21
📍 Barcelona, España
Abril 2022
Tan solo dos días han transcurrido desde el entierro de la madre de Camila, ella por su parte no hace más que estar el resto del día encerrada en su habitación, algo que hace preocupar a sus amigos más cercanos, incluyendo a Ana, su prima.
Sin más, Valentina entra al departamento junto a su hermano mayor, Èric, y su novio, Nico, Mar les dio la llave para que pudieran cuidar de Camila el resto de la tarde, ya que ella y Ronald tienen pendientes por hacer. Por supuesto, ninguno de los tres se negó, todos quieren que Camila vuelva a ser la chica de antes, aunque parece ser que para eso tomará algo de tiempo.
— Calentaré la comida, Èric, puedes ir a su habitación a ver si está dormida o despierta.
— Claro, ya vuelvo.
Èric camina hasta la puerta de la pequeña habitación, la abrió y se asoma para encontrar la cama totalmente vacía, el español se asusta, así que entra a la recámara para revisar a fondo. Camila no está. El jugador español sale corriendo hasta la cocina donde su hermana y cuñado están.
— ¿Qué pasa? — Nico la observa. — Èric...
— Camila no está. — habla.
— ¿Cómo que Camila no está? — Valentina exclama. — No puede ser, Mar nos va a matar.
— No, no, a ver, tenemos que buscarla, cada uno por separado, cualquier cosa llaman, ¿ok? — organiza el español y el resto asiente. — revisaré en el panteón, de todos modos llamaré a Ana.
— Eso no es necesario. — Val rodó los ojos.
— Valentina. — reprende.
— Nunca me va a agradar tu noviecita, pero eso no importa ahora, buscaremos a Camila y si la encuentran avisen.
Los tres salen del departamento de la joven española, Èric sube a su automóvil y conduce hasta el cementerio que está ubicado a las afueras de la ciudad. Transcurrido 20 minutos, estaciona su auto a las afueras del cementerio, baja del automóvil y observa el lugar detenidamente por seguridad y también por si Camila está aquí.
Èric camina por los alrededores del cementerio, para este punto el frío se hace cada vez más presente, algo poco inusual en Barcelona en estas fechas que el calor está a su máximo esplendor, sin duda, el clima va acorde al ambiente de sitio, un ambiente triste y desolado. Tras caminar por varios minutos identifica una silueta a lo lejos, sí, es Camila. Èric opta dejarla unos minutos más sola, entiende de algún modo el duelo por el que está pasando. Camila perdió a su madre y padre en menos de cinco meses, no es fácil de asimilarlo.
No es hasta que Camila se deja caer al suelo llorando, ahí Èric, con pasos apresurados, se acerca a ella y la envuelve en sus brazos. Ella, por su parte, se asusta, pero al ver qué se trata de Èric limpia sus lágrimas rápidamente.
— No tienes que hacerlo. — menciona. — Es normal que...
— Fue mi culpa...
— No, Cami, no es tu culpa y tienes que dejar de culparte por algo que...
— ¡Ella fue a buscarme! — Exclama. — Me fue a buscar a mi trabajo días antes de que falleciera, yo no la dejé hablar, lo único que le dije fue que se olvidara de mí y se centrará en Jimena y Ana, como siempre lo ha hecho. La dejé morir sola, Èric. Mi madre fue a buscarme para decirme que se estaba muriendo, y yo no la escuché...
— ¿Qué estás diciendo? — Se escucha una voz femenina en el fondo, ambos jóvenes miran hacia esa dirección y se encuentran a Ana con un ramo de flores. — Camila...
— Ana, qué haces aquí...
— Es tu culpa. — sentencia mirando a Camila con rabia. — Tienes toda la razón en sentir culpa.
— Ana. — Èric la mira de mala forma.
— ¡Es verdad!, ¿a poco no piensas lo mismo? Camila la dejó sola, como siempre lo ha hecho y ahora, mi tía está muerta por su culpa.
Camila, por su parte, no hace más que bajar la mirada y tratar de controlar su respiración, mientras algunos sollozos se escapaban.
— No, Ana, no es así.
— Eric no la defiendas, es la maldita verdad. Mi tía está muerta por su culpa, es tu culpa Camila y ojalá siempre cargues con esto porque lo mereces. — Ana se acerca a ella, pero Èric se pone de pie e interviene. — Es tu culpa y siempre lo será, recuerda eso.
— ¡Basta, Ana!, déjala en paz, no...
— No, Èric, ella tiene razón. — por primera vez Camila habla. — Es mi culpa, mi madre tenía razón al tratarme como lo hacía.
— No, Camila, no digas eso. — Èric la mira. — No...
— ¡Es mi culpa y punto! — sentencia. — Me iré a casa.
Camila deja el ramo flores que trajo para sus padres, con los ojos llorosos mira las tumbas de ambos por última vez, posteriormente se aleja de la pareja que no hace más que mirarla alejarse.
— No debiste decirle eso.
— ¿No la escuchaste? Mi tía fue a contarle de su enfermedad y ella no le hizo caso.
— ¡Ella no sabía!, además, después del daño que le hizo su madre, ¿cómo querías que reaccionara? Camila no es la culpable de que tu tía esté muerta y no merece que la hagas sentir eso, suficiente tiene con sobrellevar el haber perdido a sus padres en estos meses. — Ana no dice nada. — Iré con ella, la llevaré a casa y me aseguraré de que esté bien.
— Èric. — Ana lo llama, pero el futbolista hace caso omiso.
El español alcanza a su amiga, la tomó del brazo haciendo que ella voltee. Èric señala su auto y ella asiente sin otra opción. El resto del camino a su departamento fue un completo silencio, ninguno de los dos dijo nada en absoluto, algo realmente incómodo.
Camila entra al departamento, Èric lo hace detrás de ella, para este instante él se da cuenta de que olvidó avisarle a su hermana y cuñado que había encontrado a Camila, así que saca su teléfono para enviarles un par de mensajes.
— Mi hermana hizo algo de comida, la dejó en el horno, siéntate, debes comer algo.
— No tengo hambre, Èric.
— Camila, debes comer, Mar dijo que ayer no quisiste cenar y desayunar, está mañana, tienes que estar bien por tu madre.
— ¿Tú piensas lo mismo que Ana? — suspira y se sienta frente a ella. — sé sincero.
— No es tu culpa, nadie tiene la culpa, tú no sabías que tu madre iba a decirte eso, además ella te hizo daño, es normal que quisieras mantenerte alejada de ella. Camila no tiene sentido que te culpes por esto, debes intentar seguir adelante por tu madre, por tus amigos, por mí... — ella lo mira. — pero sobre todo por ti.
— Gracias por estar aquí, lo aprecio mucho, Èric.
— Somos amigos, ¿no?, los amigos están en las buenas y en las malas. Además, le prometí a tu padre que te cuidaría y eso hago.
En ese preciso instante se escucha el timbre del departamento, ambos jóvenes se miran confundidos, pues deben de ser Valentina y Nico, ellos tienen una copia de la llave, ante eso Camila se levanta y va a abrir la puerta.
— Camila, querida. — la madre de Èric hace acto de presencia, en sus manos trae un par de bolsas.
— ¿Mamá? — Èric se sorprende al identificar la voz de su madre. — ¿Qué haces aquí?
— Vine a visitar a Camila, Valentina me dijo que estarían acá, así que qué mejor que hacerles compañía.
— Muchas gracias, señora García, pero padre está en su casa.
— Gracias, querida. Pase a comprar un par de cosas que te servirán para esta semana, algo de despensa.
— oh, no era necesario. — dice algo apenada.
— Claro que lo era, y vendré cada mes a dejarte un poco de despensa.
— Le ofrecería comida, pero sinceramente no he cocinado...
— Cariño, tranquila, es entendible, la muerte de una madre es doloroso, no te disculpes.
— Valentina cocinó algo, en lo que llega te sirvo un poco. — dice Èric poniéndose de pie.
— Yo lo hago. — interrumpe Camila.
— No, habla con mi madre, ella vino a verte. No tiene nada de malo, Cami. — le dedicó una sonrisa.
— Está bien, gracias, Èric. — responde con el mismo gesto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro