𝑳𝒐𝒏𝒈 𝒉𝒂𝒊𝒓
¿Te has preguntado qué tan fácil es despejarnos de algo que tanto nos ha marcado en la mente?
Puede que pienses en comentarios negativos contra tu físico o algo que te baje la autoestima relacionado a tu personalidad...
Bueno, tengo una historia para contarte.
Ranteni era un hermoso joven, de una belleza tan angelical y radiante. Su físico era como pocos podían tener, y es que sus rasgos finos contrastan a la perfección con su elegancia al moverse y su basta inteligencia dentro de las ciencias más exactas.
Sin embargo, el hombre tenía una cualidad que lo hacía destacar por sobre todas las cosas:
Un cabello rubio.
La larga cabellera del joven era una rareza. Ver ese brillo tan dorado que se reflejaba de la raíz hasta las puntas era tan hipnótico para muchos, se podría decir que era la cualidad por la que más miradas robaba de gente que se interesaba mucho en él.
A pesar de que no le gustaba decirlo en voz alta, Ranteni siempre había sido orgulloso de su cabello rubio y largo, que le caía como una cascada dorada por su espalda; le parecía muy curioso como tan solo sacudir esa melena con el aire de las brisas de otoño hacía que todos centrarán su atención en él.
Pero así como amaba su cabello, Ranteni amaba más cuando se lo cortaba...
Era una adicción para él: Ver un ciclo constante en el que las hebras doradas luchaban en contra de las tijeras para no ser desvanecidos de nuevo.
Sonará cruel, pero Ranteni solo usaba su cabello para que todos lo amen, pero él muy en el fondo lo odiaba. Le recordaba todos esos comentarios que le hacían cuando era pequeño y su insistencia por compararlo con una tierna niña.
Una que nunca pudo ser, y que su distante familia siempre le recordó.
Para él tener lo que ver todos los días era como un infierno...
Ese día, el caballero rubio había decidido acudir a la cita que había reservado para la estética. Quería un cambio de look ahora que iba a entrar a la universidad, y de paso, deshacerse de esa horrible melena rubia que tenía.
Cuando llegó, se sentó en la silla más apartada y esperó a su estilista.
“¡No! No lo hagas...”
Todo dió un giro de ciento ochenta grados cuando unas voces comenzaron a atormentar su cabeza, sonando por todas partes cuando cerraba sus ojos.
“Si lo haces nadie nos va a amar, ¿eso es lo que quieres para nosotros?”
“Nunca seremos felices ahora...”
“¡Te odio! ¡Ahora nos veremos feos!”
“Nadie nos volteará a ver.”
“¡Y TODO POR TU CULPA!”
El rubio abrió los ojos, algo asustando, pero al poco tiempo, su cuerpo se relajó y no le dio más importancia al asunto. Ahora sintió como poco a poco iba a perder cada mechón de su pelo, todo por las manos con tijera de ese estilista.
En la tarde, y posteriormente de una larga visita al salón de belleza, Ranteni se sintió extraño...
“¿Qué hiciste ahora?”
Las voces de su interior no lo dejaban pensar con claridad, pero ese no era el menor de sus problemas, pues el rubio notó cómo su reflejo en el espejo parecía diferente, como si una parte de ella hubiera desaparecido o solo se había oscurecido con la sombra del lugar.
- “Tal vez estoy alucinando.” - Pensó, tallando sus ojos y siguiendo con su rutina del día.
Esa noche, mientras dormía, el joven sintió una sensación de tirón en su cabeza, y no hubiera pasado nada de no ser porque además de eso, también comenzó a arrastrarse poco a poco a la orilla de la cama, como si alguien lo estuviera empujando.
Asustando, se despertó con cuidado y observó a su alrededor, intentando ser escéptico ante la situación.
Para su sorpresa, algo inesperado y difícil de explicar había pasado: Pudo ver cómo ahora el reflejo de su rostro estaba derritiéndose, como si fuera una vela de seda, y vio que su hermoso cabello recién cortado había crecido de nuevo, pero de manera grotesca.
Su bella cabellera dorada no era la misma ahora, estaba retorcida, maltratada y enredada, como una serpiente vieja del desierto. El joven no pudo reaccionar, sintiéndose en shock antes la escena que está frente a sus ojos.
Al día siguiente, Ranteni recibió un paquete misterioso, justo antes de que pudiera ir a la escuela. Al mirar la caja, notó un espejo viejo en él, vió desde ahí su reflejo con el cabello largo de nuevo, pero con las cuencas de sus ojos vacías y saliendo sangre de esta.
El rubio tiró el viejo espejo al suelo por el susto.
- “No puede ser...” - Dijo preocupado.
Pasaron semanas, y nunca dejaron de pasar cosas extrañas en su vida:
En el primer día, Ranteni encontraba mechones dorados de su cabello en lugares inexplicables.
Durante el segundo día, escuchaba susurros que le decían "Vuelve a crecer" o "Tu belleza dejará de existir".
Para el tercer día, su cuerpo sufría cambios, encontraba hematomas y pequeñas quemaduras en su cara, sus dedos se ponían morados y sus piernas le dejaban de responder.
Ya para el cuarto día, veía sombras que se parecían a él, pero con muchas deformidades; notaba muchos huesos saliendo de sus costillas o tres dedos de más en cada mano.
El quinto día finalmente decidió quedarse, luego de levantarse y ver su reflejo en el espejo del baño. Aquel joven rubio notó algo terrible, pues parte de su rostro fue cortado, desde su cuero cabelludo hasta su mentón.
Ranteni se dio cuenta de que su cabello cortado había despertado una maldición. Su propia belleza había sido su protección, y al cortarla, había liberado algo que lo atormentaba desde hace años.
- “Nunca fuí perfecto, nunca lo era y nunca lo seré...” - Dijo el rubio, cubriendo su rostro con desesperación para no verlo.
Durante los últimos dos días de la semana, el rubio cubrió todo lo que podía reflejar su rostro por la casa; tiró sus espejos, cubrió las ventanas con cortinas y rompió platos de cristal, quedando un completo desastre en la casa.
Para esa noche, Ranteni se despertó al sentir que algo lo estaba asfixiando con agresividad. Al abrir sus ojos, notó su cabello largo y retorcido envolviéndole el cuello, como si tuviera vida propia.
El rubio intentó cortar el pelo, usando tijeras o pedazos de vidrios rotos que estaban en el suelo.
No obstante, el joven no pudo escapar.
Al día siguiente, la policía reportó el cuerpo sin vida del que alguna vez era un hermoso chico, con su cabello largo y enredado cubriendo su deforme rostro.
- "Pobre chico, arruinó su vida por culpa de su obsesión..." - Se escuchó una voz misteriosa, proveniente del reflejo congelado de Ranteni.
- 𝓡𝓸𝓼𝓮𝔃𝓸𝓷𝓮𝓼.
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