17
📍 Barcelona, España
Abril 2022
Una semana y media ha pasado desde el incidente de Èric y Camila, por su parte, el futbolista español ha intentado localizar por todos los medios a la que fue su mejor amiga, pero esto no ha dado una respuesta positiva. Por otro lado, Camila ignora todos los mensajes y llamadas de Eric, incluso ha pensado en bloquearlo, pero de algún modo algo le impide hacerlo. Sin más, ella siguió con su vida, estudiar y trabajar, por las noches volver a casa y hacer las tareas pendientes o estudiar, esa era su rutina de lunes a viernes, los fines de semana trabajaba, a excepción de los domingos, su nuevo día libre.
Camila recoge y limpia la mesa que acababa de ser desocupada, posteriormente lleva la charola con los trastes sucios a la barra y su compañera se encarga de llevarlos a la cocina, que está ubicada en la parte trasera del lugar.
— Mucho trabajo. — menciona Melissa volviendo a la barra.
— Si, y eso que es miércoles.
— Y espérate a mañana, el Barcelona juega la Europa League.
— ¿Mañana? ¿Juegan aquí?
— No, tengo entendido que van de visita, pero las personas suelen juntarse más cuando hay partidos del equipo de la ciudad. — asiente. — Así que mañana nos espera mucho trabajo.
— Ni modos... — suspira.
— Llegó un cliente. — señala Melissa.
Camila se gira para ver de quién se trata y para su sorpresa se encuentra a Valentina.
— Val... — dice acercándose. — ¿Qué haces aquí?
— Mar me dijo que esta es tu hora libre para comer, así que pensé en venir y hacerte compañía.
Camila mira la hora en su pequeño reloj que tiene en la muñeca y sonríe.
— Y sí, es mi hora de comer.
— Siéntate. — dice.
Camila le hace una señal a Melissa y ella asiente, se acerca a ellas para pedir su orden, después las deja a solas.
— ¿Y cómo has estado? No he sabido de ti en dos días.
— Ah, he estado ocupada con la universidad, por eso no he respondido sus mensajes.
— No te preocupes, entiendo. Y de lo otro, ¿cómo estás?
— ¿Lo otro? — cuestiona. — ¿Lo de Èric?
— Anoche escuché que le dijo a Fer que lleva días enviando mensajes, creo que él está desesperado por saber de ti.
— Ah, sí, he recibido mensajes y llamadas de su parte, pero sinceramente no quiero saber nada de él.
— Es entendible, fue un completo idiota. Si mamá supiera la forma en que te trató, igual lo regañarían.
— No sé lo digas, no quiero darle más problemas.
— Se los merece, pero bueno.
— ¿Ha hablado contigo?
— Si, me ha preguntado si sé de ti, por supuesto le digo que no, aunque sabe que le estoy mintiendo. Lo mismo hace con Mar, y Ronald, que no le hablan, y Nico, que no hace más que ignorarlo.
— No seas así con él, es tu hermano, no quiero que su relación se vea afectada por mi culpa.
— Al final es su culpa y se lo merece por las cosas que te dijo, me duele ver a mi hermano así, pero él se lo ganó.
— Viajó con el equipo, ¿no?
— Sí, está mañana partió a Alemania.
— Siento que debo de hablar con él, solo para decirle que todo está bien y ya, sinceramente, no me interesa tener una amistad con él, no mientras esté con mi prima.
— Èric la llevó este fin de semana a casa de nuestros padres, se supone que era una reunión familiar, pero una vez más, no le importó. — Valentina roda los ojos.
— ¿Tus papás ya la conocen?
— Si, no puedo creer que les agradó, dios, si es insoportable. Ganas de irme de casa de mis papás no me faltaron, detesto a Fer por irse a vivir a Manchester y dejarme sola.
— No tienes de otra que soportar a tu nueva cuñada. — Camila bromea y Val la mira de mala forma causando la risa de Camila. — Dios, debiste de ver tu cara.
— No es gracioso, Cami. La detesto, es insoportable, hipócrita, presumida, ahhhh.
— Mejor cambiemos de tema. — propone.
— Por favor, no quiero saber más de esa mujer, suficiente tenerla siempre en mi casa.
Camila asiente comprendiendo la situación de Valentina, pues ella vivió en carne propia lo insoportable e irritable que puede llegar a ser su prima, Ana. Sin más, las dos sostienen una charla por menos de una hora, ya que ese es el tiempo que tiene Camila para comer, después vuelve al trabajo hasta la noche. Así que, se despide de Valentina, que sale del establecimiento, dejando a Camila trabajando, así hasta las 20:00 hrs.
Como es costumbre, Camila se despide de Melissa y su jefa, sale del establecimiento rumbo al estacionamiento del lugar en busca de su automóvil, pero se detiene al ver a su madre recargada sobre el auto.
— Mamá...
— Hija... — su madre alza la mirada dejando ver un brillo en sus ojos, brillo que le causa el ver a su hija después de mucho tiempo. — Pensé que saldrías más tarde.
— ¿Cómo sabes que trabajo aquí?
— Èric me lo dijo...
— Es un tonto. — maldice. — Mamá, lo siento, me tengo que ir casa.
— Hija, espera. — la detiene tomándola del brazo. — Tenemos que hablar.
— ¿Es en serio, mamá? Literal, me abandonaste, me corriste de la casa y ahora vienes diciendo "tenemos que hablar"
— Camila, en verdad, tengo algo muy importante que decirte. — insiste, sin embargo, Camila niega rotundamente.
— No, lo siento, pero no después de todo el dolor que le hiciste pasar.
— Por favor, hija...— súplica.
— Ya te dije que no, por favor no insistas. No quieras venir a hacer tu papel de madre preocupada por su hija. — Camila logra abrir la puerta de su auto. — Por favor, no me busques, es lo mejor para ambas, en especial para ti, quedó claro que jamás te importé.
— Cometí errores, lo sé, pero...
— Me diste la espalda por Ana y Jimena, ellas son las hijas que quisiste tener y perdón por no ser como ellas, sé que te decepcioné como hija, pero no vengas a decírmelo una y otra vez, porque me lastimas. Tú y papá me mintieron por años, Ana y Jimena me lastimaron, toda la familia lo hizo...— alza la voz y de poco a poco la voz de Camila se quiebra. — Hasta te aseguro que sabías de la relación de Ana y Èric.
— Yo...
— ¿Viste? Lo sabías, y ni siquiera me lo dijiste.
— Sé lo mucho que te duele ver a Èric con alguien más...
— Sí, sí me duele y mucho, pero me duele más que sea con la persona que más daño me hizo, al igual que tú y papá. Así que, por favor, no vuelvas a buscarme, olvídate de mí como lo has hecho todos estos años, olvídate que soy tu hija.
— Camila...
— ¡No!, ¡Déjame!, ¡Vete!, ¡No quiero saber nada de ti y de toda la maldita familia! — exclama.
Camila entra al auto y rápidamente se pone el cinturón de seguridad para después encender el auto e irse de allí dejando a su madre, de alguna manera, con el corazón roto. Las lágrimas y, a la vez, ganas de llorar son incontrolables, pero trata de mantener la calma, por lo menos hasta llegar a su departamento.
Sin dudas, estás semanas han sido duras de afrontar para ella.
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