada. Te amo más de lo que puedo poner en palabras. Nunca quise que esto se interpusiera entre nosotros.

Daryl lo miró, sus ojos ligeramente entrecerrados. Había amor en su mirada, sí, pero también herida, como si las palabras de Lou no fueran suficientes para borrar lo que sentía.

— Yo también te amo, Lou, — dijo finalmente, su tono más bajo de lo normal. — Pero no puedo mentirte, esto duele. No porque Negan sea tu padre, sino porque no confiaste en mí para decírmelo. ¿Cómo esperabas que reaccionara cuando lo descubriera de esta manera?

Lou bajó la mirada, sus manos temblaban ligeramente mientras las apretaba en su regazo.

— Pensaba que era solo un nombre... solo eso. Que podía ser otra persona. Pero, muy en el fondo, lo sabía, Daryl. Una parte de mí lo sabía. Solo... no quería aceptarlo. No quería que esa verdad existiera porque, si lo hacía, significaba que yo era su hijo... que tenía una conexión con todo esto.

Daryl respiró profundamente, tratando de procesar lo que Lou le decía.

— ¿Y por qué no me lo dijiste cuando empezaste a sospecharlo?

Lou lo miró a los ojos, su expresión llena de vulnerabilidad.

— Porque tenía miedo. Porque no sabía cómo decírtelo sin que pensaras menos de mí. No quería que me vieras como una parte de él, como si yo fuera su sombra o compartiera algo con ese hombre. Tú me conoces, Daryl, sabes quién soy, pero... el miedo de que tú no lo vieras de esa manera me paralizó.

Daryl negó con la cabeza, su mandíbula apretada.

— Nunca pensaría menos de ti, Lou. Tú eres tú, no importa de quién seas hijo. Pero esto... esto no va de quién es Negan. Va de confianza. Va de ti confiando en mí para cargar con esto juntos. Porque eso hacemos, Lou. Nos cuidamos el uno al otro, ¿no?

Lou asintió rápidamente, las lágrimas amenazando con caer de sus ojos.

— Tienes razón. Lo siento. Lo siento tanto, Daryl. Nunca quise que esto se interpusiera entre nosotros. Te juro que nunca volveré a ocultarte algo así.

Daryl suspiró, su mirada suavizándose un poco.

— No quiero perderte, Lou. Pero necesito que entiendas que, si vamos a seguir adelante, no puede haber más secretos. Porque yo no puedo protegerte si no sé lo que está pasando. ¿Entendido?

Lou asintió de nuevo, acercándose más a Daryl y tomando sus manos con cuidado.

— Lo entiendo, Daryl. Y prometo que ya no habrá más secretos. Te amo demasiado como para arriesgar lo que tenemos.

Daryl lo miró por un momento antes de apretar ligeramente las manos de Lou.

— Yo también te amo, — murmuró. — Pero esto tiene que ser diferente de ahora en adelante. Confianza, ¿sí?

— Confianza, — repitió Lou, su voz apenas un susurro, pero llena de determinación.

Aunque la herida no estaba completamente cerrada, ambos sabían que era un paso hacia adelante, y para Lou, era la oportunidad de demostrarle a Daryl que su amor y su vínculo eran más fuertes que cualquier secreto o pasado que pudieran enfrentar juntos.

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