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XXVI

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Después de eso, cada una tomó turnos para poder entrar al baño, asearse y cambiarse con el uniforme que habían acomodado ordenadamente en sus armarios el día anterior. Lauren entró primero, se aseó el cuerpo, se colocó todas sus ropas íntimas y las faldas internas, los botines cuyos pasadores amarró con cuidado y se puso el uniforme, ya arreglado y perfectamente acomodado a la forma de su cuerpo. Ahora sí se veía mucho mejor.

     Al estar cambiándose también se quitó definitivamente las vendas del torso, y las escondió temporalmente en el bolsillo del delantal blanco del uniforme. No tuvo ganas de verse la espalda, no quería saber lo horribles que habían quedado las cicatrices en su cuerpo, serían de por vida, y con la imagen que había quedado bien grabada de cómo eran las heridas, no tenía ni la mínima intención de saber cómo habían quedado las marcas.

     Su reloj, en su típica forma de collar, lo escondió debajo del cuello del uniforme.

    Por último se hizo el peinado que les habían indicado, con el cabello ya corto a la altura que les habían pedido. Se hizo dos trenzas, dividiendo su cabello por la mitad y mojándolo un poco para facilitar el trabajo, luego las acomodó en un moño en la parte baja de la cabeza, en forma de canasta como se los habían dicho, pegada a la nuca. Para al final ponerse el accesorio de la cabeza, adornando su cabeza de manera agraciada.

     Se dio una última mirada al espejo, recordando que al rededor de la cintura  el delantal debía estar amarrado en un lazo bonito, volteando un poco para ver si había quedado bien. Arreglo y acomodo los encajes del pecho del delantal. Y terminó.

[•••]

     Salió del baño, y pronto fue el turno de Frizzy, que entró al baño para poder hacer la misma rutina, solo que sin peinarse al final, porque Lauren la iba a ayudar con eso.

     Y durante el tiempo que Frizzy estuvo en el baño, Lauren aprovechó para trasladar la ubicación de las vendas que estaba escondiendo, de su delantal a el último cajón de la mesa de noche al lado de su cama, en la parte del fondo. La morena no debía enterarse.

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     Eventualmente, Frizzy salió del baño, ya vestida también. Lauren la hizo sentarse en el borde de su cama, para poder peinarla rápidamente. Debido a que el cabello de Frizzy era sumamente ensortijado y esponjoso, había que peinarlo mojado y estirarlo un poco. La morena se quejó un par de veces, pero se tuvo que aguantar porque no había de otra. Su cabello era difícil  de peinar.

[•••]

     Afuera por los pasillos del piso donde estaban, empezó a sonar una pequeña campana, que era agitada por una sirvienta que pasaba por ahí, indicando que todas ya debían salir, ya era hora. Habían terminado de alistarse justo a tiempo.

     Frizzy se colocó el accesorio en la cabeza y se lo acomodó para que quede bien. Lauren tomó la llave de la habitación, la guardó en el bolsillo del delantal.

     Ambas salieron hacia el pasillo rápidamente, cerrando la puerta detrás de ellas.

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     Las 5:30 de la mañana ya había llegado oficialmente, el amanecer fue apareciendo y la luz del sol que empezaba a salir invadía cada rincón del castillo. Ya era la hora exacta para el comienzo de la jornada de trabajo.

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     Para su suerte, Desire ya estaba afuera de su puerta, esperándolas para poder llevarlas directamente a la cocina, donde recibirían nuevas indicaciones de Octavia, la jefa de la cocina.

     Debido al ajetreo y al apuro, hubo un saludo bastante corto al mismo tiempo que todo el pasillo del piso se llenaba de sirvientas que salían a paso apresurado para poder cumplir sus tareas y grupos asignados. Así debía ser el apuro y exigencia en palacio, sin retrasos y con  un orden impecable. Pero por alguna razón Lauren presentía que el ambiente estaba algo más estresado de lo que debería ser generalmente.

     Sin casi intercambiar palabras Desire las empezó a guiar rumbo a la cocina del castillo.

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     Salieron del pasillo para poder bajar las escaleras de la torre y regresar al primer piso.

     Nuevamente se sumergieron en los espacios inmensos y lujosos del gran castillo. Regresando por el pasillo de las pinturas, volteando por varios espacios y salones inmensos y preciosos. No pasaron por la sala principal, tomaron otro camino para poder llegar más rápido. A penas habían llegado el día anterior, y la gran admiración que provocaba el lugar era algo a lo que con el tiempo iban a ir acostumbrándose poco a poco.

     La cocina, estaba debajo, como si estuviera en el sótano, justo debajo del gran comedor del primer piso. Desire, llego con ellas hasta el final de las escaleras, casi en la puerta y les indicó que solamente entren, que ella estaba con apuro, que tenía que irse ya. Pero que Octavia las iba a ayudar con todo.

     Las dos muchachas le agradecieron de corazón por la guía, y Desire se fue rápido.

[•••]

     Entraron a la cocina, Frizzy entró detrás de Lauren, porque se encontraba más segura siguiéndola.

     La cocina, así como todo lo que habían visto dentro del palacio, era un lugar inmenso y maravilloso. Impecable, y así como ellas había una gran cantidad de sirvientas dentro. Era un lugar claramente dividido en dos. Uno donde se hacía toda la cocina, con una gran estantería encima, un gran almacén al costado, y otra zona donde estaban todas las vajillas, los platos finos, otro espacio donde debían lavarse.

     También había una mesa, algunas sillas. Donde se suponía que algunos de los sirvientes que podían ingresar a la cocina, y entrar a comer en el horario que se les permitía hacerlo. Para cuando llegaron mucha gente, muchas sirvientas ya estaban en sus puestos, sacando cosas del almacén picando frutas, verduras, y demás.

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     Tan rápido como empezaron a entrar en el gran lugar, desde una parte, una mujer baja, de contextura gruesa, ya mayor y con gafas redondas enormes salió a su encuentro. Esa era Octavia.

     —Ustedes son las que llegaron ayer ¿Verdad?—dijo, se la notaba bastante estresada.

     Frizzy asintió.

     —Vengan entonces, de una vez—dijo con un gesto, adentrándose nuevamente en el lugar con bastante apuro.

     Ambas la siguieron

      —Yo soy Octavia Fulmer, jefa de la cocina.—se presentó mientras seguían caminando—Es un gusto conocerlas. Ya necesitábamos más gente por aquí, sobretodo hoy día.—la mujer parecía tan apurada y estresada que no les dio tiempo de responder.

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     En el camino, sin que absolutamente nadie tenga tiempo de darse cuenta. Frizzy vio un pequeño recipiente con varias uvas. Tomó dos y se las empezó a comer.

     Siguieron caminando detrás de Octavia tratando de seguir su apresurado paso que las guiaba específicamente a la zona donde se lavaban y ordenaban todas las vasijas.

     —A ustedes se las designó aquí, por decisión de la señora Karoma y su gran capacidad de organización. Como ya lo sabrán muchachitas, su trabajo principal es de limpieza y servicio, para lo cual se las ha designado a la cocina también. No son cocineras, no se preocuparán por eso, en esta cocina están en el grupo de servicio más que todo y limpieza de vajilla.—las guio hasta donde estaba la zona donde estaban específicamente todas las delicadas copas de cristal—También se encargarán de servir la comida a la familia real, y bueno limpiar todo lo que les digan en general, como ya les dijeron.—hizo una pausa deteniéndose delante de las muchachas—He trabajado en esta cocina durante más de 40 años, poco a poco fui ascendiendo y me volví jefa, porque mi comida es la mejor de Inglaterra, tanto la que es para nuestro soberano y su familia y la que es para nosotros. Nuestro horario de comida está pegado en un pergamino cerca a la puerta, pero no se preocupen, aunque no lo crean estar en la cocina quita el hambre, porque generalmente a veces vamos probando cosas.—dijo amablemente, ocultando el estrés que sentía en esos momentos. Tomó un respiro—Lamento que ahora no voy podré explicarles todo, tristemente este es un día bastante alterado, demasiado diría yo, pero vamos a poder realizar todo bien. Y con su ayuda irá mejor, porque esta vez sí la necesitamos más que nunca, y cada vez parece que la necesitamos más.

     Un par de sirvientas la interrumpieron, preguntándole algo en voz baja. La mujer les dio varias indicaciones, mandándolas a quien sabe donde. El estrés que la mujer había estado ocultando volvió con más intensidad que antes.

     —Perdón por eso chicas—suspiró—Pero bueno, ahora sí  escuchenme bien para todo lo de hoy día—decía la mujer y parecía más nerviosa que nunca—A las 9 de la mañana se servirá el desayuno, ustedes junto al grupo de servicio se lo llevarán a la familia Real. Recuerden, todo el respeto, elegancia, buena postura, y excelente servicio. Ya van a ser las 6 pero igual es muy poco tiempo considerando los acontecimientos actuales. Hoy va a ser el día más estresante del mundo, el desayuno es a penas el comienzo. A las 7:45 tenemos que estar en el camino de entrada para el recibimiento.—soltó con demasiado estrés.—El príncipe llega a las 8

     Frizzy se atoró con la uva que estaba en su boca.

[•••]

     —Pero su viaje terminaba a la próxima semana—Dijo Frizzy, que había podido tragar la uva. Diciendo exactamente en lo que Lauren se había quedado pensando y también quería comentar con la esperanza de que la señora solo se esté confundiendo.

     Ninguna salía de la impresión del momento. Y lo nerviosa que estaba la señora no ayudó, y las terminó contagiando en su totalidad. ¿Cómo había sido eso posible? Y ¿Por qué justo el día que iban a empezar a trabajar?

     —Así es, así era—respondió la señora Octavia con estrés y un suspiro—Hubo toda una noticia, el príncipe había mandado una carta anunciando su anticipada llegada, la había mandado con tiempo. Pero la carta, se atrasó increíblemente y justo llegó ayer en la madrugada. Esto adelanta todo lo que se había planeado. El banquete de la tarde, y el gran Baile de Bienvenida para la noche. Para estos momentos, y dentro de poco toda Inglaterra va a enterarse.

     Frizzy había palidecido, Lauren parecía haber quedado inmóvil.

     —Es el príncipe de Inglaterra, nuestro próximo Rey. Lo de la carta no fue su culpa, y a pesar de el ajetreo de ahora, su recibimiento debe ser digno y el más bello posible. Todos los invitados al baile también están siendo informados, Condes, Marqueses, Nobles, el gran Duque. No dudo que vuestro trabajo como el de los demás será excelente, en unas horas les iré informando todo lo que tienen que hacer, y lo que tienen que servir. Por ahora, ya saben cómo tienen que ser las cosas—suspiró la señora llevándose una mano al cuello como si le doliera—Sé que esto les ha caído de golpe, a mi también y he sido una de las primeras en enterarme. Pero como súbditos y sirvientes reales es nuestro deber hacer todo lo humanamente posible por servir a la realeza como debe de ser. —dijo.

     En ese momento, más sirvientas se acercaron a la señora. Interrumpiendo su charla con las muchachas otra vez, susurraron unas cuantas cosas, y como todos en la cocina estaban sumamente estresadas. Octavia las escuchó y al parecer lo que dijeron fue sumamente importante, que con apuro decidió irse.

[•••]

    —Ahora por favor, las dejo, lo siento—dijo empezando a retirarse—Vayan avanzando al limpiar y pulir todas las copas de cristal, así no tendremos saturación a la hora del gran Baile.

     Y junto a aquellas sirvientas, se fue a otro ambiente dentro de la cocina.

     El príncipe llegaba ese día. El próximo Rey de Inglaterra estaba a tan solo unas cuantas horas de volver a pisar el país. Era totalmente normal que todos los súbditos y cualquier persona cuenten los días para su regreso. Era un hombre de la realeza.

     Había viajado a Suecia todo ese tiempo, en compañía de su consejero. Por asuntos de una alianza comercial con el país. Era bastante joven, aún tenía 24 años.

     Tanto Lauren como Frizzy lo habían visto de lejos, en algún evento importante o en su carruaje. Jamás lo habían visto de cerca, y se estaban preparando para hacerlo para cuando se suponía que llegaba. No para ese mismo día. Era algo que no se tomaba a la ligera, era algo sumamente importante, sumamente increíble.

     La cocina entera estaba totalmente ajetreada, alterada, con las cocineras sumamente estresadas, con mayordomos saliendo y entrando, sirvientas de un lado para otro.

     La noticia había dejado a Frizzy a Lauren desconcertadas, estresadas nerviosas, mirando a todos lados. Sin poder reaccionar bien para lo que tenían que hacer, bloqueadas por el impacto de la noticia

[•••]

     —Se me va a salir el corazón—dijo Frizzy, llevándose una mano al pecho, para intentar respirar con normalidad.

     Lauren, reaccionó en aquel momento sacudiendo la cabeza, y se dirigió exactamente hasta donde estaban las copas que les habían indicado limpiar y lo empezó a hacer. Frizzy demoró un poco más en reaccionar, pero al hacerlo hizo lo mismo que Lauren, posicionándose a su lado.

     Por los nervios, a Lauren le temblaba un poco la mano izquierda levemente, y había enmudecido por completo. No como Frizzy cuya reacción frente a los nervios y estrés era lo opuesto.

     —Ay Dios Santo—suspiró Frizzy mientras pulía una copa—¿Cómo se pudo atrasar esa carta?¿En serio va a llegar hoy día? Quiero vomitar—decía nerviosa.—Es el príncipe, el príncipe Thomas, vamos a verlo de cerca y a penas hemos llegado ayer. Perdón, se me va a dar por hablar mucho, es que estoy muy estresada, no esperaba que esto pase hoy, es decir me estaba preparando emocionalmente para la próxima semana, porque se suponía que era a la próxima semana, pero no pues, la bendita carta se atrasa. Jesucristo, que estrés, no sé cómo es que Octavia no se echa a llorar en estos momentos.—tomó  un respiro para seguir hablando mientras ambas seguían seguían limpiando las copas.—Osea literalmente le han dicho que haga todo lo que se suponía era para una semana después en tres horas. ¿Qué crees que esté pasando en los otros ambientes? ¿Ya sabrán los encargados de lavandería? ¿Desire o Amy? Imagínate como está Karoma, ella sí debe estar mil veces más estresada que cualquier persona en todo este tremendo castillo.—suspiró—Que estrés, lo siento, cuando estoy nerviosa solo hablo y hablo, y  no sé  que me pasa, pero es que es el príncipe de Inglaterra, el hijo del Rey.—su voz tembló y giró su cabeza mientras seguía limpiando para ver a Lauren—¿Estás bien?

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