
Capitulo 14
Lou y Daryl caminaron por el bosque en silencio, cada uno con su mente ocupada en sus propios pensamientos, aunque el aire estaba cargado de algo entre ellos. Después de la conversación anterior, Lou había decidido seguir con su oferta de ayudar a conseguir más fórmula y pañales para Judith, y Daryl, como siempre, aceptó sin cuestionar mucho. A pesar de la seriedad de la misión, había algo diferente en la manera en que caminaban juntos, un entendimiento tácito de que las cosas entre ellos no eran como antes. Pero ninguno de los dos estaba seguro de cómo manejar esa nueva dinámica.
La atmósfera era tranquila al principio, ambos con la vista fija en el camino por delante. Lou, sin embargo, se sentía extrañamente nervioso, y no solo por la misión en sí. Había algo en la forma en que Daryl se movía, en la forma en que sus ojos se fijaban en el horizonte, que lo hacía sentir un torbellino de emociones, y no estaba seguro de cómo lidiar con eso. Las hormonas, como solía decir, estaban a tope, y no podía evitarlo.
De repente, Lou se acercó un poco más a Daryl, sus pasos coincidiendo con los de él mientras trataba de aligerar el ambiente.
— Oye, Daryl, — dijo en tono juguetón, aunque su voz sonaba un poco más suave de lo que él había intentado. — ¿Alguna vez pensaste que estaríamos haciendo esto? Conseguir pañales y fórmula, y de alguna manera, esto está... bueno, no sé, raro.
Daryl lo miró de reojo, ligeramente desconcertado.
— No tiene nada de raro, Lou. Es para Judith. — Su tono era directo, como siempre, pero Lou notó algo más en su mirada, algo que indicaba que quizás él también estaba algo incómodo con la situación.
— Sí, claro, — respondió Lou, riendo un poco nervioso, pero sin poder evitar la curiosidad que crecía dentro de él. — Solo digo que... en un mundo normal, esto sería la parte más aburrida de cualquier día. Pero aquí estamos, con caminantes acechando por todas partes, y nos preocupamos por pañales.
Daryl soltó un bufido, sin dejar de caminar.
— A veces las cosas simples son lo único que tenemos, Lou. — Pero cuando miró a Lou, algo cambió en la expresión de su rostro, un pequeño destello de algo indefinido que Lou no pudo identificar.
Justo en ese momento, la tensión entre ellos creció aún más, y Lou lo sintió. El aire estaba más denso, la cercanía de Daryl lo hacía sentir nervioso, y por un momento, la realidad de lo que había entre ellos parecía más palpable de lo que él estaba dispuesto a admitir. Antes de que pudiera decir algo más, el sonido de un crujido en la maleza rompió el silencio.
— ¡Cuidado! — Daryl empujó a Lou hacia un lado justo cuando un caminante surgió entre los árboles, abalanzándose hacia ellos con una rapidez sorprendente. Lou apenas tuvo tiempo de reaccionar, y el caminante cayó justo frente a él, lanzándose hacia él con hambre.
Daryl reaccionó de inmediato, usando su cuchillo para atravesar la cabeza del caminante, enviándolo al suelo. Lou, aun con la adrenalina disparada, sintió el peso de la situación y miró a Daryl con una mezcla de gratitud y, aún, incomodidad.
— Te lo debo, — murmuró Lou, intentando calmarse.— Gracias.
— Está bien, — Daryl respondió, su tono más grave de lo normal. — Solo mantente alerta.
Sin embargo, después de la acción, Lou no pudo evitar mirar a Daryl de una manera diferente. En ese momento, la adrenalina se disipó, pero el calor entre ellos siguió presente. Era como si la cercanía del peligro hubiese desatado algo más que solo una sensación de supervivencia. Lou sintió el impulso de decir algo, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta.
Daryl no dijo nada más, pero su mirada volvió a encontrar la de Lou. Era como si ambos entendieran que las cosas no podían seguir siendo las mismas, pero no sabían cómo cambiar la dinámica entre ellos sin que se volviera aún más incómoda.
— Vamos, — dijo Daryl finalmente, mirando hacia el camino que aún quedaba por recorrer. — Tenemos que conseguir eso antes de que anochezca.
Lou asintió, aunque su mente aún estaba ocupada en lo que había sucedido. A pesar del pequeño incidente, se dio cuenta de que las cosas entre ellos seguían siendo complicadas, y no sabía si estaba listo para enfrentarse a lo que pudiera surgir de esa tensión.
Casi en silencio, continuaron su caminata, sabiendo que el mundo en el que vivían no solo ponía en riesgo sus vidas, sino también las emociones que intentaban ignorar. Y aunque el peligro inmediato había pasado, el conflicto interno de Lou solo parecía haber comenzado.
La tienda estaba en silencio, la oscuridad de la tarde ya comenzaba a envolverlos, pero dentro de ese pequeño refugio, Lou y Daryl se encontraban en un momento tenso e inesperado. Lou no podía negar lo que sentía, una atracción que lo quemaba por dentro, y con Daryl tan cerca, no podía ignorarla más.
Lou se acercó más a Daryl, casi sin pensarlo, sus movimientos rápidos y decididos. La tensión entre ellos había alcanzado su punto máximo, y Lou no pudo evitarlo. En un impulso, lo besó, de una manera que no solo era ansiosa, sino cargada de deseo, su cuerpo buscando una conexión más allá de las palabras.
Daryl se quedó congelado por un momento, sorprendido, pero rápidamente sus instintos lo hicieron reaccionar. La cercanía de Lou, su calor, lo desarmaron de una manera que nunca había experimentado. Lou lo besó con hambre, tocándolo con una necesidad que solo podía ser alimentada en ese instante, en ese espacio pequeño donde nada más importaba.
El beso se profundizó, cada uno buscando algo en el otro, como si el mundo fuera irrelevante por un breve segundo. Lou lo tocaba, sus manos recorriendo el torso de Daryl, buscando acercarse aún más. Pero en el momento que Daryl intentó devolver el gesto, la razón comenzó a tomar el control de nuevo. Aunque el deseo estaba allí, la confusión también lo estaba, y la sensación de que estaban cruzando una línea que podría cambiarlos a ambos, los detuvo.
Antes de que pudieran ir más allá, un sonido rompió la atmósfera cargada de tensión. Un crujido lejano de la tienda, seguido por el sonido de pasos arrastrándose. Ambos se separaron rápidamente, el aire entre ellos de nuevo tenso y lleno de incertidumbre.
— Daryl... — Lou comenzó, respirando agitadamente, la piel aún caliente de la cercanía, pero su voz cortada por la urgencia de la situación.
— Lo sé, — respondió Daryl, ajustándose rápidamente la ropa mientras sus ojos se centraban en la entrada de la tienda. — No tenemos tiempo para esto.
De inmediato, la necesidad de supervivencia tomó prioridad. Los dos se desplazaron con rapidez hacia la entrada de la tienda, alertas, sabiendo que los caminantes no darían tregua. Apenas un par de segundos después, dos caminantes entraron tambaleándose en la tienda. La atmósfera cargada de deseo ahora se desplazaba por completo a una pura reacción instintiva de lucha.
Daryl fue el primero en moverse, usando su cuchillo con precisión, atravesando la cabeza de uno de los caminantes. Lou, aún con la respiración agitada, se unió rápidamente, utilizando una barra de metal para derribar al otro caminante, quien se desplomó sin vida en el suelo.
Ambos respiraron entrecortadamente después de la acción, el silencio de la tienda reemplazado por el sonido de su respiración.
— Eso estuvo cerca, — dijo Lou, aún con una sonrisa nerviosa en los labios.
Daryl, con los ojos fijos en el cuerpo inerte de los caminantes, asintió lentamente, pero no dijo nada más. La situación, la tensión entre ellos, todo parecía haber quedado suspendido en el aire, sin saber si seguirían adelante o si el deseo latente entre ellos se disiparía como una brisa.
— Vamos a conseguir lo que necesitamos y salir de aquí, — dijo Daryl finalmente, con la voz grave, volviendo a la misión.
Lou asintió, su mente aún lidiando con lo que acababa de pasar. El deseo no había desaparecido, pero por el momento, se obligó a guardarlo para más tarde. Después de todo, el mundo en el que vivían no les daba tiempo para complicarse más de lo necesario. Pero dentro de él, una pregunta seguía dando vueltas: ¿qué significaba todo esto?
Era tarde, la noche había caído y el grupo estaba acampando cerca de la prisión, como siempre. El fuego chisporroteaba, el aire era fresco y el sonido lejano de caminantes se desvanecía en el horizonte. Daryl se encontraba cerca del borde del campamento, apoyado contra un árbol, vigilante como siempre.
Lou se acercó lentamente, casi en silencio, su silueta recortada por las llamas del fuego. Al principio, Daryl no lo notó, pero al sentir su presencia, levantó la cabeza, sus ojos clavándose en los de Lou, que ahora estaba a solo unos pasos de él.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó Daryl, con la voz un poco más rasposa de lo normal, sin poder evitar notar cómo el corazón le latía un poco más rápido.
Lou sonrió de manera tranquila, casi sin esfuerzo, como si todo fuera natural. Su mirada era intensa pero cálida, esa mirada que a Daryl le resultaba difícil de leer, pero que también lo desconcertaba.
— Solo quería pasar un rato contigo — respondió Lou, su tono suave pero firme. Se inclinó ligeramente hacia Daryl, acercándose un poco más. Los dos estaban demasiado cerca, pero Lou parecía no preocuparse por eso.
Daryl, instintivamente, dio un paso atrás. No estaba seguro de por qué lo hacía, si era por incomodidad o porque, simplemente, no quería que Lou notara cuánto lo afectaba estar tan cerca.
— No es buena idea... — murmuró Daryl, intentando mantener la distancia, aunque su voz no sonaba tan firme como solía ser. Había algo en Lou que hacía que todo eso fuera difícil.
Lou no dijo nada, pero su expresión cambió, como si estuviera comprendiendo la lucha interna de Daryl. Luego, sin previo aviso, dio un paso más hacia él, acortando la distancia, hasta que los dos estaban a menos de un pie el uno del otro.
— ¿Por qué no? — preguntó Lou, su tono suave, pero con algo más detrás de sus palabras, algo más que solo curiosidad.
Daryl sintió cómo sus manos se tensaban, pero no podía apartar la vista de Lou. Había algo en su rostro, algo en esos ojos que lo estaba desarmando lentamente. Lou, con su sonrisa tranquila y su presencia tan cálida, parecía ver más allá de las barreras que Daryl había levantado durante todos esos años.
— Porque no... — Daryl intentó hablar, pero las palabras no salieron con la misma firmeza que quería. En cambio, se quedó mirando a Lou, sintiendo que su cuerpo reaccionaba a la cercanía de él, como si la presencia de Lou lo desbordara.
Lou, al notar la incomodidad en Daryl, sonrió de nuevo, pero esta vez era un poco diferente. Había algo juguetón en su mirada, pero también algo protector, como si entendiera que Daryl estaba luchando contra algo mucho más grande que él mismo.
— Solo quiero saber qué es lo que piensas, Daryl —dijo Lou, dando otro paso hacia él, hasta que finalmente estuvo tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo.
Daryl tragó saliva, incapaz de apartar la vista de Lou. Sabía que lo estaba poniendo a prueba, sabían que ambos sabían lo que estaba pasando, pero algo dentro de Daryl lo hizo bajar la guardia, aunque solo fuera por un segundo.
— Es complicado... — murmuró, apenas audible, mientras intentaba apartar la mirada. Pero Lou, con una suavidad increíble, levantó la mano, tocando el brazo de Daryl con un gesto tan ligero que casi parecía que no quería asustarlo.
— Lo sé... no tiene que ser fácil, Daryl. Pero no tienes que esconderte de lo que sientes. No aquí, no conmigo — le dijo Lou, y por un momento, el mundo exterior desapareció. Solo existían ellos dos, y el silencio que los rodeaba.
Daryl miró a Lou, notando cómo su pulso se aceleraba, cómo la confusión se multiplicaba por cada segundo que pasaba. Había algo en Lou, en esa suavidad y paciencia, que lo hacía sentir vulnerable, pero también deseado de una manera que no podía explicar.
El momento fue interrumpido cuando un sonido distante les recordó que no estaban solos, pero Lou no se apartó. Estaba allí, tan cerca, y por una vez, Daryl no se sintió incómodo. Solo sintió algo más: una necesidad de explorar lo que todo eso significaba.
— Lo que sea que esté pasando... no me voy a alejar — susurró Lou, su voz tan suave que fue como un suspiro en el aire frío de la noche.
Daryl, por fin, dejó ir una pequeña sonrisa. No estaba completamente seguro de lo que sentía, pero, por primera vez, estaba dispuesto a enfrentarlo.
— No sé qué estás haciendo conmigo... — murmuró, pero no parecía tan molesto por ello.
Lou, como siempre, sonrió, satisfecho por haberlo hecho sentir algo más allá de la confusión.
Daryl no podía evitarlo. Cada vez que Lou lo miraba con esa suavidad que no era propia de este mundo tan brutal en el que vivían, algo dentro de él se desmoronaba. Lou, con su forma caballerosa y educada de ser, estaba empezando a afectarlo más de lo que debería. Era algo que Daryl no podía negar, aunque lo intentara. En un mundo donde la violencia y la supervivencia eran lo único que importaba, Lou era un recordatorio constante de lo que podría haber sido una vida diferente, una vida que no se había perdido por completo.
En sus primeras semanas juntos, Daryl había reconocido en Lou una calidez que parecía no tener cabida en este mundo. El tipo de calidez que lo hacía parecer más un extraño en un grupo de supervivientes que una pieza fundamental de él. Pero después de la salida al mercado, después de esa tienda, algo había cambiado. Lou, siempre tan atento y tranquilo, ahora parecía tener un modo diferente de ser con él. Era más insistente en su gentileza, más cercanamente emocional, algo que Daryl no podía manejar sin sentirse incómodo y a la vez atraído.
Había algo en la manera en que Lou lo miraba, en cómo sus palabras parecían siempre ir un paso más allá de la cortesía habitual. Los pequeños gestos, las sonrisas, y sobre todo el tono en su voz... como si quisiera decirle algo más, algo que Daryl no estaba seguro de poder procesar.
Lou lo había tocado, en un gesto tan sutil como inesperado, como si hubiera cruzado una línea invisible. Y Daryl, incapaz de ignorarlo, lo había sentido en su piel, recorriéndole un escalofrío por todo el cuerpo. Había algo en su forma de ser, su capacidad para ser amable sin estar pidiendo nada a cambio, lo que comenzaba a derretir las barreras de Daryl.
No se trataba solo de su atractivo físico, aunque no podía negar que Lou era, sin duda, alguien con una presencia magnética. Se trataba de cómo lo trataba, de cómo lo hacía sentir como si aún hubiera belleza en este mundo destruido. Y eso lo desconcertaba. Lo hacía sentir vulnerable, pero también, por primera vez en mucho tiempo, deseaba abrirse a ello. No sabía si lo que sentía era el resultado de la soledad o si era algo más profundo. No sabía si era solo un reflejo de su propia necesidad de afecto o si realmente algo en Lou lo había tocado de una manera que lo desarmaba.
Pero esa suavidad en su forma de ser, esa calma que emanaba incluso cuando el mundo estaba al borde del colapso, lo dejaba casi sin palabras. Se sentía atrapado en un tira y afloja entre su deseo de alejarse y su incapacidad para resistirse a la cercanía de Lou.
¿Qué estás haciendo conmigo, Lou?, pensó Daryl mientras se apartaba para no hacer más obvias sus emociones.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro