20
Mientras tanto, Èric vuelve a los vestuarios tras una victoria de último minuto de su equipo, por supuesto, la felicidad y alegría es notoria por todos, se toman un par de fotografías, después saca su teléfono y se sorprende por ver demasiados mensajes de su novia. Así que decide llamarla, claro que ella responde rápidamente.
— Hola, amor. — sonríe. — ¿Viste el partido?
— Èric, no, no lo vi porque... — el español cambia de expresión al escuchar el tono de voz de su chica.
— ¿qué pasa, amor?, ¿estás bien?
— Mi tía, Èric, ella murió...
— ¿Qué? — Èric se alarma llamando la atención de sus compañeros, en especial de Ronald y Nico. — Pero, ¿qué sucedió?, si ayer hablé con ella.
— Al parecer, tenía una enfermedad del corazón, fue un paro cardíaco, Èric, ella estaba sola... la dejé sola...
— No, no digas eso, Ana, no es tu culpa, nadie lo sabía. Volveré lo más pronto que pueda a Barcelona, ¿sí?, cualquier cosa me llamas.
— Lo haré, ahora llamé a Jimena y mis otras tías, Èric...no debí dejarla sola.
— Nadie sabía que esto iba a pasar, ¿sí?, cálmate, pronto estaré allí. ¿Alguien más sabe de esto?
— Solamente la familia y Camila.
— ¿Cómo?, ¿Camila lo sabe?
— Es su madre, tiene derecho a saberlo.
— ¿Cómo reaccionó?
— No lo sé, no me respondió después de que le dije la noticia, e intento llamarla, pero no recibo respuesta. — Èric mira a Ronald.
— Yo me encargo de eso, ahora cálmate, ¿sí?, te veo en un rato.
— Gracias, amor.
— Te amo.
— Te amo, más. — responde.
Èric de algún modo sigue en shock por la noticia, y más que ayer habló con la madre de Camila para pedirle ayuda con respecto a su hija.
— Èric, ¿estás bien? — Ronald lo mira preocupado.
— Ronald, llama a Mar.
— ¿Para qué? — cuestiona.
— Solo llama a Mar, y si no responde, Nico has lo mismo con mi hermana.
Ronald, confundido, saca su teléfono y marca el número de su mujer, espera unos segundos hasta que ella responde, al darse cuenta Èric le quita el teléfono a su compañero.
— Mar, Mar, ¿Camila está contigo?
— Èric, qué haces con el teléfono de mí...
— Mar, esto es urgente, por favor.
— Bueno, perdón, Camila estaba aquí, pero se fue después de que recibiera una llamada de tu novia, estoy segura de que ella le dijo algo malo, eh.
— No, Ana no hizo nada malo.
— Y ahí vas a defenderla. — Mar roda los ojos.
— ¡Mar!, dios, escúchame. Debes buscar a Camila.
— Èric, en primera, no me grites, ¿okey?, en segunda, dime qué es lo que sucede porque me estás asustando.
— Ana llamó a Camila para decirle que su madre murió.
— ¿Qué?
— Hablé hace un momento con Ana, Mar búscala, tengo miedo a que algo malo le pase o haga.
— Èric...
— Qué más quisiera que esto sea una broma o pesadilla, pero no es así, su mamá murió de un paro cardíaco, Ana ya está en el hospital con su familia arreglando los papeles. Mar, ahora más que nunca Camila nos necesita.
— Está bien, iré a buscarla, Valentina se quedará aquí en casa con Adrián, cualquier cosa llámame y te llamó.
— Si, gracias Mar.
Èric finaliza la llamada y le entrega el celular a Ronald que, de igual manera, quedó sorprendido con la noticia.
— Iré contigo. — dice y Èric asiente.
— También yo. — Nico se une. — Por si Mar no encuentra a Camila, entre más la busquemos mejor.
Èric habla con el entrenador explicándole la situación, los dirigentes del club logran encontrar la forma de trasladar a los tres más rápido de vuelta a Barcelona. Los pensamientos de Èric se concentran en Camila, por supuesto que apoyaría a su novia en este momento tan duro, pues, para Ana, su tía es como su madre, pero Camila ha tenido una relación difícil con su mamá, una llena de muchas diferencias personales. Y de, algún modo, se imagina por lo que Camila debe de estar sintiendo y pasando, ahora más que nunca necesita estar con ella.
Por otro lado, Mar recorre los lugares que Camila suele frecuentar, pero no logra encontrarla y la desesperación llega poco a poco. ¿Dónde puede estar Camila?
— ¿Sabes algo de ella? — Pregunta Valentina en cuanto Mar responde su llamada.
— No, ahora iré a su departamento a ver si la encuentro allí.
— Èric me dijo que ya están en el aeropuerto de Barcelona, vendrán aquí.
— Está bien, te llamó por si la encuentro.
— Suerte, Mar. Oh, y Adrián está dormido.
— Gracias por cuidarlo, Val.
— No iba a dejarlo solo, pero te dejo para que la puedas buscar.
Mar cuelga y conduce hasta el edificio donde Camila vive, son cerca de las 2 de la mañana, por lo que espera que no haya problema en entrar al edificio. Mar introduce la contraseña que Camila le dijo para que pudiera acceder al edificio sin problemas, usa el ascensor para llegar más rápido al piso donde Camila vive. Al estar frente a la puerta, saca la llave de la maceta de la planta que está aún lado de la puerta, logra abrir la puerta para después encender las luces, para su sorpresa, se encuentra con un desastre, ya que, hay demasiadas cosas en el suelo. Mar camina hasta la pequeña habitación, de la cual provienen algunos sollozos, al entrar Mar mira a Camila.
— Mar.... — se sorprende.
— Ay Cami. — Mar se acerca a ella y la abraza fuertemente. — Lo siento mucho.
— Yo, la dejé sola, Mar, la dejé sola...
— Si piensas que es tu culpa, no lo es.
— Mar, ella me fue a buscar hace unos días al trabajo, yo no la dejé hablar y nada más le dije que se olvidara de mí... que olvidará que tiene una hija...
— No, Cami... — Mar hace que la mire. — Lo que pasó con tu mamá no es tu culpa, nadie tiene la culpa.
— Ella estaba enferma, eso quería decirme hace un par de días y yo solamente la alejé, la dejé sola, ella murió sola, Mar...
— Ven aquí. — Mar la abraza nuevamente. — En verdad, lo siento mucho.
Al poco rato, Camila se queda dormida, y Mar aprovecha para salir de la habitación y marcarle a Ronald.
— Ella está en su departamento, no te voy a mentir, está muy mal, me quedaré con ella hasta mañana.
— Está bien, amor. Èric se fue con su novia, dijo que hablaría con la familia de Camila.
— Mañana tendremos que acompañarla al funeral de su madre.
— Sí, hablaré con el club para pedir el día libre, cualquier cosa me llamas.
— Lo haré, dile a Adrián que lo quiero mucho.
— Descansa, preciosa.
Mar vuelve a la habitación y observa a una Camila dormida, suspira y sé segura de cobijarla con una manta más, posteriormente sale de la habitación sin hacer mucho ruido. Ella decide dormir en el sofá de la sala, así que trata de acomodarse para después poner su alarma y al poco rato quedarse dormida.
••••
A la mañana siguiente, Mar se despierta y lo primero que hace es recoger el desastre del pequeño departamento, para después hacer algo de desayunar y llevárselo a Camila. Antes llama a su pareja y le pide que le traiga algo de ropa, ya que Èric le había mandado la dirección del lugar donde sería el funeral. Por supuesto que ellos la acompañarán, no la dejaran sola en un momento así.
Mar lleva la charola a la habitación, al entrar Camila ya estaba despierta, sus ojos hinchados y rojos describen perfectamente el estado en el que se encuentra.
— Dime que fue un sueño...
— No, Cami, qué más quisiera decirte eso, pero no lo es...
— Necesito ir a verla. — intenta levantarse de la cama, pero Mar la detiene.
— Èric nos llamó y dijo que todo está listo en una funeraria en el centro de la ciudad, únicamente esperaba que despertaras para ir contigo.
— Gracias.
— No voy a dejarte sola en un momento así, pero antes tienes que comer.
— Mar, no tengo hambre...
— Camila, no has comido nada desde ayer en la tarde, come, aunque sea un poco. Ronald, Val y Nico están en camino.
— Está bien. — suspira. — no era necesario que te quedarás aquí, Adrián necesita a su mamá.
— Valentina lo cuidó y Ronald volvió a Barcelona en cuanto se enteró, nos tenías muy preocupados a todos.
— ¿Sabes?, cuando Ana me lo dijo no sé qué me pasó, así que comencé a caminar, sin saber a dónde ir, me dolía mucho el pecho, quería estar sola, mientras los recuerdos vividos con mi madre pasaban como flashbacks en mi mente... ella murió sola, igual que mi papá hace unos meses...no estuve con ella, tal vez si hubiera dejado que hablara esa vez, ella aún estaría aquí...
— No te voy a decir que no llores porque era necesario que lo hagas para que puedas sacar todo el dolor que sientes. Has pasado por mucho estos meses, desde el fallecimiento de tu padre hasta las diferencias con tu madre y familia, pero pese a todo eso, nada de esto es tu culpa, tú nada más querías sanar y estar bien, alejarte de tu familia, de algún modo, era necesario.
Las lágrimas caen y el dolor sigue presente en Camila, aunque intenta dejar de llorar, no puede hacerlo y es que, es tanto lo que ha pasado en los últimos meses que uno llega a un punto dónde no puede más. Aunque le digan a Camila que nada de esto es su culpa, ese sentimiento seguirá presente, dejo a su madre morir sola, ¿qué clase de hija hace eso?, ella debía estar ahí con ella, ayudándola en su enfermedad. Si tan solo pudiera regresar el tiempo lo haría a ese último momento en que la vio con vida.
Transcurrió una hora, Camila se puso lo primero que encontró en su clóset, eso era lo que menos le importa en estos instantes, salió de su habitación y se encontró a sus amigos que la esperaban.
— Gracias por estar aquí. — menciona.
El camino a la funeraria es eterno para Camila, simplemente mira las calles de la ciudad dejando que sus pensamientos divaguen y con ellos, los recuerdos lleguen, pero la voz de Valentina la hace volver a la realidad, habían llegado al sitio.
Valentina ayuda a Camila a bajar del auto, esperan a Mar y a Ronald que se retrasaron un poco, en cuanto ellos llegan acompañan a Camila a la entrada.
Una vez más, Camila se tiene que enfrentar a esto, hace unos meses fue con su padre, ahora con su madre, solo que esta vez la culpa es mucho peor. Como es de esperarse, Camila se derrumba al ver la caja funeraria donde está el cuerpo de su mamá, se ha quedado completamente sola.
Èric la mira, no va a negarlo, las ganas de ir y abrazarla son enormes, le duele ver a su mejor amiga de esa forma.
— Ve con ella. — Ana llama su atención. — Es tu mejor amiga y sé lo mucho que la quieres, ella te necesita.
— Gracias por entender, Ana.
— Te amo, Èric, nada hará que cambie eso, ve, yo estaré bien.
Èric se levanta de la silla y se acerca poco a poco a Camila y sus demás amigos. Valentina lo mira y asiente, así que se hace a un lado para que ella se pudiera dar cuenta de su presencia.
— Lo siento mucho, Cami. — murmura y ella sin pensarlo lo abraza, Èric corresponde envolviéndola con sus brazos.
— Fui una mala hija, la dejé sola, Èric.
— Hey, no, no digas eso de ti. — Èric se separa y toma sus mejillas con sus manos. — No eres una mala hija, ni es tu culpa, nadie sabía la enfermedad de tu madre. Estoy seguro de que ella de alguna manera estaba orgullosa de que tú fueras su hija.
— La extraño mucho...
— Tienes que despedirte de ella.
— No sé si pueda...no después de...
— Yo estaré contigo en todo momento, no te dejaré sola, nunca más. —, asiente.
Èric acompaña a Camila en todo momento, justo cuando están frente a la caja funeraria aprieta su mano mucho más dando así algo de fuerza.
— Perdóname, mamá... te dejé sola, te alejé de mí por nuestras diferencias, pero eso no quita el hecho de que eres mi mamá y te amo, como quisiera regresar el tiempo a esa última noche que te vi, ahora que lo pienso me buscaste para decirme lo de tu enfermedad y yo me fui de allí sin darte la oportunidad de hablar. Lo siento por no ser la hija que siempre quisiste que fuera, te quiero... y perdón. Toda la vida me arrepentiré de no darte una segunda oportunidad...
Èric la abraza nuevamente cuando se da cuenta de que Camila ya no puede más. Lo mismo hizo cuando su padre falleció, ahora lo hace con su madre, y todo en poco menos de cinco meses.
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