
LXXI
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1880 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
—Lo siento—le susurró el príncipe a Lauren, y a todos los presentes en la cocina.
Todos negaron, el príncipe no tenía la culpa.
—Le informaremos a Karoma, no pasa nada, estoy segura de que puede haber una solución, si nos estresamos así será más difícil encontrar una alternativa.—comentó Rose, para aliviar las tensiones.
La Reina parecía cada vez más contenta con lo que iba escuchando.
—No se preocupe, es muy temprano aún, claro que se puede encontrar otra opción. —dijo Frizzy amablemente.
—Puede irse, su majestad.—susurró Lauren suavemente.
No había ningún problema, era mejor así, no podía arrastrar al príncipe a un escándalo y una pelea más fuerte con si madre por el hecho de que la acompañe. Sabía que el muchacho quería ir, pero dado a lo que estaba pasando, tenía que cancelarse, en fin, no iba a pasar nada malo, no podía pasar nada malo.
Había solución.
[•••]
—¿Ahora entiendes?—dijo la Reina a su hijo—Un sirviente esta pensando más que tú, no sé lo que te ha pasado estos meses, te estás volviendo más rebelde, maleducado y malhumorado ¿Me estás escuchando?
Thomas se sentía terrible. Avergonzado todavía, pero para eso ya sin opción.
—Sí, sí te escucho, ya voy— Suspiró y avanzó hasta donde estaba su madre.
La misma quiso tomarlo del brazo para llevárselo triunfantemente, este se zafó antes de que la misma siquiera lo intente y a pesar de que salían al mismo tiempo, el joven ni siquiera quiso mirarla.
[•••]
Después de que ambas personas salieron, la cocina pareció soltar aire al mismo tiempo. Octavia se llevó una mano a la frente y negó levemente.
—Vamos chicas, terminen de desayunar. Hoy es un día largo—dijo Octavia a las tres mujeres.
Con la incomodidad de los segundos pasados aún presentes, Frizzy, la señora Rose y Lauren volvieron a sentarse en la mesa, aunque para eso el apetito ya se les había quitado casi por completo.
Lauren se sintió muy mal por el príncipe, y estaba segura que entre él y su madre aquel problema no se quedaría ahí solamente. Seguro en el camino seguiría regañandolo y avergonzandolo.
Se mantuvo pensando en eso mientras terminaba de desayunar, con cierta angustia.
El ambiente de todos en la cocina, quedó con un sentimiento amargo, pesado y de impotencia
[•••]
Al terminar de comer, Lauren y Frizzy casi por instinto llevaron los trastes para lavarlos, e iban a hacerlo. Pero Octavia las detuvo diciéndoles que obviamente ese día no era necesario.
La otras sirvientas de la zona de trastes se encargaron amablemente.
Lo único que quedaba era esperar hasta las 10:15 para llegar a tiempo a la corte. Aunque considerando la ausencia del príncipe, probablemente tendrían que ir más temprano. Y ver cómo arreglaban lo del acompañante.
Rose salió para buscar a Karoma y avisarle lo que había sucedido, a ver que tipo de solución tendrían.
Frizzy y Lauren se quedaron en la cocina, hablando con un par de personas, que ante la oportunidad de unos segundos libres decidieron hacerles compañía con una buena intención. Entre ellas Louise.
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—Eso estuvo feo—comentó Louise mientras limpiaba sus manos con un trapo. Y hablaba con las muchachas en una de las esquinas de la cocina.
Lauren negó con frustración.
—La verdad que no procesaba nada durante los primeros segundos que vino— comentó Frizzy de vuelta.
—A este paso, no sé que será de la familia Real con todos los problemas que tienen con la Reina—dijo la gemela.
Dianne también estaba por ahí, pero sin acercarse ni nada, solo miraba de lejos, con curiosidad. Lo único bueno al parecer, fue que decidió no molestar en esos momentos, porque ya era bien conocida su obsesión por meterse y molestar a la gente en los peores momentos, por una especie de placer por hacer enojar o irritar a la gente a pesar de quedar ella misma como tonta después. Quién sabía por qué.
Lauren se quedó vigilando a Dianne por las dudas, y no se dio cuenta que Frizzy acababa de dirigirle la palabra, por lo que después tuvo que pedirle que repita lo que había dicho, disculpándose por no haberla escuchado.
—¿Por que hiciste que la reina te humille a propósito?—preguntó Frizzy, repitiendo.
Louise la miró con curiosidad, al parecer también tenía la misma duda.
Lauren tomó un respiro.
—Era mejor que me lo diga a mi que que su hijo. Era mejor para el príncipe, sería demasiado grave ya para este día agregarle un escándalo más. Nos ofendió a todos, pero vamos, ella cree que tiene derecho.
Louise hizo una especie de mueca entendiendo.
—Y en serio lo cree—dijo la gemela con una voz apenada.
Octavia se acercó unos segundos.
—¿Están bien?—preguntó amablemente.
Asintieron
—Solo hablábamos, de usted ya sabe—comentó Frizzy todavía con ese sentimiento de impotencia que a nadie se le fue por completo.
Octavia se ensombreció unos segundos, pero sacudió su cabeza para sacarse eso de la cabeza y al menos poner unas cuantas palabras positivas, así de repente ayudaba en algo.
—Pero ya pasó. Aprendimos algo, y felizmente no pasó a mayores. Tranquilas, al fin y al cabo, estas cosas ya pasan seguido. Y no nos queda más que aguantar.
—Pero es que es injusto, para nosotros para el príncipe— respondió Frizzy
—Nadie tiene derecho a humillar a alguien por su posición, ni por su autoridad.—dijo Louise
—Octavia tiene razón, no podemos hacer nada—comentó Lauren—es la Reina, y ante la arrogancia y mentalidad que tiene, es imposible hacerla cambiar de opinión, eso no invalida nuestros sentimientos de impotencia, pero si puede motivarnos a pensar que perdemos tiempo al darle vueltas, a querer defendernos, porque simplemente quienes se ganan más enojo somos nosotros. Y es mejor saber que simplemente la gente es más feliz, en su estupidez.
—Lauren también lo ha mencionado hace poco—apoyó Octavia—no le pueden enseñar respeto a alguien que no sabe que es, la Reina nunca lo sabrá, y al final eso no le afecta. Solo vivamos tranquilamente, y cada que este tipo de eventos malos sucedan recordemos esto, así nos consolamos a nosotros mismos, y somos más concientes de que no somos nosotros los simples ni los corrientes.
Segundos después de las palabras de Octavia regresó Rose. Al parecer algo más animada. Se había ausentado algunos minutos solamente.
Todos estaban nuevamente un poco más tranquilos con la conversación y eso ayudó a que la llegada la enfermera también sea mejor.
Intercambiaron unas cuantas palabras las 5, hasta que Octavia tuvo que irse de la pequeña ronda que habían formado ya que la estaban llamando porque al parecer se estaban acabando algunas cosas y tenían que revisar el almacén o avisar que se necesitaban más productos.
[•••]
Así volvieron a quedar las tres, y Rose pudo comunicar como quedó todo después de ir a hablar con Karoma.
—Conseguimos solución.—dijo la enfermera con entusiasmo. —Hablé con Karoma, y al parecer en este tipo de situación había un plan de emergencia. El joven Dylan vendrá con nosotros.
—Que buena noticia—comentó Louise con amabilidad.
Lauren asintió algo reconfortada. Frizzy suspiró.
—Nos llamarán cuando todo esté listo—volvió a decir Rose— porque el joven Dylan estará afuera con el carruaje esperando de una vez, cosa que llegaremos más rápido.
Las tres suspiraron.
—Solamente habrá que esperar entonces.—dijo Frizzy.
Poco después Louise tuvo que regresar a sus actividades no sin antes despedirse ya que después no tendrían tiempo, dejar sus bendiciones a todos, y sobretodo a Lauren.
[•••]
Así las tres mujeres quedaron en aquella esquina de la cocina, paradas y hablando sobre cualquier cosa, para relajarse, para distraer la mente de lo que acaba de pasar con la Reina. Porque ya no tenía sentido hablar de aquello
Decidieron recordar algunos detalles del juicio, ya que por los nervios se les podía pasar por alto.
Repasaron la estructura del juicio, algunas palabras, y turnos de los testigos de Lauren.
—Lauren y el joven Dylan necesitan estar a las 11:00 igual que nosotros, solo que ellos entrarán a firmar una especie de documento donde aseguran la veracidad de sus testimonios.—dijo Frizzy.
Lauren asintió, se lo habían explicado. De todas formas fue bueno repasarlo.
—Claro, y está todo bien porque el joven Dylan representa al príncipe, así que todo anda en regla si esta como acompañante.—dijo Rose.
—¿Creen que asista mucha gente? Es decir como esto se hizo conocido es posible que la gente quiera saber que pasa, y como no son parte del juicio estarían afuera.—pregunto Frizzy.
—Honestamente no sé. —respondió Lauren algo nerviosa nuevamente, ya que lo que mencionó Frizzy no se lo había puesto a pensar.
Posiblemente sí, pero esperaba que no.
Después, volvieron a sentarse a esperar seguía faltando tiempo, y ya habían estado de pie por mucho, Rose esperaba tranquila con las manos sobre la mesa, Frizzy entre nerviosa e impaciente ya tenía medio cuerpo recostado en la mesa. Y Lauren, totalmente erguida con la manos en el regazo mirando el reloj de tanto en tanto.
Le era imposible dejar de pensar en el príncipe, en el sentido de saber si estaba bien. Le preocupaba eso, a pesar de que todo este solucionado. No le gustaba para nada como lo habían tratado. Con los sirvientes era otro asunto, pero él, era su hijo.
[•••]
A las 10:10, cinco minutos antes de lo que se supone sería la hora indicada para salir, las llamaron. Entro un mayordomo a avisar que todo ya estaba listo, y así todos pudieron levantarse de la mesa apresuradamente por el nerviosismo.
Salieron en orden. Subieron las escaleras, cruzaron el gran comedor y pasaron por la sala real y la de recibimiento. Abrieron las puertas para ellas, y oficialmente estaban en aquella larga entrada con el camino de rosas del castillo.
Inconscientemente Lauren caminaba haciéndose tronar los dedos, a cada segundo y se murmuraba cosas a sí misma.
El camino de rosas de la entrada parecía más largo del normal, fuera de las inmensas rejas de metal ahora abiertas, estaba un elegante carruaje, que nadie nunca había visto, por lo que deducía que era nuevo. Fuera de este esperaba el joven Dylan, vestido elegantemente como siempre, mirando a su reloj de mano hasta que se dio cuenta de que las 3 mujeres ya venían.
Aquello tenía que suceder un poco rápido. Para poder llegar con tiempo, aunque eso no quitaba saludar con el debido respeto a un miembro de la nobleza como el joven Dylan, que en un gran acto de humildad respondió a la reverencia como si el fuera cualquier persona más.
Detrás del carruaje del joven Dylan se dieron cuenta que estaba otro carruaje, y caballos con guardias. La debida protección para un caso como tal.
[•••]
Debido a que Lauren había de bajar primero con el consejero al bajar, habían de subir al final. Por lo que Rose subió primero, Frizzy le siguió, Lauren después y el joven Dylan también.
En los asientos, tanto Lauren como el joven Dylan estaban cerca a la puerta.
El joven preguntó si todas estaban cómodas, si se olvidaban de algo, y si todo estaba en orden.
Al asegurarse que todo estaba listo, con una indicación el joven consejero indicó que podían partir. Y con el sonido de las riendas, seguido de los cascos de los caballos, el carruaje empezó a andar.
[•••]
El tramo era largo, y ese era el por qué de la hora en la que habían salido.
Lauren se dio cuenta entonces que debajo del asiento, el joven Dylan traía una pequeña maleta, deduciendo así que ahí estarían los papeles que inicialmente había de traer el príncipe con toda información necesaria, o algún documento que podía ser necesario.
Frizzy que estaba al lado de Lauren, tomó su mano, y con una sonrisa la sostuvo con firmeza. Como apoyo, porque todo estaría bien, tenía que estarlo. Lauren no se quitó, o al menos resistió hacerlo durante el mayor tiempo posible.
[•••]
—Señorita Harris—dijo de repente el consejero.
Lauren le prestó toda su atención.
—Seguramente ya lo sabe, pero se lo digo también de todas formas. Las fotos de la enfermería ya fueron reveladas y enviadas a la corte esta mañana, así como todas las pruebas en forma de documento están adjuntadas y archivadas dentro de la misma. Y que obviamente, el expediente del mismo será abierto el día de hoy con todo lo necesario. Aún así, también hay otros papeles que estoy llevando, por si las dudas, Thomas me los dio, así que cualquier duda, puede pedirmelos.—dijo, entonces señalando la maleta debajo de su asiento.
Lauren se lo agradeció encarecidamente.
El consejero quiso volver a hablar.
—Obviamente no estaba planeado que yo venga, pero bueno. Ya sabe toda esa cosa que ha pasado, y bueno en fin. Espero que ninguna esté incómoda conmigo.
—Claro que no joven Dylan—respondió Lauren.
—Es más bien todo un gusto que usted esté aqui—agregó Frizzy.
El consejero suspiró tranquilo.
—Que alivio—dijo—en verdad ha sido muy de emergencia, pero estoy lo suficientemente preparado. Como consejero y asesor de Thomas, claro que lo he acompañado en todo esto.
—Muchísimas gracias—dijo Lauren nuevamente.
—No hay nada por que agradecer.—contestó.
—La verdad sin usted todo esto se hubiera puesto difícil, y buscar una solución hubiera sido una tarea algo más complicada—comentó Frizzy.
—Eso es cierto—comentó Rose
—Bueno, fue Karoma quien me avisó así que también había de agradecerle a ella—dijo el consejero con una sonrisa.
Un suspiro que sonó casi al mismo tiempo de parte de todos, eliminó un poco el nerviosismo y la ansiedad presente. Y el tramo continuó.
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El viaje fue bastante largo y silencioso de tanto en tanto si no fuera por Frizzy o el joven Dylan que decían algo para romper el mismo.
A medida que Lauren reconocía el camino, y las calles que llevaban poco a poco a la Corte, no supo si solo era percepción suya, pero veía mucha gente, es decir más de lo normal que se veían en las calles aglomeradas.
Suspuso que tal vez para por ver el carruaje, que obviamente era tremendamente lujoso. Pero de todos modos podía ser solo su mente porque hace un muy buen tiempo que no salía del castillo y veía las calles con detenimiento.
La pequeña calma que había obtenido se fue disipando. Porque empezó a darse cuenta, que efectivamente el pueblo estaba completamente enterado de todo lo que estaba pasando, y que ver el carruaje efectivamente confirmaba de paso la hora aproximada del juicio.
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Durante los siguientes 20 minutos que restaban de viaje, Lauren se quedó viendo las calles, en silencio, sin mucha expresión aparente. Pensando en su llegada a la corte. En que literalmente se encontraría de nuevo con las Dhollen, que cada vez estaba más cerca de verlas de nuevo, cara a cara.
Sabía que no necesitaba pensar en eso, y que hace unos momentos estaba un poco más tranquila. Pero inevitablemente saltaba entre ambas cosas, calmarse un poco, o ponerse a pensar y pensar con bastante nerviosismo en todo.
Probablemente por todo lo anterior, y lo semanas atrás, combinado con lo de la mañana, y lo que estaba pasando le estaban provocando una especie de estado mental en el que todo se le estaba haciendo un remolino tremendamente desordenado.
Se calmaba un par de segundos, y volvía a estresarse. Y como estaba acostumbrada a no expresarse mucho, solo estaba en silencio, debatiéndose sola, pensando en todo.
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