09
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Unas cuantas semanas fueron pasando, Èric siguió con las salidas a espaldas de su mejor amiga, esto le sirvió para conocer mucho más a Ana y de alguna manera se fue enamorando más y más.
Ana era el tipo de chica que le atraían, una chica autónoma, independiente y segura de sí misma. Ella junta todas las cualidades que busca en una mujer.
Por otro lado, Camila siguió viviendo con Mar y Ronald, aunque ha estado en busca de un departamento para no seguir causando más molestias a sus amigos. También, logró conseguir un trabajo en una pequeña cafetería del centro de la ciudad, por las noches, acude a esta después de sus prácticas profesionales, así que Camila está todo el día en activa, sin contar que aún llegando a casa tiene que hacer sus tareas y despertarse temprano para sus clases. El tiempo libre que tenía era muy poco, por esa razón había dejado de asistir a los partidos y salidas con sus amigos, pero al final era feliz, porque sabía que se estaba valiendo por sí misma y ganaba algo de dinero para sobrevivir.
Como cada noche volvía a casa, al entrar se encontró a Mar y Ronald en la sala.
— Perdonen de verdad, se me hizo tarde. — dice con la voz agitada.
— No te preocupes, Cami. — dice Mar. — Lo importante es que ya estás aquí. — Camila sonríe levemente. — Adrián está en su habitación, ya cenó, lo único que tienes que hacer es que se quede dormido.
— Algo que es imposible... — dice Ronald.
— Soy una experta con los niños, tranquilos, ustedes vayan y disfruten de esta noche, cuidaré muy bien a Adrián.
— Lo sabemos, cualquier cosa nos llamas, ¿sí? — asiente.
Mar y Ronald se despiden de su amiga con un beso en la mejilla, posteriormente Ronald toma la cintura de su amada y juntos salen de la casa.
— ¿Crees que hicimos bien? — Mar lo mira.
— Cariño, Cami es una persona de confianza, aparte, Adrián la quiere mucho.
— Eso lo sé, es nuestra amiga, pero ella debe de estar cansada, trabaja y estudia todo el día.
— Bueno, eso es cierto, no debe de ser fácil, prácticamente está todo el día fuera de casa.
— Ya le he dicho que no es necesario que trabajé, nosotros la apoyamos económicamente sin problemas, pero no entiende.
— Entiendo a Cami. — Ronald abre la puerta del automóvil para que su novia se pueda subir, posteriormente rodea el auto hasta el lado del conductor. — Quiere ser independiente y es comprensible.
— Lo entiendo, pero pone en riesgo su salud, hace unos días no durmió nada por la universidad, se fue a clases y de ahí al trabajo, eso no es sano. — la mira. — Promete que le dirás algo o qué Èric lo haga, tal vez si él se lo dice entienda.
— No creo que funcione, Èric ya habló con ella...
— Camila me preocupa, no tiene a nadie más que nosotros.
— Haré el intento de hablar con ella, ¿sí? — Mar asiente. — Camila sabe cuidarse, amor, confiemos en ella.
— Lo hago, pero no quiero que nada malo le suceda. Estos días le he agarrado mucho cariño, es como la hermana que nunca tuve.
— Si, me pasa lo mismo, hablaré con ella, pero sea lo que decida, tenemos que apoyarla. — junta sus manos.
— Sí, tienes razón. — le dedicó una sonrisa y el futbolista uruguayo depositó un beso en la mano de su amada.
Ronald saca las llaves de su bolso del pantalón, enciende el auto y conduce hasta alejarse de la zona residencial donde vive.
Mientras tanto, Camila prepara algo ligero para su cena, posteriormente sube a la habitación del pequeño Adrián y al entrar lo observa en su cuna jugando con sus juguetes.
— Cami... — Adrián la mira feliz.
— Hola mi amor, qué haces... — el pequeño ríe. — Ven, vamos a ver una película para que te puedas dormir.
Camila lo carga y lo acomoda en sus brazos, agarra uno de sus peluches para después salir de la habitación, cierra la puerta y camina hacia las escaleras, las baja con mucho cuidado y al llegar a la enorme sala deja a Adrián encima del sofá, coloca varios cojines a su alrededor y rápidamente se dirige a ala cocina en busca de su cena.
— Mamá... papá...
— Mamá y papá no están, está noche te quedarás conmigo. — besa su mejilla. — Vamos a ver, qué película vemos.
Camila abre la aplicación de Disney + en el televisor, busca la sección de películas animadas y desliza una por una, pero se ve interrumpida, ya que alguien toca el timbre de la casa, así que carga a Adrián y camina hasta la puerta principal, antes de abrir mira por el intercomunicador para ver de quién se trata. Al verlo esboza una amplia sonrisa y su corazón se acelera, así que abre la puerta rápidamente.
— Èric... — El español al verla sonríe. — ¿Qué haces aquí? Mar y Ronald no están.
— Eso lo sé, me dijeron que saldrían a cenar, traje algo de comer para cenar juntos.
— Pasa. — menciona.
Camila se hace a un lado para que el español pueda entrar a la casa, le dice que deje eso en la cocina, mientras ella vuelve a la sala y deja al pequeño Adrián sobre el sofá.
— ¿Te lavaste las manos? — lo detiene antes de que pudiera cargar a Adrián.
— Si, jefa. — ríe.
Èric carga a Adrián y empieza a jugar con el pequeño que se nota feliz por las risas que suelta, por su parte Camila los deja solos y va a la cocina por un plato más. Observa la comida que su amigo había traído y se da cuenta de que es sushi, sonríe porque es su comida favorita. Con un plato y la bolsa de comida vuelve a la sala.
— Si sabes mi comida favorita. — bromeó.
— Como no voy a saber la comida favorita de mi mejor amiga. — responde haciendo que el corazón de Camila se acelere, eso significa que es importante para Èric, aunque únicamente sea su amiga.
— ¿Cómo estás? No respondiste mis llamadas hace un rato. — Èric la observa.
— Estaba en el trabajo, perdón. Pero bien, lo normal de todos los días.
— ¿Mucho trabajo en la cafetería?
— Si, como siempre, pero gané buenas propinas. — dice sacando la comida de la bolsa. — En la universidad todo está bien.
— ¿Has dormido bien?
— Si, después del último regaño de Mar procuro hacerlo.
— Hizo bien en regañarte, debes dormir las horas establecidas, es por tu salud.
— Si, pero eso no se puede siempre, lo bueno que hoy no tengo tareas por hacer, así que dormiré las horas correctas.
— Cami, en verdad si necesitas dinero...
— Èric no, por favor... — Camila lo mira. — Quiero ser independiente, por favor.
— Aunque sea, déjame ayudarte con algo. — niega.
— Con ser mejor amigo es más que suficiente. — Cami toma su mano. — Eso es todo lo que necesito de ti. — Èric sonríe y asiente levemente.
El resto de la noche fue de cenar y mirar la película favorita de Adrián, hasta que se quedó dormido en los brazos de Èric. Cuando Camila se dio cuenta de esto lo ayudó para llevarlo hasta su habitación, lo acomodó en su cuna y dejaron la puerta entreabierta para después volver a la sala y recoger los platos de su cena.
— ¿Mañana tienes entrenamiento?
— Si, por fin, vuelvo a entrenar con todo el equipo. — dice emocionado.
— Me alegro mucho por ti, espero que vuelvas pronto a jugar.
— El entrenador me dijo que este fin de semana puede ser que juegue unos minutos, espero que vayas a ese partido.
— No estoy segura, tengo que trabajar en la cafetería, pero te prometo que haré mi mejor esfuerzo para poder ir.
— No te preocupes, entiendo, es tu trabajo.
Camila lava los dos platos y vasos que ocuparon, mientras Èric responde los mensajes de Ana con una enorme sonrisa. Camila se da cuenta de esto, ya que desde hace unos días observa a Èric diferente cuando está con su teléfono.
—... ¿Has hablado con tu mamá? — pregunta.
— No, no me ha llamado y tampoco lo he hecho, al final le hice un favor, me imagino que ahora es feliz con Ana en casa. — el español se incómoda un poco con esa declaración de su amiga.
— Cami, puedo preguntarte algo... — pregunta algo inseguro.
— Si, qué sucede.
— ¿Qué sucedió entre Ana y tú?
— Ohhh... bueno, Ana y Jimena es el mismo caso, son la misma persona, un par de hipócritas.
— ¿Por qué? Digo, las personas cambian...
— Si, pero ellas jamás cambiarán, las conozco y por su culpa mi familia ni me quiere. Jimena y Ana siempre me trataron mal, hacían comentarios negativos hacia mí y.... fue doloroso, era solo una niña... — Èric la observa.
— Pero, el pasado es pasado, ¿por qué no hablas con ellas o les das otra oportunidad? — Camila ríe.
— ¿Otra oportunidad? No, jamás, no después de todo lo que le hicieron pasar... Pero a todo esto, ¿Por qué me dices esto? Parece que la estás defendiendo...
— Por nada, solamente fue una pregunta... — responde rápidamente y Camila frunce el ceño.
— Si tú lo dices...— responde.
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