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📍 Barcelona, España
Marzo 2022
Èric estaciona su automóvil frente a la casa de Ana y la madre de su mejor amiga, camina hasta la puerta y toca el timbre esperando que alguien lo reciba. Es cuestión de minutos para que la puerta se abra dejando ver a una Ana con una sonrisa coqueta.
— Èric. — Ana de inmediato se lanza a los brazos del español y este la recibe con un abrazo lleno de amor y cariño. — Pasa, mi tía no está en casa.
— ¿No? ¿A dónde fue?
— Con Jimena, al parecer necesitaba ayuda con algo.
Ana toma la mano de Èric y lo conduce a la sala donde ambos se sientan en el enorme sofá. Por su parte, el jugador español inspecciona la habitación dando cuenta de algo, y aquello era que las fotos de Camila ya no estaban.
— ¿Qué pasa? — Ana mira hacia la misma dirección que Èric.
— Nada, amor, no pasa nada. — le dedica una sonrisa.
— ¿Has hablado con Camila?
— Estas semanas no la he visto, ha estado ocupada con su trabajo y la universidad.
— ¿Camila trabaja?
— Sí, en una pequeña cafetería del centro de la ciudad, lo hace por las tardes después de sus clases y sus prácticas profesionales.
— Oh, vaya, ha de ser difícil.
— Sí, lo es, la amiga con la que se está quedando me ha dicho que hay días que duerme una hora. Ana realmente me preocupa Camila, quizás haya una forma para que ella y tu tía se reconcilien.
— No lo sé, mi tía no ha querido tocar el tema.
— Tienes que convencerla, mínimo para que hablen.
— Está bien, haré lo que pueda.
Èric esboza una sonrisa para después besar la mejilla de su chica.
— Entonces, ¿a dónde iremos?
Èric mira la hora en su teléfono porque quedó en verse con Camila, ya que después de tanto esfuerzo logró pagar su nuevo departamento y se supone que la ayudaría con algunas cosas de su mudanza, sin embargo, Èric realmente quería estar unas horas con Ana, porque por sus entrenamientos con el club había estado ocupado en las últimas semanas.
— Vamos a un lugar muy especial de la ciudad. — responde. — solos tú y yo.
— Nada me haría más feliz que eso. — confiesa Ana con una sonrisa y un brillo en sus ojos.
Realmente ambos jóvenes estaban enamorados, prácticamente eran el uno para el otro, ya que ambos habían pasado por mucho para llegar a este punto de su vida amorosa. Tanto Ana como Èric, sentían que estaban destinados a estar juntos, aunque el tiempo que llevan es poco y sería algo apresurado decir eso, pero eso no le importaba a ninguno, simplemente vivían el día a día.
Èric junto a Ana salen de la casa, el jugador del Barcelona introduce la dirección a su GPS y se dispone a conducir siguiendo las indicaciones, mientras una de sus manos tomaba la de Ana.
Aquel sitio era uno que Camila le había recomendado, ella lo encontró en internet y se le hizo llamativo, así que no dudo en decírselo a Èric, y es que Camila pensaba que esos consejos, que el jugador español le pedía, eran para ella, sin embargo, estaba equivocada, solo que aún no lo sabe. Por su parte, Èric recurre a su mejor amiga, Camila, como la única persona confiable, ya que con sus hermanas no es tan abierto con temas de noviazgos, así que no tenía a otra persona, más que a Camila.
Èric estaba a punto de romperle el corazón a Camila, sin que él se diera cuenta.
••••
📍 Centro de Barcelona.
Camila mira su teléfono desesperada, prácticamente Èric es el único de sus amigos que faltaba en llegar.
— Y si mejor ya entramos, ya que Èric nos alcance. — sugiere Ronald dejando una de las cajas en la banqueta. — cargar cajas es cansado.
— Mmmm, supongo que sí. — menciona Camila, algo desanimada.
Camila había citado a sus amigos para mostrarles el que sería su nuevo hogar, después de semanas trabajando más sus ahorros había conseguido el dinero para rentar por unos meses un pequeño departamento, convirtiéndose así en una persona totalmente independiente.
En fin, Camila trata de ocultar su decepción, aunque Mar se da cuenta de aquello, pero decide no insistirle o amargarle más el momento de lo que ya. Camila abre la puerta y deja que sus amigos entren primero para ver sus reacciones.
— ¿Y bien? Está bonito, ¿no? Digo, no es algo grande como a lo que ustedes están acostumbrados, pero para mí es más que suficiente.
— Está muy bien, cómodo para una sola persona. — Menciona Fer observando todo. — Hasta ganas me dieron de vivir contigo.
— ¿Cómo? Dejarás a Finley por vivir conmigo. — Bromea Camila causando la risa de todos.
— Por supuesto que no, amo a mi novio, además me costó mucho que la universidad accediera a mi cambio a Manchester.
— Tenemos que hacerte, aunque sea una fiesta de despedida. — Sugiere Mar con una sonrisa. — Se nos va la más pequeña del grupo.
— Y todo porque prefiere vivir con el novio. — Valentina bromea de igual manera.
— Este también, uno se cansa de sus hermanos, aunque no lo crean. — todos ríen menos Val.
— Le diré a Èric, eh. — amenaza Val.
— Hablando de él, ¿dónde está? — interviene Ronald ganándose un golpe de su chica. — ¡Auch! — se queja.
— Debe de estar ocupado, no importa. — Camila le resta importancia. — Compré algo de comida, para festejar este pequeño triunfo, pasen a la mesa. — Sonríe.
Mientras los demás van a la pequeña mesa, Mar se acerca a Camila y la ayuda a sacar la comida que había comprado anteriormente.
— ¿Está todo bien?
— Sí. — sonríe. — Como no voy a estar feliz.
— Te conozco, estás semanas que estuvimos juntas, te conocí muy bien.
— Mar, en verdad estoy bien, lo prometo.
— Eso espero, sin duda, te extrañaré mucho en casa, prácticamente eras mi compañía cuando Ronald no está en casa.
— Ay Mar, cuando quieras voy a verte. — Sonríe levemente. — Y más si se trata de cuidar a mi sobrinito.
— Adrián estará más que feliz por eso. Te recuerdo que en una semana es su fiesta de cumpleaños.
— Llegaré a tiempo, lo prometo, tengo que viajar a Madrid por mis prácticas profesionales, pero estaré aquí a tiempo.
— Eso espero. — ambas amigas sonríen.
Mar y Camila se habían vuelto muy unidad y aquello era más que evidente.
Por su parte, Valentina y Fer tratan de enviarle mensajes a su hermano, sin embargo, este no respondía ninguno de ellos y rechazaba cada una de las llamadas, a tal punto de que las mandaba al buzón de voz.
Unos minutos más tarde, llega una persona más, que no es Èric, sino Nico, novio de Valentina.
— ¡Ya estoy aquí! — Anuncia el jugador español.
— ¿Cómo supiste que este era el número de mi departamento?
— Valen me lo dijo por mensaje.
— Pasa, Nico, mínimo tú si llegaste, tarde, pero llegaste.
Nico saluda a cada uno de sus amigos, incluyendo a Ronald, posteriormente le da un pequeño regalo a Camila, prácticamente era una decoración para la casa, algo que la joven española agradece.
Así que, Camila olvida el hecho de que su "mejor amigo" no está presente en este momento tan importante para ella y disfruta del momento con sus amigos más cercanos, a quienes si le importaban.
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