
Capitulo 37
La luz suave de la mañana entraba por la ventana, iluminando ligeramente la habitación. Lou estaba despierto, observando a Daryl mientras él seguía dormido, su respiración tranquila y regular. Lou, en su usual forma cariñosa, se inclinó hacia él y suavemente le acarició el cabello, dejando un beso suave sobre su frente.
— Daryl, — murmuró con voz baja pero cálida, esperando que el otro despertara.
Daryl se removió en su lugar, podía sentir la mirada de Lou puesta en él e incluso podía visualizar su sonrisa.
— Si fuera por mí, repetiría lo de anoche una y otra vez. — Su tono era juguetón, pero también cargado de ese deseo que nunca parecía extinguirse entre ellos.
Daryl, que aún se sentía cansado por la intensidad de la noche anterior, frunció el ceño levemente, abriendo los ojos solo lo suficiente como para ver a Lou frente a él. Sus palabras, aunque llenas de cariño, eran demasiado para su mente aturdida por el sueño.
— Lou, — murmuró Daryl, su voz rasposa y aún somnolienta. Se estiró un poco en la cama, buscando una posición más cómoda mientras aún sentía el peso del cansancio en su cuerpo. — Eso tendrá que esperar. Hoy hay cosas más importantes que... eso.
Se acercó un poco más a Lou y lo besó suavemente en los labios, con un toque de dulzura que contrastaba con el deseo de la noche anterior.
Lou sonrió, pero la sonrisa era algo triste, como si estuviera renunciando a algo que realmente deseaba.
— Lo sé — dijo con un suspiro, sin apartar los ojos de Daryl. — Pero... ¿qué tal si tuviera la oportunidad de convencerte luego?
Su tono estaba lleno de insinuación, pero también de un afecto palpable.
Daryl se acomodó un poco en la cama, estirando los brazos mientras intentaba despejarse de la somnolencia.
— Lo que tenemos que hacer ahora es hablar con Rick sobre esos caminantes en la cantera — dijo, su voz tomando un tono más serio. — Eso no puede esperar. Ya sabes lo que pasa cuando dejamos las cosas sin hacer.
Lou asintió, su expresión pasando de la suavidad y ternura a una leve preocupación. Sabía que Daryl tenía razón. La situación con los caminantes era una amenaza real y no podían permitirse más distracciones, aunque a Lou le costaba aceptar que debía dejar de lado el deseo por un momento.
— Lo sé — respondió con un leve gruñido. — Pero esto... lo que siento por ti, no desaparece por mucho que tengamos que hacer.
Daryl se levantó lentamente, estirando los músculos adoloridos, mientras observaba a Lou con una mezcla de cariño y comprensión.
— Lo sé, Lou. Y créeme, después de todo esto... también quiero que lo repitamos. Pero por ahora, Rick y Morgan nos esperan.
Lou suspiró de nuevo, aunque esta vez con una sonrisa más relajada.
— Está bien, Daryl. Lo que sea necesario.
Aunque el tono de su voz mostraba que no estaba completamente convencido, sabía que no podía insistir más. Había algo en el aire entre ellos, una conexión que hacía que Lou se sintiera más vulnerable de lo que estaba acostumbrado, pero también más decidido a proteger y cuidar de Daryl.
— Vamos a acabar con eso de la cantera, luego veremos qué pasa — dijo Daryl, ahora completamente despierto y listo para enfrentarse a lo que fuera que les esperara.
Lou lo miró por un momento, su mirada suavizándose.
— Me gusta cómo piensas — murmuró, antes de ponerse de pie, alistándose para lo que sería un día complicado.
Después de la reunión con Rick y Morgan, donde los planes sobre los caminantes en la cantera fueron establecidos, Lou salió del salón con una sensación de incomodidad. Había algo que no le gustaba, y aunque la conversación con Rick había sido clara, su mente seguía atrapada en la situación con Daryl, en la cual sentía que había sido demasiado posesivo. Estaba tan centrado en protegerlo, en no perderlo, que no había considerado el panorama más amplio.
Mientras caminaba hacia la salida, escuchó pasos que se acercaban rápidamente. Al volverse, vio a Maggie, que caminaba hacia él con un rostro serio.
— Maggie, — murmuró Lou, viendo cómo se acercaba. No era un encuentro que esperaba, especialmente después de lo que había sucedido la noche anterior.
Maggie lo miró fijamente, sus ojos cargados de una mezcla de frustración y preocupación.
— Lou, necesitamos hablar, — dijo, con un tono firme, pero no exento de cansancio.
Lou alzó una ceja, comenzando a sentir el calor de la irritación.
— ¿Ahora qué? ¿Todavía tienes algo que decir sobre lo que pasó anoche? — Su voz salió más áspera de lo que pretendía, pero no podía evitarlo.
— Sí, Lou, tengo mucho que decir, — respondió Maggie, sin perder la calma, pero sus palabras eran duras. — Anoche pusiste tus deseos personales por encima de la seguridad de todos. Estás tan concentrado en Daryl, que olvidaste lo que realmente importa: todos estamos en esto juntos.
Lou abrió la boca para responder, pero se detuvo, sintiendo una oleada de molestia que lo nublaba. No entendía cómo Maggie podía hablarle de esa manera, cuando sabía perfectamente lo que Daryl significaba para él.
— No sé de qué hablas, Maggie, — gruñó, su tono cortante. — Lo único que hice fue intentar... estar con alguien que me importa. Si no lo entiendes, no sé qué más decirte.
Maggie no retrocedió.
— Lo entiendo, Lou. Pero estás actuando de forma egoísta. No solo estás poniendo a Daryl en peligro, también estás poniendo a todos los demás en peligro. Si todos empezamos a hacer lo mismo, a seguir nuestros deseos personales sin pensar en el bien común, estaremos perdidos. ¿Eso es lo que quieres?
Las palabras de Maggie lo golpearon con fuerza. Lou estaba a punto de explotar, pero en lugar de responder de forma agresiva, se quedó en silencio, procesando lo que ella decía. Sabía que tenía algo de razón, aunque el dolor y el miedo lo nublaban. Tomó una respiración profunda antes de hablar, esta vez con menos rabia, pero con una profunda tristeza.
— Lo que me dices es cierto, Maggie, — dijo con voz baja. — Pero no sé cómo manejar esto. No sé cómo dejar ir el miedo de perderlo... de perder a alguien que realmente me importa. — Su mirada se suavizó, aunque la molestia aún estaba presente. — No sé cómo no pensar en eso cuando estábamos tan cerca de perder todo.
Maggie lo miró con una mezcla de comprensión y pena. Sabía lo que Lou estaba sintiendo, y aunque sus palabras habían sido duras, comprendía el dolor que cargaba.
— Sé que te asusta, Lou. Yo también tengo miedo. Pero no podemos dejar que ese miedo nos controle. No podemos permitir que nuestro amor por alguien se convierta en algo que nos haga perder la cabeza.
Lou miró a Maggie en silencio por un momento, procesando cada palabra. A pesar de su incomodidad y su malestar, algo en el fondo sabía que Maggie tenía razón. Pero no podía quitarse de encima el miedo que sentía por Daryl, la necesidad de protegerlo a toda costa.
Finalmente, después de un largo suspiro, Lou se relajó un poco.
— Lo siento, Maggie. Quizás fui demasiado... posesivo. No era mi intención poner a todos en peligro. — Se pasó la mano por el rostro, como si quisiera sacarse el peso de encima. — Solo... me asusta mucho perderlo. No quiero que eso pase.
Maggie lo miró fijamente y, después de un momento, sus labios se curvaron en una ligera sonrisa.
— Lo sé, Lou. Y yo también tengo miedo de perder a todos los que me importan. Pero debemos aprender a lidiar con eso, no dejar que nos consuma.
Lou asintió lentamente, sintiendo que la tensión en su pecho comenzaba a aliviarse.
— Gracias, — murmuró, aunque sus palabras eran más un suspiro que una verdadera respuesta.
— Y... Lou, — Maggie agregó, con una suavidad inesperada. — Lo que te dije semanas atrás, lo que te lancé en medio de mi rabia... lo siento mucho. No debí decirlo. Sabía lo que significaba para ti y aún así fui cruel. No debí decirte que no tenías familia. Sabía que te dolía. Perdóname.
Lou la miró, sorprendido por la sinceridad de su disculpa. La dureza de la conversación anterior desapareció por completo, reemplazada por un entendimiento mutuo. Aunque las palabras de Maggie lo habían herido en su momento, ahora entendía el contexto y el dolor detrás de ellas.
— No tienes que disculparte, Maggie,
— dijo en voz baja. — Yo también... lo siento. Fue difícil para mí, pero sé que también te preocupas por todos.
Maggie asintió con una pequeña sonrisa, aliviada.
— Y yo te aprecio, Lou. Y sé que a veces la rabia nos hace decir cosas que no queremos. Pero lo importante es que lo reconocemos, que aprendemos y seguimos adelante.
Lou la miró por un momento antes de girarse hacia la salida.
— Gracias por decirme eso, — dijo, aunque con la voz más suave que antes.
Maggie le dio una mirada comprensiva antes de dejarlo ir, sabiendo que Lou no era perfecto, pero que estaba intentando mejorar. Y eso, en estos tiempos, era lo más importante.
Esa noche, mientras la luz cálida de la chimenea iluminaba el comedor, Lou y Daryl cenaban en un silencio cómodo, pero palpable. Lou parecía estar ausente, como si su mente estuviera vagando lejos de la mesa, pero Daryl no pudo evitar percibir algo más en su comportamiento. Había una energía en Lou, un entusiasmo contenido, como si algo dentro de él estuviera a punto de estallar.
Daryl no pudo evitar notarlo. El silencio que los rodeaba solo hacía más evidente la energía que Lou exudaba, como si estuviera esperando el momento adecuado para hablar, para decir algo que había estado guardando. Daryl lo observó por unos momentos más antes de dejar el tenedor a un lado, su curiosidad finalmente superando la calma.
— ¿Qué pasa, Lou? — Preguntó Daryl, su tono tranquilo pero con una nota de intriga, observando cómo Lou lo miraba.
Lou se quedó en silencio unos segundos, como si estuviera evaluando la respuesta de Daryl. Y cuando finalmente lo miró, sus ojos brillaban con algo que Daryl no había visto antes: era una mezcla de emoción pura y algo más profundo, algo que había estado esperando expresar.
Sin dar muchas palabras de preámbulo, Lou se levantó de su asiento y caminó hacia Daryl, su paso firme, pero con un aire de vulnerabilidad en su rostro. Se agachó frente a él, tomando las manos de Daryl en las suyas de una manera que era a la vez suave y decidida, como si no quisiera dejar escapar el momento.
— Daryl — empezó Lou, su voz baja pero clara, llena de emoción contenida. — Sabes cuánto te quiero, ¿verdad?
Daryl no respondió de inmediato, pero su mirada se suavizó. Era difícil no sentirse tocado por la seriedad de Lou, por la intensidad en su tono. Lou siempre había sido directo, pero había algo diferente en él esta noche, algo que lo hacía parecer más abierto, más expuesto.
Lou continuó, sin soltar las manos de Daryl.
— No es solo una cuestión de amor, Daryl. Es cómo me haces sentir... Cada vez que estoy contigo, cada vez que te miro, siento que todo tiene más sentido. Antes de ti, todo era un caos, una constante lucha para encontrar un propósito. Pero desde que entraste en mi vida, me has dado algo más que esperanza. Me has dado una razón para seguir adelante, una razón para creer que las cosas pueden ser diferentes, incluso en este mundo destrozado.
Daryl lo miró fijamente, su respiración se detuvo por un momento, como si las palabras de Lou lo alcanzaran de manera inesperada. Había algo más profundo en lo que Lou decía, algo que lo tocaba, aunque no entendiera todo lo que Lou estaba sintiendo.
Lou apretó ligeramente las manos de Daryl, su mirada se intensificó.
— No sé qué pasará en el futuro, pero sé que no quiero perderte. Eres... todo para mí, Daryl. Y sé que esto es más grande de lo que ambos pensábamos, más grande que lo que cualquier de nosotros podría haber imaginado.
Daryl sintió un escalofrío recorrerle la espalda, no solo por la sinceridad de Lou, sino por la forma en que lo decía, como si estuviera a punto de revelar algo mucho más grande, más profundo. Algo que había estado guardando, algo que Lou sabía que tenía que compartir, aunque no supiera cómo.
Finalmente, Lou se inclinó hacia adelante, acercando su rostro al de Daryl, con una leve sonrisa en sus labios, pero también con una expresión de vulnerabilidad que nunca antes había mostrado.
— Y lo que quiero decirte, Daryl, es que... no puedo imaginar mi vida sin ti. No puedo. Y lo que más temo en este momento, es que algo te pase y yo no pueda hacer nada para evitarlo.
La tensión en el aire creció, y Daryl, con el corazón acelerado, comprendió que lo que Lou había estado guardando era algo más grande, algo más serio de lo que parecía. Pero en ese momento, todo lo que pudo hacer fue mirar a Lou, buscando las respuestas en sus ojos.
Lou respiró profundamente antes de hablar, soltando una leve risa nerviosa mientras buscaba las palabras correctas. A pesar de toda su confianza habitual, esta vez parecía diferente, más serio, más expuesto.
— Daryl, he estado pensando mucho en nosotros... en todo lo que hemos pasado, en lo que somos ahora. — Sus dedos rozaron suavemente las manos de Daryl, como buscando una conexión física mientras hablaba. — Quiero que esto sea para siempre. No importa lo que venga, lo que enfrentemos... quiero que sepas que estoy contigo.
Daryl frunció el ceño ligeramente, no por molestia, sino por la intensidad con la que Lou hablaba. Antes de que pudiera decir algo, Lou soltó una de sus manos y sacó algo del bolsillo de su chaqueta, un pequeño objeto envuelto en un trozo de tela.
Con cuidado, desenrolló el contenido y dejó al descubierto un anillo de plata simple, colgando de una fina cadena. Lou levantó la mirada hacia Daryl, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nerviosismo.
— Sé que esto no es lo que normalmente haríamos, y sé que no eres de usar cosas en las manos o en los dedos... pero pensé que esto sería perfecto. — Lou sostuvo la cadena con el anillo, mostrando cómo relucía bajo la luz tenue. — Tengo uno igual. Es nuestra forma de decir que estamos juntos, que esto es más que palabras.
Daryl se quedó en silencio por un momento, sus ojos fijos en el anillo. La simplicidad del gesto, la honestidad detrás de ello, hizo que algo cálido se extendiera por su pecho. Finalmente, levantó la mirada hacia Lou, asintiendo con un leve movimiento de cabeza.
— ¿A esto te referías cuando decías que querías algo que nos uniera más? — Preguntó Daryl, con una pequeña sonrisa que apenas curvaba sus labios.
Lou soltó una risa suave, relajándose al ver la respuesta de Daryl.
— Sí, eso mismo. Quiero que este anillo sea un recordatorio de que, pase lo que pase, siempre estaremos juntos.
Daryl tomó el collar con el anillo y lo sostuvo entre sus dedos, su expresión se suavizó mientras lo estudiaba. Finalmente, lo colocó alrededor de su cuello y dejó que el anillo descansara contra su pecho. Alzó la mirada hacia Lou, con una expresión más abierta de lo que normalmente mostraba.
— Está bien. Hagámoslo.
Lou exhaló como si hubiera estado conteniendo la respiración, una sonrisa amplia iluminando su rostro. No pudo evitar inclinarse hacia adelante y besar a Daryl, suave pero lleno de emoción.
— Esto significa mucho para mí, Daryl. No tienes idea.
Daryl respondió al beso, asintiendo ligeramente cuando se separaron.
— Creo que sí tengo una idea.
La noche continuó con ambos disfrutando de la nueva conexión que acababan de forjar, una promesa silenciosa que los acompañaría en todo lo que estaba por venir.
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