
• 16: Esperarte •
• Wooyoung •
Después de la pelea todos nos dirigimos al hospital en el que habían internado a San.
Nos atendieron las heridas a nosotros y los chicos que estaban presos también recibieron asistencia médica con las debidas precauciones.
Después de haber revisado y curado las heridas de mi cuerpo, corrí a ver a San sin importarme el dolor y cansancio físico que sentía.
Afuera de la habitación, los padres de San, Yunho y Mingi estaban hablando con un doctor.
Me acerqué a escuchar y todos me saludaron con un ademán de reverencia con la cabeza, imité la acción.
— ¿Está todo bien?, ¿puedo ver a San?
— Como les decía, San está fuera de peligro, sin embargo perdió mucha sangre y el agotamiento físico por la batalla está impidiendo que despierte, a eso hay que sumarle el agotamiento mental por el contante uso de su habilidad. Habrá doctores especializados revisándolo constantemente para ver si hay mejoras, mientras tanto San no despertará, su cuerpo necesita descanso.
— ¿Mi hermano podrá tener visitas, doctor?
— Claro que sí, los horarios de visita son de dos de la tarde a seis y el resto del día sólo puede haber un familiar a cargo.
— ¿Yo no puedo?
— ¿Es usted algún familiar?
— No, uh...
— Lo sentimos, no puede, menos si es menor de edad.
— Está bien, gracias doctor.
Todos hicieron una reverencia hacia el hombre que se retiraba y al fin me permití soltar algunas lágrimas.
— ¿Él estará bien?, todo ésto es mi culpa, se metió en ésto por mí, él se arriesgó por mí, mierda.
— Lo estará, Woonie, tranquilo. Mi hermano te quiere muchísimo y sé que él no estaría de acuerdo con lo que estás diciendo. Mantén la calma, solo hay que esperar a que despierte.
— ¿Me dejan entrar?, se los ruego por favor, quiero verlo, lo necesito.
Después de un asentimiento por parte de los padres de Choi, entré en la habitación.
Ahí, con su cabello negro un poco más limpio que antes, con su rostro golpeado, con el torso descubierto y una venda que rodeaba su cintura para tapar la herida. Ahí, con sus bellos ojos cerrados y respirando relajado como si nada pasara, estaba Choi San, el chico que me gustaba, quien se había arriesgado por mí, quien despertaría quién sabe cuándo.
— Sanie... – Me senté en una silla al lado de la camilla y tomé su mano, dejando un besito en el dorso de la misma – Lo siento tanto San, perdóname la vida por haberte puesto en riesgo, perdóname por haberte involucrado conmigo, lo siento tanto.
Lágrimas caían de mis ojos y solo pude mirarlo por un largo rato esperando que abra los ojitos y me mire. Quería que me mire a mí, siempre.
— Voy a esperarte Sanie, ¿sí?, lo prometo. Esperaré a tu lado, te prometo que ya no me haré daño y y y podemos tener una cita si despiertas, podemos...podemos intentarlo, Sanie, también me gustas y mucho, ¿si?, te ruego que despiertes.
Estuve una hora quizás llorando a su lado hasta que me dijeron que el horario de visita había terminado. Yunho se quedaría a cuidarlo toda la noche.
— Hasta mañana, Sanie.
•••
Fui todos los días.
La primera semana fue tranquila, normal. Iba a la escuela y a la salida iba a ver a San. Me llevaba mi almuerzo y estaba todo el horario de visita a su lado, le contaba sobre mi día, limpiaba su rostro, sus manos, a veces lavaba su cabello y lo miraba mucho (porque era muy guapo, todos lo saben).
La segunda semana fue más tediosa, notaba su ausencia y realmente quería hablar con él, tener sus mimos y reír juntos. Comía a su lado esperando que abra los ojos para merendar juntos también, cocinar algo dulce y ver alguna película.
La tercera semana estaba algo desanimado, lo extrañaba. La estadía en la casa de San era solitaria, aunque a veces estaba con Yunho y Mingi, otras veces con Mingi solo, realmente me caía bien, por un momento me hacían olvidar de San, pero eran sólo escasos segundos.
La cuarta semana lo miraba y no podía evitar soltar algunas lágrimas, porque me hacía mucha falta.
— Te juro que estoy intentando esperarte Sanie pero te necesito tanto...¿no puedes despertar?, ¿podrías hacerlo por mí?, te extraño.
— El horario de visita terminó, Woo.
Yunho siempre entraba despacito a la habitación y me decía aquellas palabras casi en un susurro, suave, para que no golpeen tan fuerte.
— ¿Un ratito más?
— Sabes que no pequeño, van a regañarte. Anda vé, Mingi te compró pastel de chocolate, de ese que te gusta, vé a merendar.
— ¿Él despertará, Yuyu Hyung?
Largo y doloroso silencio. Pesada angustia disfrazada de calma.
— ¿Despertará? – Insistí, porque me negaba a creer que no lo haría. – Dime que sí, al menos miente.
— Claro que lo hará Wooyoung, San es fuerte y su herida no fue grave. Sólo fue agotamiento, debes calmarte y esperar.
— Lo extraño.
— Y yo igual, es mi hermanito, pero entrar en desesperación no resolverá las cosas.
Volví a llorar. Volví a llorar como el idiota enamorado que era. Volví a llorar como la persona más aferrada a alguien en éste mundo. Siquiera Kyung o Liv han logrado alejarme de San durante éste mes.
— ¿Me dejas despedirme?
— Bien, no tardes.
Cuando escuché que la puerta era cerrada, tomé la mano de San y besé la misma, cerrando mis ojitos unos segundos mientras aún caían lágrimas.
— Hasta mañana Sanie, te...te quiero – Me acerqué a besar también su mejilla, su nariz, su frente y, por unos segundos, miré sus labios – ¿Debería?...¿despertarás si te beso Sanie? – Sentí mis mejillas algo calientes debido al sonrojo que me causó haber tan solo pensado en la idea de besarlo. –
Lo hice.
Apoyé mis labios sobre los suyos por aproximadamente cuatro segundos. Cuatro segundos de explosión de sentimientos, porque ese beso se sintió increíble.
— Ahora sí, hasta mañana.
Sonreí y salí rápidamente de ahí, sin siquiera saludar a Yunho me dirigí al baño para mojar mi rostro y calmar el sonrojo.
Estuve varios minutos ahí hasta que calmé los fuertes latidos de mi corazón, fue ahí que recién pude salir del baño para dirigirme a casa.
— Hey, Wooyoung, ¡ven!
Me acerqué rápidamente a Yunho cuando lo ví algo agitado, temiendo que algo malo haya pasado.
— ¿Qué pasó?, ¿está todo bien?, ¿le pasó algo a San?
— San...
— Mierda mierda mierda, ¿él está bien?
— Wooyoung, San despertó.
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