—— SILVER FINGER ——

—¿Dónde está mi hermano?— Preguntó Serena acercándose a Deaton.

—Ha ido a ver a Stiles. El Sheriff ha optado por llevarle a la Casa Eichen.— Explicó Deaton haciendo que Serena suspirase.

—No servirá de nada...— Murmuró Serena, sabiendo que nada detendría al Nogitsune. —Y gracias, por ayudarnos.— Añadió mientras mostraba una pequeña sonrisa.

—Siempre lo haré. Aunque ha sido una suerte para nosotros que tomara el dolor de Scott, si hubiera tomado primero el tuyo... posiblemente tendríamos un problema mucho más serio.— Aseguró Deaton haciendo que Serena agachara la cabeza, el miedo siempre condicionaba todo, incluso su condición de sobrenatural.

—Scott dice que no tengo que tener miedo, pero lo hago. Tengo miedo de hacer daño a los demás, pero... han sucedido muchas cosas como para no tener miedo, las he visto.— Admitió Serena sabiendo que podía confiar plenamente en Deaton, siempre lo había hecho y siempre lo haría.

—El miedo es una parte de nosotros, es lo que nos hace humanos. Tal vez sea algo de lo que no te guste hablar, pero tu madre, Emily, me dijo que no le tenía miedo a Jordan, solo temia que te hiciera daño a ti o a su familia.— Explicó el veterinario sorprendiendo a Serena con su revelación.

—¿Familia? ¿Mi madre tenía familia?— Preguntó Serena sorprendida por lo que acababa de escuchar.

—Sí, su apellido era falso, Talia se le proporcionó por su seguridad. Pero sí, me habló de que tenía un hermano, por aquella época era adolescente y tocaba en una banda, según me decía, lo hacía bastante bien.— Aclaró, haciendo que Serena cambiará su expresión, tenía un tío en alguna parte. Su madre tenía un hermano que tal vez tenía la esperanza de que apareciera.

—¿Te dijo sus nombres o algo?— Preguntó esperando que por una vez Deaton tuviera aquella información.

—No, nunca me dijo mucho. Era reservada con aquello, por temor a que llegara a oídos de los demás. Como tú ocultas que ya no tienes tu inmortalidad, crees parecerte a Jordan, pero en verdad te pareces más a ella de lo que nadie puede llegar a creer.— Admitió haciendo que Serena suspirase aliviada. Saber que la familia de su madre seguía ahí y lejos de Jordan y, en su defecto, de ella, la tranquilizaba.

—Scott lo sabía.— Empezó a decir casi en un susurro. —La noche en la que Kenna casi muere quise salvarla, no quería perderla, no podía, así que de una forma inconsciente se la di. Scott y yo lo mantuvimos en secreto, aunque él quiso decírtelo, por si sucedía algo.— Explicó Serena, sabiendo que el único que, en aquel preciso instante, debía de saber aquello era él. Porque a fin de cuentas era Deaton quien muchas veces les sacaba a ellos de los problemas.

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—Es un plan muy malo.— Comentó Serena mientras se cruzaba de brazos.

—No es tan malo.— Alegó Lydia intentando convencer a los mellizos.

—No es tan bueno.— Alegó Ethan el cual estaba al lado de ambas chicas.

—Ninguno de nosotros sabe la ruta que van a hacer. Si Allison puede colocar uno de los rastreadores GPS en el camión blindado podremos seguirlo.— Explicó Lydia sabiendo que el plan serviría, porque ellos eran sobrenaturales. Atracar un furgón policial era mucho más fácil que enfrentarse a todo a lo que se habían enfrentado.

—Así que cuando llegue aquí...— Empezó a decir Allison señalando en el mapa un puente.

—Lo atacamos.— La interrumpió Aiden.

—No, vuestras motos estarán en mitad de la carretera y fingireis un accidente. Cuando el conductor se baje para ayudaros...— Explicó Lydia justamente cuando volvía a ser interrumpida por Aiden.

—Lo atacamos.— Volvió a decir el Omega.

—¡No!— Dijeron al mismo tiempo Allison y Edward.

—Lo distraeis y los mellizos romperán la puerta trasera.— Dijo Lydia mirando a Serena y a Scott, los cuales intercambiaron una mirada de duda, ya que después de lo que había pasado la noche anterior, dudaban que pudieran hacer algo así, en aquellos momentos dudaban de muchas cosas.

—Eso esperamos.— Murmuró Scott por él y por su hermana.

—Y conseguiréis el dedo de Katashi.— Añadió Lydia con seguridad.

—No es un dedo real, ¿verdad?— Preguntó Ethan haciendo que todos le mirasen con una expresión de pocos amigos.

—¿Tanto miedo os daría si lo fuera?— Quiso saber la mestiza haciendo que todos la mirasen, también, con obviedad. —Vale...— Murmuró mientras ponía los ojos en blanco.

—¿Por qué no le pedimos a Stilinski que nos ayude?— Preguntó Aiden sin entender porque estaban planeando aquello ellos solos.

—Por que si le pillan será el Sheriff interfiriendo unas pruebas federales.— Respondió Scott con obviedad, además de que no podían involucrarlo en un tema tan serio y complejo como era aquel.

—Chicos, va a salir bien. Podemos hacerlo, estamos perdiendo a Stiles, nuestro padre está en la cárcel por asesinato... Necesitamos hacer esto.— Intervino por primera vez Edward, sabiendo que aquella era la única opción y oportunidad que tenían para demostrar la inocencia de Chris y de Derek, pero también para salvar a Stiles del Nogitsune.

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Serena se subió la cremallera de su cazadora, al mismo tiempo que soltaba un suspiró de frustración. Lo sucedido la noche anterior todavía rondaba en su cabeza, y la hacía pensar en todas las muertes que ella había ocasionado, por supuesto no había remordimientos, pero... entendía lo que estaba pasando, de alguna forma entendía todo lo que el verdadero Stiles iba a sufrir cuando dejara de ser aquella cosa, porque ella tenía claro algo, y era que su mejor amigo volvería a ser él. Sabía que le había pedido a Scott e indirectamente a ella que sino volvía a ser él que le dejaran para siempre en la casa Eichen, pero se negaba, se negaba a considerar aquello como una opción.

—¿Podemos hablar?— Rafael miró a Serena la cual le miró confundida.

—Tendrá que esperar, tengo que hacer una cosa con Scott...— Alegó intentando omitir la mayor información posible.

—No tardaré.— Dijo el agente haciendo que Serena suspirase. —Scott y tu sois la cuartada de Derek, ¿que estabais haciendo hace tres noches?— Quiso saber Rafael, haciendo que Serena recordara que lo que ellos hicieron fue deshacerse de los cuerpos que ella mató.

—¿De verdad quieres saber la verdad, papá?— Preguntó la chica mirándole preocupada.

—Quiero saber si es verdad o no lo que ha dicho. Pero no os quiero involucrar.— Explicó Rafael sabiendo que había llegado el momento de que actuará como un padre, a fin de cuentas ellos le habían confiado un importante secreto y no podía dejarlo de lado.

—Scott y Derek enterraron más de veinte cuerpos de personas que mate para alimentarme, mientras estaba sin... un control.— Dijo de golpe Serena haciendo que la expresión del agente cambiará completamente.

—¿Más de una veintena?— Preguntó sin creerse la cifra que su hija acababa de decir.

—Así es. Yo..., fui controlada por una criatura que ya no está dentro de mi. Ella tomaba el control cuando me dormía y me hacía matar a la gente. La noche que Stiles desapareció encontré el lugar donde... les escondía. Fue ahí cuando supe que necesitaba ayuda, y hable con Scott, el Nogitsune es un problema, pero ¿yo? Yo podría matar en una sola noche a media ciudad sin que me hubiera dado cuenta y sin un rasguño, si me hubieran intentando impedir mi objetivo.— Explicó Serena sabiendo que aquello su padre no podía ponerlo en un informe, y sabia que eso no ayudaría a Derek, pero estaba cansada de mentir a todo el mundo.

—No puedo poner eso en un informe.— Alegó Rafael.

—Querías saber la verdad, ¿no? Ahí la tienes. La verdad a lo que me dedico desde que Scott se volvió un hombre lobo.— Alegó la adolescente haciendo que Rafael la mirase sorprendido y aterrado, aunque evitaba mostrar lo segundo porque sabía que eso no ayudaría a su hija.

—Una cosa más antes de que te vayas, ¿porque ayudó a Scott? ¿Por qué le pidió ayuda pudiendo haber pedido ayuda a cualquiera que supiera de vuestro secreto?— Quiso saber el agente justamente antes de que su hija se marchara de la habitación.

—Cuando perdía en control hacia falta más de dos hombres lobo para detenerme.— Respondió Serena diciendo, en parte, la verdad. —¿Ya puedo irme? Tenemos una cosa muy importante que hacer.— Insistió la mestiza queriendo que aquel momento terminara cuanto antes.

—Sí, claro. Tener cuidado.— Dijo Rafael haciendo que Serena sonriera.

—Siempre le tenemos.— Le tranquilizó mientras salía apurada de su habitación y de la casa.

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—Necesitamos ese dedo.— Dijo Scott a un hombre, mientras Edward y Allison le apuntaban con una balleta y Serena se cruzaba de brazos.

—¿Por qué debería de darlo?— Preguntó él incrédulo de que aquel grupo de adolescentes pudiera conseguir el dedo.

—Allí hay un maletín con ciento cincuenta mil dólares dentro.— Respondió Edward impasible y sin apartar la mirada de su objetivo.

—El pergamino que hay dentro de este dedo protesico vale tres millones.— Aseguró el hombre con seguridad, dando a entender que su oferta no estaba, ni de cerca, de igualar lo que costaba.

—¿Por un trozo de papel?— Preguntó Serena incrédula. —Danos el dedo y saldrás con vida de esto.— Le aseguro justamente antes de que Kira saltara sobre él y que él hombre se deshiciera de ella rápidamente.

—Supongo que las negociaciones se han terminado.— Comentó completamente transformado y esquivando las dos flechas que los dos cazadores habían lanzado, para después empezar a enfrentarse a Scott.

—¿Piensas ayudar?— Preguntó Edward mientras se ponía de pies y miraba a Serena.

—Observar es una virtud antes de atacar.— Aseguró Serena observando como el Omega golpeaba a Scott.

—Tienes los ojos de un Alfa, ¿pero donde esta la fuerza?— Quiso saber, siendo ese el momento que Serena necesitaba para atacar.

—¡Aquí arriba!— Dijeron los gemelos, justamente cuando Serena le atacaba, haciéndole un corte, con sus uñas, en el abdomen.

—¿Qué demonios eres tu?— Preguntó el Omega confundido.

—Una mujer serpientes que no tenías que haber hecho enfadar.— Aseguró la mestiza mientras empezaba a golpearle, para a continuación ser los gemelos quienes tomarán el relevo.

—¡Parad! ¡Ethan! ¡Aiden!— Pidió Scott mientras se ponía de pies.

—¡Parad!— Ordenó Serena haciendo aparecer sus escamas y su transformación como serpiente, asustado a los tres Omegas.

—¿Quieres que vuelva a por nosotros?— Preguntó Aiden a Scott.

—Scott, hemos visto a tipos como este. Confía en nosotros, es peligroso.— Añadió su gemelo intentando hacer que todos vieran la gravedad de la situación.

—Nosotros también. Además de que es lo suficientemente inteligente como para recordarlo.— Aseguró Scott mientras se acercaba al Omega y le quitaba el dedo, para a continuación sacar de él un pequeño pergamino.

—Estamos aquí para salvar una vida, no para acabar con otra.— Añadió Serena mientras su hermano y ella intercambiaban una mirada, habían conseguido dar con una forma para salvar a Stiles.

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—Busco a Scott McCall. ¿Esta aquí?— Preguntó Malia una vez que Serena la abrió la puerta.

—No, ahora no. ¿Quien eres? ¿Puedo ayudarte?— Preguntó la mestiza, percatandose de que el olor de aquella chica se la hacía muy familiar.

—Soy Malia Tate, estuve con Stiles en la casa Eichen y os traigo esto.— Explicó mientras mostraba la funda de una katana. —Me dijo que Scott podría enseñarme a cambiar, a volver a ser un coyote.— Añadió, haciendo que la mestiza supiera de quien de trataba, su hermano la había contado sobre ello.

—Tu eres la mujer coyote...— Murmuró mientras se hacia a un lado. —Pasa.— Pidió sabiendo que el porche de su casa no era un lugar muy apropiado para hablar de aquello.

—¿Quien eres?— Preguntó Malia confundida, mientras percibía un extraño olor procedente de aquella chica. —¿Qué eres?— Volvió a preguntar sabiendo que ella no era humana.

—Soy Serena la hermana de Scott y seguramente tu olfato detecte mi lado sobrenatural, soy una mujer serpiente.— Explicó Serena con tranquilidad, como si fuera la cosa más normal del mundo.

—Hay algo en ti que es diferente y no me gusta. Pero también se que ese lado aunque no es bueno, algo opuesto lucha contra ello.— Aseguró Malia sorprendiendo a Serena por su comentario, ya que no conocía a nadie tan directo y sincero.

—Chica directa, me gusta.— Sonrió. —Scott no está ahora aquí, no sé cuándo va a venir si quieres le puedo decir que has venido a buscarle.— Dijo Serena volviendo al tema por el que Malia había ido.

—Dale esto. Stiles me ha dicho que sucede algo y cree que esto os será de ayuda.— Se limitó a decir la chica, mientras la entregaba la funda, en la cual podía notarse que había algo en su interior.

—Gracias, vuelve a casa, Malia. Será mejor que no te involucres en estos problemas.— La aconsejó Serena queriendo evitar que aquella chica, que se había pasado más de la mitad de su vida en una forma animal, tuviera aquellos problemas, primero era mejor que tuviera una vida humana normal.

—No lo haré, solo me interesa volver a ser un coyote.— Respondió, dando a entender que ella no quería ayudar, ella solo tenía unos intereses y era lógico.

★★★

Rafael se huele cosas Jejejej. Aunque tardara en unir las piezas.

Bueno, el capítulo... no es muy importante, es decir no hay nada que pueda ser como vital para la trama de Serena. Solamente muestro que Deaton sabe la verdad.

Aunque sí hay dos cosas que quiero mencionar de la parte del episodio.

La primera, la obsesión que tienen los gemelos de atacar. Es sin duda algo siniestro.

Y lo segundo, que se organicen tan bien para robar. Os juro que porque son buenos (de nobles intenciones), pero llego a ser yo, y seguro que pienso en cómo robar un banco XD.

Comentado esos dos puntos.

Quiero mencionar la última escena. No os niego que una parte de mi quiere hacer bestis a Malia y a Serena, estoy segura de que serían un dúo imparable. Pero dejando a un lado eso, quiero hacer mención a la frase que la mujer coyote la dice, en la que siente dos lados luchando ¿que creéis que puede ser? Es una frase importante, más de lo que podéis imaginar, porque a fin de cuentas afectara a la vida de Serena.

Pero algo de lo que me he dado cuenta, es que creo que no sois conscientes de que Serena tiene la capacidad de CURAR a los sobrenaturales con su sangre. ¿Alguien se había dado cuenta de ello?

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ❤️