
LXXVI
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880— 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
La vergüenza invadió Lauren, en un buen sentido. Las palabras bonitas aún y desde siempre no habían sido algo a lo que se haya terminado de acostumbrar.
Las palabras del muchacho, tenían sentido, razón y un mensaje muy bonito expresado de una forma igual de hermosa. Una en la que jamás se había pensado a sí misma si quiera.
—Gracias—dijo Lauren con sinceridad, mirándolo a los ojos de repente.—Tus palabras son muy lindas.
Con un sonrojo, Louis quitó importancia a aquello con un gesto en su mano sana.
—No me agradezcas por eso. Es simplemente verdad.—dijo suavemente. Haciendo silencio unos segindos—Gracias por venir a sentarte a mi lado—dijo.
—Estabas solo, no podía dejarte así solamente.
—Gracias, pero estoy acostumbrado. Además no creo que sea cómodo hablar conmigo, soy muy tímido, muy callado. Parece que no hablo, pero solo me da vergüenza. No soy de las personas que habla primero, no lo sé.—se encogió de hombros.
—No pienses eso, eres muy agradable. Yo tampoco hablo mucho.
—Pero es diferente—Respondió Louis con un suspiro —porque tu eres genial—dijo.
—¿Tú crees?
—Pues claro
[•••]
Ambos quedaron en silencio entonces, Lauren se quedó sin saber que responder, por lo que más de un "gracias" no tenía idea de que más decir. Es decir, que más podía responder a eso. No lo sabía.
Nunca había intercambiado tanta conversación con el muchacho como en esos momentos. Y la cantidad de palabras que intercambiaron esta vez se posicionó como su interacción más larga reemplazando aquella vez que hablaron en la panadería al día siguiente del accidente de Alex Douglas y el castigo de las Dhollen. Donde Lauren solamente le mintió, diciendo que no le habían hecho nada.
[•••]
Las horas fueron pasando, se sentían largas, se sentía como la luz de la tarde oscurecía cada vez más. Habían terminado las dos primeras partes del juicio a las 4 de la tarde y cada vez se hacía más tarde. La luz de las grandes lámparas de techo del lugar ya se prendían, para contrarrestar la oscuridad de la noche que se acercaba.
Durante el juicio, las más de 4 horas que se estuvieron exponiendo argumentos no se sintieron, pero ahora esperando saber cuál sería el destino de aquel proceso, todo se hacía eterno.
El silencio entre Louis y Lauren no fue incómodo, los dos entendían que el otro no hablaba mucho, y estaban bien con eso.
Hasta que Louis, ante una pregunta que le surgió de repente. Volvió a hablar.
—Disculpa—llamó a Lauren suavemente—yo no entiendo muchas de estas cosas legales. Me puedes explicar como es eso de la sentencia, osea la escrita. La que tiene el expediente, eso. ¿Cómo funciona?
—Si te soy sincera a un inicio y antes de que todo esto si quiere se asome yo tampoco sabía mucho. Pero desde que se presentó la demanda entendí como se presentan estas cosas.—respondió Lauren empezando a explicarle—Bueno—hizo una pausa para ordenar sus ideas—Primero es la demanda, y todo el expediente de esta, es decir sus fundamentos entran a esta sentencia escrita, lo mismo con la respuesta de los demandantes. Por eso hasta la fecha del juicio pasa un tiempo largo, semanas y en casos algunos meses, porque se está redactando este documento mismo, porque claro es un expediente, y es pues después del juicio mismo que se da la decisión, la opinión del tribunal que también se redacta en el documento con sus propios argumentos a cerca del caso, al final, al pie del documento. Se pone si la demanda queda fundada, si es a favor de los demandantes, o infundada en favor de los demandados. Asi se termina de redactar, para que quede guardada entre todos los papeles. Esa es la sentencia, la escrita como tu dices.
Louis formó una pequeña "o" con sus labios sin emitir sonido, en señal de que había entendido.
—Pero si se pasa a segunda instancia. O se aplaza la duración del juicio ¿también se redacta ahí?
Lauren asintió. —Si te diste cuenta en la sala, también había un hombre en una esquina delantera, redactando los hechos del juicio en su pergamino.—le dijo.
Louis pareció sorprenderse.
—No, no lo llegué a ver. Estaba nervioso. Puede que también porque no traje mis gafas.
—¿Usas gafas?
—Si, pero no me gusta mucho salir con ellas. Las uso más para leer, pero de todos modos mi vista no anda muy bien.—confesó—pero me da vergüenza, esas cosas me agrandan tanto los ojos que parezco una mosca.—comentó con comicidad.
Lauren hizo su mejor intento por al menos esbozar una sonrisa pequeñita. Pero no pudo hacerlo. Felizmente Louis pareció entenderlo.
—Usa tus gafas, tu vista se pondrá peor si no lo haces—le recomendó Lauren—No es tan malo tener los ojos grandes.
Louis rio ante el pequeño chiste que tuvo la voz de Lauren en sus últimas palabras.
[•••]
De alguna manera la conversación que volvió a surgir esta vez se hizo duradera.
Lo agradable que era Louis logró calmar como Lauren se sentía por dentro constantemente ese día.
Llegaron a hablar de todo un poco, y considerando que primero hablaron de la sentencia y después de las gafas de Louis, los temas a los que llegaban eran totalmente espontáneos.
Louis contó que su abuela se preocupó mucho en casa el día que llegó herido y que si no fuera porque en sus días jóvenes ella fue enfermera, muchas de sus heridas no hubieran podido ser bien curadas. También comentó que esperaba que su ojo morado sane rápido. Lauren decidió preguntarle sobre sus padres, porque con lo poco que se conocían en si, sería bueno saber algo del otro.
La sirvienta se sintió arrepentida por la pregunta, ya que Louis dijo que nunca los conoció. Que en su casa estaba prohibido hablar de su padre, y que su madre solamente lo abandonó cuando nació. Seguramente estaba viva, pero el no quiso buscarla, ya que como no los había visto nunca no sintió ninguna conexión ni dolor alguno. Sus abuelos lo habían criado con tanto amor, que no se vio en la necesidad de buscar amor en otros lados. Lauren le pidió perdón por preguntar sin saber, el panadero dijo que no había por qué, ella no lo sabía.
Louis preguntó también un par de cosas, y Lauren que de su familia casi no había hablado hasta ese periodo de tiempo. Aún se sentía algo rara haciéndolo. Louis le preguntó que era su cosa para hacer con sus padres favorita en Doncaster. Lauren respondió que estar con sus padres. Verlos bailar en la cocina como si aún fueran enamorados, y cuando bailaban con ella también.
[•••]
El frío empezó a golpear la sala de espera de manera abrupta y profunda. Ocasionando que Gerard pregunte en un momento la hora. Siendo respondido por el joven Dylan, diciendo que pronto serían las 9 de la noche.
De repente, como si las palabras del joven Dylan hubieran invocado algo, entró un trabajador de repente, asustando a Frizzy que al parecer se estaba durmiendo en su silla.
Aquel hombre traía mantas dobladas y en una pila encima de sus brazos mientras pasaba. Indicando que traía las mismas para las mujeres en específico, ya que por la hora el frío era desgarrador, y más la espera podía ser peor.
El chico repartió las mantas solamente a las damas presentes, que con una reverencia de agradecimiento las recibieron. Y así como entró, el trabajador se fue sin más.
Aitana decidió compartir mantas con Gerard, cambiando el sitio donde estaba para sentarse al lado del hombre. Y poner la manta en el regazo de ambos.
Dylan viendo eso, miro a Rose, que resignada también aceptó a hacer lo mismo, siendo esta vez Dylan quien cambiaba de sitio para sentarse al lado de Rose.
Frizzy que aprovechó el hecho de no compartir con nadie la manta, se envolvió en la misma como pudo, y sentada en la silla tratando de encontrar una posición cómoda, se echó a dormir.
Lauren también decidió compartir su manta con el joven de ojos azules, cubriendo el regazo de ambos.
[•••]
Llegaron las 10, luego las 11 y una fuerte campana sonó de quien sabe dónde.
Llego otro trabajador, llamándolos a la sala de juicio. Ya había una decisión.
Todos se levantaron al instante, incluso Frizzy que había estado profundamente dormida. Rose dejó la manta en el asiento por la desesperación, Gerard tapó a Aitana por la espalda con la manta en un gesto caballeroso, Louis imitó aquella acción con Lauren a pesar de poder hacerlo con solo un brazo, y Frizzy salió con la misma aún envuelta en su espalda.
Dylan se puso al lado de Lauren de manera rápida, llegando a salir primero con ella. Mientras Aitana se encargaba de estar al lado de Louis y sostenerlo por si las dudas.
Lauren sostenía la manta con una mano en su pecho para que no se salga de su espalda mientras caminaba con prisa.
Al llegar a la gran puerta por la que habían entrado a la sala antes el joven Dylan la abrió para todos. Y entró él al final.
Todos volvieron a sentarse en los lugares que habían estado anteriormente. Solo que esta vez, con un sentimiento más ansioso, más angustiado.
Las Dhollen habían llegado igual de rápido, pero también notoriamente molesta aún, solo que a esta vez se le podía agregar que nunca habían separado por algo en su vida.
El silencio que había en aquella sala, permitió al juez, que notablemente agotado por las horas de debate se dio un par de minutos para organizarse.
El jurado presente, parecía y estaba igual de agotado. Con 7 horas de debate para ellos, acumulado con las horas del juicio. Todo en un solo día hasta el momento, era tan agotador para ellos como para todos los presentes.
[•••]
Pasando las manos por su rostro disimuladamente, el juez tomó un respiro, golpeó la mesa con su pequeño martillo protocolarmente para traer la atención de todos.
—A las 10:45 de la noche del presente día se dio conclusión al debate sobre la decisión al caso de Lauren Harris.—anunció con voz firme—tras casi siete horas de debate se ha llegado primero a los siguientes puntos preliminares.—habló empezando a leer uno de sus pergaminos—Queda bloqueada la segunda instancia, sin posibilidad a apelación debido a que la decisión de este caso no aprueba cuestionamientos ni ningún tipo de contrademanda. Así mismo y en ese sentido este tribunal opta por no alargar el juicio por las mismas razones, argumentándose también en la necesidad de una solución inmediata ante una situación tan delicada como la que se ha presentado.—tomó un suspiro—la jurisprudencia que otorga nuestro sagrado país es de gran ayuda para la resolución del caso presente. Esta además plasmado en nuestra constitución los diferentes factores protectores de la dignidad humana los cuales en cualquier circunstancia, e incluso a pesar de la limitación de derechos civiles para los sirvientes, esta debe ser protegida a toda costa. Las pruebas irrefutables de este caso, no han sido objeto de cuestión entre ninguno de los miembros del jurado, es clara la evidencia del maltrato.
Hubo un silencio, en el que el juez pasó a un siguiente pergamino.
—Ante este caso este tribunal se ha hecho muchas preguntas. ¿A qué extremo se ha tenido que llegar para que quien sea mediador de esta demanda sea el mismo príncipe de Inglaterra? Este es el primer caso en el que un sirviente ha denunciado con cargos tan fuertes a sus empleadores. Y no no es porque sea la primera vez que pase, sino porque es la primera vez que un sirviente puede hacerlo, que sus facultades se lo permiten, en este caso vista por mediación. Es claro que por protocolos legales sólo se atienden demandas impuestas, y no casos que se puedan ver esporádicamente. ¿Es entonces responsabilidad de esta apelar también ante una reforma de ma constitucional y así ofrecer una garantía de gratuidad en casos como estos? ¿La forma en la que nos organizamos por clases sociales nos impide estar a favor de la dignidad de un sirviente? Si es una persona. Lamentablemente la influencia y privilegios de la burguesía benefician a cualquiera presente en estas alcurnias. Incluso en nuestro ordenamiento jurídico.
Las últimas palabras, hicieron que las Dhollen levanten la cabeza.
—Hay privilegio, hay preferencia. Está en las normas, y eso no se puede desobedecer por una opinión personal del jurado, la mía misma o demás. Por lo que no se ha podido hacer más que categorizar este delito en un rango inferior. Como daños y perjuicios.—habló el hombre. Y por como se escuchaban sus palabras, las cosas no parecían ir en un rumbo favorable.
Pero era entendible, la burguesía la riqueza tenía privilegios en todos los sentidos posibles. Así lo decía la norma, así lo decía la constitución. Y como el juez que era, el hombre no podía faltar a su trabajo ni al sagrado documento al que obedecía. Su opinión al respecto, no importaba. Lo único que quedaba hacer es acomodarse a lo que se tenía encontrar la forma de que las Dhollen no salgan totalmente libres, aunque tuviesen toda la ventaja del mundo para hacerlo.
La expresión el joven Dylan, estaba ensombrecida. Anticipando que perderían desde ya.
Lauren en un silencio inquebrantable solo dirigió la mirada abajo ¿Qué era lo máximo que les darían a las Dhollen? ¿Un año o dos en la cárcel? Imposible que les den más. Hasta seguro ni irían, su dinero la corrupción entre todos los estratos de la alta clase, haría que no les pase nada.
Consecuencias legales, posiblemente no tendrían ninguna. Pero no significaba que ahora quedarían intactas si en su reputación se trataba. Y era eso lo que más les importaba lo que más les dolía.
Podían pagar lo que quisieran, pero su reputación, el respeto que les tenían, jamás lo recuperarían. Y esa era en si lo que las llevaría a la humillación, a la ruina.
Tal vez sin pagar como merecían por lo que hicieron. Pero lo suficientemente destruidas, para nunca más hacerle algo parecido a alguien más.
[•••]
—Es imposible admitir por otro lado—continuó el juez—que humanamente este tipo de actos criminales se cometan. Por eso, este tribunal a favor de la protección de los derechos, pero limitados por lo poco avanzado de un ordenamiento jurídico que necesita reforma, se ve obligado a salir a favor de lo justo por sobre todo, y a pesar de estar respetando toda norma posible, el sabor de estar haciendo algo incorrecto al rebajar la gravedad del crimen cometido, se ve obligado por una vez más, las normas de nuestro país.
El juez tomó un suspiro.
—Ivonne, Gemma y Romina Dhollen acusadas por crímenes en contra de la dignidad y humanidad de la señorita Emma Lauren Harris, pasan a ser consideradas dentro del crimen de daños y perjuicios por la ley de privilegios civiles de la burguesía emitida y conocida por todos los estratos sociales.—dijo lentamente algo apenado—Así, se haya culpables de daños y perjuicios en contra del demandante a las respectivas demandas.—suspiró—el tribunal falla a favor de Lauren Harris.
Y sin darse cuenta, a pesar de que sabía que fuera la que fuera la pena que les den, que las hermanas salgan sin ir ni un día a la cárcel. Lauren se echó a llorar escondiendo el rostro entre sus manos.
El joven Dylan ya liberado de su mal presagio y todos sus testigos casi saltaron de sus sillas sin poder evitar celebrar.
Lauren aún sentada no pudo dejar de llorar.
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