Min Ha-na
                

La joven caminaba por las calles de Seúl. Su sudadera no era lo suficientemente gruesa cómo para cubrirla del frío, pero ese era el menor de todos sus problemas. Su mente estaba ocupada en las numerosas cantidades de dinero que su hermano y ella debían. Daba igual lo que hiciera el peso de todas las deudas siempre la seguiría a todas partes como su sombra.

Min Ha-na, había intentado de todo. Desde trabajos temporales, apuestas, incluso le había pedido dinero prestado a los pocos amigos que ella tenía. Pero aún así nada era suficiente. Su habitual sonrisa comenzaba a desaparecer, aunque se esforzaba por mantenerla por la única persona que le importaba, Min Yeong-su

Finalmente llegó a la estación de metro más cercana, se dejó caer en el asiento mientras pasaba sus manos por su cara "¿Qué demonios haré ahora? " murmuró con una voz que jamás había utilizado: desesperación.

Su mirada paso al piso, mientras suspiraba pesadamente tratando de olvidarse de todos los problemas que la rodeaban.

...

Cuando su mirada se levantó pudo observar a su lado que había un hombre de aspecto elegante, la pelinegra lo miró con desconfianza.

— ¿Te gustan los juegos? - pregunto el hombre ignorando por completo la mirada que la pelinegra le lanzaba.

Ha-na parpadeo, confundida. — ¿Juegos? ¿Se refiere a juegos de azar?

El hombre sonrió, abrió su maletin dejando a la vista los fajos de billetes que llevaba, al igual que dos figuras cuadradas de distinto color las cuales tomo. —¿Cuál es tu color preferido?

No respondí, simplemente señale la figura de color azul, el hombre sonrió entregandome la figura hecha de papel.

— Supongo señorita que ya ha jugado ddakji. - al ver que asentí a su suposición continuo. — Si usted logra
voltear la figura le daré diez mil wones, en cambio si lo hago yo usted me los dará a mi.

—Pero señor, yo no tengo dinero.

—No hay problema, puede pagarme con su cuerpo -El hombre agrando su sonrisa, provocando un escalofrio a la espalda de Ha-na.

—Supongo que es un precio justo, además es bastante guapo, solo sea cuidadoso conmigo, sería mi primera vez.

Los ojos del hombre se agradaron a causa de las palabras de la chica, al igual que su sonrisa, qué por un momento desapareció. —No me refería a eso señorita.

—¿Eh? Entonces... - No pudo terminar la oración debido al golpe en su mejilla qué la tomo desprevenida.

—Cada que pierda le daré una cachetada, de esa manera me pagará.

—Trato.

...

Sobe mi mejilla, llevaba más de 5 rondas sin poder voltear la figura del hombre con traje, mi mejilla ardía y estaba segura que a este punto estaba roja. Era su turno nuevamente, estaba decidida a voltear la figura, y así lo hizo volteo la tarjeta roja del hombre.

Celebre, alce mi mano dispuesta a darle una cachetada al hombre pero antes de que pudiera tocarlo detuvo mi mano, extendiendo me el dinero que me había prometido.

— Felicidades, señorita Min, espero volver a verla. Si necesita más dinero llame a este número - dijo mientras de su bolsillo sacaba una tarjeta y la ponia en la banca donde anteriormente ambos estábamos sentados. —Inténtelo. Participe y puede que sus problemas desaparezcan.

Tome la tarjeta, tenía de frente tes figuras, un círculo, un triangulo y un cuadrado, mientras que al reverso había un número telefónico.

—¿Qué es esto? - preguntó, frunciendo el ceño.

—Una oportunidad. Llama si estás interesada. Solamente ten en cuenta que si entras ya no hay marcha atrás
-Menciono mientras comenzaba a alejarse.

—¡Espere! - grite dando un paso hacia su dirección. —¿Qué sucederá si llego a perder?

El hombre detuvo sus pasos y giro a verme. —Eso ya depende de usted señorita. - Y sin esperar respuesta retomo su camino y se subió al metro, para segundos después desapareciera de mi vista.

Ha-na miro nuevamente la tarjeta, su corazón latía con fuerza, sabía que había algo extraño detrás de esto, pero de igual forma no perdía nada intentándolo.

...

Finalmente había llegado a su departamento, el cual compartía con Yeong-su, las luces estaban apagadas, por lo cual dedujo qué su hermano ya estaba dormido. Antes de que pudiera entrar su teléfono sonó, y cuando vio el número ignoro por completo la llamada, era un cobrador.

Saco la tarjeta de su bolsillo, la observó y luego tecleo los números en su teléfono. Sonó un poco hasta que alguien contesto.

— Gracias por llamar, porfavor indiqué su nombre y fecha de nacimiento -indico una voz que supuse que era la de un hombre.

Suspire antes de responder. —Min Ha-na, 9 de marzo de 1993.

—Un vehículo pasará por usted, deberá ir al semáforo más cercano de su casa, mañana a la 1:00 am.

Colgo la llamada, no sabía en que se estaba metiendo, pero ya no había vuelta atrás, miro por última vez la tarjeta para guardarla y finalmente entrar al departamento.

Esa noche por primera vez Ha-na sintió algo más que desesperación: esperanza.

Primer capítulo, espero les haya gustado.

Apenas voy en el primer acto y ya quiero escribir interacciones con In-ho, ese hombre ya me trae mal. 😞

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Besos en la cola, se bañan 💋

-Lu