«Deseado extraño»
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WRITTEN BY: luchiffer
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—¡Oh sí, más duro! De saber que un extraño me haría sentir así me lanzaría a los brazos de todos...
—¿Así cómo?
—A mil, eres... —el orgasmo me llega.
—Dime, nena ¿Qué soy?
Escucho el sonido de mi despertador y mi primer instinto es apagarla, quitando mi mano derecha de mis bragas. Al no dar con ella ruedo mi cuerpo en su busca y en cambio obtengo la peor caída de la historia. Para mi sorpresa me encuentro sudada, mi ropa interior está llena de ello y la parte más baja de mi entrepierna, mi zona íntima está más caliente y mojada de lo normal.
Por mis características puedo deducir que he tenido un sueño húmedo. Sudoración excesiva, palpitaciones aceleradas y fluidos vaginales son las claras señales de que tuve un buen polvo en mis sueños con ese tipo de la manga; llevo dos semanas soñando con él y solo he conseguido ver sus brazos y cuerpo, pero no su rostro y como de costumbre ya estoy tocándome de nuevo.
Recorro en el suelo como si de un río de deseo se trata desde mis pronunciados pechos hasta mi trabajada cintura, terminando con una palmada en mi trasero luego de bajar por mis caderas.
Soy una nena mala pues así lo dice aquel extraño en mis sueños más calientes.
Termino adentrando nuevamente mi mano en mis rojas bragas y cierro mis verdes ojos para encontrar a Henry —le llamo así al sujeto desconocido —. Dicen que sueñas con personas que ya haz visto, ya sea en la calle o en algún medio de entretenimiento y ese tipo puede ser uno de ellos y me pregunto ¿Cómo es posible que haya dejado ir a semejante papasito?
—Mare ¿Qué haces tirada en el suelo? ¿Te estás tocando? —este tío siempre interrumpiendo.
—Stefan, sale pitando de mi habitación inmediatamente. —lo hace, tirando la puerta tras él y recompongo lo que puedo de mí antes de salir del lugar.
Al salir lo encuentro afuera esperándome recostado en la pared, por lo que decido hablarle. Ante todo están los puntos claros.
—¿Puedes respetar mi privacidad? Aunque seas como mi hermano eso no te da el derecho de entrar sin tocar a mi habitación, luego no te sorprendas si ves algo que no sea de tu agrado.
—¿Cuándo aprenderás, Mare? Ese no es tu cuarto, es el baño —con razón no encontraba el despertador, ni siquiera estaba en una cama —. No dormiste en tu habitación, sino encima de una lavadora y... ¿Sabes por qué no tenías ni idea de eso?
—Ilumíname —esto debe tener que ver con wisky y fiestas.
—Estamos en un hotel, de vacaciones —abre más sus ojos pronunciando fuerte lo último —. Ayer bebiste de más bajo la consigna “traga hasta que te quiten las bragas” y sí que se cumplió eso. Te subiste a una mesa a bailar y vomitaste encima de un camarero después de hacerle unos movimientos “sensuales”.
—¿Todo eso en unas horas? —todavía me sostengo de la misma pared ya que me resulta complicado mantenerme en pie.
—Sí, por desgracia.
—Mejor vamos a la piscina, quizás con suerte encuentro a él chico con el que se suponía estaba ayer —aunque sinceramente lo recuerdo muy poco.
—Deberías ducharte primero —observo mi ropa y noto que está cubierta de vómito, con razón resbalaba tanto.
Abro rápido la puerta y corro a bañarme, estoy hecha un asco y mis chillidos lo aseguran.
—¿Te espero afuera, vale? —escucho a Stefan.
Después de unas horas me encuentro limpia, descansada y con un perfecto bikini negro de perlas que no deja mucho a la imaginación, como me gusta. Entrené muy fuerte durante años para lucir esta perfecta figura en bañador sin necesidad de entrar a un quirófano, ahora es tiempo de presumir mi esfuerzo.
No voy a decir que soy una santa, para mi orgullo puedo decir que adoro el sexo y lo disfruto al máximo, así como todas las prácticas sexuales sean cuales sean pero... Hay una que no me saco de la mente, el BDSM. Dentro de eso me encantaría empezar por una buena follada dura agarrada del cuello, pero como no soy una persona suertuda no he encontrado ningún hombre que me dé esa mínima prueba de dominancia que necesito. He participado en tríos, orgías, he domado, intercambiado pareja, pero jamás me han tomado con posesividad, solamente en mis sueños.
—Cariño, hoy tendremos sexo —hablo con mi reflejo frente al enorme espejo que se encuentra frente a mí.
—¿Puedes pensar en algo más? Sinceramente me estás asustando —otra vez es Stefan, pero no se lo dejaré tan fácil. Está muy bueno y que estudiara 10 años en Italia hace que su marcado acento haga que mis bragas pidan relevo, pero planeo seguir como estamos.
—¿Quizás? —me agacho a recoger una felpa otorgándole una perfecta vista de mi trasero.
—Algún día, Mare, reforzaremos nuestra amistad solo tú y yo. Después de eso no te atrevas a hacer cosas así en mi presencia.
—Si tú lo dices... —Paso por su lado golpeando de forma suave su notable erección —. Algún día.
Preparándome para la cacería que se aproxima recojo mi cabello en un moño alto y mi toalla de Jonny Sins, muchos me miran raro por esto, pero es mi calvo favorito. Lanzo las gafas de sol a mi cómplice y las mías van en la cabeza. No quiero ser deshonesta al pensar en otra diversión que no sea el sexo, desde que llegué aquí he tenido diez conquistas y soy derrotada por tres puntos más, es injusto a pesar de ser mujer. Sé que ganaré y la cereza del pastel será él.
—Nos vamos, muñeca ¿o seguirás escaneando mi cuerpo como una asesina en serie después de hacer su magia? —cada apodo o variante de mi nombre en su boca se ve sexy y no espero más del morenazo de mi hermanito postizo, quiero que termine esta experiencia pronto porque una vez que lo pruebe será más caliente a mis ojos que antes.
—Puedo hacerlo cuanto quiera ¿Acaso me detendrás? —Mis manos hacen círculos en su trabajado abdomen.
—Avanza sin mí en este momento pues —ríe besando mi frente —acabo de recordar que tengo en mi habitación dos hermosas rubias esperándome y me conoces, sabes que no me gusta hacer a las mujeres esperar.
—¿Prefieres a dos novatas que a tu gatita?— se me acerca tomándome de la cintura.
—Me encantaría y lo sabes —sus ojos verdes arden con los míos —, pero de ser así esas chicas estarían de más porque no podría despegarme de ti.
—Lo sé —digo golpeando mi cabello a un lado.
—Presumida —se voltea camino a la habitación.
—Diviertete, cariño, nos vemos en la noche.
Al llegar al extenso pasillo marco el elevador que para mi suerte no tarda en llegar y como voy a prisa mi hombro choca con un chico y marco planta baja por la pena a lo que las puertas responden rápido y mira que me arrepiento, pues logro ver apenas el físico a lo lejos del personaje con que soñé y mi bikini tiene su primer lubricante natural al reconocerlo.
—Espera amigo, yo...
Es tarde las puertas ya están cerradas y me encuentro bajando. Da igual, como sea si el destino quiere este encuentro lo volverá a ocasionar, si no, existen muchos hombres en el mundo.
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Mi día trascurre de maravilla, entre cervezas y diversión con Stefan en la playa y piscina del hotel término bien acalorada en busca de un polvazo. En mi mente se encuentra su opción, aunque también existe el misterioso hombre que me ha estado viendo todo el día desde la lejanía y no logro ubicar. Cual sea mi desición espero que baje este calentón.
—¿Vienes? —me invita amablemente un chico en la barra que ha estado intentando algo conmigo hace una hora en lo que Stefan observa curioso, está más nervioso que yo al montarme por primera vez en un avión, pero pasa para mí por la manga de tatuajes que tiene. Yo y mi loco fetiche.
—He dejado que me invites a una cerveza, bailé contigo y puedo aportar que saqué una erección de ti, aunque para serte sincera, no quiero nada hoy.
Levantando de un tirón su trabajado cuerpo se aleja mostrando un alto nivel de inmadurez que yo califico en hombres como un gran defecto.
Copio sus movimientos saliendo del bar dejando todos los hombres que podrían calentar mi cama hoy y dirigiéndome rumbo al elevador para descansar por hoy mi cuerpo. Al marcar el botón de espera soy amarrada por detrás con lo que parece ser un pañuelo y espero no sea una broma porque no estoy de humor.
—¿Cómo que no te gusto ah? Vas ha aprender que a la fuerza que hombres como yo no se rechazan, muñequita. Te bajaré lentamente por el cabello y tú me comerás la polla ¿Entendido?
—Ok, solo no me lastimes —finjo una voz de miedo pues este tío será el que aprenda una lección.
Al arrodillarme tomo su minúsculo amiguito y lo masajeo para dejarlo desprevenido y golpear con la mano restante sus testículos para que sepa quién nada aquí.
—¿Que has hecho maldita zorra?
—Dejar en el suelo a un asqueroso como tú para que aprenda una lección.
De un lugar que no perciben mis ojos ya que todo sucede rápido emerge aquel joven que ha perturbado mis sueños en estas semanas y golpea en el estómago, rostro y bolas al hombre.
—Llamé a seguridad para que te lleven a prisión otra vez, al parecer te han estado buscando por mucho tiempo —le señala una esquina con una foto de este cerdo y efectivamente estoy bien ida aveces de este mundo pues juro que jamás noté ese cartel ahí.
Cabe destacar que mi tardío rescatador posee una voz familiar y ahora que puedo ver si rostro también, aunque eso no le quita lo caliente y seductor —y ni siquiera ha intentado serlo —. Posee un físico bien trabajado, asumo que con tandas diarias delimitadas por ese juego deportivo de shorts y camiseta que lleva, la toalla colgada en su cuerpo y el pomo de agua que carga consigo que da a entender que viene de ejercitarse.
—No vengo de ejercitarme y me debes algo por ayudarte, nena.
—¿De qué me hablas? Claramente me ocupe de él. No te debo nada — me cruzo de hombros escaneado a mi supuesto héroe de último momento.
—Puedes pagarme con un beso, sé que lo deseas. Por cierto ¿Y tu amigo?
—Poco importa eso ahora —se intensifica nuestra mirada y comenzamos un juego que termina en un profundo beso. Mis piernas terminan enrolladas en su cintura y sus manos en mis glúteos ¡Pero qué irrespetuoso! Me encanta.
Las puertas que nos llevarían como transporte hacia la habitación habían llegado, pero con sorpresas imprevistas.
—Este hotel guarda muchos años de antigüedad, mis amigos, antes recuerdo la mala fama que tenía. Sus pasillos esteban inundados de ludópatas, ebrios, infieles y puedo aportar que vikingos del siglo XXI. —La que parece ser la dueña del recinto recita como poema la historia para sus invitados ¿Los presidentes de Namibia? Después de un par de cervezas cualquier... Mejor me callo.
—Hola, señora Flores, no es lo que parece. La señorita y yo solo... —Intenta explicar mientras ella se pone colorada, la veo cada vez más parecida a Dolores Umbridge y porta hasta el traje.
—Parece mentira que un joven tan importante como usted se esté... ¿Cómo decirlo? —intenta mantener la cordura y yo solo se reír ni se por qué —dígale a su acompañante que guarde respeto, no sabe que usted es...
Es callada por uno de sus dedos y me sorprende como me sostiene con una sola mano.
—Si ella conoce mi identidad se arruinaría la sorpresa —ladea la cabeza con un toque maniaco — Igualmente ¿Usted cómo cree que llegó al mundo?
Me sumerge en el elevador y hace un gesto de adiós mientras la señora Flores y sus acompañantes quedan anonadados con lo visto.
—¿No te enseñaron a respetar a los mayores? —Es lo único que logro articular ya que soy devorada tras una nueva embestida de esta pantera llena de ganas de mí y por el panorama y su manga de tatuajes bien sexy asumo que mi fantasía estará cumplida para hoy.
Me corre a un lado el bañador y lame desesperado mi sexo y si el quiere ¿Para qué oponerme? Su lengua es ágil cual espadachín valiente que no teme a ser derrotado. Con rapidez toma más de mí cada vez, pide más, exige más. Y ni siquiera me está hablando.
Jamás noté cuando marcó el piso 6 pero tengo entendido que solo un grupo de chicos puede acceder a este lugar y eso me hace pensar ¿Cuál de todos es él?¿Cuál es su nombre?
—¿Me dirás sobre ti al menos antes de..? Ya sabes. —Me carga hasta le puerta en sus brazos y me siento especial y excitada. Entramos y nada de muebles, nada de adornos, ni un cuadro. Nada.
—Mare, aquí te aré mía y terminaré lo comentado esta mañana en el elevador. Has perturbado mis sueños durante un tiempo y te quiero conmigo. No sé de dónde eres porque no soy un maldito enfermo para estarte investigando —¿De qué rayos habla?— Vaya, ya estoy hablando sandeces .
Noto que este nervioso y caliente ya que su gran amigo me está llamando.
—Tranquilo, he venido a jugar nada más. El después lo hablamos después.
Lo lanzo a la cama y desenvaino su espada del short, metiéndola en mi boca demostrarle que va en serio, intento arrodillarme pues la incomodidad de estar de pie es insoportable y el accede, agarra mi cabello con su mano y parece que su nervio desapareció, volvió a ser el chico caliente de mis sueños y mi mente viaja a ver que es su brazo tatuado el que me sostiene¡Qué delicia! Aunque intento la garganta profunda no alcanzo a tragar todo y si es así en mi boca imagino lo doloroso que será.
—Nena, como bien dijiste es hora de jugar.
Levantando me de un tirón me lleva cargada nuevamente a su cuarto donde la cama tiene q cada esquina unas esposas que parecen estar hay para mí. Lanzándome al centro de la cama con rapidez me ata a ellas y me mira con completa satisfacción. Muchos hombres me han visto tocarme y bailar para ellos pero puedo decir que este hace más que eso, él me está venerando.
Abre una gaveta a un lado de su cama y saca un vibrador, dos caja de condones y un mando.
—¿Para qué todo eso? —Pregunto juguetona tratando de tocarlo con un pie a lo que se abre más dejando mis piernas como un paraguas a razón de un palo telescópico.
—Aprenderás por las malas, Mare. Con desconocidos no se juega.
Rompe mi ropa de tirones que elevan las ganas que tengo de él por ser así de rudo y es aquí donde me doy cuente de lo perdida que estoy. Debería ir a un psicólogo o algo, es urgente.
Pone el vibrador con una mano en lo que la otra se ocupa de presionar uno por uno botones que apagan las luces dejando neón rojo solamente, se esparcen por la habitación dos olores inconfundibles a marihuana y hongo de bambú que asumo que son dos botones y con el último mis piernas se elevan junto a mis brazos y un hierro existente en mi espalda que hasta ahora desconocía.
—¿Te gusta dominar eh, muñeco?
—Créeme nena, — rompe un envoltorio de condón y se lo pone con una gran facilidad —después de esta noche no creo que te sientes en semanas. Eso sí, ese amigo tuyo espero no sea celoso, porque no volverás hoy, no creo que quieras o puedas.
#
Después de cuatro horas de sexo me recosté en su hombro y charlamos hasta que me quedé dormida. Desperté en mi habitación con un ruidoso Stefan pidiendo el recuento y le revelo también información importe como que este chico misterioso se llamaba Jungkook y tuve suerte de estar una noche con él.
Hoy me encuentro camino a Corea tras una nueva aventura ya que me dejó dos pasajes para que mi amigo y yo conociéramos su país natal y con suerte tengamos una segunda vez juntos bajo la excusa de que estaba drogada ¿Será esta una nueva aventura?
FIN
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