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XXXVIII

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Afortunadamente, no hubo ningún otro incidente después de ello. El ambiente quedó tenso entre ambas sirvientas, pero tuvo que ser ignorado por la gran responsabilidad que tenían con su trabajo.

     Dianne, no podía quitar su mirada de odio de Lauren, y su gemela tenía que estar regañándola para que siga con su tarea, por su parte Lauren ni se fijó en ella, y mientras ella y su amiga Frizzy seguían lavando los trastes para pasarlas en la cadena que habían organizado antes, ignoraron totalmente a la gemela, a pesar de sentir su incómoda mirada clavada en ellas.

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     Efectivamente el almuerzo se retrasó. No solo porque en la cocina el tiempo sufrió una alteración, sino porque el ambiente entre la familia Real estaba en una situación delicada, que era complicado el hecho de que todos vayan a sentarse en el gran comedor como si no hubiese pasado nada.

     Al ser Frizzy y Lauren también parte del servicio, habrían de llevar el almuerzo junto a todo un grupo más. A pesar de eso, Octavia decidió acercarse a Lauren y decirle que era mejor que no suba, porque ya habían pasado varias cosas y era mejor que se quede ahí en la cocina durante esa hora.

     Lauren no cuestionó la decisión de la jefa de la cocina. Y se quedó en el ambiente continuando con su tarea al lavar trastes. Frizzy sí fue, y mandaron a otra sirvienta para reemplazar a Lauren en el servicio del almuerzo.

    Una vez más la comida era abundante, e interminable, un verdadero banquete, y la fila de sirvientes también era larga, aún así las manos todavía parecían no ser suficientes.

     Las filas salieron, para hacer el servicio. Lauren quedó en la cocina, notoriamente más vacía por la ausencia de una gran cantidad de personas, y tranquilamente continuó lavando los trastes, y avanzando con la gran cantidad de los mismos, para pasarlos a la otra persona de la cadena, que se encargaba de secarlo.

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     Entonces el tiempo empezó a pasar mucho más rápido. Después de lo que fue más de una hora, pero que se sintió como unos segundos la gran cantidad de sirvientes regresaron nuevamente, en las ordenadas filas en las que se habían retirado y con todos los platos vacíos, los cuales fueron aumentados al gran montículo de los mismos para que sean lavados.

     Frizzy quería contarle lo que había pasado, por lo que después de dejar un par de platos sucios a un lado se volvió a colocar al lado de Lauren. Se vio interrumpida por otra gran cantidad de personas que entró a la cocina de repente.

     Eran los jardineros, que venían a la cocina debido a su horario de almuerzo. Haciendo notar que era también la hora de almuerzo de los sirvientes de la cocina.

     Frizzy dijo que le contaría a Lauren mientras comían, y en la gran mesa de la cocina, todo aquel nuevo grupo de jardineros se sentó. Todos tenían el mismo vestir que Lauren vio en el muchacho que vino por aquella mascota que había interrumpido su paso antes de que llegue a la cocina.

    La mesa se llenó, dejando a varios sirvientes de pie. Incluyendo ambas compañeras, que no tenían ningún problema con comer de pie.

     La cocina estaba muchísimo más llena y aglomerada, pero aún así el amplio espacio era suficiente para todos. Otro grupo de sirvientes de la cocina empezaron a servir el almuerzo, y entregarlo entre todos sus colegas. Era obviamente uno diferente al que se sirvió a la familia real, pero aún así era igual de satisfactorio y delicioso ante el hambre.

     Se servía en un bowl personal de porcelana con diseños azules, todos estos recipientes eran iguales para todos los sirvientes. Se les daba también con una cuchara, ese día el almuerzo para los sirvientes era un humeante y caliente estofado de carne.

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    Vieron a algunos sirvientes que estaban parados, sentarse en el suelo, y poner el recipiente con la comida en sus regazos, mientras así comían de manera más cómoda y conversaban entre ellos.

     A Frizzy le pareció gran idea, fue a buscar un lugar cerca a la pared, y lo hizo, sentándose en el suelo apoyando su espalda en una de las paredes de la cocina, dio golpecitos en el suelo, en el espacio a su lado, invitando a Lauren a sentarse a su lado.

     La muchacha lo hizo, sentándose al lado de su amiga, con la espalda recta, y las piernas extendidas, a diferencia de su amiga, que se había sentado a lo que se conocía como indio, debido a la posición de las piernas.

    El gran y largo vestido, y todas las faldas internas, cubrían todo sin problema, y esa manera de sentarse no era inapropiada en ningún sentido, muchos sirvientas mujeres también estaban sentadas así.

     Lauren se sentó con las piernas juntas y extendidas porque eso le era un poco más cómodo a ella. Otro grupo, aunque en minoría había adoptado también la misma forma de sentarse.

     Ambas empezaron a comer, ese parecía ser el momento más feliz del día, después de todo lo que había pasado. El ambiente era cálido, de descanso, los amigos conversaban, opinaban, hablaban.

     Frizzy, entonces terminando de masticar un gran bocado, decidió contarle a Lauren lo que había pasado en el almuerzo, contando que en forma de algún tipo de rebeldía para apoyar a su hermana, el príncipe no había ni aparecido en el gran comedor. Tampoco estaba la princesa, ni sus consejeros, ni el rey.

     —Nos sentimos extraños porque solo estaba la Reina y su dama—dijo tomando otra cuchara del plato—y había un montón de comida. Al final, Karoma llegó para salvarnos, y dijo que por hoy el almuerzo también sería llevado a los aposentos de la familia Real, pero que primero le sirvamos individualmente a la Reina y su dama. Nos dividieron en grupos y turnos, como has de saber me mandaron con el príncipe, junto con la chica que te reemplazó durante este tiempo y dos mayordomos. Le servimos el almuerzo, pero estaba muy afectado. Y triste, me imagino que si el estaba así, la pobre princesa estaría peor, y me dio mucha pena, porque a penas llega ayer y tiene que estar soportando que su madre trate así a su hermana—dijo, tomando un respiro para poder comer unos segundos. Y al haber masticado y pasado la comida, poder reanudar la conversación— Después al salir ya después de que el príncipe indique que terminó de comer y recoger los platos bandejas y toda esa ceremonia, estábamos de camino en vuelta en la cocina. Nos encontramos con los que llevaron el almuerzo a la princesa, y me empezaron a hablar de la nada, porque saben que somos pareja de trabajo, me dijeron que la princesa había preguntado por ti, y por si habías tenido algún inconveniente, y si estabas bien. Ellos dijeron que sí, que estabas bien, pero se acercaron a contarme porque querían que te avise. También dijeron que la princesa se sintió más tranquila con la respuesta, y que comparando con como se veía antes, ahora al menos estaba más tranquila.

     Escuchar que la princesa estaba mejor alivió mucho a Lauren, en grandes cantidades. Y se sintió muy halagada por el hecho de que haya preguntado por ella. Se puso a pensar también en el estado del príncipe, y esperó de corazón que él también pueda sentirse mejor pronto.

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     Tuvieron que dejar las cosas así, y aprovechar el momento libre para poder almorzar con tranquilidad. Todos tenían hambre, y debido a los horarios, varios habían de apresurarse. Aún así, todos comieron con gusto.

     Frizzy terminó un poco antes que Lauren. Ambas se levantaron del piso, y vieron cómo la cantidad de platos para lavar se había multiplicado increíblemente. Y como seguramente lo seguiría haciendo en lo que quedaba del día.

     Los platos sucios del almuerzo de los sirvientes de ese horario, los recogieron y los acomodaron en la pila designada a los mismos. Todos los sirvientes de la cocina terminaron de comer, y un grupo específico de ellos volvió a salir con varios platos de comida para llevarles el almuerzo a los sirvientes del siguiente horario.

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     El cumplimiento de los horarios se dio, felizmente a tiempo. A pesar de haber tenido algunos momentos de pánico por la posibilidad de un nuevo retraso.

     Ambas compañeras reanudaron su trabajo lavando trastes. El agua ya estaba fría, y con el paso de las horas y más horas las puntas de sus dedos se arrugaron debido a tanto contacto con el agua.

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     Después de eso, hubo aquella ceremonia, en la que el príncipe salía al gran balcón del castillo y el pueblo salía  a verlo para darle la bienvenida. La cocina no participaba en eso, ni en ningún servicio del momento, así que desde la misma solo se podían escuchar a las personas dando vítores, y mucha bulla.

    Aquello duró al menos una hora. La bulla se fue apagando, lo que indicó que la gente se fue retirando después del evento.

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    Lo más triste fue saber que la familia Real actuaba, que lo que mostraban no pasaba. Que seguramente se habían puesto sus mejores ropas, los mejores ternos y vestidos, y que ante el pueblo lo que demostraban de su familia no era más que una simple actuación.

     Una sirvienta había salido de curiosa, y a pesar de que se ganó interminables regaños por parte de Octavia después, fue a enterarse como estaban yendo las cosas en aquel evento protocolar.

     Contó que como había de suponerse el príncipe estaba al frente, con su padre al costado, que estaban vestidos y arreglados de forma deslumbrante, y que por la formalidad del evento todos estaban usando sus coronas. Que la actuación del príncipe fue increíble, porque incluso cuando su madre se puso al otro costado no reaccionó de mala manera con ella por lo que le hizo a su hermana. La princesa estaba al lado de su madre, y la manera en la que la vistieron y pusieron el maquillaje disimuló lo demacrada que estaba.

     Todos, se pusieron a escuchar, incluso Octavia que a pesar de seguir molesta porque aquella sirvienta había salido sin permiso, lo que decía de alguna manera interesaba a todos.

     La mujer también dijo, que al terminar y volver a los interiores del castillo. El semblante del príncipe había cambiado, que miró a su madre con un resentimiento increíble, que casi hay otra discusión, y que el príncipe se apresuró en irse, llevándose a su hermana en una especie de abrazo, mientras el Rey evitaba que la Reina se altere, que la princesa quería llorar de nuevo, y que su hermano hizo lo posible por alejarlos a ambos de su madre.

     Tanta fue la tensión, que incluso los sirvientes encargados de volver a poner las coronas en sus almohadones y llevarlas a su lugar tuvieron que perseguir a la familia Real porque habían olvidado que las tenían puestas.

     Hasta ahí, fue la historia de la mujer. Todos se miraron entre todos, pero nadie preguntó detalles, porque no era lo adecuado en un momento tan delicado.

     A pesar de eso, hubieron algunos comentarios, que se vieron disipados cuando Octavia, demandante dijo que ya era suficiente con haberse enterado, que el trabajo continúa, y que estaba prohibido hacer preguntas o comentarios al respecto, ya mucho era con saber lo que había pasado gracias a aquella curiosa sirvienta, y que ya ninguno toque el tema a partir de ese momento.

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     Todos quedaron en silencio, obedecieron a Octavia, y sin palabra o reclamo alguno, continuaron con su jornada.

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     La cocina estaba rara todavía, más aún con lo que había contado aquella mujer que se había escabulló para saciar su curiosidad,  había un ambiente de tensión notable. Por lo de la princesa, y entre Lauren y Dianne.

      Aún así el trabajo no paró, la pila de trastes sucios parecía interminable. Y cada vez parecía aumentar.

     Las cocineras, empezaron a preparar las cosas para la cena, y en el momento que revisaban unos pergaminos para ver lo que habían de preparar, Karoma entró casi corriendo a la cocina, y con una voz demandante y firme dijo que la cena se había cancelado.

     La cocina quedó en silencio una vez más en aquel loco día, Karoma no dio muchas explicaciones, pero dijo que era el Rey el que proporcionó la orden, que el ambiente con su familia estaba muy malo y que ninguno tenía ánimo de cenar ese día, por lo cual los únicos que cenarían serían los sirvientes, y terminarían la jornada de trabajo más temprano.

     Karoma se retiró, y casi nadie comentó sobre el tema, ni siquiera Frizzy que tenía muchas preguntas, pero que no las dijo porque era un tema personal de la familia Real, y porque a ningún sirviente le debía incumbir.

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     Aquello, les proporcionó una especie de tiempo libre a las cocineras, que pudieron descansar un momento.

     La sección que lavaba los trastes también pudo avanzar con varios, y así disminuir razonablemente aquella interminable pila.

    Llegaron los horarios de la cena, nuevamente los jardineros entraron a la cocina. Y se repitió lo mismo que sucedió en el almuerzo, la gente se sentó, los que no llegaron a hacerlo se quedaron parados o se sentaron en el suelo, y pudieron cenar. La comida en esa ocasión fue una sustanciosa sopa de pollo, con fideos y verduras.

     Todo oscureció, ya era de noche. Pero aún todas las luces estaban prendidas. Hacía más frío.

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     Para ser su segundo día, Lauren sentía que ya habían pasado muchísimas cosas. Todas las familias tenían sus problemas, y la Real no escapaba de eso. Suspuso que si no era ese día, algo así hubiera pasado en cualquier otro, y que el hecho de que haya sucedido a penas poco tiempo después de su llegada, era una coincidencia.

     Le seguía dando mucha pena, porque no creía que la princesa haya hecho algo malo como para merecerse aquel trato de su madre. No tenía idea de que contexto pudo haberlo desatado, de que pudieron haber discutido para que tal hecho se desate. Tenía dudas, preguntas. Pero así como todas las personas de la cocina y el castillo en general, no dijo nada, no era prudente hacerlo, y a pesar de las buenas intenciones que puedan tenerse, ningún sirviente tenía derecho a meterse.

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     Los horarios de comida se repitieron una vez más, y después de ello, más sirvientes se unieron a lavar los trastes, para así poder terminar más rápido.

     La ayuda extra les vino muy bien a la sección que lavaba los trastes. Y así a pesar del silencio, lograron terminar con aquella inmensa e interminable pila de platos sucios.

     El tiempo voló, y terminaron las cosas temprano, a las 9:30. Una hora antes de a la que usualmente se terminaba la jornada de los sirvientes.

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     Todos salieron de forma organizada, Octavia fue la última en salir, y se encargó de apagar las luces del ambiente. Los sirvientes fueron a sus respectivas torres.

     Frizzy y Lauren fueron a la suya, al sexto piso, a su habitación. Todos también estaban callados, y la incomodidad ante todo lo que había pasado, fue con lo que terminó el día.

     Fue un día incómodo, triste y extraño. Causó miedo, y dudas al aire, fue repentino, rápido y horrible. Pasaron miles de cosas en unas horas, más tensiones, rivalidades y hasta discusiones.

     Sin duda alguna, la pobre princesa no merecía lo que le habían hecho. Y Lauren jamás olvidó eso.

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