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⸙ 𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881—𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

    En resumen de los meses siguientes el año no terminó bien. Por obvias razones.

     El tema con los "Durrié Noveau" entró en una especie de limbo.

     El castillo adoptó la estrategia de esperar, ver qué  es lo que iban a hacer.  Por si iban a dar una señal, por si alguien venía con información. Por la que claramente ofrecían recompensas.

     Al mismo tiempo el castillo decidió prepararse para lo peor y estar alerta. Todas las armas del castillo, todos los soldados, todos los escenarios donde las cosas podían volverse trágicas habían sido previstos

     El Rey no se iba a dar el lujo de vivir lo mismo dos veces. De permitir que ese grupo se convierta en el nombre que llevaban.

     No eran lo mismo, y el Rey no iba a permitir que lo sean.

     Y claramente para no alertar ni amenazar al grupo, el Rey lo hizo en la confidencialidad del castillo. Ya tenía listo, incluso un plan para solicitar ayuda a los aliados del Reino.

[•••]

     La estrategia del Rey y el ministerio eran admirables. Pero una vez más, también eran todo lo que era lógico hacer.

     Se canceló el baile de navidad, y también el baile de año nuevo. El príncipe recién estaba empezando a recuperarse, y por la seguridad del mismo y la del pueblo, no era bueno organizar un evento de gran magnitud.

     La navidad fue bastante apagada debido al tema también. Dentro del castillo sobretodo. Ya que en el pueblo felizmente la gente pudo celebrar la festividad de una manera más tranquila.

     Lamentablemente debido a las condiciones del castillo, y sobretodo las del príncipe. No pudo ser lo mismo.

     La cena de navidad si se dio, pero por lo que contaron, los presentes no estuvieron muy animados. E incluso la princesa se había levantado de la mesa a penas había terminado para visitar a su hermano, y hacerle compañía.

     Durante los meses que pasaron, de los fines de noviembre y Diciembre, la Reina odió más a Lauren. Y fue mutuo claramente.

     Ya que tanto a ella como a Karoma, les seguían manteniendo aquel corte. Ya que claramente el cabello crecía. Así que para evitar que todo vuelva como a un inicio, cada mes la Reina mandaba a que vuelvan a cortar su cabello, por más de que en un mes el cabello no crecía casi en nada. Por lo que era obvio que lo hacía por simple y puro placer de hacer sentir mal a la gente.

     Pero no lo lograba, pronto Karoma se rindió ante el tema y solo dejó a la Reina hacer lo que quería. Lauren se mantenía como a un inicio, sin arrepentirse, irritando más a la Reina, que siempre esperaba que Lauren de algún modo le ruegue por perdón, unas dsiculpas que claramente no merecía, pero que ella creía hacerlo.

     El cabello de Karoma y Lauren era diferente. Y por eso también el corte se acomodaba de diferente manera en sus cabezas. A pesar de eso la altura era la misma, y la forma en la que lo habían cortado también.

     El cabello de Karoma era lacio pero esponjoso. Y el de Lauren también era esponjoso pero ondulado, y junto con el flequillo que también habían de usar, además del adorno de tela, sí se veía algo raro. Pero no mal.

     Claro, no era común. En la época ese no era un corte que habían de usar mujeres. Y eso lo hacía raro. Pero no era malo.

     Un par de veces, que tuvieron suerte de encontrarse con Finlay, este dijo que a Lauren no le quedaba mal el corte. Como una forma de animar el ambiente, aunque tampoco estaba mintiendo.

     Frizzy lo confirmaba. Y ya se estaba acostumbrando a verla a ella y a Karoma así.

     Lauren sabía que eso lo hacían a especie de consuelo, y lo aceptaba a pesar de que no se sentía mal. Sí se sentía rara, tal vez menos segura de su apariencia. Pero al fin y al cabo eso no importaba.

     Habían cosas más importantes en las que pensar, que las tonterías de la Reina y su estupida obsesión por ser ella la única dueña de la atención.

     No iba a importar incluso si intentaba volver a Karoma en un ogro, el Rey siempre la escogería. Porque no la amaba por como se veía.

     Y ese era un tema que no entraba en el cerrado cerebro de la Reina.

[•••]

     Para navidad obviamente dejaron mandar  y recibir cartas. Y Lauren se sorprendió mucho al recibir una de los padres de Frizzy, que le deseaban unas felices fiestas y la saludaban amablemente.

     Claramente respondió a la carta con bastante agradecimiento. Agradeciéndole a Frizzy también por el detalle de sus padres.

     Lauren le deseó feliz navidad a Gerard y su familia, a Aitana, a la familia de Hope y a Louis también.

     Claramente antes de enviarlas, la Reina revisó las cartas de ambas empleadas minuciosamente. Pero para eso, a Frizzy y Lauren también dejo de importarles.

     La Reina se estaba destruyendo a sí misma sin ayuda de nadie. Y sin que tampoco alguien quiera ayudarla a salir de eso.

[•••]

     Año nuevo tuvo la misma historia.

     Y llegó el año 1881, después de todo.

     Y la mejor noticia que trajo, fue la recuperación del príncipe. Claramente algo que volvió a traer luz al castillo, y tranquilidad al pueblo.

     Después de varias bajas, y una infección. Al fin aquel joven se había recuperado. Aún había de tener muchos cuidados, con la comida, con su actividad física y demás.

     Aún así los primeros días de Enero tuvieron un gran contraste con lo mal que había terminado Diciembre, y solo habían pasado días técnicamente.

     Claramente, el bienestar del príncipe era algo que todos necesitaban escuchar. Y que al fin pasó.

[•••]

     Una noche, Lauren no pudo dormir. En lo absoluto.

     Supuso que había de ser toda la situación del Reino, y que eso de manera inconsciente la seguía preocupando de sobre manera a pesar de que sabía que estaba protegida en el castillo, que el Rey ya había hecho todo. Que hasta ella misma había cambiado su manera de pensar en varios aspectos, tendiendo a pensar mejor, en el bienestar.

     No pudo conciliar el sueño bajo ninguna manera, y en la total oscuridad de esa noche. Sin ver otra opción porque también sabía que no iba a poder dormir, decidió salir de la habitación.

     De su armario sacó un suéter abierto para colocarlo encima de su túnica para dormir y contrarrestar el frío. Se puso unos zapatos que solo eran para meter y sacar que también tenía en su armario y salió de la habitación sin hacer ruido para no despertar a Frizzy.

     Decidió que tomar aire afuera podía ayudarla en algo, a disipar cualquier tipo de estrés. Y tal vez que al volver a la torre ya podría dormir.

     Bajó las escaleras en silencio, y al salir de la torre el aire frío la golpeó de repente, por lo que se abrazo un poco más con el suéter puesto.

     Al estar la torre sur de las mujeres de espaldas al jardín de la Reina, decidió irse a sentar en las gradas que estaban y bajaban a la entrada del mismo. A mirar todas aquellas rosas desde más cerca pero sin entrar al jardín. Porque sabía que por su inmensidad se podía perder.

     Decidió tomar el camino largo, porque el corto no le daba confianza a pesar de que sabía que no había nadie ni nada ahí.

    Al llegar a esas escaleras, que habían de ser 3 a lo mucho, se sentó en la primera de bajada. Sus piernas estaban encogidas por la cercanía del siguiente peldaño, pero se mantuvo ahí, apoyando sus codos en sus rodillas, y haciendo una especie de cuna con sus manos para apoyar su mentón.

[•••]

     Así quedó afuera, mirando la entrada del jardín y al horizonte del mismo, fuera de su torre, de su habitación. No pensando en nada en realidad, pero simplemente sin esa voluntad ni ganas de dormir.

     De a momentos se acomodaba el flequillo que movía el viento, ya que se le iba a un costado y ya se había acostumbrado a sentirlo en la frente a pesar de que no era un flequillo muy denso.

     Suspuso que se iba a quedar así un buen tiempo, y como no estaba usando su reloj, no supo exactamente cuánto tiempo había pasado, ni la hora que era.

     Todo estaba oscuro claramente, la luz de la luna era suficiente para iluminar solamente un poco. Por lo que no se veía mucho tampoco.

     En un momento, sintió una mano en su hombro, que más que dar golpecitos en el mismo, se apoyó. Y eso la asustó unos segundos hasta voltear el rostro.

     Y lo vio, después de más de dos meses. Desde que lo había visitado en su habitación.

     Estaba de pie detrás de ella, con su propia ropa de dormir, una camisa y un pantalón de seda con un diseño de rayas. No estaba débil, ni a punto de desmayarse a cada momento como lo había visto antes.

     —su majestad—habló sorprendida, con intenciones de levantarse para saludarlo. Ante lo que el príncipe solamente negó amablemente. Y se sentó a su lado, sosteniéndose el costado de la costilla ligeramente adolorido al hacerlo—¿Que hace aquí?—preguntó Lauren aún en su sorpresa.

     —Pregunto lo mismo—contestó el joven con una sonrisa, aún sosteniendo su costado.

     Hace tiempo no escuchaba su voz.

     —No podía dormir—volvió a decir el joven—últimamente no puedo, desde que me recuperé, y claramente estoy más consciente, me dan pesadillas, y simplemente gracias a eso también me da insomnio y no duermo—explicó.—Siempre vengo aquí, y respiro. Me calmo, y vuelvo a mi habitación. Por eso se me hizo raro ver a alguien aquí, porque ayer también vine a estar solo a esta hora, pero me di cuenta que eras tú—dijo, esperando a que Lauren diga algo.

     —Bueno, yo solamente no puedo dormir, no hay razón atrás. Creo—dijo la muchacha mirando sus manos. Provocando una risa en el príncipe.

     Después de tanto tiempo, que aquella conversación haya surgido de manera tan natural. Como si solo hubiera pasado un día. Provocaba un sentimiento magnífico.

     —¿Estás bien?—preguntó el joven.
Lauren, asintió.—Tu cabello—dijo el príncipe suavemente resistiendo una risa.

     Lauren se avergonzó esos segundos. E instintivamente buscó esconder su cabeza cuando no había lugar donde hacerlo—No se burle.—pidió.

     El joven negó—No me estoy burlando, es que está desordenado, te lo movió el viento—dijo el joven. Pasando una mano tímidamente por el corto cabello de Lauren para peinar con sus dedos una parte, que se había levantado precisamente por lo corto que estaba.

     El joven no mencionó, ni pareció importarle que lo tenga así. Fue como un detalle que en verdad no le importaba mucho.

     Lauren dejó al joven acomodar su cabello. Y se avergonzó un poco por aquel gesto.—Gracias—dijo cuando el joven se alejó.

     —De nada—volvió a responder el príncipe con una sonrisa.

     —Me alegra que este bien—dijo Lauren.

     —Gracias—dijo el príncipe—Fue una recuperación muy lenta. Pero felizmente empecé el año estando bien, gracias también por haberme visitado ese día.

     Lauren negó—No se preocupe. Fue de hecho muy bueno para mi también, necesitaba verlo y saber como estaba. Todos nos preocupamos mucho. Y no es como que la situación actual haya favorecido mucho.

     —Entiendo—dijo—Ahora mismo, cuando termine mi tratamiento definitivamente, tengo que ayudar a mi padre. Esto se puede salir de las manos, si no estamos atentos. Lo siento, debió ser difícil saber que estaban usando el mismo nombre de una época en la que sé tu sufriste mucho.

     Lauren se encogió de hombros—Yo también me asusté mucho a un inicio. No es fácil sentir cara a cara de nuevo un miedo que había dejado atrás.—suspiró—Pero lo pensé mejor, durante este año mi vida ha cambiado por completo, gracias  a mi trabajo aquí, y gracias a usted sobre todo.—dijo la muchacha—me siento libre, lo soy ahora. Y esa libertad me permite ser más valiente, en muchos sentidos. Ha cambiado mi forma de ver las cosas, en varios aspectos quiero creer. Sé que por todo lo malo que me pase, y a pesar de que en los momentos donde algo malo me pasa me sienta sin salida y atrapada. Cuando me calmo, cuando tengo tiempo de estar conmigo misma, sé que no es por siempre, que las cosas van a estar bien. En algún punto—dijo—y me sorprende a veces, porque hace más de un año, yo jamás hubiera pensado que podía estar en esa situación conmigo misma.

     El príncipe la escuchó con suma atención. Y sonrió ante sus palabras.—Eso es bueno. Me alegra mucho que estés bien. Que te sientas bien.—suspiró—Me—dijo y se trabó en el proceso de decir la siguiente palabra, como si su cuerpo lo estaría bloqueando para que no diga algo que no deba—Me importas—dijo, y su voz tembló.

     Lauren para evitar que el joven se ponga más nervioso respondió—Y usted a mí—dijo—Por eso me alegra mucho que se haya recuperado, durante estos primeros días de este nuevo año, admito que ha sido la mejor noticia posible. No estaba de muy buenos ánimos antes, pero su bienestar me ha animado mucho más de lo que tal vez quisiera admitir. Es una persona muy buena, es un joven noble, amable, dulce tierno y muy apuesto.—dijo

     —Ay otra vez estas empezando—dijo el joven, enrojeciendo rápidamente. Era cierto cuando decía que no estaba acostumbrado a recibir cumplidos, los de Lauren sobretodo.

     —No me interrumpa me estoy inspirando—dijo Lauren en broma, haciendo reír al príncipe—Como decía—volvió a decir Lauren, haciendo que el joven se ría más—Precisamente por eso usted merece estar bien, todos lo merecemos de hecho. Y a pesar de toda esta situación. Lo estaremos tarde o temprano. — suspiró.

     Después hubo un corto silencio. En los que Lauren sacó una mano de sus rodillas, y ante algo que su mismo cuerpo le estaba ordenando, colocó la misma delicadamente en la mano del príncipe, que estaba apoyada en el piso. Sorprendiéndolo un poco.

     El joven agradeció la oscuridad para que no se note que se había sonrojado hasta el cuello. Pero giro su mano, para poder corresponder al tacto de Lauren.

     —Todo va a estar bien—susurró Lauren. Refiriéndose claramente a la pluralidad de todas las situaciones externas que atacaban al Reino en general.—Vamos a estar bien—dijo, pero había una parte inconsciente en esas últimas palabras, que no se estaba refiriendo al país precisamente.

     —Vamos a estar bien— confirmó el príncipe. Refiriéndose a la situación general también. Pero siendo consciente, que no solo era eso.

     Así, sin que Lauren se sienta incómoda en ningún aspecto. Entrelazaron sus dedos.

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