XCIII
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880—𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Era cierto también, que el caso de Lauren era diferente, porque ella había logrado enfrentarse a la situación que era parte de su historia, con ayuda claramente, una ayuda que era parte de su milagro.
Su historia con las Dhollen era diferente, pero claro que era un ejemplo para la crueldad y maldad a la que se refería Karoma.
Y lo entendía, también la entendía a ella. Todo era algo tan enredado y tan difícil que al ponerse en el lugar de Karoma, era más obvio el porqué hacía lo que hacía. Escapaba de las manos de Karoma, y claramente era una situación en la que mucho menos Lauren tenía algún control.
Pero si en algo había evolucionado su personalidad. Era en poder tener fe en algo. De tener un consuelo, de tener esperanza.
Las cosas no podían ser así para siempre. No existía ningún mal eterno, por más de que pueda parecerlo. Ella lo sabía, tenía fe en eso.
Su historia podía ser un ejemplo.
Karoma ya había perdido sus esperanzas, y eso, también era comprensible. Era una situación diferente. Una persona que como cualquier otra, percibía las cosas de manera diferente.
Pero si servía de algo, y había de hacerlo. Ahora Lauren, Frizzy, Octavia y Rose habían de ayudar. Aportar con esa fe que desaparecía a veces, que tenía derecho a hacerlo también. Nadie podía estar siendo fuerte todo el tiempo.
Habían que ayudar a Karoma, y al Rey protegerla de la Reina porque al final ella también era víctima de aquella mujer. Y lo que se quería era hacer todo lo posible por evitar que tanto Lauren como su propio hijo se vuelvan víctimas también.
Y Lauren lo intentaría, por el príncipe, y por todos los demás involucrados.
Era una situación donde no tenía más remedio que colaborar. Hasta donde se pueda. Hasta donde la situación tenga que explotar, tarde o temprano.
Porque el tiempo ya jugaría a su favor, las cosas se ordenarían para poder tomar acción en algún momento. El hecho de que Lauren y Frizzy ahora estén involucradas en todo aquel secreto, era una especie de señal que se iba anunciando.
Y si eso había pasado, ya las decisiones que se tomen en todo el tiempo que transcurra. Cambiarían ese rumbo.
Con apoyo, y esa esperanza que Lauren estaba aprendiendo a tener. Estaba la seguridad, de que eso no sería por siempre.
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Respecto a la situación del príncipe. La que se refería al contexto en el que se dio todo. Se llegó al fin a una respuesta.
Después de varias semanas posteriores de dudas por saber lo que pasó en realidad. Al fin se alcanzó respuesta.
Y era una historia larga, y preocupante.
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Ladrones, traficantes. Había de todo.
Una organización criminal encargada de hacer cualquier trabajo ruin y sucio que les pueda brindar dinero.
Eso eran, en resumen, y de la manera más superficial posible.
Un grupo secreto, que amenazaba a cualquiera que desee confesar algo. Para así poder mantenerse encubiertos, creciendo más y más. Sin que nadie que ni haya sido víctima tenga ni la mínima idea de que estaban ahí.
Y ahí venía lo feo.
Esta organización decidió utilizar la estrategia más baja y más horrible para ganarse espacio y respeto entre la gente que había tenido la mala suerte de ser víctima. Como aquel conductor del carruaje de carga. Quien se convirtió en confidente del castillo a cambio de protección, claramente por lo seria que se podía volver la situación.
Se apodaron a sí mismos como "Durrié Noveau" y claro que con solo escuchar la primera palabra, Inglaterra entera podía temblar del miedo. Porque claramente todo el mundo recordaba ese nombre.
Pero no eran lo mismo, en ningún sentido, y gracias a Dios. Habían usado el nombre a propósito y con toda la intención de asustar a la gente.
La explicación también era bastante difícil de entender.
Primero, por lo que se sabía, hasta que este conductor revele todo, este grupo estaba en secreto. Cometiendo crímenes de sicariato y secuestro por orden de otras personas, claramente personas con dinero que necesitaban algún trabajo hecho. Pero a medida que esta asociación fue creciendo ya que era una forma fácil de ganar dinero, se fueron volviendo importantes entre esta élite de personas que contrataban dichos ruines servicios.
En algún momento, por falta de pago, o desacuerdos, se deslindaron y empezaron algunos conflictos. Que no podían ser conocidos porque al serlo arrastrarían a toda la gente rica consigo, arruinando sus reputaciones y demás.
Empezaron los ajustes de cuentas, el enfrentamiento con otras organizaciones criminales que nunca faltaban. Y entre toda esa mezcolanza, por necesidad de mantener poder y relevancia y la amenaza de que una organización criminal era más poderosa. Obtaron por la intimidación.
Claramente, los Durrié, los originales, los de verdad. Habían sido la época más dura y más difícil de todo el Reino, habían sido décadas de terror, de pánico y de sufrimiento. Parte de la historia de Inglaterra misma, de un pasado oscuro y terrible. Del cual muchas generaciones recordaban aún.
Y claro que usar sus nombres era la mejor estrategia para asustar. Por más de que sean dos tipos de crímenes diferentes. La gente no iba a entender que no eran lo mismo, porque con solo escuchar sus nombres ya la histeria colectiva sería más que suficiente.
Bandidos, encubiertos, haciéndose pasar por cualquiera, y creciendo. Usando cruelmente un nombre que sabían causaba pánico, para poder causar una sensación de desprotección.
Y el ataque que accidentalmente le dio al príncipe, volvía la histeria peor.
Porque para quienes no lo sabían, significaba el regreso definitivo de aquel grupo que aterrorizó a la gente décadas atrás.
Y tranquilizar a la gente dando las explicaciones, no funcionaba mucho.
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De todas formas, aunque no haya sido la tragedia a la que todos se habían anticipado. Tampoco eran buenas noticias.
Vándalos, y ladrones había siempre. En cualquier sociedad. Pero estos parecían estar a una escala mucho más grande de lo que se solía pensar.
Y ahora, que el castillo estaba enterado y tomaría las medidas para controlar todo aquello. Era posible que se tomen represalias, porque aquel conductor era el que los había delatado, y los había sacado de las sombras donde se escondían.
Esa era una razón más por la que aquel hombre había solicitado la protección. Y claramente se la iban a dar. También porque les convenía tenerlo de aliado para así reducir a estos criminales antes de que estos puedan continuar y hacerse de más gente.
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Claramente por todo el enredo de aquellas explicaciones. A un inicio mientras se iban enterando, no fue propio contárselo a las personas que de algún modo hayan sufrido las consecuencias del antiguo grupo terrorista de hace décadas. Porque debido a la confusión y a la estrategia de este nuevo grupo de ladrones de usar la misma estrategia para asustar, precisamente. Tratar de explicar todo eso, podía causar que claramente sea difícil de creer. Todos tienden a pensar siempre en lo peor, y para estas personas eso no convenía.
Así que durante unos días, hasta confirmar que no eran lo mismo. Decidieron no contarle a Lauren ni a otras personas que habían perdido algún familiar o algo les había pasado en la época Real con las personas originales.
Pero después de haber calmado los ánimos. Lo hicieron, y a un inicio Lauren no se lo tomó nada bien. Porque durante unos segundos entró en ese grupo de personas que pensaba que les estaban mintiendo para no alterarlos.
Y en su caso era entendible que piense aquello. Era obvio que escuchar eso la iba a pensar mal. Vio a sus padres morir por esa gente, para que ahora otras personas sin nada de conciencia ni respeto por la historia de su país y mucho menos por las familias y personas afectadas. Para venir usando el mismo nombre, para asustar a la gente, para darse aires de poder.
No podía volverse grave, ya se estaban tomando medidas. Y si para tal caso, algo pasaba, Inglaterra tenía aliados. Los años habían pasado, estaban estables y estaban más fuertes como un Reino.
Porque por otro lado, nadie podía negar que las cosas podían salirse de control.
Lo del príncipe fue un accidente. Este grupo de ladrones podía pensar que el castillo tomaría venganza por eso, ya que era obvio que los iban a delatar después de haber herido al príncipe de Inglaterra. Y también se iban a defender, porque claramente ya los iban a capturar.
Eran un grupo grande por lo que se decía, había gente de la elite, gente sumamente rica metida en eso. Hasta como mismos miembros.
Se podían mover influencias, pagarle a la gente para que se calle. Y así seguir funcionando.
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Necesariamente se publicó un anuncio Real, por toda Inglaterra, Irlanda y Escocia. Para calmar el pánico y la confusión.
Los periódicos habían de tener el artículo oficial donde también este el anuncio. Donde este como prueba la transcripción del conductor, a quien claramente habían dejado como anónimo por la precaución.
La gente, informada, sabría que hacer. Podría tomar acciones que ayuden, y además ese miedo que les querían establecer dejaría de ser válido. Porque sabían la verdad.
Porque también a pesar de que no sean lo mismo, había que tener cuidado.
Esta vez, Inglaterra no pasaría por lo mismo, enfrentándose a si misma. Ya conocían su historia, una desgarradora. Y claramente que alguien la use de excusa para ganarse un espacio, o para hacerse respetar, era inaceptable.
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El año técnicamente estaba terminando. El juicio había sido hace menos un poco de un mes, y el juicio había sido a finales de Setiembre e inicios de Octubre.
Por lo que cuando empezó el mes de noviembre, al día siguiente del que se dio aquel anuncio Real. Fue difícil creer que ya estaba pasando un año entero. Y que en ese mismo año habían pasado muchísimas más cosas de las que pudieron pasar en 5. Para la vida de Lauren al menos.
Lauren odiaba la idea de lo que aquel grupo de vándalos estaba haciendo, burlándose de la historia de su país. De las personas que fueron afectadas, de como les causó un susto al inicio. Y como esa era su intención.
También sabía que el castillo estaba teniendo cuidado, saber que había gente de la élite involucrada, era la peor parte. Era una pelea de poderes, porque por más de que el estado monárquico de Inglaterra sea siempre superior. Ese tipo de conflicto había que tratarlo con cuidado. Por eso también fue tan necesario informar a todo el reino de lo que en verdad estaba pasando. A forma de imponer la autoridad del Rey, y de la protección que le debía a sus súbditos.
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Por otra parte, y dentro del castillo. El enredo seguía.
Los inicios de noviembre claramente no fueron normales. Thomas seguía mal, y enfermo. Por lo que decía el médico, su recuperación sería extremadamente lenta, porque al parecer no estaba respondiendo al tratamiento de la manera en la que se esperaba. Que sí se estaba recuperando, pero no con las expectativas médicas que eran necesarias.
La Reina, una vez más según lo que estaban contando. Se había encerrado en su habitación. Y que no salió en todo el día.
Para todos fue algo raro, pero no saliendo de lo normal en el carácter de la Reina.
Pero para el par de personas que sí sabían algo, es decir Octavia, Rose, Lauren y Frizzy. La historia fue diferente. Porque había pasado una cosa totalmente diferente a lo que cualquiera se podía imaginar.
Resultaba, que en esta primera semana de noviembre. Karoma habló con la Reina, tratando de estar en paz. Y que de un momento a otro, la Reina la había golpeado, abofeteandola en el rostro. Echándole la culpa de todo, es decir de la situación de su secreto. De que cada vez estaban más expuestas, que no iba a permitir que eso siga así.
Fue directamente una amenaza de muerte.
Y para que nadie se entere Karoma solo le había avisado a Rose en la enfermería donde la otras dos sirvientas estaban coincidentemente porque las habían mandado a recoger unas sábanas para lavar, ya que ese día la lavandería estaba mucho más agitada y la gente no era suficiente.
Lauren y Frizzy se asustaron mucho con lo que dijo Karoma, pero cuando Karoma dijo que no fue la primera vez que le hicieron eso. La noticia fue más impactante aún.
En ese tipo de situaciones Karoma jamás se lo había contado al Rey. Le tenía mucho miedo a la Reina.
Y para su mala suerte, se apareció de repente en la enfermería en el medio de la conversación.
Porque después de encerrarse después de discutir, decidió que aún no había terminado de arruinarle el día a Karoma.
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Y posiblemente todo el enojo que Lauren ya tenía acumulado con los temas de antes, con la noticia de los vándalos, con el mal ataque de pánico que casi tuvo por culpa de eso. Por el estado del príncipe, y por todo el enredo que estaba pasando. Claramente la llevo a un punto donde rebasó su paciencia.
Lauren también le tenía miedo a la Reina, claro que sí. Pero en ese tipo de ataque de valentía que le otorgó el enojo. No pensó dos veces en responderle a la Reina en el momento que le dijo a Karoma, que no tenía por qué estar haciéndose la víctima.
—Disculpe, su majestad ¿a que vino?—respondió Lauren de repente y en un tono que claramente denotaba confrontación. Bloqueando y cambiando el tema con el que vino la mujer.
Frizzy la agarró del brazo, por si las dudas, y Rose la miró asustada.
Antes de que la Reina se vaya a enfrentar con Lauren, Karoma se levantó. Y se fue con ella afuera. Para no aumentar ningún problema y terminar con eso de una vez, avitando que alguien más salga afectado.
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—No vuelvas a hacer eso Lauren—le dijo Rose.
—Pero, es que en serio a que venía.—respondió Lauren molesta—su hijo esta recuperándose de un accidente. Inglaterra está pasando por una especie de crisis en estos momentos en los que es necesario manejar cosas del Reino. Prevenir, y tener un plan por si pasa algo malo. Hay muchos escenarios en los que lo que pasa con este grupo de gente imbécil que empatía con el país no tiene. Y está mucho más preocupada por a quien está mirando su esposo y su propio ego.
—Es cierto Rose.—agregó Frizzy de acuerdo con Lauren —El Rey ya ha tenido más de 10 reuniones con el ministerio para saber todo esto y así controlarlo. Porque accidente o no atacaron a su hijo, y necesita encontrar responsables y darles el castigo que merecen. Peor ahora que nos enteramos que es un grupo criminal en el que incluso puede haber gente encubierta, ya que se sabe que hay gente rica ahí. Es un tema difícil, más porque se están burlando de Inglaterra al usar el nombre de algo tan delicado como la peor época de nuestra historia.
—Son malos tiempos, y la verdad paciencia me falta.—volvió a decir Lauren. —¿Cómo no me enojo? Desde hace semanas la incertidumbre nos hacía mal, ahora las noticias buenas no son. La gente está enojada por esta falta de respeto al Reino y ¿la Reina en serio sigue obsesionada con todo lo que hace Karoma?
—Yo entiendo—dijo Rose intentando calmar a la dos—Pero tentar a la Reina es tentar al diablo. La gente es feliz en su ignorancia, tu lo dijiste hace mucho el día de tu juicio Lauren—dijo comprensivamente.—Hazle caso a tus propias palabras. Sé que te enoja, más por el estado del príncipe, pero ya. Dejémoslo ahí, Dios mediante, todo esto ya pasará.
Ambas suspiraron, y Lauren intentó calmarse. Interiorizando las palabras de Rose.
Hubo silencio.
—Ya llevense las sábanas.—volvió a decir Rose de manera tranquila.—Se les hará tarde.
Todo el resto de aquel día, Lauren permaneció molesta. Y de echo todo el mes de noviembre no ayudó en nada.
Había una clara tensión sobre que se iba a hacer. Tanto en forma pública con el Reino, y de manera privada con las cosas que estaban pasando en el castillo.
En el transcurso de las dos primeras semanas de noviembre, siete personas, las siete de los estratos más adinerados de Lauren confesaron en contra de otras personas de su mismo estrato de estar involucrados en aquel grupo. De que de estas otras personas adineradas de la que hablaban habían sido los causantes indirectos de todo aquel tema porque no les habían pagado, se habían peleado, y ahí había empezado todo lo relacionado al ajuste de cuentas.
Y las cosas se enredaban más, porque claro, entre este grupo de vándalos había gente de todas las clases sociales. Pero había un grupo, uno relativamente pequeño de esta gente totalmente adinerada, que se metió de lleno en el tema, y precisamente eran ellos la especie de jefes. Aprovechándose no solo de la gente de su mismo estrato, sino hasta de gente pobre, robándole todo su dinero, para hacerse más ricos ellos.
Y precisamente por esa ambición de tener más y más dinero, aprovecharse de la gente que no se defiende, aprovecharse de la gente a la que pueden callar con todo el dinero que ya tienen. Y peor aún cuando optaron por tomar un nombre prohibido sabiendo que así era más fácil manipular. Cuando felizmente, no llegaban a ser lo mismo, pero claramente eso no significaba que todos iban a estar tranquilos al saberlo.
Todo había funcionado a espaldas y escondidas del castillo y la ley por obvias razones. Pero con lo que había pasado, ya era imposible seguir ocultando todo.
Primero, la gente estaba sumamente ofendida con la gran falta de respeto de usar aquel nombre. Más sabiendo que solo lo hicieron con el propósito de ahuyentar, siendo conscientes de lo que estaban haciendo.
Segundo, para muchos, fuera y dentro del castillo. Lo que le había pasado al príncipe, aunque haya sido un accidente que reveló algo que nadie debía saber, debía ser vengado y castigado. Porque habían responsables, que no solo se limitaban al que había disparado el arma.
Y respecto al segundo punto, los criminales lo sabían. Estaba en todos lados en aquel anuncio Real, nadie confiaba en nadie. Los podían delatar con tal de consagrarse con el castillo.
Y ahí también habían otras dos opciones que podían surgir.
O desaparecían, por presión social, porque los iban a atrapar.
O se hacían peores, y más violentos.
Y nadie quería eso.
Porque ahí, de verdad podían volverse lo mismo que aquel grupo desaparecido al cual le habían copiado el nombre.
Ese era la mayor discusión, y el peor miedo de cualquiera.
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En zonas rurales de Inglaterra se organizaron misas, para pedir por el país y por el Reino a Dios.
En Londres muchas tiendas y muchos lugares cerraban temprano por precaución. Todo el pueblo tenía en la mira a toda la gente de clase alta, porque eran esas personas las que estaban metidas en eso, y en las que habían líderes. Así mismo, la desconfianza creció mucho en a penas un mes.
El Rey nuevamente tuvo miles de reuniones en el ministerio, sobre que es lo que iban a hacer para calmar todo. Porque una vez más, habían dos opciones.
O este grupo se echaba para atrás, o atacaba con todo, volviéndose en el grupo cuyo nombre usaron sin respeto alguno.
Y la estrategia para evitar eso, tenía que ser perfecta e inteligente. Por eso mismo, no podía apresurarse a tomar ninguna decisión.
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Por otro lado, había que encontrar una forma de crear una sensación de seguridad o distracción en la gente por un tiempo, para evitar la histeria colectiva que podía pasar si las cosas se salían de control.
Había que decir que las cosas estaban bien, que iba a haber una solución. Lo que en la lógica de la estrategia del Reino, no era ninguna mentira, porque en eso estaban.
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Y para rematar lo mal que estaba terminando el año, no podía faltar que la Reina haga algo, sin estar consciente ni de la realidad y la falta de respeto que estaba sufriendo su país por un grupo de perdonas que casi matan a su propio hijo, incluso si fue accidente.
Algo fuerte había vuelto a pasar con Karoma, fuera de aquella amenaza de muerte que le había hecho a los inicios de noviembre. Habían discutido de nuevo. Esta vez, ni Rose ni Octavia, ni Frizzy ni Lauren sabían por qué.
Pero la Reina decidió desquitarse con todas las sirvientas del castillo. De una manera tonta, pero que al fin y al cabo fue uno más de sus berrinches.
Como si fuera a bloquear algo haciendo aquello, mandó a cambiar el peinado para el uniforme de todas las sirvientas. Le dieron ganas de tener control sobre algo, y lo hizo.
Decidió que desde ese momento todas las mujeres habían de usar flequillo. Así de la nada.
Fue extraño, pero nadie la cuestionó. Pero Frizzy, Lauren, Rose y Octavia sabiendo que algo escondido había en eso, lo encontraron más extraño.
Pero en un momento todo encajó, el Rey estaba sumamente ocupado, la situación distraía a todo el mundo de algo que no sea el bienestar del príncipe, o la situación del país. La Reina tenía un espacio libre para hacer lo que quiera, y lo hizo.
Con algo tan tonto como solo cambiar el peinado. Pero, con eso solo empezó.
[•••]
Un día de repente, en medio de las labores en la lavandería, Karoma mandó a llamar a Lauren.
Y cuando todos vieron a la mujer, fue una sorpresa ver como estaba. Claramente todas las mujeres se veían diferentes con el flequillo, ese nuevo estilo solo requería adaptación le guste o no a la gente.
Pero a Karoma no solo le hicieron un flequillo, más bien le cortaron el cabello hasta la nuca. Exactamente a la altura que era común ver a los mayordomos. Así de corto.
Nadie quiso decir nada, quien sabía a que se debía eso, nadie se quería meter. Pero tenía respuesta, y un rostro responsable.
Resultaba que Karoma llamó a Lauren para algo tan simple como ayudarla con un par de sirvientas que habían llegado, para que la ayude a explicarles todo ese protocolo de bienvenida. Como había sucedido con Frizzy y Lauren cuando llegaron al castillo hace tiempo.
Fue eso aún más extraño, porque Karoma casi nunca necesitaba ayuda para eso.
Pero su explicación fue de que no se estaba encontrando bien. Y a forma de broma para cubrir aquella situación que la atormentaba dijo que era porque Lauren daba miedo, y eso la ayudaría ya que ella no se encontraba en una posición para poder imponer su presencia ese día.
Logro causar unas risas, logrando su cometido de cubrir la situación con un chiste. Y de paso, apoyándose en la muchacha.
[•••]
Lauren no quiso preguntar que había pasado específicamente. Porque claramente la Reina era responsable de que Karoma no se sienta bien, y porque le hayan hecho eso en el cabello, que era claramente algo que la hería mucho. Y por eso se lo habían hecho.
Llegaron tres sirvientas muy jóvenes. Karoma y Lauren les explicaron lo que tenían que hacer, ya que estas iban a estar en limpieza general. También les explicaron el nuevo peinado tomando de ejemplo a Lauren cuyo cabello estaba atado en el mismo moño, solamente que ahora con aquel flequillo. Que tan mal no le quedaba.
Una de las sirvientas, preguntó porqué Karoma estaba así, es decir con el cabello tan corto. Karoma, molesta le dijo que no era de su incumbencia.
Claramente Karoma estaba afrontando una crisis, por eso estaba tan irritada y molesta, estaba harta. Pero al mismo tiempo no quería tener una actitud poco profesional que pueda ofender a las chicas nuevas. Por eso también había llamado a Lauren, para que la ayude a hablar cuando sentía que ya no podía, y para seguir imponiendo autoridad de cierta manera.
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Lauren fue la encargada de llevar a las tres muchachas a la torre a que se acomoden. A ellas les tocaba estar en el tercer nivel.
Ninguna le habló. Por lo que suponía Lauren, amablemente les dijo que no se asusten de ella, que solo estaba ayudando a Karoma porque no se sentía bien.
Las tres chicas asintieron un poco más tranquilas. Lauren explicó que tampoco se asusten de Karoma, que era una mujer muy estricta y seria en muchos aspectos, pero que era una persona muy dulce, y que solo se estaba sintiendo mal en esos momentos. Así las tranquilizo un poco más.
Al dejarlas en el tercer piso, les terminó de explicar los horarios, de quién era la jefa de su área. Y el recojo de los uniformes, y como debían intercalarlos y que la lavandería recogía todo lo sucio de tanto en tanto. También les dijo, que si algún problema tenían con los zapatos o con el uniforme al no poder arreglarlo ellas mismas, busquen en la lavandería a Desire y Amy, las encargadas del desván.
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Regresó de vuelta con Karoma, que se había sentado a los pies de la escalera de la Sala Real, cubriéndose el rostro con las manos.
Estaba totalmente estresada. Posiblemente eran las peores épocas de su vida. Andaba peleando con la Reina más de lo normal, la situación del país preocupaba para todos, y la recuperación del príncipe no estaba avanzando con tanta prosperidad.
Lauren se sentó a su lado para avisarle que ya había ayudado a las chicas, y Karoma se lo agradeció. Ahí Lauren le dijo que no había problema, no estaba mal sentirse mal, más aún por las cosas que estaban pasando.
Karoma de todos modos estaba afrontando un muy mal momento. Esa mujer tan seria y estricta que era, de repente y últimamente se había derrumbado en varios aspectos.
Resultaba, que según la lógica de la Reina, la manera de quitarle todo atractivo, la manera de evitar que el Rey siga fijándose en Karoma, era haciendo que la misma se corte el cabello. Según la Reina, el cabello largo era lo único que brindaba atractivo a cualquier mujer, y decidió cortarle todo el cabello a Karoma. A propósito, obligándola. Dejándola con el cabello hasta la la nuca, con lo que se podía conocer como el corte de cabello que había de traer un varón.
Todo para la época en la que se vivía claro.
Y era extremadamente tonto, claramente se estaba desquitando de una manera muy pasiva para que el Rey no pueda darse cuenta ni reclamarle nada a su esposa.
Karoma siempre había cuidado su cabello, y siempre lo había amado. Y lo que le hizo la Reina despertó una inseguridad, que ni de joven había sentido. Y claramente se sentía terrible. Sentía que se veía terrible. Aunque no lo hiciera.
Supuestamente incluso la Reina le prometió dejarla así por siempre, hacer que mantenga ese corte siempre. Supuestamente así su esposo no se fijaría en ella.
Karoma ya estaba harta. Y no tenía idea de como seguir soportando todo. Estaba en un momento de crisis, y como solo muy poca gente podía ver aquello, no era fácil ayudarla.
Lauren intentó consolarla en las escaleras mientras las dos estaban sentadas ahí, con Karoma con las manos en su rostro aún, totalmente frustrada.
Era un mal momento, a veces la Reina era la persona más tonta posible. Cuyo único objetivo era ser solamente ella el centro de la atención.
[•••]
Mala suerte precisamente, tuvo el mes de noviembre. Porque ese mismo día después de que Karoma haya vuelto a estabilizarse. Y en el camino de regreso a la lavandería ya que la ama de llaves se ofreció a acompañarla después de los inconvenientes que de alguna manera creían eran su culpa cuando no lo eran. Se cruzaron con la Reina que pasaba junto a su dama.
La idea era obviamente solo hacer la reverencia que era necesaria ante un miembro de la realeza al saludar y pasarse. Cada quien estaba yendo a diferentes caminos y lamentablemente chocaron.
Pero con todo el mal ánimo y el enojo acumulado que Lauren seguía trayendo desd el día ese en la enfermería en el que la Reina se metió y Lauren se quedó con la ganas de contestarle, simplemente no pudo aguantarse en el momento que la Reina empezó a reírse para burlarse de Karoma con su dama después de la ama de llaves y la sirvienta se hayan agachado para saludarla.
Y cuando Karoma quiso impedir algo, fue tarde.
—Hágame lo mismo—le dijo Lauren a la Reina que ya había avanzado unos pasos.
La mujer se volteó extrañada, aún con una sonrisa de autosuficiencia.—¿Qué?
—Haga lo mismo conmigo—dijo Lauren de nuevo, quitándose el adorno de tela de la cabeza. Refiriéndose a los obvio.
Karoma se colocó al lado de Lauren tratando de decirle que no haga algo de lo que después se iba a arrepentir. Lauren lamentablemente tuvo que fingir que no la escuchó, su mente había tomado una decisión.
—¿Eres tonta a caso?—volvió a decir la Reina, provocando una risa en su dama.
—Probablemente—Respondió Lauren—Pero adelante. Puede hacerlo, utilicelo de experimento, de todas formas a su hijo le pasa lo mismo—dijo, empezando a tocar el tema a propósito. Enojando a la Reina—de todas formas, haga lo que haga para usted sentirse y ser claramente más bella y más atractiva que Karoma, y aunque lo sea. El Rey no está enamorado de usted.—terminó, sin dudar ni asustarse por un segundo.
Y la Reina enfureció.
Ese ataque de enojo y valentía de Lauren, le permitió no asustarse. Más bien con la cabeza en alto, le dijo de frente y de nuevo, que le haga lo mismo.
[•••]
Y así sucedió.
En ese mismo día, la Reina mandó a que le hagan lo mismo. Con el ánimo de que Lauren se arrepienta y pida perdón por su "insolencia" en ese momento.
Pero no lo hizo, ni cuando la Reina estuvo presente cuando le cortaron el cabello a Lauren hasta la nuca. Ni cuando le cortaron parte de los costados, para hacerlo igual al de Karoma.
Lauren no mostró emoción alguna. Y cuando terminaron de cortar todo el cabello. La Reina siguió esperando, que Lauren se rompa, como lo había logrado con Karoma.
Pero lo único que hizo la sirvienta, fue dirigirle una sonrisa a la Reina. Y precisamente lo raro que era eso, y el tipo de sonrisa que le dio a la Reina, una parecida a una de superioridad, como las que la misma soberana solía tener, sí que frustró a la mujer.
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Karoma regañó a Lauren durante horas y horas. Diciéndole que tuvo suerte que algo peor no haya pasado. Que no podía hacer esas cosas, que tenía que controlarse. Que no podía arriesgarse así.
Cuando Frizzy se enteró la historia hizo lo mismo. Recalcando que de poco y no le hacían algo. Que se dejó llevar por su enojo. Que cómo había podido hacer eso. Aunque Lauren tuviese razón, el ataque de su enojo pudo haberla llevado a una situación peor.
Nadie más que Frizzy, Karoma, y al final Rose y Octavia se enteraron del tema. De la verdadera razón detrás de todo, obviamente.
Todos los demás sirvientes no tenían idea de que había pasado.
Pero lo peor, fue que la Reina se encargó se cubrir ese tema, a su favor claramente. Diciendo, que eso le pasaba a la gente insolente, y a la que no obedecía.
Nadie preguntó qué pasó, meterse con algún asunto de la Reina era lo último que alguien desearía hacer.
A parte el panorama general tampoco era bueno, y malas noticias nadie necesitaba.
Pero Lauren, sabiendo la verdad del tema. De los regaños que recibió de la gente que se preocupó por ella, los cuales también eran válidos. No se arrepintió en ningún momento.
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