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Capitulo 39


DOS MESES DESPUÉS.

La luz del sol entraba suavemente por la ventana, iluminando la habitación con un cálido resplandor matutino. Lou estaba acostado de lado, apoyando su cabeza en su mano mientras observaba a Daryl, quien aún parecía medio dormido. Una sonrisa tierna se formó en sus labios mientras pasaba sus dedos por el cabello despeinado de Daryl.

— Buenos días, Daryl — murmuró Lou con voz suave, inclinándose un poco más cerca.

Daryl gruñó ligeramente, intentando cubrirse los ojos con su brazo, pero no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa.

— Demasiado temprano para tus cursilerías, Lou.

Lou rió, sacudiendo la cabeza.

— Eso dices, pero sé que te gusta. ¿Sabes? Me encanta despertarme contigo así. Tú, yo, el silencio... sin caminantes, sin caos. Solo nosotros. Es como si el mundo entero desapareciera por un rato.

Daryl abrió un ojo para mirarlo, notando el brillo en la mirada de Lou.

— Estás más pegajoso de lo normal hoy, — bromeó, aunque su tono era más suave de lo usual.

— ¿Pegajoso? — Lou se burló fingiendo indignación. — Yo diría romántico. Además, alguien tiene que compensar tu falta de palabras bonitas.

Daryl rodó los ojos, pero no podía negar lo que sentía en ese momento. Lou tenía esa manera de hacer que incluso las mañanas más simples se sintieran especiales. Observándolo, Daryl no pudo evitar pensar en lo afortunado que era. Nunca había creído que podría tener algo parecido a esto, alguien que lo amara tan genuinamente, alguien que le hiciera sentir que era suficiente.

Mientras Lou seguía hablándole, susurrando pequeñas confesiones sobre lo feliz que era, Daryl tomó una decisión. Sabía que más tarde saldría con Rick en busca de suministros, y se le ocurrió que sería una buena oportunidad para encontrar algo especial para Lou. No era del tipo que hacía regalos, pero sentía que Lou merecía algo que representara cuánto significaba para él.

— ¿Qué pasa por esa cabeza tuya? — preguntó Lou, notando que Daryl estaba inusualmente pensativo.

— Nada, — respondió Daryl rápidamente, pero luego, incapaz de resistirse, le dio un beso en la frente. — Solo pensando en lo insoportable que eres, pero de una buena manera.

Lou fingió estar ofendido, pero luego soltó una carcajada.

— Sabes que me amas.

Daryl no respondió, pero el leve sonrojo en sus mejillas y la suave curvatura de sus labios dijeron todo lo que Lou necesitaba saber.

El motor del auto rugía suavemente mientras Daryl ajustaba su chaqueta de cuero, listo para partir junto a Rick en busca de suministros. Pero antes de subirse, decidió dar un rodeo rápido hacia la armería, donde sabía que Lou probablemente estaría organizando o revisando armas, como de costumbre.

Al entrar, vio a Lou inclinado sobre la mesa, revisando un par de cuchillos con meticulosidad. Su rostro se iluminó al verlo, aunque trató de ocultarlo con una sonrisa divertida.

— ¿Vienes a despedirte o a buscar algo que olvidaste? — preguntó Lou, cruzando los brazos mientras lo miraba de pies a cabeza.

— Ambas, — respondió Daryl, acercándose con su andar relajado pero firme. — Rick ya está esperándome, pero quería verte antes de irme.

Lou arqueó una ceja, claramente disfrutando del gesto.

— Más te vale traerme algo bueno esta vez, — bromeó mientras dejaba el cuchillo en la mesa y se cruzaba de brazos.

Daryl dejó escapar una ligera risa, algo raro en él pero reservado para Lou. Se inclinó un poco más cerca y con ese tono grave y tranquilo que tanto lo caracterizaba, respondió:

— Te prometo que esta vez será una sorpresa.

Lou lo observó por un momento, una chispa de curiosidad encendiéndose en sus ojos. Sabía que Daryl no era del tipo que hacía promesas a la ligera, y menos cuando se trataba de algo especial.

— Me lo guardaré para cuando vuelvas, — dijo con una sonrisa más suave ahora, mientras extendía la mano para tocar su brazo.

Daryl asintió, mirando el gesto de Lou antes de sostener su mano un instante. Sin decir mucho más, le dio un breve beso en la frente y murmuró:

— Nos vemos pronto. — Luego se dio la vuelta y salió, dejando a Lou con una sonrisa en los labios y la mente llena de especulaciones sobre lo que podría ser aquella sorpresa.

Mientras Daryl se alejaba con Rick, solo tenía una cosa en mente: encontrar algo que hiciera que esa sonrisa de Lou se conservara para cuando volviera.

La noche había caído sobre Alexandria, y Lou estaba terminando de limpiar su rifle en la sala de estar cuando escuchó el sonido de la camioneta de Rick entrando por las puertas principales. Al asomarse por la ventana, vio a Rick y Daryl bajando a un hombre inconsciente del vehículo, uno que parecía estar en mal estado.

Intrigado, dejó lo que estaba haciendo y salió rápidamente hacia la enfermería, siguiendo a Rick y Daryl mientras cargaban al desconocido. Cuando llegaron al interior, Denise ya estaba lista para atenderlo, con todos los suministros que tenía a mano.

Lou cruzó los brazos y se apoyó en el marco de la puerta, mirando con curiosidad al extraño antes de fijar sus ojos en Daryl.

— ¿Esa es tu sorpresa? — preguntó, alzando una ceja con una mezcla de incredulidad y humor. — Bueno, no era exactamente lo que esperaba, pero supongo que no me puedo quejar. Es... interesante, al menos.

Daryl, que estaba ayudando a Denise a colocar al hombre sobre la camilla, le lanzó una mirada rápida y entrecerró los ojos.

— No te pases de listo, Lou, — le advirtió con ese tono grave y seco que a veces usaba cuando intentaba mantenerse serio.

Lou soltó una pequeña risa y se encogió de hombros, pero su expresión se suavizó al ver el estado en que estaba el hombre.

— ¿Quién es? — preguntó mientras se acercaba para echar un vistazo más de cerca.

Rick se adelantó, cruzando los brazos mientras explicaba:

— Lo encontramos en la carretera. Estaba solo, nos robó el camión de provisiones y bueno... esperaremos a que despierte para hablar con él.

Daryl se quedó en silencio, observando al desconocido con irritación, mientras Lou lo miraba de reojo, todavía intrigado.

— Bueno, si esta es tu forma de traerme una sorpresa, al menos me hubiera gustado que viniera con una nota de advertencia, — bromeó, aunque ahora su tono era más ligero.

Daryl simplemente resopló, negando con la cabeza, mientras Rick intervenía para aclarar que esa situación era mucho más complicada de lo que parecía. Lou, por su parte, se quedó junto a Daryl, todavía intrigado y con una leve sonrisa, esperando ver cómo se desenvolvía este inesperado giro en su noche.

Daryl soltó un suspiro exasperado al escuchar la broma de Lou y miró de reojo al hombre inconsciente en la camilla.

— Se llama Jesús, — dijo con tono brusco, frunciendo el ceño. — Y es un imbécil, créeme.

Lou levantó una ceja, haciendo una mueca juguetona.

— No parece un imbécil, Daryl. De hecho, hasta parece un tipo decente. O al menos, más interesante que algunas de las caras que veo por aquí, —
dijo con una sonrisa burlona, jugando con la idea de que tal vez el extraño podría ser una sorpresa inesperada.

Daryl lo miró, molesto, pero también un poco intrigado.

— Eso es porque aún no has hablado con él. Da tiempo.

Lou se echó hacia atrás, cruzándose de brazos con una sonrisa traviesa.

— Bueno, entonces, ¿qué esperas que haga con este 'imbécil'? — preguntó en tono juguetón, sabiendo que estaba tocando un punto sensible en Daryl.

Daryl lo fulminó con la mirada, notando la forma en que Lou lo provocaba con esa sonrisa de lado.

— No te hagas el gracioso, — respondió en tono bajo, su voz cargada de irritación y con un dejo de celos. — Solo vigílalo, ¿de acuerdo?

Lou se rió entre dientes, disfrutando de cómo Daryl reaccionaba, pero al mismo tiempo percibió la tensión en su voz, algo que no pasaba desapercibido para él.

— Oh, ¿qué pasa, Daryl? ¿Te molesta que me interese por este tipo? — dijo con un tono que dejaba claro que no podía evitar disfrutar un poco de la situación.

Daryl, aunque irritable, no pudo evitar que una pequeña sonrisa escapara de sus labios, algo que denotaba lo mucho que esa dinámica entre ellos lo afectaba, pero no dejaba que se notara.

— Te juro que no sé qué hacer contigo, — murmuró con la voz cargada de una mezcla de exasperación y algo más, mientras volvía a centrarse en el desconocido. — Solo... mantén tus bromas para otro momento, ¿sí?

Lou lo observó por un segundo más, sabiendo que no iba a dejar de provocarlo tan fácilmente, pero también dándose cuenta de que, bajo esa dureza, Daryl realmente lo apreciaba.

— Está bien, está bien, — dijo finalmente, con una sonrisa más suave. — No te pongas celoso. Solo te estaba molestando un poco.

Daryl lo miró por un instante, el rastro de celos aún presente en su mirada, pero se encogió de hombros, desviando la atención de nuevo hacia el hombre en la camilla.

— Solo asegúrate de que esté bien. Y... si lo ves hacer algo raro, no dudes en golpearlo.

Lou asintió con una sonrisa, disfrutando de la ligera tensión entre ellos, mientras el extraño seguía allí, inconsciente y ajeno a la pequeña batalla emocional que se estaba librando a su alrededor.

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