capítulo ocho.
El día de la presentación del proyecto semanal había llegado, y la presión junto al estrés estaba en el aire. Detrás del escenario donde los alumnos esperaban su turno para presentar. Estaban nerviosos, ansiosos y más que nada asustados de lo que iba a pasar después. Era solo una pequeña presentación, pero al final del día era una calificación más que tenían que aprobar. Algunos practicaban ahí antes de pasar al escenario de aquel teatro de la universidad.
Ahí dentro en los asientos de atrás estaban algunos alumnos de otras carreras en espera de las presentaciones a iniciar. También querían ver y eran parte del público.
—¿Crees que Freddy venga? —Chip preguntó al dejar su guitarra contra la pared. Estaba nervioso por la presentación pero también por el hecho de que Freddy estuviera sentado en el público. Eso le daba pánico. —mienteme, wey, por favor.
—Chica me dijo que tal vez. Tu futuro novio anda estresado porque le pusieron una nota baja. —Hayley explicó después de calentar su voz, acercándose para sentarse y así hacer algunos ejercicios de respiración para calmar los nervios.
—¿Neta? ¿Cuánto? —preguntó.
—Le pusieron un setenta, que es lo mínimo que puede sacar uno.— respondió, mirando a Chip ahora. —Imaginate el terror que debe de estar sufriendo si siempre saca de noventa a cien.
No mentía, Freddy estaba casi muriéndose por aquella nota que le habían dado, tanto que Chica tuvo que llevarlo a la enfermería porque era tanto el estrés que llegaba a marear. Freddy no estaba bien y no creía recuperarse de esa calificación en toda su vida, ¿Cómo iba a tener un setenta si su trabajo era perfecto?
—Tranquilo, Freddy. Tal vez solo fue un error y lo van a revisar ahora, sé que estás nervioso pero trata de pensar bonito, ¿Si? —Chica lo alentaba, dándole aire con un pequeño ventilador que traía en su bolsa. —Debió ser un error y te dieron la calificación de otra persona.
—Eso espero. —Freddy habló, cubriendo su rostro con sus manos, recostado en la camilla y sintiendo que el corazón latía a mil. Le daba miedo, el pánico en todo su ser era más que nada porque no quería decepcionar a su madre, no quería ser visto como un fracaso. Sollozando de repente entre sus manos. —no puedo, Chica... No puedo hacerlo.
—Si, si puedes —lo alentó, haciéndole el cabello hacia atrás —todo va a estar bien, te lo prometo. Respira conmigo, vamos. Aquí estás seguro, estás cómodo y todo esto va a pasar. —aseguró, ayudándolo con unos ejercicios de respiración para calmarlo.
Freddy lloraba en desespero hasta que entraron a la enfermería en busca del Fazbear quien estaba mal todavía y no iba a calmarse hasta que le digan qué había pasado. En la habitación entró la profesora quien tenía unas buenas noticias para él.
—Lo siento por la equivocación y la molestia. Me tomé el tiempo de revisar los trabajos, y encontré el error; te di la calificación del trabajo de otro chico de un aula diferente. —la profesora explicó, dándole su trabajo real que entregó y el qué le dió ya calificado con la calificación baja.
Freddy agarró ambos, dándose cuenta de que era verdad. El pánico no le dejó revisar si de verdad era su trabajo, solo se fijó en el setenta enorme que había en la primera página y se desmoronó completamente.
—Lamento que te haya hecho pasar por este momento de estrés. Sé lo importante que son las calificaciones para tí. —habló, sonriéndole ligero. —Felicidades, puedes quedarte a descansar para la siguiente clase. Ya hablé con tu profesora y está de acuerdo en que no entres a clase. Chica puede acompañarte.
Freddy asintió, agradeciendo después. En cuanto se fue, se sentó en la camilla, sintiendo un dolor en su cabeza por las lágrimas y el estrés causado. Miró su trabajo, abriendo el mismo para revisar lo que había escrito; todo estaba correcto y más que eso. Ese trabajo era todo para él, había puesto gran parte de su vida en ello.
También le había dedicado su escrito a Chip, por alguna razón formaba parte de su trabajo.
—Ya está. Limpia tu carita y vamos a ver las presentaciones que están dando en el teatro. Chip debe de presentar hoy. —Chica le aviso, dándole un pañuelito, pasando el mismo por su rostro para quitarle las lágrimas. —Levántate con cuidado, te compraré una leche de chocolate para que te sientas mejor.
—¿Harías eso? —le preguntó con una sonrisa.
—Obvio. Mírate, se te bajó la presión incluso, estás todo pálido. —le agarró de las mejillas para checar su temperatura, luego ayudándolo a bajarse de la camilla, caminando ambos fuera de ahí para ir a la cafetería.
Ahí mismo Chica le consiguió una leche de chocolate de cajita y después lo llevó al teatro. Era un lugar bastante grande hasta con dos pisos, había ya varios estudiantes expectantes a la calificación del dueto que había terminado hace un minuto.
—¿Estás segura que Chip presenta hoy? —preguntó confundido, sentándose a un lado de la rubia mientras abría su chocolate líquido.
—Hayley me dijo que sí, deben ser los últimos —revisó su hora, faltaba bastante para que termine la clase.
Detrás del escenario estaba Hayley viendo cómo entraban más alumnos. Era impresionante que hubiera varios en espera y apoyando a sus amigos en ellas. De repente su mirada se enfocó en esas dos personas en específico; Freddy y Chica, sentados juntos viendo las presentaciones y hablando sobre ellas tal vez.
—Chip. —llamó a su amigo.—Chip... Chip, ven aquí, ahora. —habló asustada, volteando a ver al mexicano quien confundido se acercó para ver qué ocurría. Viendo donde ella, escondiéndose de inmediato cuando Freddy miró hacia esa misma dirección al sentirse observado desde lejos.
—¡Si vino, wey! —Chip exclamó, ahora sí más nervioso que antes. Caminó de un lado a otro con su guitarra, abrazado a ella. Tenía que sacar eso de su mente para que la letra de la canción no se le olvide. —¿Por qué me dijiste, wey? No la chingues, se me va a olvidar la letra, pendeja.
—¿Y porqué es mi culpa que estés enamorado de Freddy? —Hayley preguntó a la defensiva. —es mejor que no se te olvide, Chip, es importante está presentación, es como la mitad de nuestra calificación final. —le recordó, yendo hacia él para agarrarle de los hombros y que reaccione a lo que estaba pasando.
¿Cómo quería que esté tranquilo si el chico que le gustaba iba a verlo cantando en vivo? Era una pesadilla, y más porque esa canción la escribió pensando en él, ¿Qué si no le gusta? Iba a ser el fin de su carrera si Freddy rechaza la canción. Aunque sabía dentro de él que eso no debía detenerlo, pero no podía evitarlo.
Le gustaba Freddy Fazbear, le encantaba y lo adoraba. Era tanto que tenía ganas de golpear su cabeza con la pared cada vez que se le venía a la mente. Odiaba sentir esa presión en el pecho cada vez que lo tenía cerca o trabajaba en los avances de su proyecto final del semestre.
Porque todavía faltaba eso; el proyecto final.
—Puta madre, Hayley... ¿Y si no le gusta al wey? ¿Qué voy a hacer? —cuestionó. —me voy a regresar a México si no le gusta, es neta. — habló en serio, sentándose en el suelo contra la pared para pensar en la situación.
—No exageres. Tampoco creo que te odie porque no le gustó la canción. —bromeó.
Con Freddy y Chica, el castaño suspiró profundo al terminar la presentación de ese momento.
—Odie la canción, por consecuencia odio también al que la escribió y cantó, ¿Cómo se atreve a hacer una canción así? La detesto. —Freddy habló, cruzando sus piernas para acomodarse en su asiento.
—No fue para tanto. —Chica habló con una risa por la reacción de su amigo. —¿Vas a odiar a Chip si no te gusta su canción?
—Él es diferente. —cruzó sus brazos. —no me decepcionará así. Además, tengo una cita con él después de clase.
Chica lo miró. —¿En serio? ¿Por qué no me dijiste?
—No pensé que sería necesario —la miró con una sonrisa. —No es nada serio, solo saldremos unas horas juntos. Tenemos que hablar sobre el proyecto que haremos.
—¿Solo para eso? —preguntó, alzando una ceja.
—Chica —la nombró. —no me va a decir lo que siente por mí. Es obvio que no lo hará, no sé atrevería a hacerlo. —rió al ver al frente a la nueva presentación que iba a iniciar.
No sería capaz, ¿Verdad?
Con el pasar de las presentaciones, Freddy se estaba quedando dormido del aburrimiento que ya le daba todo. No le llamaba la atención nada de eso, no entendía como la profesora estaba ahí calificando a todos por más de una hora. Al abrir sus ojos se encontró con que Chip ya estaba en el escenario junto con Hayley. El mexicano se veía nervioso. Freddy de inmediato trató de hacer contacto visual con él, pero parecía que Chip no lo había notado en el público.
Chip si lo había visto, pero prefería fingir que no para no ponerse peor de lo que ya estaba. Suspirando para tranquilizarse, tomó la posición y la guitarra también, dándole la indicación a Hayley de que podían iniciar.
—Tú y yo no hablamos de esto
Y en ti se nota todo
Y yo lo siento está en los huesos
Y quiero darte un beso
Freddy trataba de prestar atención a la letra de la canción y al mismo tiempo ver a Chip, se le hacía de alguna manera muy atractivo la manera en la que sostenía la guitarra, la forma en la que sus dedos se posicionan y se movían. La voz de Chip era increíble, le gustaba escucharlo.
—Dime, qué tan importante
Para ti es hablar por un instante
Dime cómo le hago pa' acercarme
Cómo hago pa' que de una vez me dejes ya quererte
Chip había escrito la canción pensando en Freddy, en lo que llegaba a sentir cuando estaba con él, en esos momentos donde estaba a solas con él aunque fueron mínimos, pero esas pocas veces dónde lo tuvo cerca y a solas fueron suficientes para él. La canción era dedicada a él pero obvio no iba a decir directamente para quien era.
En un momento exacto de la canción, Chip hizo contacto visual con Freddy quien lo miraba atento con una leve sonrisa en su rostro. Aunque Chip quería desviar la mirada, había algo que le obligaba a mantener sus ojos en el Fazbear. Cómo si quisiera transmitirle sus verdaderos sentimientos con eso y la letra de la canción, queriendo dentro de él que Freddy sepa que es para él.
—Y cuánto daría yo (Cuánto daría yo)
Pa' que tú sientas lo que yo (Pa' que tú sientas lo que yo)
Y cuánto sabrá mi Dios (Y cuánto sabrá mi Dios)
Cuándo estaremos los dos (Cuándo estaremos los dos)
Freddy sentía extraño en su corazón al verlo a los ojos, cómo palpitaba fuera de lo normal, sentir que sus ojos se iban llenando de lágrimas y la garganta se le cerraba de repente, intentando así respirar para tranquilizarse. Algo le decía que esa letra era para él pero también quería mentalizarse de que no era así, que solo era producto de su imaginación y que estaba exagerando.
No podía ser así. No creía que Chip fuera capaz de poner sus sentimientos por él en una canción.
¿Por qué lo haría? No era tan importante como para que Chip lo hiciera.
Al terminar la canción la profesora dió sus observaciones y al final la calificación fue una aprobatoria, obteniendo todos los puntos posibles. Ambos amigos suspiraron aliviados, aceptando y agradeciendo. Una vez salieron del escenario, Chip quería morirse, pero Hayley lo abrazó en forma de darle apoyo emocional. Ya era la última clase del día, por lo que eran libres de irse a casa a descansar después de tanto estrés. Chip guardó su guitarra, despidiéndose de Hayley quien tenía que ir a ver a Chica rápidamente para preguntarle si tenía planes para el fin de semana.
En lo que guardaba su guitarra, escuchó su nombre. Volteó, sobresaltarse al ver a Freddy ahí; tan lindo como siempre, con esos hermosos ojos azules. Freddy estaba ahí para hablar con él.
—Solo vine para felicitarte. —Freddy habló por fin, sonriéndole suave, acercándose lento y algo nervioso. Al tenerlo cerca, miró hacia arriba a sus ojos verdes. —fue muy linda tu presentación. La letra, la melodía... Tu voz, y la de tu amiga también. —añadió la voz de Hayley para no verse tan obvio lo mucho que le encantó.
—Gracias — habló con una sonrisa. —Ah, ¿Cómo estás? Hayley me dijo lo que pasó en tu clase.
—¡Oh! Eso... No, no importa —rió nervioso, jugando con las mangas de su abrigo largo. —me arreglaron mi calificación, solo eso. Me dieron permiso para faltar a clase así que vine para escucharte como te dije.
—Entiendo —miró la forma en la que nervioso jugaba con su abrigo, riendo leve. —¿Qué haces? —preguntó al notar ese jugueteo.
—¿Mmh?
—Es lindo cuando te pones nervioso.
Freddy frunció el ceño. —no estoy nervioso, solo tengo frío —contestó, dejando de jugar con su abrigo para cruzar sus brazos. —dijiste que íbamos a salir después de tu presentación, espero que lo cumplas.
Ahora Chip fue el que se quedó en silencio y se puso nervioso. Se le había olvidado que le había prometido salir con él. No tenía nada planeado para el día más que llegar a casa y dormir.
—A-ah... Eso. Si. —rio nervioso, mirando hacia abajo. Recordando bien, a Freddy no le gustaba que olviden fechas importantes y tal vez esa salida era importante para él. —Eh, si. Si, claro, ¿Tienes un lugar en particular al que te guste ir?
Freddy se quedó pensando.
—Mmh... Pensé que tú tenías algo planeado. Después de todo tu diste la idea de salir. Llévame a dónde quieras. —le sonrió, saliendo de ahí para poder ir por sus pertenencias primero.
Chip lo siguió.
—¿Quieres ir a un café? Conozco uno muy lindo dónde podemos estar solos.
Freddy lo miró, asintiendo. Aunque después solo sacó una risita suave que captó la atención del más alto.
—¿Tanto deseas estar a solas conmigo? Siempre dejas eso en claro... Es adorable. —agarró sus pertenencias, colocándolas a un lado de Chip. —Vamos.
Le agarró de la mano, entrelazando sus dedos con Chip para así ir caminando por la universidad hasta la salida de la misma. En el camino varios se le quedaban mirando a la parejita, Chip sentía todas las miradas en él, cómo juzgando que hacía de la mano con un Fazbear.
Freddy no lo sentía así. Ya estaba acostumbrado a que lo miren así que no era nada nuevo.
—¿Por qué nos miran tanto? —Chip preguntó.
—¿Mmh? —lo miró. —oh, eso. Tal vez piensen que somos novios. —respondió cómo si nada.
Novios.
Novios.
Novios.
Esa palabra resonaba en la cabeza de Chip. De verdad Freddy había dicho eso, no se lo había imaginado. Ser novio de Freddy, sonaba lindo y le gustaba, por lo que no evitó sonreír.
—¿Y te gusta que piensen eso?
—No lo sé. —respondió. Freddy no le iba a responder a eso, no quería crearle falsas esperanzas. —pero es lindo, ¿No crees? Incluso me salvas de tipos nefastos e idiotas que creen que pueden lograr algo conmigo a las horas de conocerme.
—¿Ha pasado?
—Más de lo que crees. Desde que tenía doce comenzaron a declararse incluso en público, ¿Puedes creerlo? —habló en un tono asqueado. —odio las declaraciones de amor públicas, es lo más horrible que puedes hacer. Prefiero que sean en privado y con un detalle bonito además, que se esfuercen un poco.
Sin notarlo, le estaba dando ideas a Chip para declarar sus sentimientos.
—¿Siempre fueron chicos los que se te declaran? —negó.
—También las chicas lo hacían, aunque con ellas era un poco más suave. Con los chicos era muy directo. —habló, saliendo por fin de la universidad para dirigirse al café que Chip le había dicho. —siempre he tenido mis preferencias claras, Chip. Me gustan los hombres solamente.
Freddy desde pequeño le había dicho a su mamá que no sentía nada por las niñas que se acercaban a decirle que gustan de él, al principio pensó que solo era porque todavía estaba muy pequeño, pero descubrió que sentía atracción por otros niños.
Siempre dejaba que algunos niños le dieran besos en la mejilla, pero no a las niñas, a ellas solo les daba la mano y evitaba cualquier tipo de contacto de ese tipo. Su primer beso fue con un chico también y ahí todo tuvo sentido; le gustaban los chicos al cien.
Había muchísimos chicos en la universidad que esperaban pacientes a qué Freddy este solo para acercarse a él y hablar con él, pero siempre era complicado ya que se la pasaba con Chica y cuando no, estaba leyendo en la biblioteca o estudiando.
Tal parecía que Chip era el único afortunado.
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