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«Virgin»

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WRITTEN BY: _cocainepink
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Jungkook soltó un suspiro de frustración mientras observaba la pantalla de su computadora, intentando encontrar qué era lo que no lograba convencerlo del diseño que estaba haciendo. Estaba realmente concentrado hasta que escuchó unos toques en la puerta, los cuales lograron llamar un poco de su atención aunque seguía con la mirada en la computadora. 

—¡Pase! —alzó la voz antes de volver a apoyar la barbilla en su mano, arrugando levemente la frente al seguir concentrado en buscar lo que no lograba convencerlo. 

—Pensé que ya te habías marchado. 

Aquella voz masculina capturó por completo su atención, por lo que fijó su mirada en el hombre que ya había cerrado la puerta y se acercaba a paso tranquilo. Este llevaba su cabello corto negro y echado hacia atrás, era de estatura alta, cuerpo robusto, tez bronceada y orbes oscuros. 

—No. Aún sigo trabajando en el diseño de construcción de los departamentos —explicó haciendo una mueca—. Por cierto, ya te envié al correo la cotización del material de proveedores. 

—Oh, no me he fijado. 

—Tiene muy buenos precios. 

—Perfecto, hijo —sonrió apoyando las manos en la silla—. Me gusta que en ésto seas un hombre serio. 

—Ya, no empieces —murmuró frustrado, tomando la lapicera para jugar y así intentar desestresarse. 

—Tu madre sigue molesta contigo y con muy buena razón —comentó asintiendo con la cabeza—. Yo debería seguirlo también. 

—Ya me disculpé. No volverá a pasar. 

—Claro que no. No dejaré que arruines nuestro apellido, nuestro trabajo —aclaró mirándolo con el semblante serio. 

Jungkook soltó un suspiro asintiendo, sabiendo que tenía toda la razón en lo que estaba haciendo, pues él tampoco quería hacer algo como eso. Disfrutaba de su trabajo, de ver cómo la Empresa a la que tantos años le dedicó su padre, era una de las mejores constructoras. 
Jamás se había esperado recibir un chantaje por parte de una de las mujeres con las que solía estar. Pues, nunca notó que estaba siendo filmado, por lo que decidió intentar arreglar la situación sin esperarse que aquel video llegara al correo de su padre, el cual tuvo que encargarse de la situación. 

Se sentía realmente avergonzado de que su padre haya visto un video así de él, aun se le dificultaba hasta verlo al rostro. Él no era para nada así, hasta no le importaba si alguien más pudiera verlo porque levantaría su ego, pero al tratarse de su familia, no podía evitarlo. 
Aún podía sentir su sangre hervir cada vez que recordaba aquella mujer que se atrevió a algo como eso, por lo que, desde entonces, se ponía algo paranoico cada vez que estaba con una mujer. Hasta llevaba varios días sin hacerlo, más de lo esperado. 

—Lo siento. No sé cuántas veces tendré que decírtelo para que ya no vuelvas a tocar ese tema. 

—Jungkook, tan sólo quiero...queremos que decidas asentar cabeza de una vez —explicó frustrado—. Ya tienes veintiocho años, hijo. A tu edad ya llevaba tres años de casado con tu madre. 

—Exacto. Ese eras tú, yo soy distinto a ti. Entiéndelo —habló frustrado, masajeando su frente—. No estoy interesado en casarme, en hijos. Estoy bien así. 

—¿Acaso no te sientes solo? 

Jungkook pasó las manos por su rostro y soltó  un gran suspiro, intentando no estresarse de más porque sabía que tan sólo estaba aconsejándolo por su bien, ya que el hecho de que siguiese soltero, daba de qué hablar. Pero eso no le importaba. 

—No. Amo mi soledad, papá —respondió levantándose—. Y ya, es mejor que me vaya. 

—Estamos hablando... 

—Cuando tocas este tema, es cuando la conversación se acaba —apuntó frustrado, tomando su chaqueta negra. 

—Sólo quiero lo mejor para ti. 

—Lo sé, y te agradezco que te preocupes por mí —recalcó quedando en frente de su padre—. Pero necesito que entiendas que ya soy un adulto, que sé lo que quiero, y aunque no sea lo mismo que tú querías a mi edad, está bien. 

—Realmente eres terco —suspiró. 

—No. Estoy seguro de lo que no quiero. 

—Ya, descansa bien —palmeó su hombro, mirándolo con una media sonrisa. 

—Tú igual. Mándale saludos de mi parte a mamá, si es que los acepta —murmuró haciendo una mueca. 

Al acabar de despedirse de su padre, salió de la Empresa, dirigiéndose hacia el estacionamiento donde se encontraba su coche. Al leer un mensaje de su mejor amigo, informándole que se encontraba en el bar Deux, no pudo evitar sonreír porque lo menos que quería era volver a su casa, así que decidió dirigirse a ese mismo bar para verlo y poder conversar. 
Necesitaba más que nada distraerse porque, aunque no lo quisiera, las palabras de su padre resonaban en su cabeza, llevándolo a cuestionarse su tipo de vida. Eso era algo que jamás había hecho con sus anteriores reproches, quizás, se debía a que ahora fue por aquel video y el hecho de que su madre estuviese decepcionada. 




(...) 




En unos pocos minutos, Jungkook se encontraba en el bar Deux, dirigiéndose a la barra mientras doblaba las mangas de su camisa blanca, hasta que llegasen a sus antebrazos. 
Al ver a su mejor amigo en la barra, con su cabello oscuro y corto echado hacia atrás, un traje ceniza, sonrió acercándose para palmear hombro y llamar su atención. Observó cómo sonreía también al verlo, aún tomando su vaso de Whisky. 

—Te quedaste hasta tarde, ¿eh? 

—No tenía ganas de volver a casa —comentó fijando su mirada en el barman—. Buenas noches. Whisky, por favor.  

—¿Qué te sucede? Te noto tenso. 

Jungkook juntó los labios en una fina línea, demostrando que tenía razón, por lo que su amigo lo miró curioso esperando que hablara. El rubio conoció al Ingeniero Civil, Chae Dohyeok, cuando entró a la Empresa. 
Se llevaban apenas dos años, lo que hizo que al ser los más jóvenes, conectaran rápidamente y más al notar que parecían tener demasiadas cosas en común. Principalmente, con el estilo de vida que llevaban. 

—Ya sabes, el video, mis padres, sus estúpidos reproches —respondió molesto—. Gracias —le habló al barman cuando dejó el vaso frente a él, por lo que rápidamente le dio un sorbo. 

—Oh, en algún momento se darán por vencidos. 

—Lo dudo. Desde que pasó lo del video, mi padre se puso más intenso con ese tema —explicó frustrado—. Mi madre siquiera contesta mis mensajes. Sigue demasiado molesta. 

—Es que pusiste en peligro tu reputación, como también la de la Empresa. Es normal. 

—Lo sé. Pero eso no quita que sea doloroso el hecho de que mi madre me ignore. 

—Ya, relájate. Eres su único hijo, así que no va a soportar mucho tiempo haciéndolo. 

—Eso espero. Ya aprendí la lección —aseguró girando el vaso entre sus dedos. 

—¿En verdad? —preguntó riendo. 

—Aunque no lo creas, desde entonces sólo he estado con dos mujeres y me aseguré de que no estuviesen filmando —explicó causando la carcajada de su amigo—. Hasta estoy sintiendo que...todo se ha vuelto tan monótono, tan...aburrido. 

—No me digas que vas a seguir los consejos de tu padre —dijo disgustado. 

¡Claro que no! Esa no sería la solución —aclaró mirándolo indignado—. Necesito algo de...diversión. Algo que vuelva a llamar mi atención o acabaré pensando que ellos tienen razón. 

—Espero que lo encuentres —se levantó para palmear su hombro—. Iré al baño. Ya vuelvo. 

El rubio asintió antes de verlo marcharse, comenzando a perderse otra vez en sus pensamientos. Se decía que no debía ser así, que sus padres no tenían porqué cuestionar su vida, pues no lastimaba a nadie, ya que siempre dejaba en claro que tan sólo sería algo de una vez. Pero es que, desde lo sucedido, sentía que había perdido algo de emoción, que ya no disfrutaba como antes, lo cual llegaba a frustrarlo al estar acostumbrado a su vida sexual activa. 

—Dos cervezas, por favor —escuchó una voz femenina dulce, demasiado dulce para él, lo que provocó que girara la cabeza. 

Jungkook observó por un momento a la pelinegra que estaba a no más de dos metros de él, llamando su atención, pero volvió su concentración a sus pensamientos. Tomó su vaso dándole un gran sorbo de Whisky, escuchando cómo la fémina le agradecía con voz temblorosa al barman.  

—D-Disculpe... 

Al escuchar esa voz tan dulce cerca de él, arrugó levemente el rostro, volviendo a girar la cabeza, encontrándose con la fémina que esta vez estaba demasiado cerca. Observó su cabello negro y listo que caía por sus hombros, cómo llevaba su flequillo cayendo por su frente, sus orbes mieles con largas pestañas, su nariz pequeña y redonda, sus labios esponjosos y rosados, pero lo que más capturó su atención, fue la manera en la que varios lunares adornaban su rostro. 

La fémina mientras tanto, tenía ambas botellas de cervezas en sus manos, pareciendo demasiado tensa, hasta tragó con dificultad. Sentía sus piernas flaquear al tener aquel hombre frente a ella, al tener sus orbes oscuros e intensos observándola como si pudiese leer todo lo que estaba pensando en ese momento. 
Jungkook llevaba su cabello rubio dividido y ondulado, sus cejas eran gruesas y algo oscuras, sus orbes oscuros parecían analizarla y pasó la lengua por su labio inferior humedeciéndolo lentamente. Tenía una camisa blanca algo abierta por sus primeros dos botones, enseñando un poco su pecho, pantalón negro y zapatos del mismo color. 

Estaba inclinado hacia adelante, apoyando uno de los brazos en la barra mientras tenía la otra mano en el vaso de Whisky, aún observando a la fémina que intentaba que su voz pudiese salir. 

—S-Sólo quería decirle que...soy una gran admiradora de su trabajo —confesó detestándose por sus nervios que intentaba  disimular—. Es más, recuerdo en un comienzo cuando estaba ganando reconocimiento, dijo que su prioridad era construir un espacio que sea cómodo y encantador para la persona, buscando su calidad de vida. Y...estoy completamente de acuerdo sobre que los arquitectos...también tenemos que ser algo...poéticos. 

Jungkook, al escucharla, abrió los ojos a la par por la sorpresa, pero aun así decidió hablar, ya que la curiosidad lo había invadido. 

—¿Eres arquitecta? 

—Lo siento —musitó sintiendo su rostro arder con intensidad, para luego hacer una reverencia y marcharse rápidamente. 

El rubio volteó a ver cómo se dirigía a una de las mesas a la cual también se acercaba una pelirroja, por lo que arrugó levemente la frente pensando en porqué se había disculpado y no respondido. Por primera vez, había sentido algo de ternura con el hecho de que halagaran su trabajo, así como también que hablaran sobre lo que había dicho alguna vez. Pues, eso demostraba que se trataba de alguien que realmente lo admiraba y, de cierta manera, movió algo en él. 

—¡Volví! —al escuchar esa voz masculina, no pudo evitar sobresaltarse. 

—Tardaste demasiado. 

—Sí, lo siento. Me encontré con alguien. 

—¿Con quién? 

—Yoojin. 

¿Quién es ella? —indagó arrugando levemente la frente. 

—Es la única con la que repito —respondió con una sonrisa. 

—Así que...es especial. 

—Algo así —asintió repetidamente—. Pero no tanto como para que no quiera también estar con otras mujeres. 

—Vaya. 

—Lo bueno es que acepta lo que tenemos. 

—¿Y cuál es ella? Enséñamela. 

Dohyeok giró para ver a su alrededor, buscando a aquella fémina con la mirada, hasta que la encontró. La señaló rápidamente, por lo que Jungkook dirigió su mirada hacia la mesa dónde señalaba, abriendo los ojos a la par al notar que frente a aquella pelirroja que señalaba, estaba la joven que le había dicho que lo admiraba. 

—¿La conoces? —preguntó asombrado. 

—Oh, no me digas que tú también has estado con Yoojin —habló disgustado. 

—¡No! No me refiero a ella —aclaró rápidamente—. La joven de cabello oscuro. 

—Oh, es su mejor amiga —comentó antes de darle un sorbo a su Whisky—. Pero dudo mucho que hayas estado con ella. 

—No lo estuve, pero tampoco sería algo difícil o imposible para mí. 

Créeme que sí. 

—¿Por qué? —indagó interesado antes de tomar su vaso, observando cómo Dohyeok pedía que volviesen a llenar su vaso. 

—Seohae es virgen —respondió con una sonrisa mientras Jungkook abría los ojos a la par por la sorpresa. 

—¿Virgen? —arrugó el rostro—. Es una broma, ¿verdad? 

—Para nada. 

—¿Qué edad tiene? 

—Creo que dijo veintidós. No lo sé. 

—No. Tiene que ser una broma. 

—No lo es. Una vez hablando con Yoojin sobre ella, que le dije que me sorprendía que haya rechazado a mi amigo Jaewook, me comentó que es virgen —explicó sorprendiendo nuevamente a Jungkook. 

—Virgen —murmuró girando su cabeza para verla cómo reía junto a Yoojin—. Preséntamela. 

—¡¿Qué?! —alzó la voz y arrugó el rostro por la confusión. 

—Quiero conocerla. Invítalas ahora. 

—¿Qué intentas, Jungkook? 

Creo que ya conseguí justo lo que necesitaba —respondió con una media sonrisa, sin poder evitar desviar su mirada a dónde se encontraba la pelinegra. 

—Estás loco. No vas a poder. 

—¿Y si te digo que antes de que llegaras, ella me dijo que me admiraba? —preguntó volviendo su mirada a su amigo, notando cómo se sorprendió. 

—¿Vas a aprovecharte de eso? 

—Prefiero el término usarlo a mi favor. 

—Está bien —dijo riendo—. Ya vuelvo. 

Jungkook no pudo evitar sonreír al verlo alejarse para dirigirse a la mesa dónde estaban ambas jóvenes, notando cómo la pelinegra dirigía su mirada sorprendida hacia donde estaba él, por lo que desvió la suya intentando disimular, fingiendo concentrarse en su bebida que acabó de un sorbo. 
Al ver al barman, le pidió que volviese a servirle, sintiendo varios segundos después unas presencias, lo cual le hizo levantar la mirada encontrándose con una pelirroja que sonreía y a su lado a su amigo. 

—Buenas noches. Es todo un placer —dijo ella con una sonrisa—. Soy Choi Yoojin. 

—Jeon Jungkook... 

—¡Claro que lo sé! —exclamó riendo mientras que él la miraba algo sorprendido por su gran intensidad, hasta que dirigió su mirada a la joven que parecía querer marcharse al colocarse la mochila. 

—Yo...debo irme. Te hablaré luego, Yoojin —habló tímida al sentir la mirada intensa del rubio. 

Pero, Seohae... 

—¿En verdad te irás ahora? —preguntó Jungkook, provocando que se estremeciera y girara a verlo insegura. 

—Es que es tarde... 

—Quédate un poco más —ordenó con suavidad, provocando que Yoojin mirara emocionada a su amiga—. ¿No te parece una buena idea conocernos? 

Seohae abrió los ojos a la par por la sorpresa, mientras él al notarlo tuvo que reprimir una sonrisa. Yoojin se acercó a ella tomándola del brazo, murmurándole que no podía perderse esa gran oportunidad, pues ella sabía la admiración que sentía su amiga por aquel arquitecto. 

—Supongo que puedo quedarme unos minutos. 

—Perfecto —sonrió satisfecho—. ¿No me dirás tu nombre? Hace unos minutos no te presentaste como deberías. 

Seohae sentía su estómago revolverse por los nervios, más al notar que parecía disfrutar de la situación, pero aun así, tomó una bocanada de aire para intentar mantener la calma y actuar con normalidad. 

—Yoon Seohae —se presentó con la voz algo débil debido a los nervios. 

—Lindo nombre —dijo con una sonrisa—. Jeon... 

—Jungkook. Lo sé —lo interrumpió algo tímida. 

—Tomen asiento —ordenó mirando a ambas féminas—. Cerveza, ¿verdad? 

Cuando Yojiin confirmó, giró a ver a la pelinegra, que algo insegura tomaba asiento en el taburete a su lado, por lo que ella al encontrarse con su mirada, asintió tímida. Jungkook volvió a hablarle al barman, para así pedirle dos cervezas para ambas jóvenes, por lo que segundos después se las entregó. 

Este no podía evitar sentirse emocionado por aquel nuevo reto que se había propuesto, pues lograba despertar con demasiada intensidad algo que creía que había desaparecido de él, por lo que comenzó a cuestionarse por los reproches de sus padres. Ahora no podía apartar la mirada de la pelinegra, intentando analizarla, pensando la manera en la que podría obtener lo que tanto empezaba a desear. Y es que estaba seguro de que no iba a ser algo difícil, porque había dicho admirarlo, por lo que anhelaba llegar a ese momento de una vez. 

De sólo pensarlo, imaginarlo, provocaba que un cosquilleo recorriera su entrepierna y se sintiese demasiado excitado. 








(...) 




Había pasado unas dos semanas desde aquella noche en la que Jungkook se propuso cazar a la joven virgen, lo cual lo tenía emocionado. Esa noche, lamentablemente, ella no se había quedado más que una hora, por lo que no pudieron hablar demasiado 
Pues, Seohae era alguien introvertida, lo que había llegado a frustrar demasiado a Jungkook, que no estaba para nada acostumbrado a ese tipo de mujeres, pero intentaba comprender que también debía ser por el hecho de que sentía "admiración" por él. 

Le había hecho alguna que otra pregunta para así conocerla más, pero tan sólo sabía que estaba haciendo la carrera de arquitectura, además de que era alguien que disfrutaba demasiado de estudiar, por lo que se centraba en eso más que en disfrutar de su juventud. Sólo pudo darse cuenta en que no era para nada el tipo de mujer que le atraía, pero no iba a negar lo atractiva que se le hacía, más que nada por jamás haber sido tocada por otro hombre. Eso provocaba que sumara más puntos que el tipo de mujer ideal para él, aunque sea sólo para un rato. 

Cuando ella comenzó a despedirse, Jungkook no lo dudó ni un segundo en pedirle el número, notando lo sorprendida y desconcertada que parecía, pero acabó aceptando dárselo. 
Este había decidido esperar unos días para escribirle, pues no quería parecer demasiado desesperado, ya que sabía que podía llegar a darse cuenta, como también podría ahuyentarla. 

Desde ese entonces, se escribieron alguna que otra vez, como también se vieron cuando Jungkook la invitó a una cafetería cuando ella salió de la Universidad. Estaba comprobando que quizás no era tan fácil cómo se esperaba, ya que la había invitado anteriores veces, pero siempre parecía tener la excusa perfecta para rechazarlo. 
Eso lo llevaba a pensar si acaso no quería verlo y sólo eran mentiras, o realmente parecía preocuparse tanto por sus estudios, sin interesarse ni un poco en alguien. De tan sólo pensarlo, lo frustraba y le hacía querer volver a ignorarla porque perdía todo el interés, pero se recordaba porqué estaba intentándolo con ella. 

En aquel encuentro sólo estuvieron poco más de una hora, logrando conocerla un poco más, intentando no aburrirse por lo que le comentaba de la Universidad, de sus estudios. Pues, él ya tenía más que suficiente con su trabajo, con la construcción de los departamentos como para querer escuchar más, pero sabía que debía fingir interés. 

—¡Carajo! —gritó Jungkook, saliendo de la construcción, mientras se quitaba el casco blanco de seguridad. 

—¿Estás bien? 

Al escuchar esa voz femenina, se sobresaltó y volteó encontrándose con Seohae, la cual llevaba vasos de cafés en sus manos. Inhaló y exhaló intentando calmarse, reprochándose por completo por haberse olvidado que quedaron en que se verían. 
Pues, acababan de detener la construcción debido a que se dieron cuenta que el material que estaba no era para nada bueno, ya que se lo habían cambiado, por lo que continuar tan sólo haría que se arriesgase a una tragedia. Lo tenía realmente frustrado, enfurecido, el hecho de tener que detener la construcción y más el recibir reproches, pero tenía que intentar mantener la calma. 

—Sí, lo siento. No sabía que ya te encontrabas aquí. 

—¿Sucedió algo? 

—Ya, no hablemos de trabajo, por favor. 

—Te traje un latte. No sé si es el que te gusta...—habló tímida, mientras que Jungkook se lo recibía con una media sonrisa. 

—Está bien para mí. Gracias. 

—De nada. 

—Primero me gustaría marcharme de aquí —comentó haciendo una mueca—. ¿Vamos a mi coche? 

—Está bien. 

Jungkook comenzó a caminar siendo seguido por ella, abriendo la puerta del lado del copiloto para que así Seohae pudiese subirse. Le agradeció por lo bajo sintiendo sus mejillas arder, lo cual él no notó al no ponerle la suficiente atención. Rodeó el coche y se subió del lado del piloto, por lo que ella empezó a sentir cómo sus nervios provocaban que su estómago se revolviera. 
Se preguntaba porqué había aceptado, pues en el momento en que vio a Jungkook enfurecido y lo escuchó gritar, se arrepintió por completo, pero era demasiado tarde para marcharse. Ahora sentía que la tensión parecía aumentar con cada segundo, por lo que observó a Jungkook pasar los dedos por las hebras de su cabello rubio, echándolo hacia atrás aunque volvían a su lugar. 

Sentía que se le dificultaba hasta respirar, sin entender porqué él actuaba con tanta normalidad como si no fuese consciente de la tensión. Cuando él decidió colocar música, lo agradeció, ya que eso ayudaba a que pudiese relajarse aunque sea un poco, más que nada al observar por la ventanilla mientras bebía su café, igual que Jungkook al conducir. 

—Lamento que me hayas visto de esa manera —rompió el silencio luego de unos minutos, Jungkook—. Creo que no fue algo bueno siendo la tercera vez que nos vemos... 

—Oh, no te preocupes. Es...entendible, aunque no sepa lo que sucedió —sonrió falsamente. 

—Gracias. 

Jungkook no podía decirle a Seohae lo que sucedía en la construcción, ya que si alguien más lo sabía, podría formarse un escándalo. Ahora sólo podía pensar en que no le importaba tener que invertir más dinero, tenía que saber qué fue lo que sucedió y solucionar la situación, porque no podía retrasarse. 

Soltó un suspiro intentando volver a la realidad, para así concentrarse el poco tiempo que estuviera junto a la fémina, ya que sabía que ella le había dicho cuáles eran sus horarios, además, que él también estaba demasiado ocupado. Giró a verla por un momento, cómo ella bebía el café mientras miraba por la ventanilla, sin decir nada en absoluto, lo cual le frustraba de gran manera. 
Al no poder seguir soportando el silencio, le pidió que hablase sobre algo, ya que él no tenía alguna sobre qué podría hablar porque no sentía su vida demasiado interesante. Era todo lo contrario, aunque tuviese un gran trabajo, no había más que eso, y con lo sucedido, lo menos que quería era recordar su trabajo. 

Seohae no sabía qué decir, pues tampoco era que tuviese una vida interesante porque esta se basaba en ir a la Universidad, regresar a su casa y viceversa. Aun así, comenzó a hablar sobre los exámenes que estaba teniendo, sin notar cómo Jungkook que estaba concentrado en el camino, rodeó los ojos. 
En ese momento, tan sólo quería que se callase de una vez, pensando en que si ella tampoco tenía una vida interesante, aunque quizás debía esperárselo si parecía no querer disfrutar de su juventud. 

—La verdad es que adoro escuchar al profesor hablar... 

—¿No haces algo más? —preguntó sin poder evitarlo. 

—¿Disculpa? —frunció el ceño por el desconcierto y Jungkook soltando un suspiro, aparcó el coche. 

—Me refiero a que si no haces algo más aparte de estudiar. Es decir, las veces que nos hemos visto, sólo me has hablado de eso. 

—Es que...no sé de qué más hablar contigo —confesó tímida a la vez que bajaba la mirada—. No creo que tengamos algo más en común. 

—¿Hay algo más que te guste, además de estudiar? —examinó alzando una ceja, notando cómo ella parecía pensar sin ser capaz de mirarlo. 

—Ahora mismo...no...no lo sé —respondió encogiéndose de hombros y conectando sus miradas, volvió a hablar—. ¿Y a ti? 

Jungkook observaba cada centímetro de su rostro con gran intensidad, dándose cuenta de que por primera vez llevaba algo de maquillaje. Pues, había notado las primeras veces que no era alguien que le gustase arreglarse demasiado y, ahora, notar que llevaba brillo labial, provocó que se preguntara si acaso él tenía algo que ver. Ese día sentía que se veía mejor que los anteriores, hasta su cabello se veía mejor alisado, sus pestañas arqueadas y hasta parecía haber intentado cubrir sus ojeras. 
Podía ver cómo sus mejillas ahora lucían sonrosadas, lo que le permitió saber que se había dado cuenta de su manera de mirarla. En ese momento, no le importaba para nada, porque sentía que ella podría estar cayendo como tanto quería. 

—Jungkook, ¿qué te gusta? Además de la arquitectura, claro —su voz salió algo temblorosa por los nervios, así que necesitaba que hablase para volver a relajarse aunque sea un poco. 

—Ésto —respondió inclinándose hacia su lado, tomándola de la barbilla, observando cómo abría los ojos a la par por la sorpresa. 

—¿Q-Qué...? 

Jungkook estampó sus labios sobre los de ella, sin pensar mucho más, porque ya no quería seguir escuchándola hablar, llegando a aburrirlo demasiado, ni quería seguir perdiendo el tiempo. Necesitaba aunque sea avanzar un poco más, comprobar si iba bien o no. 

Él movía sus labios sobre los de ella, ejerciendo algo de presión al sentir cómo seguía atónita, sin moverse en absoluto, hasta sus ojos seguían abiertos. Quería que le correspondiese de una vez, que reaccionara, por lo que pasó su lengua por el labio inferior, pero sintió cómo ella llevaba las manos a su pecho para apartarlo. 
Había logrado romper el beso y que él se alejase unos centímetros, notando cómo ella parecía intentar asimilar lo que había hecho. Jungkook la miraba confundido, ya que se había convencido de que ella acabaría correspondiéndole. 

—N-No te confundas, Jungkook. 

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —preguntó desconcertado. 

—Sólo te admiro por tu trabajo, pero...pero sé lo que se dice de ti —confesó desviando la mirada— . Eso no me gusta. 

—¿Lo que se dice de mí? —arrugó levemente la frente y ella asintió. 

—Creo que es mejor que me vaya. Adiós, Jungkook. 

—Seohae, espera... 

Jungkook al ver cómo bajaba del coche, quiso tomarla del brazo, pero al fallar y ver cómo cerraba la puerta para marcharse, soltó un suspiro de frustración. No sabía para nada que las demás personas podían llegar a saber de su vida sexual activa con distintas mujeres, tampoco era algo que llegase a molestarle porque no lo veía para nada mal, pero el que Seohae lo supiese y eso lo llevase a que se volviese más complicado ser el primero para ella, le molestaba demasiado. 






(...) 



Había pasado unas pocas semanas desde aquel encuentro con Seohae, en el cual acabó besándola con la ilusión de que estuviese cayendo. Al principio, se desesperó al saber que lo había arruinado, porque ella siquiera contestaba sus mensajes, por lo que decidió dejar su orgullo de lado y seguir los consejos de su amigo, pidiéndole disculpas. 
Jamas tuvo que disculparse por besar a una mujer, al contrario, ellas lo hacían por dar ese primer paso y pensar que hicieron mal. Sentía que Seohae estaba golpeando de manera dura su gran ego, pero sabía que al final podría terminar consiguiendo lo que quería, así que valdría la pena. 

Decidió disculparse más de una vez, lo cual ella aceptó y comenzó responder de manera menos fría los mensajes que le enviaba. Por momentos sentía que hasta parecía ir soltándose, pero luego volvía a sentir que no estaba avanzando cómo creía. 
Jungkook estaba estresándose de gran manera, pensando que quizás lo mejor era darse por vencido porque no estaba como para estresarse por no conseguir sexo, cuando en realidad podía tenerlo con cualquier mujer que eligiera. Pero es que ella tenía algo "especial" que él había comenzado a desear quitarle. Ser ese primero que recordaría por siempre. 

A Jeon Jungkook le encantaba sentirse especial. 

Ahora se encontraba en la construcción, bebiendo café junto a su mejor amigo, Dohyeok, el cual miraba sorprendido los avances y sintiéndose satisfecho. Jungkook había vuelto a relajarse, porque todo parecía estar saliendo más que bien y que lograrían acabar en la fecha que acordaron. 

—Así que Junhoo se metió en grandes problemas por haber aceptado cambiar esos materiales... 

—No iba a quedarme como si nada cuando si ésto hubiese llegado a oídos de alguien más, podrían haber acabado conmigo. Además, se metió con la vida de personas inocentes —explicó rápidamente—. ¿Te imaginas el título? Olvídalo. Tenía que pagar.

—Has tenido que poner mucho más dinero y demoler lo avanzado, pero valió la pena.

Kim Daehyun era un hombre que detestaba demasiado, pues era un arquitecto de una Empresa que era su gran competencia. A él parecía no importarle jugar sucio mientras pudiese intentar hundir a Jungkook, lo cual llegaba a estresarlo demasiado aunque también hacía de las suyas para devolvérselas. 
Y ahora había acabado metiendo en problemas al encargado de la obra, Junhoo, por haberlo obedecido sin pensar en la vida de las personas.

—¿Qué te sucede? Te sigo notando estresado. 

—No es nada. 

—No me digas que la virgen te tiene así. 

—Pues, ¿qué crees? —lo miró frustrado—. Parece más difícil de lo que me esperé. 

—Yo creo que eres un idiota y por eso estás tardándote demasiado. 

—No es así... 

—¡Claro que sí! Tienes tanto ego que te crees que con una sonrisa ya las tienes en tus pies, pero te olvidas que las mujeres son emocionales —mencionó riendo amargo—. Hermano, si quieres conseguirlo, necesitas más que una estúpida sonrisa. Llega a ella. 

—¿Cómo? —frunció el ceño por el desconcierto. 

—Todo debo explicarte —suspiró, tomando asiento en la silla que estaba frente a un escritorio que tenía algunas carpetas. Jungkook lo observó curioso, tomando asiento en la silla que estaba en frente—. Interésate en ella, demuéstrale preocupación. Sé más emocional y afectivo. Sácale provecho a ese lado poético que tienes, Jungkook.

—¿En verdad es tan necesario eso? —preguntó disgustado. 

—¿Te ha funcionado hasta ahora tu técnica? —examinó alzando una ceja. 

—No. 

—Ahí tienes tu respuesta —sonrió—. Tú sabrás qué hacer si realmente quieres quitarle su tan preciada virginidad. 

Jungkook soltó un suspiro de frustración, inclinándose hacia atrás en al silla mientras las palabras de su amigo seguían resonando su cabeza. Por lo que llevaba conociendo a Yoon Seohae, no la veía como una de esas mujeres de las cuales hablaba su mejor amigo, porque sentía que era demasiado difícil analizarla. No sabía nunca qué podría estar pasando por su cabeza, siquiera notaba alguna expresión de emoción en su rostro que le diese alguna señal. 

Aun así, realmente quería conseguir que se entregase a él, así que iba a seguir el consejo de su mejor amigo para ver si así llegaba a avanzar aunque sea un poco. 



(...) 



Seohae se encontraba en la bañera, abrazando sus rodillas mientras tenía su mejilla apoyada en estas, con su mirada perdida. No sabía cuánto tiempo llevaba así, siquiera le importaba porque no era capaz de sentir cómo el agua iba enfriándose. No sentía calor, ni frío, tampoco era que sintiese alguna emoción. No sentía ni tristeza, mucho menos felicidad, pero lo que sí sentía era una gran presión en su pecho que últimamente parecía ir en aumento. 

Yoon Seohae se sentía vacía...como siempre. 

Cada vez que se miraba al espejo, lo odiaba, porque no lograba reconocer a la persona que estaba allí. No podía evitar preguntarse en qué momento se había perdido, o si acaso siempre se sintió así, pero eso fue en aumento. 
No importaba lo que hiciera, siquiera que avanzara en su carrera que era algo que creía que realmente quería, porque nada lograba que se sintiese satisfecha, incluso con su existencia. Cada día era como si perdiese más el camino. 

Y es que es realmente agotador intentar e intentar, luchar contra uno mismo y contra la vida, para terminar dándote cuenta que nada de lo que se intente vale la pena. Es desgastante el hecho de existir y no saber qué hacer con uno mismo. Pues, Yoon Seohae se sentía de esa manera cada jodido día de su vida.

Había días en los que eran más intensos el deseo de no querer ser, no querer estar, no querer vivir. Días en los que no podía fingir, que hasta respirar se le dificultaba, deseando que todo fuese aunque sea un poco más liviano. 
Y hoy era un día de esos para ella, a pesar de haber aprobado un examen para el que había estudiado tanto, que siquiera había dormido bien. 

Al escuchar su celular vibrar en el mueble que estaba cerca de la bañera, arrugó levemente la frente por el desconcierto, ya que no sabía quién podría estar llamándole. Con pereza se inclinó para así tomar su celular, sorprendiéndose al leer el nombre "Jungkook". 

—¿Hola? 

—Hey, ¿te desperté? 

—No... 

—Oh, es que te escucho...extraña. ¿Estás bien? 

—Sí, ¿por qué la pregunta? —frunció el ceño, algo confundida por sus preguntas. 

—Sólo...me preocupo por ti. ¿Estás ocupada? 

—No, ¿por qué? 

—¿Te gustaría verme? 

—No lo sé... 

—En verdad te escucho algo extraña, así que como me has dicho que no estás ocupada, prepárate —habló animado—. Pasaremos una buena noche juntos, así te distraes. 

Seohae no supo qué decir al respecto, ni qué sentía, pero tampoco pudo decir algo porque Jungkook había colgado la llamada, lo cual la sorprendió ya que no le había dejado más opción que aceptar. 





(...) 



Los minutos fueron pasando, y aunque Jungkook le pidió la dirección informándole que no se tardaría demasiado en pasar a recogerla, de todas maneras, Seohae fue preparándose de manera lenta sin presión alguna. No estaba de ánimos como para salir, siquiera le interesaba el hecho de que él quisiera verla, tan sólo quería recostarse en su cama aunque sólo fuese para observar el techo porque nada en su celular se le hacía interesante. Pero, Jungkook parecía que no iba a aceptar un "no" por respuesta, y es que tampoco a Seohae le provocaría algo quedarse en su casa o salir para "distraerse" como le había dicho él. 

Cepillaba su cabello oscuro y liso, evitando observarse en el espejo para así no ahogarse más con sus pensamientos. Llevaba un suéter negro, jeans desgastados y zapatillas negras, sin importarle arreglarse demasiado para ver al arquitecto que decía admirar, pero es que sentía que hasta en eso había llegado a perder el interés. 

Cuando ella se encontraba frente a él que le abrió la puerta del coche, siquiera se esforzó por sonreírle aunque un "gracias" salió de sus labios. Jungkook no pudo evitar comenzar a incomodarse, preguntándose porqué no actuaba como las demás mujeres, aunque no dijo nada. 
Durante el camino, colocó música e intentó hablar para que la tensión se esfumara, mientras la fémina daba respuestas cortas y se concentraba en mirar por la ventanilla. 

Al llegar al mirador, ver cómo jungkook dejaba una manta sobre el césped y dejaba una canasta con frutas, al igual que un vino y dos copas, no pudo evitar sorprenderse un poco. Pues, la vista hacia la ciudad aquella tarde era realmente maravillosa, y esos detalles jamás los tuvo alguna persona con ella, por lo que no sabía cómo sentirse al respecto. 
En lo que podía pensar y llegaba a confundirla un poco era en aquellos detalles, lo que hacía que sintiese a Jungkook algo extraño, pese a no conocerlo lo suficiente. Pero aun así, estaba segura de que él no era la clase de hombres que tendría aquellos detalles. 

Cuando el rubio le pidió que se sentase a su lado mientras servía vino en una de las copas, decidió obedecer y tomar aquella copa con vino, observando cómo servía en la otra para él. El rubio parecía estar demasiado animado aquel día, por lo que sacó la fruta del canasto y le dijo que comiera, ya que la notaba demasiado tensa sin saber qué hacer. 
Así los minutos fueron pasando, Jungkook intentando que pudiese conversar más y la tensión fuera disminuyendo. 

—¿Y cómo fue tu día? —preguntó intentando demostrar interés. 

—Normal —respondió encogiéndose de hombros—. Aprobé un examen. 

—Oye, ¡eso es genial! —exclamó levantando su copa, por lo que ella lo miró confundida—. Eso se merece un brindis, ¿no crees? 

—No lo sé, pero...está bien. 

Seohae también levantó su copa, chocándola de manera suave con la de Jungkook, el cual soltó una ligera risa al notar lo desconcertada que parecía por su comportamiento. Y es que, no iba a darse por vencido, porque ahora se encontraba siguiendo todos los consejos de su amigo, esperando que eso lo ayudase a poder avanzar con ella. 

—¿Y tu día, Jungkook? 

—Normal, como siempre. La verdad es que no ha pasado nada interesante que pueda contarte — habló haciendo una mueca. 

—Oh, está bien —dijo restándole importancia, volviendo su mirada hacia el frente—. Es realmente hermoso ésto. 

Seohae estaba todavía maravillada al ver aquel atardecer anaranjado, la brillante ciudad mientras que a Jungkook se le hacía hermosa la vista, pero dirigió su mirada hacia la fémina. Observaba su flequillo caer de manera ordenada cubriendo su frente, la manera en la que su cabello caía por sus hombros luciendo liso y sedoso, lo que le provocaba ganas de pasar sus dedos. 
Su piel parecía más pálida de los normal lo que permitía que notase más sus ojeras, por lo que eso le daba más seguridad sobre que algo podría estar sucediéndole. 

Seohae le dio un mordisco a la uva verde, por lo que él no podía dejar de observar cada uno de sus movimientos, principalmente, la forma en la que humedecía sus labios. La fémina notó su intensa mirada, así que giró a verlo desconcertada. 

—¿Por qué me miras? 

—¿No te gusta que lo haga? 

—Se supone que debes admirar la vista de la ciudad —aclaró arrugando levemente la frente. 

—Pues, yo prefiero admirarte a ti —murmuró provocando que abriera los ojos a la par por la sorpresa. 

—Jungkook, ya te dije que no seré una más, así que si sólo intentas eso, olvídalo —suspiró, dejando la copa a un lado, asegurándose de que no fuese a caerse—. No estoy para nada interesada. 

—¿Y si te digo que no quiero eso contigo? 

—¿A qué te refieres? 

Jungkook podía ver lo confundida que lucía, por lo que le dio un sorbo a su vino para apoyarla a un lado y acercarse más a ella. Observaba sus ojos mieles vacíos ya que por primera vez le estaba poniendo más atención, lo que hacía que despertara cierta curiosidad en él. Tomó una bocanada de aire, intentando recordarse que era necesario que fuese alguien más profundo y sentimental, porque eso podría ayudarlo. 

—Todo este tiempo no he hecho más que ir vagando como alma en búsqueda, esperando encontrar alguien con quien conectar, con quien mi alma se enlazara con la suya —soltó pareciendo confundir más a la fémina—. Todos soñamos con poder encontrar esa conexión especial, hasta yo quiero encontrar con quien poder estar, conectar más allá de nuestra propia oscuridad... 

—¿Por qué me dices ésto? —inquirió frunciendo el ceño. 

—Porque esa persona...siento que eres tú, Seohae —respondió con suavidad—. Desde aquel día que te besé, creo que todo ha cambiado, porque aquí...en mi interior...—llevó la mano a su pecho—, está naciendo un universo de sentimientos, embriagándome de una esencia romántica por ti. Dime, ¿qué puedo hacer con eso? Porque no está siendo nada fácil poder ignorarlo — murmuró inclinándose hacia ella, llevando la mano a su mejilla mientras bajaba la mirada a sus esponjosos labios rosados—. Ese beso aún no puedo sacarlo de mi cabeza. Es tanto lo que me ha hecho sentir, que...tus labios se han convertido en mi delirio y no me importaría si llegaran a ser mi perdición. 

—Jungkook...—musitó sintiendo cómo se le dificultaba respirar por su intensa mirada, por notar que parecía estar debatiéndose entre si besarla o no. 

—Tú eres la culpable de que me sienta de esta manera, de que sienta que necesito de ti. Por favor, dime que pronto te atreverás a besarme, porque me siento morir de deseo por revivir tu sabor — confesó acariciando su labio inferior con el pulgar—. Por favor, Seohae. 

Ella sentía cómo su corazón golpeaba contra su pecho, y dejó escapar un jadeo por el tacto del rubio que parecía quemarla, pero a la misma vez le provocaba que se estremeciera. Sentía perderse en sus orbes oscuros e intensos con un brillo de lujuria en ellos, por lo que cerró sus ojos y entreabrió sus labios, deslizando la punta de su lengua entre ellos. 

—¿Puedo besarte? —preguntó con voz profunda al notar cómo parecía debilitarse por primera vez ante él. 

Al ver cómo parecía asentir con la cabeza, Jungkook sonrió satisfecho ya que ella seguía con sus ojos cerrados. De manera delicada, llevó la mano a su nuca para acercarla a él a la vez que miraba cada centímetro de su rostro, humedeciendo sus labios al pensar que realmente estaba deseando hacerlo de una vez, y más por saber que sería correspondido. 

Seohae sintió cómo millones de sensaciones desconocidas la invadían al sentir los delgados labios de él sobre los de ella, presionándolos con algo de firmeza, moviéndose con una gran maestría que provocaba que las inseguridades aparecieran. No sabía qué hacer, hasta mantenía las manos en su regazo, enterrando los dedos en sus muslos. 
La lengua de Jungkook acarició el labio inferior de ella, por lo que abrió la boca dándole acceso, sintiendo cómo su lengua exploraba su cavidad bucal con avidez. Seohae no sabía qué hacer, pues nunca antes la besaron de esa manera tan intensa y apasionada. Nunca antes había permitido que la besaran con lengua, por lo que empezó a mover la suya con inseguridad. 

Jungkook arrugó levemente la frente al sentirlo, por lo que rompió el beso abriendo los ojos al igual que ella, notando sus mejillas sonrosadas y cómo no era capaz de mirarlo. En ese momento, no pudo evitar sorprenderse y sonreír al darse cuenta que siquiera había besado de esa manera alguna vez, lo que hacía que se sintiese aun más especial. 

—Hey...—habló con suavidad, tomándola de la barbilla para volver a conectar sus miradas—, sólo sigue mis movimientos, ¿sí? 

Ella asintió aún sintiendo su rostro arder por la vergüenza y nervios, pero permitió que Jungkook volviese a unir sus labios con suavidad, logrando que se relajase un poco. Cuando volvió a introducir su lengua, Seohae recordó sus palabras sobre seguir sus movimientos, sintiendo cómo Jungkook la apegaba más a él como si estuviese disfrutándolo, como si estuviese haciéndolo bien. 
Las manos del rubio tomaron las suyas colocándolas sobre sus hombros, mientras él bajaba las suyas hacia su cintura apegándola aun más, provocando que sintiese su calor corporal. Esa era una sensación deliciosa, que nunca antes había experimentado y comenzaba a sentirse a gusto, por lo que sus nervios empezaban a esfumarse. 

Le estaba gustando por primera vez besar y, no sabía si eso era porque se trataba de Jeon Jungkook, el cual comenzaba a inspirarle comodidad. 



(...) 


Desde esos primeros besos, algo había comenzado a cambiar entre ellos, sin saber qué era lo que estaban sintiendo porque jamás les había sucedido antes. Principalmente, para Seohae que no tenía nada de experiencia, al contrario de Jungkook, pero él desde que hablaban más, como también se veían más seguido, sentía una presión en su pecho que no podía identificar el porqué. 
Hasta sentía que su vida parecía sentirse menos monótona y aburrida, pues ahora tenía alguien con quién se mensajeaba que causaba una sonrisa en su rostro, como también sabía que a alguien parecía gustarle verlo. 

Disfrutaba de cuando ella era la que tomaba la iniciativa de besarlo, hasta parecía haberse vuelto una adicción para ella sentir sus labios, lo que provocaba que su deseo fuese creciendo, pero se recordaba el hecho de que debía ir lento para no ahuyentarla. Y es que, él también sentía que disfrutaba demasiado de sus besos porque hasta notaba cómo ya no lo besaba de manera torpe.
Parecía haberse vuelto una experta en eso con todas las sensaciones que le provocaba. 

Por la noche, Jungkook había pasado por Seohae, la cual antes de salir de su casa, le había dejado una nota a su madre para que no se preocupase. Notaba cómo parecía estar más contenta al verla salir más seguido, aunque no sabía con quién, y tampoco es que Seohae se lo dijese, porque no quería hablar de él hasta no saber qué era lo que estaba sintiendo y sucediendo entre ambos. 

Ahora se encontraban en el jardín trasero de Jungkook, recostados en una manta mientras observaban las estrellas y por momentos conversaban. Estaban realmente tranquilos, disfrutando de la presencia del otro, pero Seohae comenzó a sentir aquella inquietud que jamás parecía abandonarla aunque cuando estaba junto a él, parecía hacerlo por más que fuese por pequeños momentos. 

Había dejado de concentrarse en el cielo estrellado, sintiendo nuevamente cómo todo a su alrededor llegaba a oprimirla, como si siguiese cayendo en un agujero negro del que jamás podría salir. 
La fémina giró su cabeza, observando cómo Jungkook tenía sus facciones relajadas y las manos colocadas en la nuca, observando todavía las estrellas. 
En ese momento, no podía evitar preguntarse porqué no podía sentirse normal cómo él. No toleraba el hecho de no poder disfrutar de las cosas normales de la vida, de no poder sentir como la mayoría de las personas porque aquel vacío jamás la dejaba en paz, sólo parecía crecer. 

Pero lo que ella no sabía, era que Jeon Jungkook también vivía con aquel vacío dentro de él. 

El rubio estaba perdido en sus pensamientos, intentando comprenderse aunque sabía que eso era en vano. Mordió el interior de su mejilla sintiéndose algo frustrado, hasta que sintió la mirada de la fémina, lo cual le hizo girar la cabeza para verla. 
Podía observar la curiosidad en su mirada miel vacía, preguntándose qué podría estar pensando ella, ya que por más que parecía haber más confianza entre ambos, seguía sin poder descifrarla. 

—¿Qué sucede? —preguntó riendo algo tenso por su intensa mirada que lograba a veces provocar sus nervios, lo cual era algo sorprendente para él ya que ninguna mujer antes había logrado eso. 

—¿Podemos besarnos? 

Jungkook estaba acostumbrándose a esa pregunta, por más que siempre se la hacía de manera inesperada, pero comenzaba a gustarle. Pues, aunque no era algo que se había esperado, disfrutaba de besarla, sintiendo cómo ella parecía querer fundirse en él. 

—No tienes que preguntar. Ya te lo he dicho —recalcó con una sonrisa. 

Seohae no quería seguir con aquellos pensamientos agobiantes, necesitaba sacarlos de su cabeza y sabía cuál era la forma en la que había notado que lograba conseguirlo. Apoyó el peso en uno de sus brazos, inclinándose hacia donde estaba Jungkook, notando cómo el parecía observarla con atención. 
Sin más, la fémina cerró los ojos y unió sus labios, sintiendo cómo una de las manos de Jungkook, se pasaba por su espalda para acercarla más. 
No pasaron muchos segundos, cuando la lengua de Jungkook se pasó por sus labios pidiéndole acceso. Entró a su boca recorriéndola toda hasta encontrarse con su lengua, acariciándola. 

Seohae sentía que podía besarlo por horas, si eso tan sólo significaba que ya no estaría atormentándose por sus pensamientos. Pero la verdad era que para Jungkook estaba volviéndose demasiado difícil controlarse, porque hasta sentía cómo su miembro comenzaba a reaccionar, por lo que luego de minutos de besarse, deteniéndose para tomar aire, Jungkook no permitió que volviera a besarlo. 

—¿Qué sucede? —inquirió confundida. 

—¿Tienes hambre? —decidió cambiar de tema de conversación—. Podría pedir algo para comer o cocinar. ¿Qué prefieres? —la fémina negó con la cabeza, por lo que la miró desconcertado—. ¿No tienes hambre? 

—No. 

—¿Segura? 

—Sí. 

—Has comido hoy, ¿verdad? —examinó con el semblante serio, conectando sus miradas y ella asintió desviando la mirada—. ¿Segura? 

—Claro que sí. 

—Seohae... 

—Basta. Hasta parece que te preocupas en serio —murmuró jugando con el borde de la manga de su suéter. 

—¿Por qué parece no gustarte que lo haga? —cuestionó desconcertado. 

—No es que no me guste, es sólo que...no lo sé. 

Seohae no era capaz de decirle que el hecho de que notase su gran interés y preocupación, llegaba de cierta manera a incomodarle y querer tomar distancia. Pero es que luego recordaba cómo le hacían sentirse sus besos, por lo que era la razón por la cual, por primera vez, parecía que no iba a alejarse de la persona que se notaba interesada en formar parte de su vida. 
Mientras que Jungkook se preguntaba si realmente se mostraba interesado y preocupado por ella, por los consejos que le había dado Dohyeok, o estaba pasando que aquel interés en ella era sincero. El tan sólo hecho de pensarlo, provocaba que sintiese una gran inquietud instalarse en su pecho. 

—Está bien. La verdad es que estoy muy cansado —mencionó haciendo una mueca—. Hoy ha sido un día pesado por el trabajo, así que...¿No te gustaría quedarte a dormir? —preguntó algo nervioso, observando cómo ella se sorprendió—. No estoy cómo para conducir. Es sólo por eso. 

—¿Dormir contigo? —murmuró nerviosa y él asintió—. No lo sé... 

—Por favor...—pidió tomando su mano con delicadeza—. Si quieres te llevo a la mañana luego de desayunar. Lo prometo. 

—Está bien —aceptó, aunque no era lo que quería. 

Observó cómo una gran sonrisa se dibujaba en sus labios y un brillo especial aparecía en sus orbes, que era algo que nunca antes había visto en él y lograban hacerlo ver más vivo. Eso provocó que Seohae desviase su mirada, pero sintió cómo Jungkook se inclinaba hacia ella, tomándola de la barbilla mirándola con una sonrisa para luego juntar sus labios. 

—Gracias —musito antes de dejar otro beso en sus labios. 


(...) 



Jungkook estaba realmente agradecido de que ella haya aceptado, ya que se sentía demasiado exhausto como para poder conducir, pero a la misma vez, sabía que era algo peligroso compartir cama con ella. Pues, su cuerpo no podía evitar reaccionar al sentirla cerca, así que no quería imaginarse cómo sería tenerla a su lado compartiendo cama. 

La fémina le había pedido que le prestase ropa, antes de pasar al baño, por lo que él obedeció sin dudar. Y una vez que se encontraba en su cama, llevando un pantalón de pijama negro, no pudo evitar sonreír al verla entrar a su habitación, usando su camiseta blanca lisa que parecía el doble de su tamaño y le quedaba unos pocos centímetros por encima de las rodillas. 
Se le hacía realmente tierna, pues se veía demasiado pequeña, por lo que cuando se recostó a su lado, sintió el impulso de envolverla con sus brazos aunque él no era una persona a la que le gustase demasiado tener esas muestras de afecto. 

Jungkook giró a verla sin parecer tener la intención de apagar el velador, pero es que la veía demasiado pensativa, jugando con sus manos mientras observaba el techo. En ese momento, era demasiado fácil para él darse cuenta que parecía estar afectándole algo, por lo que despertaba su interés de poder conocerla aún más. 
Cuando ella sintió su mirada, también giró a verlo, lo que hizo que ambos detestaran la tensión que estaba formándose entre ellos. Jungkook, sorpresivamente, estiró sus brazos, por lo que ella arrugó la frente mirándolo confundida y el rubio soltó una ligera risa, para luego apegarla a él, envolviéndola con sus brazos. 

No había podido seguir reprimiendo aquel impulso, y el tenerla en sus brazos se sentía demasiado bien, porque hasta podía sentir su aroma dulce colarse por sus fosas nasales. Mientras tanto, Seohae seguía arrugando su rostro, sintiéndose paralizada sin saber cómo actuar, detestando la incomodidad que la invadía. No estaba para nada acostumbrada a ese tipo de cosas, al contrario, lo detestaba hasta cuando su madre -que era alguien demasiado demostrativa y cariñosa- lo hacía, aunque de su parte lo permitía. 

La fémina tragó con dificultad, sin poder mover sus brazos que estaban en su pecho, pero aun así, levantó un poco la cabeza para poder ver el rostro de Jungkook. Este tenía sus ojos cerrados, sus facciones relajadas y una pequeña sonrisa que se asomaba en sus labios. 
Pero al notar que ella se encontraba mirándolo, abrió los ojos, bajando un poco su cabeza. 

—Quieres besarme, ¿verdad? —preguntó soltando una ligera risa. 

Si eso quitaba la incomodidad que estaba sintiendo, entonces, la respuesta era "sí", pero ella comenzaba a cuestionársela porque sentía nervios al estar de esa forma con él. Al ver cómo la miraba confundido por el hecho de que tardase en contestar, se encogió de hombros. 

El rubio llevó la mano a su mejilla, acercando más sus rostros para rozar sus narices por un momento, hasta que unió sus labios.  Los de ella parecían temblorosos mientras los de él la besaban de manera apetitosa, hasta comenzó a bajar sus manos hacia la parte baja de su espalda, invadiendo su boca con la lengua. 
Seohae lo saboreaba de manera lenta, para hacerle saber que ese era el ritmo que quería, por lo que él la siguió, introduciendo de manera insegura las manos dentro de su camiseta. Acariciaba su espalda sintiéndola estremecerse ante su tacto, agradeciendo que no lo apartara, y al contrario, hizo un sonido involuntario con la garganta. 

Sus lenguas se enredaron, danzando de una manera algo erótica al calor de ese beso que se transformaba en uno pasional. Seohae sentía cómo el calor empezaba a invadirla, como las ganas de poder sentirlo mucho más, por lo que Jungkook al notarlo, la apegó más a él sintiendo cómo una de sus manos recorría sus pectorales. 
Al sentir cómo parecía querer frotarse para poder sentirlo más de alguna manera, Jungkook, algo inseguro por cómo podía llegar a reaccionar, tomó los bordes de su camiseta para quitársela. Ella pareció acceder, ayudándolo sin siquiera pensar al unir nuevamente sus labios. 

Se besaban con desespero y anhelo, sus lenguas entrelazándose mientras el ardor y el erotismo aumentaba, llegando a desbordarse. Jungkook gimió al sentir cómo colocaba la pierna a su cadera para apegarse más, por lo que subió la mano por su cintura llegando a uno de sus pequeños senos cubierto por el sostén blanco. 
Lo amasaba con algo de fuerza, por lo que ella jadeó aferrándose y empuñando su cabello, para volver a unir sus labios, preguntándose cómo era que se sentía tan cegada llegando a dificultarle hasta respirar, porque sólo parecía querer más de Jungkook. 

Él sentía su miembro palpitar por el deseo de poder hundirse de una buena vez en el interior de ella. Estaba cegado por el deseo, por la lujuria, por la manera en la que lo besaba como si correspondiera a ese intenso deseo. 
Todo iba más que bien, pero Seohae, de un momento a otro, comenzó a sentir cómo poco a poco el aire en sus pulmones golpeaba, la necesidad de gritar, de colapsar y sacar todo lo que le hacía sentirse en aquel agujero, la invadía. 

Sin esperárselo en absoluto, Jungkook sintió cómo ella lo empujaba, para sentarse mientras tomaba la almohada para cubrirse el pecho y esconder su rostro en esta, rompiendo en un llanto desconsolado. Él la miraba atónito, sin saber qué decir o qué hacer, porque jamás se hubiese esperado que algo como lo que estaba sucediendo, pudiese acabar de esa manera. 
Estaba realmente preocupado, preguntándose si era por su culpa, si acaso había hecho algo mal, pero pensaba en todo lo que había sucedido en los últimos minutos y no encontraba alguna razón. 

Sólo se sentó mirándola preocupado, desesperado por no saber qué hacer o decir, mientras ella apretaba la almohada, llorando con más fuerza. Y es que pensaba que por más que tratase, por más que se esforzase, no podía salir de aquel agujero que le hacía querer alejarse de todas las personas. 

—Hey...¿q-qué sucede? —preguntó inclinándose hacia adelante con la intención de tocarla, pero ella se alejó sollozando—. ¿Hice algo mal? ¿Qué sucede? 

—No... 

—Dime qué te sucede, por favor —pidió, pero ella no fue capaz de contestar por sus sollozos—. Háblame. Ayúdame a comprenderte, por favor. 

—No sé qué está mal conmigo —respondió entre sollozos. 

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —indagó frunciendo el ceño—. Nada está mal contigo, Seohae. 

—¡No lo entiendes! ¡Nadie lo hace! 

—Entonces, ayúdame a ser el primero en hacerlo —habló con suavidad—. Quiero hacerlo. 

—Estoy cansada —Jungkook la miraba confundido, intentando comprenderla a pesar de que su voz temblara por el llanto—. Cansada de no sentir absolutamente nada. Nunca me siento parte de nada, ni de nadie... 

—¿Y conmigo...? 

—Alejo a todos y sé...¡sé que contigo estoy por hacer lo mismo! —confesó sollozando—. Me siento vacía, me siento perdida, Jungkook. 

El rubio la miraba consternado, pensando en cuánto llegaba a comprenderla porque llevaba tiempo sintiendo aquel vacío al despertar, por la tarde, incluso más en las noches, pero jamás le daba atención. Decidía concentrarse en su trabajo que lo ayudaba a distraerse, o salir para pasar el rato con alguna mujer que le correspondiese sin dudar, buscando llenar ese vacío de alguna manera. 

—Ven aquí —musitó inclinándose hacia adelante para tomarla con suavidad del brazo. 

Seohae lo observó confundida, permitiendo que él pudiese ver su rostro enrojecido y empapado por sus lágrimas. Pero la tomó con sus brazos, haciendo que se sentase en su regazo, envolviéndola, por lo que ella apoyó la cabeza en su pecho y juntó sus piernas, volviéndose pequeña. 
Jungkook la estrechó con más fuerza, depositando un beso en su sien para luego dejar otro en su hombro, sintiendo cómo su corazón se encogía al escucharla de esa manera. 

—Con lo que me has dicho, prometo que seré el primero en no irme de tu vida —aseguró con suavidad—. Me quedaré contigo. Dejaré de ser una tormenta para transformarme en tu calma, Seohae.

La fémina sollozó pasando las manos por su espalda para aferrarse más a él, pensando en cuánto había necesitado algo como eso, pero jamás se lo había permitido. 







(...) 





Así los minutos fueron pasando, por momentos ella sintiendo cómo Jungkook acariciaba su brazo o depositaba besos en su cabeza. Sus ojos estaban cerrados, disfrutando de la sensación de tranquilidad que la había envuelto, escuchando los latidos tranquilos de su corazón, mientras deseaba que jamás la soltase porque así se sentía protegida hasta de sus propios pensamientos. 

Él podía sentir cómo volvía a aferrarse como si tuviese la intención de enterrar los dedos en su espalda, rozando su nariz contra su cuello. Su respiración pesada chocara contra su piel, lo que le hizo tensar ante las sensaciones que comenzaba a invadirlo. Jungkook tenía una de las manos en la parte baja de su espalda mientras que la otra estaba en su cintura, por lo que tragando con dificultad comenzó a bajarla pasando por sus bragas celestes, bajando hasta una de sus nalgas. 
Comenzó a acariciarla con suavidad, notando cómo a ella parecía no disgustarle para nada, por lo que se atrevió a darle un apretón sintiendo cómo su respiración parecía volverse pesada, así que repitió la acción. 

Lo había hecho una y otra vez, hasta que decidió pasar la mano por su muslo, llegando cerca de su feminidad mientras la otra la pasaba cerca de sus senos, sintiendo cómo parecía tensarse. 

—Jungkook...—murmuró nerviosa. 

—Tranquila. Esta noche no busco que pase eso —aclaró por lo bajo—. Pero quiero complacerte de alguna manera. 

Ella asintió estando de acuerdo, porque comenzaba a desearlo, por lo que sintió cómo Jungkook hacía que le diese la espalda, abriendo sus piernas. Seohae se sentía demasiada tensa sin saber qué podría hacer, pero él rozaba la nariz contra su cuello depositando besos húmedos, subiendo hasta su mentón, para luego tomarla de la barbilla y juntar sus labios en un beso que se volvía complicado para ella, pero aun así correspondió. 

Podía sentir cómo la otra mano de él bajaba por su vientre, el roce de sus dedos sobre su piel siendo tan delicados como si de una flor por marchitarse se tratase. El hecho de que no pareciera detenerlo, hacía que él tomase más confianza para seguir avanzando, por lo que siguió bajando haciéndole creer que la tocaría, pero al no ser así, ella suspiró. 
La otra mano que tenía anteriormente en su barbilla para besarla, acariciaba su cintura subiendo hasta sus senos con la respiración cerca del oído de ella, que lograba afectarle de alguna manera.
Jungkook comenzó a rozar su feminidad, llegando a trazar círculos, lo la hizo tensar y jadear ante las sensaciones desconocidas que comenzaban a invadirla. 

El calor estaba empezando a acumularse en aquella zona y ella no podía evitar gemir por lo bajo, sin saber qué hacer. Jungkook al sentir cómo su cuerpo estaba reaccionando ante sus toques, decidió introducir lentamente la mano en sus bragas, notando cómo parecía querer alejarse. 

—Tranquila. Está bien —murmuró en su oído, por lo que la fémina tragó con dificultad. 

Él podía sentir mejor lo húmeda que se encontraba, lo que le hizo sonreír satisfecho, volviendo a retomar sus movimientos. Seohae gimió girando su cabeza para poder verlo, observando su pequeña sonrisa y cómo la lujuria desbordaba sus orbes oscuros. 
Sintió su rostro arder por la timidez, por lo que dejó de observarlo, cerrando los ojos por un momento mientras presionaba los labios para no gemir. 

Estaba concentrada en evitar seguir haciendo esos sonidos, pero no pudo evitar chillar al sentir cómo sorpresivamente introducía uno de sus dedos. Él movía el dedo del medio dentro de ella, sintiendo lo apretada que se encontraba además de tensa. 

—Estás muy tensa, Seohae —mencionó por lo bajo—. Relájate y disfruta. Va a gustarte. 

Ella quería poder hacerlo, por lo que inhaló y exhaló mientras asentía con la cabeza, decidiendo permitírselo. Jungkook volvió introducir su dedo del medio, moviéndolo de adentro hacia afuera, llegando a explorar, sintiendo cómo poco a poco la fémina parecía relajarse y dejarse llevar. 
Gemía por lo bajo inclinándose hacia atrás, apoyando la cabeza en el hombro de él mientras gemía por cómo el placer comenzaba a aparecer. 

Él lo movía de manera lenta, tanto que a Seohae comenzaba a serle torturante, pero a la vez placentera. Jungkook comenzó a depositar besos húmedos en su cuello, llegando a pasar su lengua y succionar. 

—¿Te gusta como te toco, Seohae? —preguntó con voz profunda. 

—S-Sí...—respondió casi de manera inaudible. 

Jungkook, con su otra mano, volvió a tomarla de la barbilla para juntar sus labios en un beso profundo, dejando que sus lenguas danzaran mientras seguía penetrándola con su dedo con el mismo ritmo. Su dedo pulgar por momentos chocaba contra su clítoris, llegando a aumentar aquel placer que le hacía mover sus caderas de manera inconsciente. 

Este al sentir cómo su dedo se deslizaba con mucha más facilidad, volvió a juntar sus labios de manera hambrienta mientras introducía un segundo dedo. Seohae soltó un gemido agudo por la mezcla de placer e incomodidad, llevando la mano a su muñeca con la intención de sacarlo, pero él sabía que no era lo que quería. 

—Está bien, preciosa. Respira —habló rozando sus narices. 

Jungkook, al sentir cómo se relajaba, empezó a moverlos con el mismo ritmo lento esperando a que se acostumbrase. La lengua resbalosa de él contra la piel de su cuello, le robaba suspiros, sintiendo cómo su otra mano subía a uno de sus senos para amasarlo. 
Ella no pudo evitar jadear por la suavidad con la que eran amasados por su mano, sintiendo cómo volvía a dejarse llevar por él. 
Estaba comenzando a disfrutar la manera en la que poco a poco iba aumentando el ritmo de sus dedos, sintiendo cómo la incomodidad era realmente reemplazada por el placer. Le provocaba espasmos en su cuerpo y que arqueara sus caderas, lo que hizo que pudiese sentir cómo se encontraba de duro Jungkook, el cual gruñó ante esa sensación. 

—Jungkook... 

—¿Mm...? ¿Qué sucede? 

—M-Me gusta —confesó jadeante. 

Y es que la habilidad que tenía Jungkook, llegaba a ser asombrosa por lo que no le importaba sentirse expuesta a él, porque sólo podía dejarse llevar. Sus piernas se abrieron más, permitiendo que los largos y delgados dedos de él llegasen más profundo al deslizarse con más facilidad. 
El cuerpo de la fémina se arqueaba ante el golpeteo de sus dedos, mientras el temblor y los espasmos le advertían a Jungkook que estaba llegando a su orgasmo. La mano de ella fue a la de Jungkook que amasaba su seno, pellizcando su pezón, por lo que gimió agudo a la vez que inclinaba su cabeza hacia atrás. 
El rubio sentía como él podía explotar al tenerla de esa manera, cegada por la excitación mientras escuchaba el sonido del chapoteo de los fluidos con el de sus dedos. Seohae sentía cómo un cosquilleo invadía todo su cuerpo, llenándose de calor por el placer y él aumentaba sus movimientos como la profundidad. 

Golpeaba con más intensidad sobre su intimidad hasta chocar también contra su clítoris, sintiendo cómo sus pulmones retenían algo de aire y un quejido escapaba de sus labios, lo que hizo que llevase la mano a la de Jungkook con la intención de sacarla. Él no se lo permitió y golpeó un par de veces más, gimiendo a propósito en su oído, hasta que una ola de placer se liberó en su interior sintiendo cómo todo su cuerpo temblaba. 

Cerró los ojos con fuerza, inclinando su cabeza hacia atrás mientras chillaba, para luego dejar salir todo el aire que contuvo. El hecho de que Jungkook le haya gemido en su oído, había provocado que ya no luchase por sacar su mano al no comprender lo que estaba sucediéndole, lo cual había llegado a desesperarla. 

Los dos dedos de Jungkook, al igual que su mano, se llenaron de sus fluidos, y este dejó un beso en su mejilla, para luego sacar su mano de sus bragas. 

—Me gustó tenerte de esa manera —confesó antes de llevar los dedos a su boca, pasando su lengua por estos. 

Seohae, tragó con dificultad sintiendo su rostro enrojecer de vergüenza, lo que le hacía querer desaparecer, pero Jungkook la tomó de la barbilla para juntar sus labios en suave beso, provocando que ella se saboreara. 

—Me haces bien, Seohae —confesó sobre sus labios. 





(...) 







Los días siguieron pasando mientras Jungkook sentía cómo lograba conectar más con Seohae, lo cual provocaba que aquella presión en su pecho se intensificarse al recordar el porqué se acercó a ella. Pero cuando estaban juntos, prefería no pensar en eso y concentrarse en disfrutar en las emociones, sensaciones que lo invadían por tenerla a su lado, ya sea manteniéndose en silencio como la mayoría del tiempo, abrazándole o besándole. Cada vez que estaban de esa forma, sentía la necesidad de fundirse en ella, porque de cierta manera lo había mejorado. Había hecho que esa sensación de vacío desapareciera casi por completo. 

En la noche estaba en su casa, revisando los planos que estaban sobre la mesa, mientras Seohae estaba sentada comiendo el Bibimbap que él le había preparado. El rubio se encontraba sin apetito aunque por momentos ella le compartía, robándole alguna que otra sonrisa. 

—¿Está todo bien? —preguntó llamando su atención, Seohae. 

—Claro. Sigue comiendo. 
—Ya, me haces sentir como una niña a la que debes cuidar —suspiró levantándose. 

—Simplemente, te cuido. Me gusta hacerlo, porque sé que tú no lo haces cómo deberías — confesó observando cómo se acercaba con el semblante serio, pero aun así, tomó su mano para depositar un beso en su palma—. Déjame hacerlo. 

—¿Cómo van las cosas? —decidió desviar el tema de conversación, para no tener una conversación incomoda.

—Bien. Solamente estoy arreglando algunos detalles para el proyecto en Gwangju —explicó sorprendiéndose un poco al sentir cómo Seohae se sentaba en su regazo. 

Seohae lo miró curiosa, por lo qué el no dudó en enseñarle los planos, explicándole con tranquilidad, siendo atentamente escuchado por ella, lo cual era agradable, más que nada cuando comentaba sobre lo que opinaba. Estaba volviéndose algo extraño para él comenzar a disfrutar cada vez más el hablar de trabajo con ella, más que nada el que comprendiera de lo que hablaba. Hasta parecía querer ayudarlo de alguna manera aunque notaba la inseguridad en ella, lo cual era normal, pues siquiera había comenzado con la practicas. 

—¿Y has pensado en algo para el jardín? —preguntó arrugando levemente la frente—. ¿Qué flores piensas colocar? ¿Por qué no unas orquídeas? No es porque sean mis favoritas. 

—¿Son tus favoritas? —sonrió por las ideas que comenzaban a aparecer en su cabeza.

—Ya, ¿qué dices? 

—Me gusta la idea —admitió pasando las manos por su cintura. 

—¿En verdad? 

Jungkook por primera vez veía algo de ilusión en sus orbes como también una verdadera sonrisa, lo que provocó que su corazón se agitase y se quedase embobado observándola, hasta que logró reaccionar. 

—Claro que sí. Todo lo que acabamos de hablar se me ha hecho interesante y, además, tomaré en cuenta lo que has dicho —aseguró acercando más sus rostros para juntar sus labios—. Gracias. 

—¿Por qué? —frunció el ceño. 

—Por escucharme y ayudarme. 

—Me gustó hacerlo —confesó con una media sonrisa. 

Jungkook volvió a juntar sus labios, pero esta vez de manera más profunda, invadiendo su boca con la lengua, sintiendo cómo acariciaba la suya mientras la tomaba con más fuerza de la cintura, para así acercarla más. Ella no pudo evitar hacer un sonido involuntario con la garganta al sentir cómo una de las manos de él subía hasta llegar a uno de sus senos, amasándolo sobre su camiseta. 

El beso aumentaba su intensidad, él succionaba labio inferior para volver a besarla de manera hambrienta mientras su otra mano bajaba por su vientre, por lo que Seohae al sentir cómo acariciaba su feminidad sobre el pantalón, se presionó de manera inconsciente  robándole un gruñido. En ese momento, el pelinegro sentía que ya no podía seguir soportándolo más, por lo que rompió el beso para hacer que se levantaran. 

Ella lo miró confundida, pero Jungkook volvió a besarla tomándola de la cintura, para pasar sus manos sobre sus muslos haciendo que enredara las piernas en sus caderas y así comenzar a dirigirse hacia su habitación. 
Jungkook la recostó con suavidad colocándose sobre ella, observando que parecía algo nerviosa, pero él soltó una ligera risa con sensualidad. Su apetitosa boca tomo posesión de la suya, besándola de manera lasciva y erótica mientras la punta de su lengua abrió paso entre sus labios entreabiertos para penetrar su boca. La exploraba, la saboreaba cómo tanto adoraba hacerlo. 

Las manos de Jungkook no dejaban de acariciar su cuerpo, comenzando a deshacerse de la ropa de ambos entre besos, ya que tan sólo estaban estorbando. Jungkook continuó con sus besos y ella arqueó la espalda cuando sus labios se posaron sobre uno de sus pezones y lo succionó, robándole un gemido. Seohae llevó las manos a su cabeza, acariciando su cabello con suavidad, y él continuó besando sus senos, mordiéndolos y chupando sus pezones. 

Jungkook volvió a subir, acunando su rostro entre sus manos, mientras sonreía al ver sus labios húmedos y entreabiertos que dejaban escapar suaves gemidos. Eso despertó aun más su lujuria y volvió a tomarla entre sus brazos para besarla lenta y profundamente. Poco a poco el ardor del beso fue en aumento, sus lenguas danzaban enredándose y él se dio cuenta que ya no podía más. 

Esa noche, Jeon jungkook deseaba más que nada poder ser quién quien le quitara la virginidad. 

Comenzó a bajar los besos por su cuello, llegando a su vientre mientras Seohae cerraba los ojos, sintiéndose temblar por la excitación mezclada con los nervios. Jungkook besaba sus muslos, robándole un jadeo cuando su dedo índice y el del medio acariciaron su feminidad, explorando sus pliegues y presionando de manera delicada su clítoris. 
Ella cerró los ojos con fuerza, gimiendo por lo alto mientras arqueaba su espalda, queriendo poder eliminar todo pensamiento que no la dejase disfrutar de aquellas sensaciones placenteras. 

Un grito ahogado escapó de sus esponjosos labios al sentir cómo él al inclinarse sobre su feminidad, la empezó a recorrer con su lengua. La pelinegra inclinó su cabeza hacia atrás ante su delicado roce, sin poder evitar levantar la pelvis cuando empezó a succionar su sexo, ayudando a su lubricación. 

Jungkook podía sentir lo tensa que estaba por los nervios, por lo que levantó la mirada observando cómo una de sus manos estaba empuñada sobre el colchón, por lo que la tomó para entrelazar sus dedos. Volvió a concentrarse en succionar con avidez, recorriendo con la lengua ancha su sexo palpitante, provocando más sus gemidos. 
Parecía que sus labios no querían despegarse de su sexo, arrancándole gritos de placer, provocando que volviesen a aparecer aquellas sensaciones desbordantes que la terminaban dejando exhausta. 

Seohae se sentía temblar, por lo que llevó la mano a su cabello empuñándolo, provocando que gruñera cuando hizo que separase su boca, pero ella se inclinó hacia adelante, acunando su rostro para besarlo de manera profunda. Él se dejó caer sobre su pequeño cuerpo, haciéndola recostarse en la cama, besándola con intensidad mientras acariciaba sus piernas. 

—Seohae...te necesito —murmuró sobre sus labios, intentando recuperar el aliento. 

Acariciaba su mejilla con una de las manos mientras con la otra apoyaba su peso, observando cómo ella tragaba con dificultad y lo miraba como si estuviese debatiéndose. Y es que, por más que intentase negarlo, esa noche el deseo era tan intenso que...por primera vez, estaba pensando en perder su virginidad. 

Yoon Seohae se sentía lista. 

—Hazlo. 

—¿Qué? ¿En serio? —preguntó sorprendido—. ¿Estás segura, Seohae? 

Ella asintió tímida para volver a juntar sus labios, pero esta vez en un pequeño beso, observando cómo él seguía sorprendido. 

—Está bien. 

Jungkook se alejó de ella, para así inclinarse hacia la mesa de noche y abrir el cajón para sacar el paquete de condones. Al tomar uno, se bajó los bóxers negros, mientras que Seohae desvió la mirada comenzando a pensar si estaba realmente segura. 
Pues, jamás hasta ese momento había visto a Jungkook completamente desnudo, por lo que las inseguridades comenzaron a invadirla al ver su miembro duro y venoso con la punta rosada y brillosa por el líquido pre-seminal. 

Al sentir cómo volvía a colocarse sobre ella, no pudo evitar tensarse mientras él se inclinaba para besarla con suavidad, por lo que ella intentaba corresponderle. 

—Seré cuidadoso. Lo prometo. 

Ella enterró los dedos en sus brazos al sentir cómo Jungkook dirigía el miembro a su entrada, para volver a besarla mientras comenzaba a introducirse con dificultad y suma delicadeza. Seohae no pudo evitar chillar por la sensación de dolor, sintiendo cómo sus paredes se iban abriendo lentamente alrededor de su duro miembro. Sentía cómo le había arrebatado el aire por un momento, su visión se volvió nublada por las lágrimas y enterró las uñas en los brazos de él, que no pudo evitar gruñir por cómo sus paredes le apretaban el miembro. 

—M-Me duele... 

—Lo siento. Lo siento —musitó dejando besos en sus labios—. Va a dejar de hacerlo en un momento. Dime cuando pueda moverme. 

La fémina soltó un quejido, cerrando los ojos por un momento, esperando poder acostumbrarse a la sensación de tenerlo dentro aunque sabía que Jungkook no había entrado por completo, pero es que el dolor era algo intenso para ella. El rubio juntó sus labios, besándola con suavidad, haciendo que se distrajera un poco del dolor y supo que lo estaba consiguiendo cuando sintió cómo ella pasaba las manos por su nuca, acariciando su cabello rubio ondulado. 

Jungkook comenzó a moverse de manera lenta y suave, escuchándola hacer un sonido involuntario con la garganta, pero que no demostraba que quería que se detuviera o saliese de su interior, al contrario, seguía besándolo. 
Con los segundos podía sentir cómo se encontraba menos tensa, por lo que la abrazó con uno de sus brazos, bajando los besos por su barbilla a la vez que sentía cómo el placer empezaba a aparecer. 

—¿Se siente mejor? —preguntó entrecortado al escucharla jadear. 

—S-Sigue...—gimoteó pasando las manos por su espalda. 

—Intenta moverte conmigo, amor. 

Seohae jadeó al escucharlo llamarle así, decidiendo obedecerlo al empezar a mover también sus caderas. Ambos se balanceaban de una manera lenta y suave, uniendo sus gemidos de placer. 
Jungkook apoyó ambas manos sobre el colchón, tomando algo de ritmo aunque no dejaba de ser suave con ella, la cual arqueó su espalda de manera involuntaria. 
Pasó las manos por el rostro de Jungkook, que la miraba embobado con un brillo de lujuria en sus orbes, embistiéndola una y otra vez, tomándose el tiempo para darle el placer, cómo él también recibirlo. 

Jungkook volvió a aferrarse a ella, disfrutando de su calor corporal, de la suavidad de su piel, sintiendo cómo su pelvis se balanceaba junto a la de él, que no despegaba sus labios de los suyos, de su cuello, llegando a lamerlo y succionarlo. Poco a poco los movimientos aumentaron, sin llegar a ser brusco con ella, provocando que sus sentidos se dispersaran al gemirle y gruñirle en el oído, intentando más que nada contenerse para no volver embestidas a unas duras cómo tanto estaba comenzando a desear. 

Seohae gemía por lo alto, aumentando cuando sintió cómo Jungkook bajó una de las manos a su feminidad, comenzando a hacer movimientos circulares sobre su clítoris. Ella enterró las uñas en su espalda, sintiendo su cuerpo convulsionar de manera violenta bajo al suyo por cómo el orgasmo la invadía. 
Se aferró a su cuerpo mientras Jungkook la besaba de manera profunda y pasional. Él jadeó al sentir que la había hecho alcanzar el orgasmo, por lo que siguió embistiéndola retomando el ritmo suave y lento. 

Cuando se apegó más a él, no pudo evitar gruñir al sentir que estaba por correrse, por lo que siguió con sus movimientos lentos y profundos, sintiendo cómo tiraba de su cabello gimiendo y soltando quejidos. 
Una fina capa de sudor cubría sus cuerpos y la observaba embriagado de pasión, entregándose por completo al orgasmo que logró sacudirlo, haciéndolo gemir de manera gutural. 

Jungkook juntó sus labios en un beso profundo al sentir cómo llenaba aquel condón, mientras ella gemía por lo alto aferrándose a él. Necesitaba recuperar el aliento, pero se salió de su interior provocando que soltase un quejido al sentir algo de dolor.

Este dejó un beso en su nariz para quitarse el condón y levantarse, mientras Seohae intentaba no prestarle atención a aquella incomodidad. Se cubrió rápidamente con las mantas, volteando al comenzar a pensar en lo que había hecho. 
No quería pensar que no había hecho bien, no quería volver a sentir aquel impulso de alejarse de él, asó como sucedía con todas las personas a excepción de su amiga. 

Al sentir el colchón hundirse a su lado, no pudo evitar tensarse, cerrando los ojos con fuerza cuando los brazos de él pasaron por su cintura para apegarla a su cuerpo desnudo y cálido. Cerró los ojos con fuerza, repitiéndose que no debía dejarse llevar por aquella voz se su cabeza, por lo que permitió que la hiciese voltear. 

—Gracias —musitó dejando un pequeño beso en sus labios. 

—¿Por qué? —arrugó levemente la frente por la confusión. 

—Por dejarme ser el primero —respondió con una sonrisa. 

—No es algo tan importante o especial, Jungkook. 

—Para mí lo es —comentó estrechándola entre sus brazos—. ¿Te gustó? 

—¿Podemos dormir? Estoy cansada. 

—Está bien. Descansa, amor —murmuró con suavidad dejando un beso en su sien. 

Jungkook sentía que era hasta capaz de dormirse con aquella tonta sonrisa en sus labios, mientras que Seohae cerró los ojos con fuerza, intentando ignorar el hecho de que la abrazase con fuerza como si tuviese miedo que al dormir, ella decidiera marcharse.
Sólo necesitaba despejar su cabeza después de lo sucedido, para así poder descansar de una vez y olvidarse completamente de todo.

No quería seguir con aquel autosabotaje. 








(...) 




Seohae despertó a la mañana siguiente, estirándose mientras un quejido escapaba de sus labios, hasta que la incomodidad se hizo presente en su entrepierna. Aquello le hizo recordar rápidamente lo que había sucedido durante la noche. Recordaba la manera en la que se había entregado a Jungkook, cómo él la miraba de una manera especial, lo cual provocó que sintiese estremecerse. 
De manera brusca se sentó observando el espacio vacío al lado de ella, por lo que arrugó la frente, preguntándose si acaso se encontraba haciendo el desayuno como cada vez que se quedaba a dormir. Buscó su ropa con la mirada, decidiendo levantarse, pero al notar una pequeña mancha de sangre en las sábanas blancas, su estómago se revolvió. 

Aquella presión en su pecho le hacía preguntarse el porqué lo había hecho, cómo también qué era lo que podía estar sintiendo. ¿Sentía amor por Jungkook? ¿Qué Diablos era el amor? ¿Acaso había realmente disfrutado anoche? Tan sólo quería marcharse de una vez. Calmar su cabeza. 

Tomó una bocanada de aire, decidiendo comenzar a vestirse para así pasar al baño, intentando ignorar la incomodidad que llegaba sentir al caminar. Se preguntaba cómo podría tener la valentía de volver a ver a Jungkook, luego de haberse entregado a él, y además, el tener que decirle que había manchado sus sábanas. 
De tan sólo pensarlo, acababa arrepintiéndose por completo. 

Se observó en el espejo, cómo su rostro se encontraba húmedo al acabar de enjuagarse, notando sus labios más hinchados y enrojecidos. No quería seguir recordando, ni pensando, ni sintiendo aquel vacío en su pecho que le provocaba ganas de romper en llanto. 
Rápidamente se secó el rostro con la toalla, pensando en que quizás un abrazo de él podría llenarla de calma, porque la abrazaba tan suavemente que quería mantenerse entre sus brazos. 

Seohae salió del baño, comenzando a caminar por el pasillo, escuchando unas voces que rápidamente logró reconocer. Se trataba de Jungkook y de Dohyeok, el cual llevaba tiempo sin ver porque ya no veía tan seguido a su amiga al estar pasando más tiempo con Jungkook. 
En ese momento, se detuvo porque no quería ver al rubio estando Dohyeok presente. Sentía que eso le sacaba la poca valentía que de por sí tenía para volver a verlo después de haberse entregado a él. 

—Entonces, ¿piensas faltar o qué? —preguntó confundido, Dohyeok. 

—No te preocupes. Ya le avisé a mi padre que iré más tarde, o quizás siquiera me presente porque estoy encargándome del proyecto en Gwangju. 

—¿Y eso es realmente cierto? 

—Eso no te importa, Dohyeok —espetó frustrado. 

—Ya, dime. 

—No me presentaré porque Seohae se encuentra aquí, ¿bien? 

—Oh, mírate. Quién diría que dormirías tantas veces con una misma mujer y sin darle uso a tu pene —habló burlón—. Realmente deseas quitarle la virginidad. 

—¡Cállate, idiota! —murmuró exaltado—. Va a escucharnos. Y ya no quiero eso. 

—¿Qué? No me digas que ya te la follaste... 

—Sí. Y cállate de una vez, ¿quieres? —preguntó entre dientes. 

—¡Pero cuéntame! ¿Qué sentiste? ¿Fue buena la virgen? ¿Sabe moverse? 

¡Cállate...! 

Jungkook no pudo evitar sobresaltarse al ver cómo Seohae entraba a la sala, mientras su semblante se encontraba serio y lo observaba fijamente. Este tragó con dificultad sintiendo su corazón golpear contra su pecho como si quisiera escapar, y Dohyeok los observó algo incómodo, pensando si acaso los había escuchado. 

—Bien, como no irás a la Empresa hoy, es mejor que me marche —habló acercándose para estrechar sus manos. 

—Cuídate. 

—Tú igual, hermano. Adiós, Seohae —la observó con una falsa sonrisa para dirigirse hacia la puerta. 

Seohae siquiera le prestó atención porque no apartaba su mirada de Jungkook, el cual parecía realmente tenso, como si temiera al pensar que había logrado escucharlos. No sabía cómo actuar, no sabía si hablar sería correcto, porque la manera en la que lo miraba, no expresaba absolutamente nada. 

—¿C-Cómo dormiste? ¿Quieres desayunar? —preguntó intentando sonar normal—. Lo preparé antes de que Dohyeok llegara. No sabía que vendría. Lo siento... 

Seohae no dijo absolutamente nada, simplemente, volteó para comenzar a caminar hacia la puerta, logrando que Jungkook se desconcertara por completo. 

—Hey, ¿qué haces? ¿A dónde vas? —preguntó desconcertado, tomándola del brazo, pero ella intentaba soltarse para retomar el camino—. ¡¿Qué haces?! ¡¿Qué te sucede?! 

—Déjame en paz, Jungkook. 

—Pero ¡¿qué te sucede?! ¡¿Por qué te vas?! 

Ya conseguiste lo que tanto querías. Ahora déjame en paz —espetó por lo bajo, conectando sus miradas. 

—¿Qué? —su voz salió casi inaudible, mientras sus latidos volvían a acelerarse por el temor. 

—Mi virginidad. 

—Seohae... 

—Te lo dije anoche. No es algo especial, así que no te creas importante para mí. No lo eres para nada —masculló soltándose. 

—N-No es así. Escúchame...—pidió desesperado—, en un principio era así, hasta que me di cuenta que nos encontramos cuando estábamos solos. Tú te entregaste a mí... 

—¿Y qué? Eso no nos convierte en algo —murmuró interrumpiéndolo—. Mucho menos me hace tuya.

—No digas eso, por favor. Escúchame...—exigió con la voz temblorosa y su visión nublada por las lágrimas—. Lo dices porque te he lastimado con lo que escuchaste, pero... 

—No significó nada para mí —aseguró amarga—. No sentí nada. 

—No... 

—Adiós, Jungkook. 

Ella lo observaba con su visión nublada por las lágrimas mientras Jungkook sentía su corazón dar un vuelco, y cómo su alma vacía parecía ser deshecha a través de su mirada triste y fría. Quería hacer algo, necesitaba que lo escuchase y lo perdonase, pero la pelinegra volteó para dirigirse hacia la puerta. 

¡Seohae, espera! ¡Por favor, escúchame! —alzó la voz desesperado. 

Seohae cerró la puerta, escuchando cómo este rompía en llanto, por lo que apresuró su paso comenzando a correr por el temor de que pudiese tener la intención de seguirla. Siquiera era capaz de observar el camino que estaba haciendo, porque su visión estaba nublada por las lágrimas acumuladas. 
Quería llorar, quería gritar, quería liberar todo el caos de emociones que la envolvieron, porque estaba jodidamente asustada y no sabía dónde ir. 

Y es que, quería ser capaz de no volver a sentir nada al respecto, pero sentía que de cierta manera, Jungkook la había sacado de su zona de confort. Era cómo si en ese tiempo que estuvo a su lado, hubiese comenzado a creer que estaba viviendo, como si la hubiese ayudado de alguna forma cuando se encontraba en la calidez de sus brazos. 
Le había dicho que se quedaría en su vida, que le importaba, pero sólo fueron palabras, porque lo único que hizo fue utilizarla. 

Seohae chilló de dolor al caer sobre la calle, por lo que se levantó con dificultad, sollozando al ver sus rodillas rojas por la sangre al haberse lastimado al igual que un poco las palmas de sus manos. Sollozó desconsoladamente por otro momento, para luego inhalar y exhalar, diciéndose que debía calmarse. 

Lo único que había deseado era poder sentir algo, pero ahora que había sucedido, aunque sea un poco, se daba cuenta que no era para nada capaz de afrontar lo que se venía luego de esos sentimientos. 

Seohae limpió sus lágrimas para empezar a retomar el camino, pensando en cómo se había convertido en sólo un juguete para él, que acabó desarmando aun más. Ahora había vuelto a ese gran vacío, a estar muerta por dentro, pero sintiendo sus huesos.

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