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XXV


𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Lauren avanzó un par de páginas más, imaginándose las escenas leyendo con calma.

     Pasó un poco más de media hora, las voces, pasos y risas del pasillo se fueron calmando. Y Frizzy regresó, con el asunto de los zapatos solucionado, sin los que había llevado y trayendo los que sí eran de su talla.

     Ingresó casi corriendo, dejó los zapatos al pie de su cama, y se abalanzó a la misma, rebotando un poco, volviendo a sentarse y a cubrir la mitad inferior de su cuerpo con las sábanas.

     —Listo ya está, todo salió de maravilla. —dijo algo emocionada.

     Lauren cerró su libro, y lo dejó en su mesa de noche. Porque desde ese momento iniciaría la conversación a la que había accedido tener.

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     —Bueno ahora quiero escucharte primero. Yo ya empecé a hablar varias veces —le dijo Frizzy.

    Lauren quedó en silencio unos segundos. Pensando en cómo empezar una charla como esa.

[•••]

     —Mi nombre completo es Lauren Harris, tengo 21. —decía, sin saber muy bien que contar volviendo a quedar en silencio un momento. —Soy de Doncaster. —decidió decir. —pero me mudé a Londres a los 11, por trabajo.—hizo otra pausa, frunciendo los labios un poco—Trabajé en una casa, de unas hermanas. Las Dhollen.

     —¿Ah, sí?—contestó extrañada Frizzy no pudiendo evitar interrumpir —pensé que habías trabajado con Vladimir Gees, porque él fue quien habló de ti con el gran Duque.

     —No. Nunca trabajé con él. Pero siempre fue y es un gran amigo mío. Lo conozco desde hace muchos años.—explicó la muchacha.

     —Vaya —Comentó. —disculpa que te esté interrumpiendo a cada momento. Creo que una vez escuché de esas mujeres, porque son bastante adineradas y eso, pero no sé nada de ellas ¿Como eran contigo? ¿Fue una sorpresa que de un momento a otro te irías o ya lo sabían?

    —Fue una sorpresa. —dijo, evitando astutamente la anterior pregunta a la última, haciendo que incluso Frizzy olvide que la había hecho —Incluso para mí, porque no tenía idea. Hasta ya tenía firmado el documento de posesión laboral, pero por esto obviamente quedó anulado. Por eso al principio mis antiguas patronas, no se lo tomaron muy bien. Pero no pasó nada.

     —Entiendo. —respondió la morena asintiendo — y ¿Cómo se lo tomaron tus padres?—preguntó Frizzy inocentemente.

     Lauren se encogió de hombros, algo incómoda por la pregunta, pero sin pensar que era culpa de Frizzy porque ella no lo sabía.

      —Ellos ya murieron hace 10 años—respondió—por eso me mudé a Londres, y tuve que empezar a trabajar. Viviendo con las Dhollen también.

     Frizzy, en ese momento se arrepintió de  su pregunta. Y se sintió muy mal por ella. Le había dado muchísima pena. Lauren había respondido a todo con demasiada evasión, tenía derecho a hacerlo.

     No era culpa de Frizzy por ningún lado, porque ella no la conocía y no sabía casi nada de ella.

     Lauren lo sabía, y a pesar de haber respondido como siempre ante ese tipo de preguntas no quería que Frizzy sienta que había sido su culpa. Y  por su lado, estaba haciendo lo que siempre había hecho, contar a penas lo más básico. Evitar cualquier tipo de pregunta, no informar nada que de una pista de como había sido su vida de las Dhollen, ni nada que pueda hacer pensar algo. No quería hacerlo, era algo muy privado, demasiado privado de hecho, y además todavía corría el riesgo de la amenaza.

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     —Lo siento mucho—dio su pésame, con una expresión triste en el rostro—si no te molesta que te pregunte ¿Cómo murieron ellos?

    —Oh, pues en el atentado—dijo.

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     Debido a lo sensible que era el tema del atentado, a pesar de los años que habían pasado, causaban un sentimiento de gran melancolía al escucharlo, haciendo que la morena en ese momento, sepa y sienta que no debía preguntar más, no debía hacerlo, no quería abrir la herida, ni preguntando el nombre de sus padres, ni preguntando por algunos detalles de su vida, ni de las mujeres con las que trabajaba. Por que si eso le hubiera pasado a ella, tampoco quisiera hablar.

     A pesar de que tenga miles de curiosidades. No iba a preguntarle más.

     Lo que funcionaba perfectamente para Lauren, que no tendría la necesidad de negarse de manera descortés ante alguna pregunta. Porque ya no se las haría. Logrando así el objetivo, de seguir guardando todas esas cosas que consideraba delicada y sensiblemente personales, que no le contaría a nadie, y seguir guardando el secreto que la protegía de la constante amenaza de las mujeres.

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     —Lo siento mucho.—volvió a decir Frizzy, bajando la cabeza apenada.—Pero, muchas gracias por compartir esa pequeña parte conmigo. Significa mucho—le sonrió cálidamente—Espero que si todo va bien en nuestra amistad poco a poco puedas animarte a contar algo más. Pero si no, tampoco hay ningún problema. Te entiendo, no haré ninguna pregunta al respecto.

      Lauren se sintió sumamente aliviada al respecto. Soltando un poco de aire ya más calmada. Se lo agradeció mucho, y Frizzy solo le quitó importancia con un gesto, a pesar de que saber a penas esa pequeña parte de la historia la había herido bastante. No le gustaba para nada saber que las personas que conocía y tomaba aprecio habían sufrido.

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     —Vamos a cambiar de ambiente—dijo Frizzy, sacudiendo la cabeza después del silencio que se había formado.

     Esa fue una gran decisión. La historia de Frizzy era mucho más animada y expresiva que la de Lauren, y para salir de la pena que le había causado a la morena saber lo que le había pasado a su compañera de habitación. Eso sería una gran medicina.

     —Ahora empezaré yo—dijo, sentándose mejor en su cama—Mi nombre es Jocasta Morwenna Godwin, tengo los dos peores nombres del mundo y 21 años—rio—Soy de Glasgow en Escocia, pero me mudé a Londres a los 16 para empezar a trabajar en casa del gran Duque. En Escocia mi familia tiene una granja, tengo 11 hermanas mujeres—dijo, haciendo que Lauren quede sorprendida por el gran tamaño de la familia de la chica.—osea conmigo somos 12, como los apóstoles—rio—yo estoy por el medio, soy la número 7. Mis padres, bueno mi padre sobretodo siempre quiso un hijo varón, e intentó e intentó con mi mamá pero al final salimos mujeres todas. Ellos se casaron jóvenes, a los 15 porque mi mamá estaba embarazada de la mayor de mis hermanas. Mi papá iba a heredar la granja de mi abuelo y ahí se instalaron. Mis padres son muy buenos, les escribo seguido para saber cómo está todo en casa. 3 de mis hermanas mayores ya están casadas y con hijos, y todas tenemos nombres raros. En el orden correcto de mayor a menor estaríamos ordenadas así.—Hizo una pausa—Farrah, Ceil, Kerensa, Fifer, Ottoline, Araminta, yo, Leocadia, Mazarine, Kalindi, Eualie y Nephele—dijo contando con los dedos— Hasta en el momento en casa solo viven las 4 últimas, las demás tienen su propio hogar y familia o nos hemos ido a trabajar a otro lugar.—suspiró—Mi trabajo con el gran Duque fue siempre excelente, era un muy buen ambiente, y así como tú firmé ese documento, que también quedó anulado. La verdad yo estaba bien trabajando toda la vida ahí, pero ser recomendada por quien solía ser mi jefe fue un gran honor.

[•••]

     Lauren la escuchó atentamente, y no se aburrió ni se alteró por la interminable habla de la muchacha. A ella no le molestaba, le gustaba escucharla. Pero a veces se sentía demasiado abrumada con toda la confianza que usaba para hablarle, contándole todo tipo de cosas, a pesar de haberse conocido a penas ese día.

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     La hora avanzó y a pesar de que Frizzy seguía hablando de sus anécdotas de niña, y de sus hermanas, el sueño empezó a invadir a ambas.

     —Sabes, creo que mejor mañana seguimos hablando —bostezó la morena.—nos hemos quedado en la parte introductoria de nuestras vidas. Pero a medida que avance el tiempo todavía podemos conversar sobre las cosas que nos gustan y así. Tenemos mucho tiempo todavía. Pero fue muy lindo poder conocernos algo mejor hoy día —le dijo bostezando de nuevo.

     Lauren asintió evitando contagiarse por el bostezo de la chica.

[•••]

     Apagaron inmediatamente la luz de sus lámparas de noche y se acostaron. Lauren, se echó bien en la cama, sintiendo un gran alivio al notar que esa incomodidad en su espalda ya casi había desaparecido. Indicando que sus heridas ya habían cicatrizado y que ya no tenía que usar las incómodas vendas al rededor de la espalda.

     Con la cabeza en la almohada de la cómoda cama, sus ojos se empezaron a cerrar.

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      —Oye, antes  de que te duermas—habló  Frizzy mientras se volvía a sentar en la cama después de haber estado echada por unos segundos, en medio de la oscuridad

     Lauren despegó sus ojos, e hizo un sonido para indicar que estaba escuchando.

     —Esta es una pregunta que le he hecho a todas las personas que conozco con nuestro trabajo, pero que me olvidé de hacerte —dijo nuevamente Frizzy—Si nunca hubieras sido sirvienta ¿Qué hubieras deseado ser? Yo, una señora burguesa ¿Pero tú?

     La respuesta de Lauren fue casi inmediata. Cuyo sueño de toda la vida, siempre había sido uno. Aún así, la única persona que sabía aquello hasta el momento era Vladimir Gees. Pero al ser una pregunta simple, no tenía problema en responderle.

[•••]

     —Profesora—Respondió sin dudarlo, con tranquilidad.

      —¿Con ese genio?—bromeó—Pobres niños.—rio, e hizo una pausa respirando—Aunque también me lo imagino sabes, saldrían como pequeños soldados.

[•••]

      —Ya duérmete Frizzy—le contestó Lauren, con una pizca de gracia.

Con otra risa, Frizzy obedeció. Y se volvió a acostar en la oscuridad del ambiente.

[•••]

     La noche pasó, y después de varios días, Lauren pudo dormir bien. Tal vez por la gran comodidad de la cama, por la agradable noticia de con quien viviría o porque esa sensación parcial de libertad y desvinculación con las 3 mujeres, había traído una gran cantidad de paz para ella.

     Estaba al menos algo mejor. Días atrás ni se hubiera imaginado poder sentirse así siquiera. Estaba un poco más tranquila. Un poco más estable.

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      Para poder estar listas las dos a las 5:30 de la mañana, debían despertar cerca o exactamente a las 4. Todavía a esa hora, el amanecer no estaba totalmente claro. Era una transición en lo que fue la noche y en lo que recién empezaba a ser la mañana.

     Se levantaron rápido, Frizzy abrió la cortina de la habitación, para que haya un poco más de luz  que pueda despertarlas mejor del letargo.

     Lauren tendió  su cama, y la ordenó.

     Frizzy no lo hizo, porque se había quedado hipnotizada viendo a través de la ventana. Debido a que esta daba al gran jardín de castillo. Lauren se posó a su lado segundos después y también vio a través de la ventana.

     Precisamente aquel jardín era como había escuchado que era, gigante, con caminos entre las plantas, como un interminable laberinto. Con todas, rosas blancas, como en la entrada. La belleza del jardín era totalmente superior e incomparable con la entrada y el camino a las afueras del palacio. Desde el piso en el que estaba su habitación, se podía ver perfectamente, ni tan arriba, ni tan abajo.

[•••]

     —Una vez me dijeron a cerca de la obsesión de la reina por las rosas blancas. Osea, si son bonitas y el jardín es precioso, pero por lo que escuché como que ella exagera un poquito, porque una vez me contaron que le trajeron macetas para su jardín con rosas rojas, y ella solamente las tiró.—le dijo Frizzy. 

     Hubo silencio un segundo, y Frizzy apoyó su cabeza en el hombro de Lauren inocentemente, y la muchacha que esa vez ya no pudo disimular, terminó alejándose rapidamente y encogiéndose por el contacto.

      La morena quedó bastante extrañada.

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     —Lo siento, es que no me gusta que me toquen, ni nada. Es cosa mía, perdón—se disculpó, pensando que había herido los sentimientos de su compañera de habitación. Y eso era lo que menos quería hacer.

     Pero Frizzy en realidad no tuvo problema, tampoco se había ofendido. Más bien con eso había encontrado una nueva forma de hacer sus bromas, y también había descubierto algo que había despertado toda su curiosidad.

     —¿En serio? ¿Por qué?—preguntó la morena con bastante curiosidad.

     Lauren se encogió de hombros.

      —¿Nunca te ha gustado?¿Nada de nada?

      —Bueno, cuando era muy pequeña tal vez, y con mis padres. Pero después no. Me da cosa—respondió con una mueca de desagrado.

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       —Ay, pero que amargada—rio Frizzy—Tienes que darle paso al amor amiga. Ven déjate abrazar—bromeó acercándose mientras extendía los brazos.

      —Tócame y te apuñalo—bromeó de vuelta Lauren escapando de aquello mientras instintivamente encogía su cuerpo.

      Frizzy rio a carcajadas y se atoró en el proceso haciendo que solamente se ría más.

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