→   CAPÍTULO VEINTE.

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— ✧ LONDRES, INGLATERRA.
AGOSTO, 1973. ✧ —

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—gracias por todo, brian.— musitó avergonzada, y mirando hacia abajo.

jugó con la tela de la camisa negra que el rizado le había dado para cubrir su desnudez.

el mayor metió las manos en los bolsillos, suspirando y asintió. —solo... no vuelvas hacerlo, faith. por favor.—

ella deseaba que fuera tan fácil como sus palabras.

—lo intentaré.—

—por deaky, roger y por mí. ¿de acuerdo?—

ella sonrió de lado y cabizbaja. no los merecía.

—lo prometo.— susurró.

—esa es mi chica.— sonrió grandemente antes de atraerla en sus brazos.

ella lo rodeo tímidamente y disfruto de su calidez.

podía acostumbrarse a eso.

los abrazos de brian eran seguros y protectores.

los de john, dulces y cariñosos.

y algo en su interior, se removió consultando cómo serían los de él... los de roger.

—te veo luego, pequeña.— dijo el rizado, sacudiendo su cabello.

ella se inclinó, alzándose para besar su mejilla como despedida. —adiós, bri.—

él sonrió ante su apodo. —me encanta como suena eso.—

faith devolvió el gesto y luego de un movimiento de manos, may comenzó a alejarse.

lo observó hasta donde pudo distinguir su alta figura y sonrió una vez más. se sentó en el pórtico de su casa y suspiró al recordar todo lo que había ocurrido.

brian le había dado el regaño de su vida, pero también la había dejado llorar en su hombro.

le había dicho que ella era bonita sin importar que llevara y que el motivo por el cual a roger le interesaba tanto era justamente porque era diferente a todas las chicas que se le acercaban, veía atreves de él y lo valoraba como nadie.

a faith, brian y john le parecían un verdadero pedacito de cielo.

y así era, ya que mientras may iba camino a su casa, sus tres amigos ya se encontraban allí desde hace mucho.

y es que no habían podido esperar más en casa de roger por su llegada al supuesto ensayo y no pudieron llamarle ya que el teléfono de los taylor estaba descompuesto desde que michael se lo había lanzado a su hijo y el objeto por suerte, impacto en la pared.

la madre del guitarrista había mentido al decir que había salido para llevar un encargo de ella, donde una de sus tías porque no estaba segura de cuál era su relación con la muchacha extraña.

—roger, cariño.— llamó ruth, atrayendo la atención del rubio. —tu que eres más cercano a brian... ¿sabes qué es lo que pasa con esa chica?—

el ojiazul dejó las galletas en la bandeja donde llevarían el té a la sala para john y freddie, para prestarle toda su atención.

—¿qué chica?— dijo frunciendo el ceño con confusión.

—hay una muchacha que recogimos hace dos noches... ella estaba realmente mal y brian me pidió atenderla.— suspiró. —me dijo que no la conocía pero hoy, ella ha regresado vistiendo como... como una verdadera cualquiera y él se ha puesto como un loco. se encerró con ella en su cuarto y cuando salieron, le había dado una de sus camisas y ha ido a acompañarla a su casa.—

roger guardó silencio, dudoso. conocía a su amigo demasiado bien y no había notado indicios de un enamoramiento. ¿se lo había ocultado demasiado bien o se trataba de algo más?

—yo no tenía idea de esto...— ladeo su cabeza, indeciso. —pero si estuviera en andanzas con alguien, ¿cúal es el problema?—

—ella, ella es el problema.— exclamó la mujer de forma desaprobatoria. —permití que cuidáramos de ella porque iba a dejarla botada en el jardín de mi propia casa pero... es insana, es rara y no es lo que quiero para mi hijo. es una mala chica.—

taylor asintió sin saber qué decir. —yo... hablaré con él.—

—gracias, cielo.— sonrió ella y terminó de servir el té que tanto esperaba el persa y el bajista.

se encaminaron hacia la sala y dejaron la bandeja con las tazas y galletas en la mesita de centro antes de que la mayor saliera fuera a su habitación. roger se movía con naturalidad dentro de la casa, ya que acostumbraba a pasar tiempo allí, pero aun así, las palabras de la madre de su amigo lo tenían inquieto.

y tal parecía que lo había llamado con el pensamiento, porque el rizado entró por la puerta de su casa prontamente.

—oh, hola.— susurró nervioso.

—querido, la próxima vez que tu madre te haga un encargo, ten la decencia de avisarnos y no dejarnos esperando como tarados tal como deaky.—

él se quedó callado y aunque intentó que su confusión no se hiciera obvia, roger y john notaron como su ceño se fruncía.

—¿qué pasó realmente, brian?—

el mencionado tragó saliva de forma pesada ante la pregunta del rubio y lo miró por algunos segundos, antes de llevar sus ojos a los de deacon.

—faith... estaba en problemas.— confesó.

roger se quedó en silencio e inmóvil, sintiendo la culpa caer sobre él de inmediato.

normalmente, hubiera estallado en celos y preocupación pero su reacción y la mirada acusatoria de brian, lo delató por completo ante los ojos de john.

—¿qué le hiciste esta vez, eh?— atacó, levantándose del sofá con molestia.

el ojiazul dio un paso atrás al verlo tan enojado, como pocas veces acostumbraba a estar.

—¡tal vez ella escuchó algo que no debía!—

el baterista miró con fastidio a freddie y a su dramática confesión. era de esperarse que lo delatara al ver a john así de colérico.

—¿qué demonios le dijiste, roger?— escupió.

—todo fue una confusión por culpa de este histérico de mierda.— apuntó a mercury mientras respiraba pesadamente.

—¡hey! cuida tus palabras, rubio. y además, no fui yo el que la trato de niñita asustada.—

—¡john!— frenó brian, al verlo caminar hacia el acusado.

—¡maldita sea, roger!— se quejó agobiado. —faith es demasiado sensible para eso.—

—y vaya que le ha costado caro tu estupidez.— agregó el rizado.

—¿y tú qué? ¿qué tanto interés tienes en ella? ¿desde cuando la conoces?— atacó el rubio con celos. las palabras de ruth aún rondaban en su cabeza.

—no seas idiota.— dijo el guitarrista, molesto.

el silencio reinó entre los cuatro, tenso y palpable. no acostumbraban pelear y hacerlo, los agobiaba.

—voy a solucionar esto.— prometió taylor.

—¿ah, sí? ¿cómo?— dijo john con ironía.

—déjame pensar en algo, deaky. algo bueno... como faith merece.—

—¿y si en lugar de querer arrancarle la cabeza, lo ayudan a hacer algo por la chica?— canturreo freddie.

deacon suspiró, dejando caer su cabeza hacía atrás unos segundos. luego observó a brian y ambos se debatieron un momento con la mirada, antes de asentir suavemente.

todo por su pequeña.

—de acuerdo.— accedió john por ambos. —pero escucha algo, roger. solo lo haré porque sé que eres importante para ella pero si la lastimas otra vez, yo no te lo perdonaré nunca. así que si lo haces, puedes olvidarte de mi para siempre.—

la advertencia era verdadera, una amenaza certera que logró sacarle un pequeño escalofrío o a freddie ante la seriedad en sus palabras y una pequeña sonrisa a brian por la defensa de hermano mayor.

el rubio permaneció mirando al castaño hasta que este alzó los brazos.

—¿qué estás esperando? trae lápiz y papel. y saca todo tu lado poeta para escribir las mejores notas de amor o azotaré tu cabeza contra la pared.—

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