• 14: Basta •
• Wooyoung •
Han pasado seis meses desde que conocí a Choi San.
Seis meses en los que mi vida se ha resumido a sus ojos y en la calma que me transmiten.
He estado yendo a terapia y entrenando con Sanie. En la escuela no han parado de molestarme, de hecho mis piernas tenían quemaduras nuevas y uno que otro golpe cubría mi cuerpo.
Kyungmin ha preguntado sobre la cicatriz en mi cuello que lamentablemente no había desaparecido y yo aún estoy lidiando con ello, con la situación que me ha llevado a eso y con el momento que he pasado en sí.
San y yo estamos intentando llevar juntos aquel recuerdo de él impidiendo que termine con mi vida y damos pequeños pasitos intentando superar y seguir, ambos.
La situación en casa estaba empeorando.
Mamá y papá creen que San es mi novio y me miran con más desprecio que antes. Liv intenta que nada sobrepase los límites y Kyung solo está ahí escuchando porque tiene una familia de mierda que solo lo hace pasar por situaciones que ningún niño necesita.
San me saca cada vez más seguido de casa con tal de evitarme todas esas cosas y realmente se lo agradezco porque al final del día solo estamos en su sillón cenando algo preparado por los dos y, por un instante, hasta podría decir que todo está bien.
— ¡Ten cuidado!, ¿¡no puedes hacer nada bien?!
Y ahí estaba otra vez la "dulce" voz de mi padre que me veía desde arriba con una fuerte necesidad de superioridad como yo limpiaba las pocas gotas de agua que había caído al suelo.
— ¿Qué te tiene tan distraído?, debe ser el chico ese, ¿no es así?, lo haz traído a ésta casa, ha pisado nuestro suelo y quién sabe qué cosas habrán estado haciendo en tu habitación, ¿es que no dejas de decepcionarnos?, ya basta Wooyoung, nos tienes tan hartos.
Aprieto mis ojos como si no quisiera llorar y pequeñas medialunas se marcan en mis palmas a causa de apretar los puños y marcar mis uñas.
Respiro profundo y los miro, los miro con el deseo de ser el hijo perfecto. Los miro con el deseo de ser algo más que basura.
— Maricón asqueroso, ¡a veces quisiera que murieras!
Agarré una bandeja de la mesada que tenía cosas encima y no me importó tirarlas cuando me defendí con aquél objeto de plata del superpoder y la furia de mi padre conmigo.
Su rayo láser dió al lado de su torso, en una pared y la había dañado un poco.
Siguieron insultándome, gritándome, humillándome, despreciando mi existencia e incluso han seguido intentando utilizar sus superpoderes en mi contra.
Dí basta.
Dí basta.
Dí basta.
Dí basta.
Dí
Basta.
— ¡Basta!
Basta.
Con una furia sin poder ser reprimida y con las lágrimas cayendo de mis ojos, les grité mirándolos.
— ¡Basta mierda, basta!, ¡me tienen tan malditamente harto, hijos de puta!, ¡¿qué carajos quieren de mí, uh?, ¿qué mierda tengo que hacer para ser el puto hijo perfecto?!, ¡¿qué mierda tengo que hacer para que dejen de desearme la muerte?!, ¡matenme, háganlo, terminen con mi puta vida de una maldita vez!, ¡ya basta, basta!
Ambos se quedaron mirándome por algunos segundos. Luego se miraron entre ellos y, finalmente, decidieron atacarme entre los dos.
Comencé a defenderme de ellos de la manera que pude y, por un momento, cuando estuve en el suelo siendo golpeado por mi padre, creí que sería mi fin.
Por primera vez, deseé vivir.
Deseé vivir porque ahí en el suelo, con algunas partes de mi rostro sangrando, solo pude sonreír pensando en que quería estar preparando una merienda con San.
— ¡Mamá, papá, no!
Liv tomó la forma de un fuerte hombre que estoy seguro que ví alguna vez y apartó a mi padre sin esfuerzo alguno.
— Corre Woo, vete.
— Liv...
— ¡Que te vayas, Woo!
Me levanté ignorando el dolor de mi cuerpo y salí corriendo de esa casa.
Una casa a la que le dije basta.
•••
Tres toques en la puerta y Choi San apareció tras ésta ser abierta.
Su cabello que estaba comenzando a crecer se le veía algo alborotado y sus ojitos aún no se abrían del todo. Recién se despertaba.
Su rostro y su corazón despertó al ver a Jung Wooyoung, triste y doloroso fue el ver sus bellos ojos con lágrimas y su hermosa existencia con golpes.
— ¿Quién fue?
— Sanie...huí de casa.
San abrió los brazos ocultando su sorpresa para recibir a Woo entre ellos. El menor no tardó en rodear la cintura de su mayor y su orejita se apoyó en el pecho de Choi para así oír sus latidos.
Estuvieron un largo rato abrazados en la puerta de la casa, fue cuando vino una ligera brisa fría que San decidió meterlos a los dos dentro y cerrar la puerta. Con Woo aún en sus brazos usó su superpoder para llegar a su habitación y así recostarse un rato más antes de tener que curar las heridas de su chico.
— ¿Quieres una habitación propia o te gusta la idea de dormir aquí?
— ¿Uh?, ¿de qué hablas?
— Vivirás conmigo y no es pregunta, bonito, ya era hora de que salgas de ahí.
— ¿Será correcto?
— Es lo mejor, además tenerte conmigo no es que me moleste mucho que digamos.
Ambos se miraron con una sonrisa y una suave risa escapó de la boca de ambos.
Wooyoung tomó un fuerte sonrojo en sus mejillas cuando vió los ojos de San dirigirse a sus labios, labios que estaban lastimados al igual que el resto de él.
— Dime qué estás mirando mis labios porque están lastimados y no por otra cosa.
— Es porque me muero por besarte algún día.
— ¡San! – Si es que era posible, Wooyoung se sonrojó muchísimo más y dió un ligero golpe en el pecho del chico – ¿Cómo dices eso tan descaradamente?
— Porque yo no pienso mentirte respecto a mis sentimientos precioso.
Volvió a sonreírle. Volvió a sonreír para el chico que lo había mirado con los ojos más dulces del mundo. Volvió a sonreír para el chico que había visto belleza en él y valor en su vida.
— Carajo Jung Wooyoung, ¿qué me estás haciendo?
— ¿Uh?, ¿y ahora qué hice?
— ¿Cómo puedes sonreírme así y pretender que no te bese justo ahora?, solo vives tu vida haciéndome fácil la tarea de enamorarme cada vez un poquito más.
— Cierra la boca San.
El menor de ambos (sin dejar de sonreír, aclaro) abrazó a su mayor y lo miró provocando que sus narices rozaran y que sus respiraciones se unan.
— ¿Por qué no me la cierras tú, Jung?
— Porque malditamente es lindo dejarte con esas ganas.
Después de eso, Woo se separó de los brazos de San y salió corriendo mientras reía, comenzando un juego de "atrápame si puedes" en el que estaba seguro sería atacado con cosquillas si Choi lo atrapaba.
— ¿Desde cuándo eres tan descarado, Jung?
Pasaron la tarde jugando entre carcajadas (primero tomaron un descanso para curar las heridas de Woo) y en la noche cocinaron algo juntos, continuando con el juego de miradas y sonrisitas algo coquetas por parte de ambos.
Comieron en el sofá mientras miraban alguna película y fue en ese momento en el que Wooyoung miró al chico que tenía al lado.
Un chico guapo, con el rostro tallado a mano de dioses, con un cuerpo esculpido por los mismos, con una voz tan angelical y varonil al mismo tiempo, con un corazón enorme, con una existencia divina. Ese chico lo había mirado a él. Ese chico estaba a la espera de que sus labios lo besen y que su corazón le corresponda. Ese chico...
Ese chico había convertido su vida en un "todo va a estar bien".
Y por eso mismo, por Choi San, estaba orgulloso de haber dicho basta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro