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📍 Madrid, España.
Tal como se dijo, el vuelo de Camila a la capital española tardó no más de dos horas, al bajar del avión fue a recoger su maleta, para después caminar a la salida del aeropuerto mientras busca con la mirada a Danny, una vieja amiga que la recibiría sin problemas en su hogar.
— ¡Cami! — Se escucha una voz femenina que Camila reconoce rápidamente, así que sonríe y voltea hacia esa dirección encontrando a su amiga que no hace más que acercarse a ella para abrazarla fuertemente.
— Dios, Danny, te extrañé muchísimo.
— ¡Yo más, tonta!, dijiste que vendrías a verme lo más pronto posible a Madrid y han pasado un año y medio de eso. — la mira de mala forma.
— ¿Un año y medio?, que rápido. — bromeó. — Ya Danny, perdón. He estado ocupada, créeme las cosas han cambiado desde la última vez que nos vimos.
— Uy, eso se escucha a chisme. — bromea Marcos Llorente, novio de Danny, acercándose a ambas amigas.
— Ya se me hacía raro que no viniera contigo. — bromeó. — Hola, Marcos.
— Yo también te extrañé, eh. — bufa y abraza a su amiga, Camila, ríe y corresponde a dicho abrazo con una sonrisa.
Camila y Marcos son buenos amigos, y eso en parte es gracias a Danny.
— Por fin te dignas en venir a visitarnos.
— Ay, no empieces, Marcos. Suficiente tengo con los regalos de tu novia. — ríen.
— Te los mereces, ¡Un año y medio sin visitarnos! — responde Danny.
— Okey, pueden seguir regañándome, pero por favor vayamos a casa, aunque no lo crean, estoy cansada y quiero dormir. — pide.
— Está bien, Marcos ayúdala con su maleta. — menciona. — Y tú, nos tienes que contar qué ha sido de ti en este año y medio.
— Créeme, nada interesante.
Los tres amigos salen del aeropuerto mientras sostienen una charla amigable, en la cual Camila los pone al corriente de todo lo que ha sucedido en su vida en el último año y medio, excepto una cosa, Èric.
Marcos es quien conduce por las calles de la capital, hasta que se desvía de la avenida para poder acceder a la zona residencial donde se encuentra su hogar.
— ¿Se mudaron de casa? — pregunta Camila notando el cambio de camino.
— Sí, hace unos meses, fue idea de Danny.
— Necesitábamos un cambio, además, el lugar donde estábamos ya no era seguro.
Finalmente, Marcos estaciona el automóvil en el garaje de la enorme casa, los tres bajan del auto, Camila sigue a Danny que va a abrir la puerta, mientras Marcos saca la maleta de su amiga. Camila entra a la enorme casa junto a Danny y observa todo sorprendida.
— Wow, esto es más del doble de grande que mi departamento.
— Eres bienvenida cuando quieras, es más, podrías venir y vivir con nosotros.
— A Danny le vendría bien algo de compañía. — interviene Marcos.
— Me gustaría, pero primero tengo que terminar la universidad, aunque me gusta vivir en Barcelona.
— Sí, la ciudad es bonita, pero Madrid es mejor. ¿Quieres cenar?
— Oh, no, no, estoy algo llena.
— ¿Café? — vuelve a preguntar Danny.
— Sí, eso sí.
Danny se dirige a la cocina, mientras Camila se sienta en uno de los sofás.
— Entonces, ¿ya no le hablas a tu madre?
— No, Marcos. A veces es mejor romper lazos con la familia y más si te hacen daño.
— Sí, sé por lo que pasabas y son situaciones que terminan cansando a uno.
— Efectivamente, por eso ya no hablo con nadie de mi familia.
En ese instante Danny vuelve a la cocina con una charola, la cual deja sobre la mesita que está en medio de ambos sofás, para después acomodarse a un lado de su novio.
— Si eso crees que te hará bien, nosotros te apoyamos en todo, Cami. De igual manera sabes que nos tienes aquí para todo lo que necesites.
— Lo sé chicos, pero tranquilos, no me ha ido tan mal, conseguí un trabajo y con mis ahorros puedo pagar un pequeño departamento, gastos de la universidad y personales, claro no me puedo dar lujos, pero así estoy bien.
— Oye, entonces si no le hablas a nadie de tu familia, ¿con quién te quedaste al inicio cuando recién dejaste tu casa?
— Con una amiga y su pareja, ellos me recibieron por un tiempo, hasta que me mudé al pequeño departamento. ¡Cierto! Olvide avisarle que ya estoy en Madrid, esperen.
Camila saca su teléfono del bolso que traía, escribe el mensaje en el chat de Mar y se lo envía.
— Nunca cambias, Camila, sigues olvidando las cosas. — bromeó Marcos.
— Ay, no exageres, Marcos. — ríen.
Camila iba a decir algo, pero la vibración de su teléfono la detiene, observa la pantalla y lee el nombre de su "mejor amigo", así que suelta un suspiro.
— ¿Quién es? — pregunta Danny curiosa.
— Epa, ¿Quién es Èric? — Marcos, como todo un chismoso, alcanza a ver la pantalla del teléfono. — ¿Tu novio?
— Marcos, no empieces. — Camila no acepta la llamada y decide poner su teléfono en modo avión. — No es nadie.
— Si ajá, ya dinos, ¿Quién es Èric?
— No, no les diré nada.
— O lo dices o mañana Rebe te obligará a decirlo. — Danny sonrió victoriosa.
— Ahhhh, está bien. — dice resignada. — Èric es mi mejor amigo.
— A mí no me mientes, ¿Es tu novio, cierto?
— No, no lo es, hablo en serio. — Danny la mira detenidamente. — Èric es mi mejor amigo, lo debes de conocer, Marcos. Es futbolista del Barcelona.
— ¡Espera! ¿Èric García?
— Sí, ese mismo, lo conocí hace unos meses cuando llegó a Barcelona.
— Entonces, si lo conozco, es un buen chico, de vez en cuando hablamos.
— ¿En serio? No lo sabía.
— Camila, enamorada de un futbolista, quién lo diría. — Danny la mira pícaramente.
— Yo nunca dije que me gustaba.
— Pero se nota cuando hablas de él, es obvio.
— Si quieres puedo ayudarte, ya sabes. — Marcos se ofrece.
— ¡No! — dicen tanto Cami y Danny al mismo tiempo.
— No amor, no eres el mejor en esto, déjamelo a mí.
— Danny, no. A Èric no le intereso, no soy el tipo de chica con la que saldría, además él solo me ve como una amiga.
— Si se lo dijeras, tal vez las cosas cambiarían.
Esas palabras hicieron que Camila se acordará de una conversación que tuvo hace tiempo con Mar, le dijo prácticamente lo mismo, pero sin duda, el peor miedo de Camila es perder a Èric, no quería arriesgar, así que lo mejor era quedarse callada con la esperanza de que Èric algún día la dejé de ver como una amiga.
Camila decidió cambiar de tema, cerca de la 1 de la mañana cada uno se fue a dormir, Danny antes le mostró la habitación que Camila usaría en su estancia en Madrid. Posteriormente, ella se puso el pijama y se acostó quedándose dormida al poco rato.
A la mañana siguiente, la española se despierta por el ruido de su alarma, al no estar en su hogar se levanta rápidamente, ya que, también quedó, junto con Danny y Marcos, ir a desayunar a un restaurante del centro de la ciudad donde se verían con Rebe y Josema. Decide darse una ducha, para después ponerse lo mismo de ayer, solo que está vez se arregla un poco más. Posteriormente, baja a la primera planta de la casa.
— ¿Estás lista? — pregunta Danny al verla bajar las escaleras.
— Sí, ¿Y Marcos?
— Terminando de arreglarse. — ríe. — Aunque no lo creas, él tarda más en arreglarse que yo.
— No me sorprende. — siguen manteniendo la sonrisa.
Unos minutos transcurren hasta que finalmente Marcos baja las escaleras ganándose la mirada de burla de su novia y amiga.
— No sé quejen, ¿okey?
— Ay amor. — Danny se acerca a él para besarlo dulcemente. — Me gusta como te ves, tu outfit es mejor que el mío.
— No digas eso, tú, amor, estás hermosa.
— Me iré al auto, ahí me alcanzan. — Camila riendo sale de la casa dejando a la pareja sola.
Los tres se dirigen al restaurante que acordaron con sus amigos, Marcos deja el auto en el estacionamiento del lugar, para después tomar la mano de su novia. En cuanto entran al restaurante no tardan en observar a sus amigos acompañados de sus dos hijos, así que sin más se dirigen a aquella mesa.
— ¡Cami! — Exclama Rebeca al verla y no dudó en abrazarla eufóricamente. — Te extrañé demasiado, tontita.
— Ay, los extrañé mucho más. — responde. — Josema... — ahora saluda al futbolista del Atlético de Madrid.
— Camila, creo te había olvidado de nosotros. — bromeó.
— Porque todos dicen eso...
— Quizá porque no venías a vernos desde hace un año y medio. — espeta Marcos.
— Exacto. — Danny le da la razón a su novio.
Por último, Camila va con los dos pequeños que la abrazan con mucha felicidad, a pesar de no verla un año y medio aún recuerdan a Camila, ya que ella los cuidaba mientras sus padres salían a cenar o cosas de sus respectivos trabajos.
Aquel momento fue uno lleno de mucha felicidad y alegría, Camila realmente se encontraba feliz de volver a ver a sus amigos después de mucho tiempo, sí, fue algo grosero de su parte no visitarlos, pero no era una mentira que el último año y medio estuvo lleno de obstáculos y circunstancias que la mantenían ocupada.
Los cuarto, bueno seis, contando a ambos pequeños, pasan un rato agradable, Camila, como es costumbre, los puso al tanto de todo lo ocurrido en el último año y medio, tal como hizo el día anterior con Marcos y Danny.
— Lamento mucho lo de tu familia. — Josema la mira con lástima. — Sabes que aquí en Madrid nos tienes a nosotros por si quieres un cambio.
— No es necesario, bueno, por ahora no, tengo que terminar en estos próximos meses la universidad y prácticas, después veré qué es lo mejor.
— Tenerte aquí en Madrid sería algo maravilloso, además trabajo aquí nunca falta.
— Sí, podemos ayudarte con eso. — anima Danny.
— Gracias, chicos, lo tomaré en cuenta.
Camila por ahora no tenía planeado dejar Barcelona, y aquello era por alguien en específico, sí, hablo de Èric García. El futbolista del Barcelona era lo único que tenía, claro que también a sus amigos, en la ciudad catalana, y aquello no lo quería perder.
— Ahora estás aquí en Madrid, disfruta de estos días, siempre viene bien tomar un descanso de todo.
— Lo haré, aunque no prometo nada, saben que estoy aquí en Madrid por trabajo.
— Losabemos, pero Rebe tiene razón, relájate un poco. — Camila asiente
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📍 Barcelona, España
Èric intenta marcar nuevamente el número de Camila, pero este lo vuelve a enviar al buzón, haciendo que suelte un suspiro de frustración.
— Uy hermanito, qué sucede, ¿todo bien? — Fer llega a la sala con su ordenador en la mano.
— ¿Has hablado con Camila?
— Sí, ayer, ¿por qué?
— He intentado llamarle hace días, pero me ignora.
— Será que porque le prometiste que irías hace días a conocer su nuevo departamento.
— ¿En serio se enojó por eso?
— Sí, yo lo hubiera hecho también, digo es tu mejor amiga y era un momento importante para ella, poco a poco se está volviendo independiente.
— No creo que sea algo malo, digo, solo falté a una reunión para conocer su departamento y ya, no fue a su graduación u otra cosa.
— Camila está en Madrid. — dice Fernanda haciendo que Èric se sorprenda. — En sus prácticas le pidieron que se encargará de un evento que se realizará mañana en Madrid y por eso se fue ayer en la noche.
— ¡¿se fue ayer?! ¿Por qué no me dijiste?
— Todos lo sabían, Mar, Val, Ronald, hasta Nico y yo, lo menciono ese día que fuimos a conocer su departamento.
— Oh...
— Deberías disculparte con ella, pienso que ese es un buen inicio.
— ¿Cuándo vuelve?
— No lo sé, pero supongo que no alcanzará a llegar al cumpleaños de Adrián...
— ¿No va a ir? — Èric de alguna manera le agrada aquello.
— No, creo que no, ¿por qué?
— Por nada, solo curiosidad. — responde rápidamente.
— Prometes que le hablas a Camila — Fer lo observa seriamente.
— Sí, obvio que le hablaré, es mi mejor amiga.
— Has estado algo raro en las últimas semanas, Èric, no creas que no lo he notado.
— ¿Raro? No, para nada.
— Si ajá, Valentina también se ha dado cuenta, pero nada más quiero que sepas que somos tus hermanas y para todo lo que necesites estamos para ti, ¿ok?
— Fer, lo sé, pero en verdad por ahora no sucede nada conmigo.
— Eso espero, bueno, me gustaría seguir hablando contigo, pero tengo tareas de la universidad.
— Suerte con eso, Fer, nos vemos más tarde. — Èric besa la mejilla de su hermana. — Quedé en verme con unos amigos.
— Ok, diviértete. — Fer sonríe y Èric sale de su casa, era una mentira aquello que se vería con unos amigos, obvio que quedó en verse con una persona, pero esa persona es Ana, su novia.
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