capitulo siete.
— M-Mmh....
Un suave jadeo hizo a Chip abrir los ojos, viendo debajo de él la linda figura desnuda y temblorosa de Freddy; las piernas abiertas que temblaban, tratando de cerrarse, el lindo miembro palpitando de exitación. Abriendo sus ojos en sorpresa al darse cuenta de que estaba teniendo sexo con Freddy. Su miembro profundo dentro del Fazbear quien se quejó después de unos segundos.
— ¿Por qué paras? — lo escuchó, mirándole el rostro con lágrimas resbalando de sus mejillas. Esas tiernas mejillas llenas de pecas preciosas empapadas en lágrimas de puro placer. La sola figura de Freddy era divina, desnudo para él. Pronto las manos del menor se dirigieron a sus mejillas, agarrándole de las mismas para acercarlo a su rostro.
Sus propias manos a cada lado del lindo cuerpo de Freddy, presionando su cuerpo contra el del menor de repente, sintiendo la calidez y los pezones hinchados de Freddy rozando contra él por lo mismo, el miembro entrando más profundo hasta tocar suavemente la próstata del menor quien apretó a Chip entre sus piernas por lo mismo.
El aroma de Freddy como siempre era dulce, su piel suave y tersa con pecas en ciertos lugares. Escondiéndose en el cuello de Freddy, inhalando el aroma mientras proseguía con las embestidas suaves, disfrutando no solo del caliente interior pero también de los gemidos suaves que sacaba Freddy con cada movimiento, las uñas del mismo clavándose en su piel con fuerza entre más fuerte embestía, los gemidos aumentando de nivel, cada vez más altos y ruidosos cómo el golpeteo de sus pieles.
— B-besame... Besame, por favor. — Freddy pidió entre lágrimas, consiguiendo aquel beso que tanto deseaba. Los labios de Freddy eran igual de suaves, con un sabor dulce a chocolate. Un beso caliente lleno de excitación del momento, dónde el menor se dejaba llevar por el otro, quedando a su merced. Jadeando caliente y constante entre el beso que le quitaba la respiración.
7:00 AM.
La alarma de Chip se activó, causando que despierte de golpe; jadeando alterado, sudando ligeramente y con un gran problema en la entrepierna. Cuando por fin entró en razón, apagó su alarma, dejándose caer en la almohada, viendo el techo no logrando entender porque había soñado algo tan explícito con Freddy. Pasando sus manos por su rostro, suspirando. Claro, había sido un sueño húmedo espectacular, pero al mismo tiempo iba a ser algo incómodo ver a Freddy después de eso.
Quería borrar de su mente aquel sueño. No podía más con eso, era horrible lo mucho que le gustaba Freddy Fazbear que hasta en sus sueños se aparecía. Quería besarlo, abrazarlo, llenarlo de besos en todos lados y decirle lo mucho que lo quería, que lo volvía loco con cada cosa que hacía. Se quedó en la cama media hora más para asimilar lo que había pasado hasta que logró salir de la cama y hacer lo de todas las mañanas. Terminando, salió del baño para vestirse, asustándose cuando la puerta de su habitación fue abierta de repente.
—¡Marcelo! —exclamó molesto —¿Qué te pasa, cabrón? No puedes entrar sin tocar, wey, ¿Qué pedo? —cuestionó de la misma forma. No le gustaba cuando entraban de la nada a su habitación por obvias razones.
—Te he visto en peores ocasiones — habló serio —Cómo sea, Freddy está esperando abajo por ti.
—¡¿Qué?! —exclamó asustado. Marcelo se fue, cerrando la puerta para dejar que se vista. Chip se colocó la ropa lo más rápido posible, yendo a la sala de estar donde Hayley estaba hablando con Freddy como si nada. Cuando ella vio que Chip se acercaba, caminó hacía él, agarrándolo del brazo y arrastrándolo dentro de la cocina.
¿Por qué? ¿Por qué Freddy estaba ahí? Era una situación extraña porque jamás le había a Freddy donde vivía. ¿Cómo consiguió la dirección de su departamento? Tenía muchas dudas.
—Wey, ¿Qué está pasando? Freddy-
—Es Rafael —Hayley respondió de inmediato, mirando preocupada a su amigo, —Está aquí para hablar contigo. —Chip se quedó en silencio unos segundos, asimilando lo que acababa de escuchar. Rafael era su ex-novio, ¿Por qué lo buscaba ahora?
—¿Hablar? No tengo nada de que hablar con ese wey. Tuve suficiente con sus mamadas esa última vez y lo sabes, wey. Me engañó con un pendejo, ¿Qué me va a decir? Dile que se bote a la verga. —habló en susurro. Hayley negó.
—No puedo. Al parecer el asunto es serio, quiere disculparse y explicarte cosas que no te dijo esa noche.
— Ya han pasado como dos años, que no mame.
Chip al final decidió en ir a hablar con él. Suspirando, caminó hacia el castaño quien se levantó al sentir que alguien se aproximaba por detrás, volteando y encontrando al mexicano. Rafael miró hacia abajo con pena, arreglando su ropa un poco, jugando con sus manos de lo nervioso que estaba, ¿Cómo podía verlo a los ojos después de lo que hizo?
—Por fin te dignas a venir a hablar conmigo, wey. Me sorprende que tengas los huevos para venir a pararte frente a mí y tratar de decirme porque te andabas cogiendo a otro vato a mis espaldas, otra vez. —dijo, cruzándose de brazos y mirándolo. Rafael jugueteó con sus dedos, sollozando mientras miraba abajo.
—Lo siento. — susurró.
— No te escucho.
—Lo siento.— habló más claro, alzando la cabeza para verlo a los ojos. Los suyos llenos de lagrimas que amenazaban con salir —Estoy aquí para pedirte perdón otra vez. Porque tenías razón cuando me dijiste esas cosas. Soy tan tonto para creer en las palabras de ese otro tipo.
—Te disculpaste lo suficiente esa noche, Rafael. Creo que no es necesario, yo-
—Escúchame, por favor. Siento la necesidad de volver a disculparme porque no puedo dormir bien sabiendo que me odias, y con mucha razón. Merezco todo tu desprecio, porque... —se quedó callado, sintiendo el nudo en su garganta impedirle continuar.
—Porque te amaba —terminó la oración —te amaba una barbaridad. Di todo por ti, Rafael y bien sabes todos los pedos que tuve con el pendejo de tu ex-novio para sacarte de ahí. Y no, no te estoy reclamando, solo te estoy diciendo la verdad. Te ayudé a salir y me engañaste con él, con el mismo pendejo.
—É-él me dejó. Me dejó hace unos días, por eso regresé. —explicó, suspirando después. —No volveré a irme con él. Me dejó en claro las cosas, me dijo que me lastimaría aún más si me atrevo a regresar. Me estoy quedando con mi madre otra vez.
Chip lo miró un par de segundos, mirando hacia la puerta del departamento.
— ¿Te hizo daño? —le preguntó sin verlo —¿Te lastimó o te obligó a hacer algo que no querías? Porque te juro, Rafael, si ese wey te hizo daño, iré personalmente para agarrarlo a vergazos otra vez. Se lo dejé en claro ese día.
Negó. — N-no, terminé con él porque me engañó con otro chico.
—No importa como hayamos terminado, si ese alguien te lastimó no voy a quedarme como si nada. —explicó, mirándolo a los ojos para que logre entender a lo que quiere llegar.
Rafael asintió, agarrando su teléfono cuando recibió un mensaje. Era uno de su mejor amiga la cual esperaba por él fuera de aquel edificio para ir a casa.
—Me tengo que ir —avisó. Miró una vez más a Chip, acercándose a él ahora con cuidado, parándose de puntillas para darle un beso en la mejilla. —Gracias por dejarme hablar contigo, o por lo menos pedirte disculpas por lo que pasó entre nosotros.
Chip asintió, acompañándolo a la salida, incluso caminando fuera del edificio para ver que se fuera a salvo con su amiga. Se despidió de él, dándole una sonrisa muy leve antes de regresar al departamento para seguir con su día. Llegando a la universidad después de una hora, dejó que Hayley fuera a ver unas cosas con otras amigas, diciéndole que la vería en el salón de clase. Justo cuando se volteó para alejarse, chocó contra Freddy, asustando así al Fazbear quien casi dejaba caer su teléfono.
—Lo siento, de verdad lo lamento. No te vi, wey. —se disculpó varias veces, preocupado.
—No te preocupes. Estoy bien —contestó, sonriendo y dándole suaves palmaditas en el pecho para tranquilizarlo —¿No deberías estar en clase? Es tarde ya. —dijo, viendo la hora en su teléfono. No le gustaba la idea que Chip se andaba saltando sus clases.
—Oh, no. El profesor canceló su clase ayer, pero estoy aquí por Hayley, me pidió que viniera con ella porque no le gusta andar sola. —explicó, riendo suavemente mientras admiraba lo lindo que se veía Freddy hoy en la mañana, aún más de lo normal.
—Mmh, parece que nuestros profesores se pusieron de acuerdo en lo mismo. También mi clase fue cancelada, estaba yendo a la biblioteca a leer y buscar otros libros —respondió —¿Quieres venir conmigo? Un poco de compañía no me haría mal. —sugirió. Chip asintió varias veces, sonriendo y dejando que Freddy lo lleve a donde quisiera.
La biblioteca era el espacio favorito de Freddy, era un lugar calmado, silencioso y cómodo. Habían sillones incluso donde puede sentarse a leer o estudiar, de vez en cuando iba ahí con Chica para avanzar en tareas, en ocasiones solo a hablar sin que nadie los escuche porque la rubia le tenía que decir algo. La mayoría de las veces solo iba porque era cómodo para leer, le encantaba lo tranquilo que era sin que nadie lo moleste ni escuchar el escándalo de fuera.
Chip fue siguiéndolo por detrás con una sonrisa, hasta que Freddy se detuvo en seco, volteando. —¿Qué estás haciendo? —cuestionó.
—¿Perdón? —dijo confundido.
—No me gusta que caminen detrás mío, pareces un cachorro —se burló, colocándose a un lado de él para que caminen uno al lado del otro.
—¿Por qué? —sonrió, mirando como se colocaba a su lado y retomaban su caminata a la biblioteca de la universidad.
—Solo los sirvientes o trabajadores de la empresa familiar caminan detrás de mí, Chip —explicó, viendo hacia arriba al mexicano quien solo asintió —, y tú no eres nada de eso. Eres un compañero, tal vez un amigo.
—¿Tal vez? —Chip dejó salir una risa con eso.
—¿Te consideras mi amigo? —Freddy preguntó mientras miraba al frente. El silencio que se formó después de aquella pregunta abundó, por lo que el Fazbear suspiró. —Solo somos compañeros de trabajo, Chip, no estás obligado a verme como algo más que eso.
"Algo más que eso" esas palabras retumbaron dentro de Chip por unos segundos hasta que llegaron a la biblioteca. Freddy entró como si nada, dejando a Chip atrás, pensando en lo que había dicho. Freddy no lo veía como algo más que compañeros de universidad, más que nada de proyecto, nada más que eso. Le había dolido, pero al final del día era la verdad.
No era nada más para él.
Entrando a la biblioteca también, notando que Freddy lo esperaba dentro con una expresión de confusión. —¿En qué piensas? —preguntó serio y en voz baja debido al lugar.
—Nada. —respondió con una sonrisa.
—Entonces ven. — le agarró de la muñeca, llevándolo hasta su lugar especial dónde estaban los libros que le gustaba leer.
Chip casi de inmediato recordó lo que Chica le había dicho sobre los libros; a Freddy le encantaba cuando mostraban interés en sus lecturas aunque sean en francés. El hecho de que Freddy lo esté llevando directamente a su sección favorita de la biblioteca debía de ser buena señal. El agarre que poco a poco se iba resbalando hasta su mano, Chip lo notaba aunque Freddy no. Sus manos, la punta de sus dedos rozando con su palma suavemente.
Llegando a aquella sección que se encontraba en el segundo piso de la biblioteca, Freddy seguía agarrado de su mano incluso cuando buscaba un libro en específico para leer. Parecía que todavía no se daba cuenta del agarre que tenía sobre la mano del más alto, y no parecía que Chip le iba a decir algo pronto.
—¿Te gustan las novelas francesas? —preguntó Chip de repente.— podrías hablarme de ellas si quieres, no me molestaría escucharte.
Freddy lo miró por unos momentos, entrecerrando sus ojos en duda por la curiosidad repentina de Chip en su gusto de lecturas, ¿Cómo sabía que le gustaba leer novelas francesas? Además de que estaban en esa sección de Francia, pero no le encontraba sentido.
Chip sonrió nervioso.
—¿Te interesa? —le preguntó.
—Eeh... No es mi actividad favorita leer novelas, wey, pero me gustaría escucharte. —respondió manteniendo su sonrisa. Los nervios subieron por su cuerpo al verlo hacerlo de vuelta.
Freddy por fin después de tanto miró hacia abajo, notando la manera en la que sostenía la mano de Chip. Se quedó viendo por unos segundos, acariciando con su dedo hasta entrar en razón.
—Oh, lo siento. —se separó.
Chip rio suave, siguiendo a Freddy hasta que encontró el libro que buscaba, yendo a sentarse ambos. Freddy no esperaba que Chip este tan interesado como para escucharlo explicarle un libro entero de mil páginas. Quería ver hasta donde soportaba escucharlo. La mayoría de personas no podían después de media hora de explicaciones, ni siquiera Chica quien era su mejor amiga duraba tanto. Llegaba a un punto dónde solo mirabas a Freddy y asentías con todo lo que decía para hacerle creer que entendías.
—Chip, no estás obligado a quedarte mientras leo, ¿Lo sabes, verdad?
—Tú me invitaste, wey y yo te dije que si. De a huevo me voy a quedar, ¿Por qué no lo haría? —preguntó. —quiero pasar más tiempo contigo después de todo.
Freddy se le quedó viendo, suspirando después suavemente. Las ganas que tenía de decirle que ya sabía de lo que Chica había hablado con él eran grandes, pero no. No iba a decir nada, iba a esperar para ver qué tan lejos podía llegar Chip con él.
—Este es mi libro favorito. —le presentó, dándole aquel libro que había escogido para que pueda ver aunque sea que esté en francés.— À la recherche du temps perdu de Marcel Proust, son siete partes.
—¿Siete partes? —cuestionó algo asustado.
—Mmh. Es una obra importante para la literatura francesa. Mi padre la tenía en su biblioteca y decidí leerla cuando tenía quince años. —explicó, sacando el primer libro que traía consigo.
— Va, cuéntame qué pedo. —abrió el libro, tratando de ver qué podía entender de todo eso, aunque estaba en francés, pero algo debía de captar entre todas esas palabras.
— El protagonista del libro es un joven que pertenece a la familia burguesa de Paris a principios del siglo XX que quiere ser escritor, ocurren algunas situaciones que lo desvían de su sueño y es el descubrimiento del mundo, el amor y la homosexualidad.— explicaba mientras miraba a Chip, atento a como hojeaba el libro en busca de entender algo. Entendía que no pudiera por la barrera de idiomas.
De esa manera Freddy fue hablándole a Chip sobre el libro y los seis más. El mayor lo escuchaba atento, haciendo preguntas de vez en cuando para que no sea solo Freddy hablando. Chip lo miraba a los ojos, manteniendo el contacto visual con él. Después de una media hora, Freddy se explicaba sin presentarle mucha atención a si Chip estaba interesado o no. La trama de los libros era su favorita e iba a hablar de ella hasta el final, puesto que parecía que Chip estaba atento a cualquier detalle que contaba.
Acercándose ambos cada vez más, hasta que Chip pasó su brazo por detrás de Freddy, acomodando este sobre la silla. De esa manera pasaron las horas, Chip sonriendo y Freddy feliz de que por fin alguien lo escuchaba sin aburrirse o intentar cambiar el tema. Le agradaba eso, y le encantaba incluso que Chip muestre interés por medio de sus preguntas y comentarios ocasionales.
Algo cálido se sintió en su pecho cuando lo escuchó hablar sobre el tercer libro que le había terminado de contar. La sonrisa que se formó en su rostro, en aquellos lindos labios era sincera y se notaba bastante. Estaba encantado por lo que le decía, puesto que era lo mismo que él pensaba sobre el tercer libro y eso era muy importante para Freddy, que coincidan sus opiniones sobre la lectura.
El suspiro que salió de Freddy fue de alivio, incluso de cariño cuando las dos horas libres terminaron.
—Oh, tengo que irme —avisó, levantándose para agarrar sus pertenencias. Mirando a Chip, le sonrió una vez más. —me alegra que te hayas quedado a escucharme. Fue muy lindo de tu parte.
Chip le sonrió de vuelta, ayudándolo con los libros que iban a devolver. Justo en aquella sección fue que Freddy decidió tomar la mano de Chip; rodeando dos dedos de Chip con su mano, jalándole suavemente para que voltee y lo mire.
—¿Pasa algo? —preguntó.
—Chip.
—Dime.
—¿Por qué te quedaste? —preguntó con curiosidad, mirándolo a los ojos —E-es lindo, no puedo negarlo, pero... Eres el primero que me ha escuchado tan atento. —explicó, acercándose un poco más. Chip volteó, sintiendo bonito en el pecho al ver aquella sonrisa y más ese leve tartamudeo al principio. Él no era de hacer eso.
—¿El primero?
—Mmh. A los chicos con lo que he hablado y quieren algo conmigo no les interesa mucho la Literatura. Ni siquiera hacen el esfuerzo para entender de lo que estoy hablando —dijo, desviando su mirada ahora a la manera en la que sostenía la mano de Chip. —Realmente me gustó estar contigo.
Chip quería salir corriendo a decirle a Hayley lo que estaba pasando. No podía creer que tenía a Freddy de esa forma frente a él; nervioso, no logrando conectar sus miradas, la conexión que lograba sentir con él entre aquellos estantes repletos de libros. Su corazón palpitaba con fuerza contra su pecho, quedándose en silencio unos segundo antes que Chip decidiera responder.
—A mi también me gustó estar contigo. —respondió, sacándole una risita a Freddy.
—L-lo siento. —se disculpó, jugando con la mano de Chip, lentamente subiendo su mirada hasta verlo a los ojos. —Me gusta hablar contigo.
—Es lindo escucharte hablar sobre tus libros favoritos —confesó, dejando que juegue con su mano como quisiera. —Siempre eres lindo, más cuando hablas sin pena sobre lo que te gusta; los libros, lo que escribes
Freddy abrió sus ojos en sorpresa, parpadeando varias veces, tratando de analizar lo que había escuchado, ¿Chip lo había llamado lindo y hermoso en una misma oración? Su rostro ardió de repente y los nervios le ganaron, ocasionando que apriete la mano de Chip.
—Tus manos son cálidas —Freddy confesó, mirando hacia abajo en vergüenza y tratando de evitar la conversación anterior.
—Las tuyas están heladas, ¿tienes frío? —cuestionó, frotando la mano contraria con su pulgar, acariciando así la mano de Freddy con cuidado.
Negó con la cabeza, riendo suave por las caricias en su mano. Estaban tan cerca del otro que podía escuchar los latidos del corazón de Chip; eran fuertes, ¿Cómo podía lucir tan tranquilo cuando por dentro se estaba muriendo de nervios? El calor pronto los rodeó, Freddy sintiéndose más cómodo con su cercanía hasta posar su mano sobre el pecho del más alto, acariciando con sus dedos, luego toda su palma sobre su corazón, sintiendo los latidos.
—¿Yo te pongo nervioso? —Freddy preguntó en susurro para que solo él escuche. —¿Por qué te pongo nervioso, Chip? Puedes decirme.
—No pasa nada. —respondió.
—¿Por qué mientes?
No podía mentirle a Freddy. No le gustaban las mentiras.
—N-no me gusta cuando me mienten, Chip. Deberías saberlo ya. —Freddy habló, dándole a saber que ya no era un secreto lo que había hablado con Chica ese día. —No lo hagas, por favor.
—Freddy... —susurró.
—¡Freddy! —se escuchó detrás.
El Fazbear volvió a la realidad, separándose de golpe de Chip, casi empujando al más alto de él. El rostro y hasta el cuerpo entero ardiendo de la pena que le había dado la situación. Estaban tan cerca sus cuerpos, sus manos, hablando en voz baja solo para que el otro escuche. No podía creer lo que estuvo apunto de hacer.
—Freddy, te estaba buscando. Ya es tarde para la clase, tenemos que entrar ahora —Chica avisó, luego dándose cuenta de la situación. —Oh... lo siento, no quería interrumpir.
—No interrumpías nada —Freddy respondió sin voltear. Miró a Chip una vez más. —Te veré mañana, Chip.
Freddy le dio los mismos golpecitos en el pecho, yéndose con Chica rápidamente para llegar a tiempo a su clase. Una vez se fueron, Chip dejó salir un suspiro profundo y de estrés, colocándose en cuclillas, cubriendo su rostro con sus manos, pasando las mismas por su cabello en frustración. Estuvo tan cerca de confesarle todo, decirle lo que Chica y él hablaron ese día, como intentaba enamorarlo, conocerlo a profundidad y acercarse más. Se sentía estúpido, un total idiota.
Debía hacer algo, rápido.
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