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⚠︎ 𝘁𝗵𝗶𝗿𝘁𝘆.

→   CAPÍTULO TREINTA.

⇆ ◁ || ▷ ↺   :  𝚑𝚊𝚋𝚒𝚝𝚜 - 𝚖𝚊𝚌𝚑𝚒𝚗𝚎 𝚐𝚞𝚗 𝚔𝚎𝚕𝚕𝚢.

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LONDRES, INGLATERRA.
OCTUBRE, 1973.

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brian miró el reloj sobre su mesa de noche y suspiró ansioso al ver que ya era tiempo de irse. él era el más puntual en las presentaciones, ya que john era impredecible, y mercury y roger eran las reinas del retraso.

acomodó su voluminosa melena rizada, estiró su camisa y se dispuso a tomar su guitarra enfundada para ya salir de su casa. al hacerlo, procuró no arrugar su vestimenta porque freddie era verdaderamente exigente con los atuendos a la hora de subir al escenario del bar.

bajó las escaleras, colgando el instrumento en su hombro y a pasos rápidos. giró en 360° y tras cerciorarse de que todo estuviera en orden y seguro, abrió la puerta para salir y dejó su hogar.

había caminado exactamente una cuadra cuando recordó que no llevaba su moneda de la suerte para el sonido tan único de la red special. volvió a la propiedad en un ligero trote y subió de la misma forma hasta llegar a su cuarto.

se quedó inmovil y completamente confundido al ver a faith dentro de la habitación.

la examinó con la vista. estaba despeinada y su ropa tenía muy poco orden. llevaba unos jeans de pierna ancha y un hoddie gris que estaba notablemente sucio.

parpadeó desconcertado y entonces vio los restos de polvo en su nariz y pecho y como su rostro se había teñido de pánico al verlo. sus manos comenzaron a temblar, delatando que hacía allí y lo que tenía entre ellas.

dinero. dinero que estaba robándole a brian.

faith estaba enamorada de un mal hábito: las drogas.

él cerró los ojos, sintiéndose enormemente decepcionado y sobre todo, dolido. ese dinero no era solo suyo, eran los pocos ahorros que él y los chicos estaban juntando con tanto esfuerzo y pasión para buscar una discografía que les permitiera grabar su primer álbum como banda.

brian guardaba el dinero al ser el más ordenado y responsable de los cuatro. lo mantenía en una pequeña caja metálica de té que freddie había destinado como fondo de ahorros y que faith había visto ya varias veces al estar en su habitación en repetidas ocasiones.

sabía perfectamente para qué sería y si bien no la culpaba por su adicción, no podía evitar sentirse traicionado.

—dame eso, faith.— susurró.

ella guardó silencio algunos segundos y no se movió de su lugar. tampoco le entregó los ahorros.

—lo necesito, brian.— musitó nerviosa y mirando el piso. —no... no he comido en días. estoy hambrienta.—

mentir. una actitud típica de un drogadicto.

—estás drogada.— soltó neutro. —sé que john te llevó comida ayer y si necesitas algo, cualquiera de nosotros lo compraría para ti. no trates de engañarme y solo deja el dinero en su lugar.—

ella se atrevió a alzar la vista pero en su estado de inestabilidad y adicción, a penas si era consciente de donde estaba o que lo decía.

complicada, frustrada, subestimada. sin poder dormir y con una mente corriendo esta difícil mantenerse concentrada.

—solo necesito una línea más.—

—faith, maldita sea.— suplicó may. —esos ahorros no son solo míos. el esfuerzo de los chicos también está allí. ¿vas a fallarnos a todos por un poco de polvo? ¿vas a hacerle esto a john y roger que te aman incondicionalmente? ¿a freddie y a mi que hacemos todo lo que está a nuestro alcance precisamente para mantenerte lejos de esa mierda?—

la mencionada siguió estática. a lo lejos, se sentía avergonzada ante las palabras del mayor pero a pesar de su pena ante la embarazosa situación, el sentimiento de necesidad en su interior no se calmaba, sino que parecía crecer con fervor a cada instante.

no dijo nada, pero brian sabía exactamente que estaba sucediendo así que solo cerró los ojos y suspiró, deseando tener las fuerzas suficientes para soportar lo que estaba pasando y lo que estallaría desastrosamente en pocos segundos más.

una crisis de adicción.

y la observó atento, teniendo la impresión que en aquella mente tan dañada y perturbada estaba buscando algún modo de engañarlo. y lo confirmo tan pronto como cuando fingió bajar la guardia, ella intentó correr fuera de la habitación y llevándose el dinero.

y la sujetó, envolviendo sus brazos en su diminuto cuerpo y volviendo a cerrar los ojos con pesar.

—¡brian!—exclamó la menor, sacudiéndose. —lo necesito.—

el mencionado sintió su interior desmoronarse al oírla tan desesperada por algo tan despreciable y destructivo.

—no dejaré que le hagas esto a los chicos, faith.— respondió, sin soltarla. —y tampoco dejaré que te hagas esto a ti misma.—

ella se volteó hacia él, buscando sus ojos para suplicar pero may evitaba mirar aquellos iris verdosos llenos de perdición.

—por favor, bri.— lloriqueo. —solo será esta vez. te lo prometo.—

él hizo oídos sordos. sabía que estaba intentando manipularlo.

y en lugar de caer en su sucia trampa, endureció su agarre.

aquello la enfadó de sobremanera, pues claramente no estaba en su cabales.

—¡déjame ir!—

seguido de aquel grito desgarrador, el pecho may recibió un montón de golpes violentos. su comportamiento debilitaba a brian en lo más profundo. errática y fuera de sí, lo insultó y lastimó repetidamente, jalándole el cabello, bramando incoherencias y llegando incluso a enterrar sus uñas en una de sus mejillas, provocando tres cortes de los cuales emanó sangre roja y caliente que se fusiono con sus lágrimas silenciosas y que fue a dar a la delicada vestimenta del guitarrista.

tras aquel acto, el rizado sacó algo de valentía y la doblegó, reduciéndola hasta el suelo ya que a pesar de ser delgado, tenía la fuerza suficiente como para poder levantar a la chica y lanzarla a la cama con fuerza.

el dinero escapó de las manos de la castaña, haciéndola distraerse y llevar sus ojos al piso en lugar de a brian, quién se quitaba el cinturón de sus pantalones de tiro alto con rapidez.

cuando ella se inclinó a tomar un billete cercano, el cuero grueso y tosco, envolvió su muñeca mientras las piernas del más alto la aprisionaban bajo él, posicionando una a cada lado de ella para encerrarla.

y antes de que pudiera reaccionar a hacer algo más, may la ató al cabezal de la cama, susurrando dos palabras en un sollozo tan quebrado como su corazón al interior de su pecho.

—perdóname, john.—

deacon amaba a su hermana con toda su alma, con su vida entera y aquel dulce muchacho era lo único que estaba su mente al hacer algo como eso.

faith se quedó quieta un momento ante la mantención del bajista, pero prontamente reaccionó en desesperación otra vez y se

sacudió de forma brusca. más el enganche fue seguro y la obligó a quedarse allí.

—¡maldito!— gritó desastrosamente y mirando a su contrincante hacia arriba. —¡mil veces maldito! ¡vas a matarme, brian! ¡solo necesitaba una línea más, hijo de puta! ¡te odio!—

brian bajó de la cama y escapó del cuarto, sintiendo sus lamentos a sus espaldas, tras la madera de la puerta que cerró fuertemente y en la que se apoyó mientras lloraba abrazando sus piernas durante largos minutos.

y mientras aquellos terribles sucesos ocurrían, la tragedia también atacaba al resto de la banda que había sido dejada plantada en un bar sin guitarrista.

—¿saben cuánto perdí hoy?— reprochó el dueño. —¿saben cuánta gente viene solo para escucharlos y cuando notaron que no tocarían se fueron sin beber una sola cerveza?—

—¿y cuanto más perderás si nos echas?— atacó roger, cabreado mientras fumaba un cigarrillo como forma de apaciguar su molestia. —no seas imbécil.—

—mocoso insolente.— respondió el hombre, iracundo y ofendido.

—es la primera vez que esto ocurre. brian es responsable, estoy seguro que algo verdaderamente debió ocurrir para que no llegara. hablamos con él esta mañana y todo estaba en orden.— suavizó john, manteniendo la compostura aun.

—¿primera vez?— imitó el mayor, irónico y señaló al rubio y al persa. —estos dos jamás llegan temprano a ninguna maldita presentación y llevan meses tocando aquí.—

—soy músico, tesoro, no un conduc...—

—me importa una mierda lo que seas o no, mercury. tú y tu banda de mediocres están despedidos.—

el mencionado alzó las cejas con naturalidad. en el fondo sí se sentía sorprendido y sabía que eso significaba un gran problema para los cuatro, pero no permitiría que nadie le pusiera el pie encima ni a él, ni a sus amigos.

—evan, por favor...—

—tu vida depende de que no termines esa frase, mi amor.— interrumpió freddie a deacon, con su actitud habitual. —queen no le ruega a nadie.—

john ladeo la cabeza, frunció el entrecejo y luego sonrió. el vocalista tenía razón, ellos eran mejor que eso y lo mejor era retirarse con dignidad y la frente en alto.

—te ayudaré a desmontar la batería, rog.— dijo amablemente y palmeo el hombro de su amigo, antes de darle la espalda a su oponente.

el rubio le dio una última calada a su cigarrillo antes de tirarlo al suelo despectivamente mientras sonreía de forma socarrona. —de mejores lugares nos han corrido.—

se giró, yendo tras el castaño y dejándolo con la palabra en la boca.

—¡inútiles!—

y como si de coordinación se hubiera tratado, roger y john levantaron sus manos para enseñarle sus dedos corazones sin siquiera mirarlo.

—lamentarás esto.— se burló freddie, antes de ir tras el par haciendo sonar el grueso tacón de sus botas negras.

recogieron sus instrumentos y se montaron en el auto del baterista, conduciendo directamente a la casa de may para averiguar qué había ocurrido con él y al llegar al barrio, pudieron distinguir al rizado en su jardín mientras curiosa y extrañamente, fumaba alguna caja de cigarrillos que taylor o quizá mercury habían olvidado en su hogar y guardaba justamente para períodos de alto estrés.

y es que había tenido que huir del interior de la casa porque los gritos, llantos e incoherencias de faith cada vez eran más fuertes y dolorosos de escuchar.

él dejó caer el tabaco y puso su pie encima, mientras los chicos bajaban del coche apresuradamente con las palabras de john haciéndose presentes antes del reclamo histérico de freddie.

—¿qué pasó, brian?—

el mencionado guardó silencio, como si contara los segundos antes de que faith volviera a escucharse de la peor forma posible.

los gritos de su desesperación, los alteraron de inmediato, poniendo sus sentidos a mil y haciendo un hueco en lo más profundo de sus corazones.

—¡brian!— chilló ella y el mencionado pudo imaginarla sacudiendo sus muñecas atadas a la cama. —¡ya estoy bien, déjame ir!—

deacon dio un paso al frente, dispuesto a entrar a la casa y salvar a su pequeña de lo que fuera que estuviera ocurriendo, pero el guitarrista lo detuvo, temeroso y consciente de que faltaba algo.

uno, dos, tres segundos.

—¡te odio!— la escucharon gritar, casi de forma desgarradora y los tres recién llegados se sintieron totalmente desconcertados. —¡te odio, maldito hijo de puta!—

may cerró los ojos, sentándose débilmente en los escalones de la entrada. escondió su rostro entre sus grandes manos y su cara se escondió por completo entre estas y sus rizos.

roger se sentía impaciente y por primera vez creía que estaba más histérico que freddie. la preocupación y la desesperación por saber qué pasaba con su amor lo consumía por dentro, tal como el deseo de cuidarla y así sanar cualquier daño que la estuviera atormentando.

y frente a él, john parecía haberse vuelto un cubo de hielo de pronto. estaba pálido, quieto y se sentía congelado y con el corazón más muerto que nunca.

—lo siento, deaky.— sollozó el más alto desde su lugar. —quise... quise ayudarla pero...—

las palabras de brian se apagaron en su doloroso llanto al mismo tiempo que los gritos de la chica. jamás había tenido que soportar algo así, y el hecho de que la situación le ocurriera a quienes más quería en el mundo, terminaba de destrozarlo por completo.

—¿qué pasa con faith, brian?— se aventuró a preguntar roger, poniéndose de cuclillas para quedar a la altura de su amigo. su voz había salido en un murmullo suave y asustado por el bienestar de su chica.

el rizado sorbió su nariz y quitó las manos de su rostro, dejando ver lo empapado de este y como alzo su mirada, no hacia taylor, sino al bajista.

—es adicta.— confesó apenado.

el castaño cerró los ojos, sintiéndose de lo peor. a su lado, mercury (aún estando absorto en sorpresa también) tomó su mano como una pequeña señal de su incondicional apoyo.

y roger... roger solo sentía que la única belleza que tenía en su mundo de mierda, comenzaba a oscurecerse y no porque se sintiera decepcionado de faith, sino porque le dolía más allá de en el alma que la única persona que creía amar, pasara por tanto dolor.

—lamento no haberles dicho antes...— musitó may. —ella me prometió intentar dejarlo.—

—no es tu culpa, querido.— susurró freddie amablemente y sin soltar su agarre con los dedos de john.

—es la mía.— se lamentó deacon, amargamente.

—oh no, claro que no, tesoro.— dijo el persa, jalando la mano del más joven para que este lo mirara. —la vida no ha sido justa con faith y todos sabemos eso, cariño.—

—tal vez si la hubiera encontrado antes, nada de esto estaría pasando...—

aquel murmullo triste fue lo último que john pudo decir antes de que el vocalista lo atrajera a sus brazos para darle consuelo y apoyo y antes de que los chillidos agonizantes de la deacon menor se hicieran presentes otra vez.

—encárgate de ellos.— ordenó taylor a freddie y como pocas veces ocurría, este asintió, acatando su mandato.

roger se adentró en la casa may, escuchando las súplicas incoherentes de su amada más fuertes y cercanas gracias a cada paso y escalón que subía por las escaleras. en poco se encontró fuera de la habitación de su amigo y tras inflar su pecho de aire, abrió la puerta para encontrarse con ella amarrada como si de un animal se tratase. la imagen prácticamente, lo desintegró ahí mismo.

sus muñecas estaban irritadas de tanto forcejear con el cuero del cinturón, su cabello estaba esparcido por parte de la cama y su cara, cubriendo así una pequeña parte de sus rojas y húmedas mejillas, en una trágica mezcla entre llanto y cansancio.

al verlo en el umbral, los balbuceos de faith cesaron e intentó esconder su rostro entre sus brazos sobre su cabeza, comenzando a llorar una vez más pero siendo ahora por vergüenza y dolor.

al rubio le tomó un par de segundos más salir de su trance y se subió de rodillas a la cama, hundiendo ligeramente el colchón bajo su peso.

—maldición, brian.— susurró para sí mismo, al sentirse descolocado ante el actuar del rizado.

soltó el agarre de la chica de forma rápida y de inmediato, la atrajo a sus brazos para dejarla refugiar su atormentada cabeza en la calidez de su pecho.

la sostuvo contra él largos minutos de completo silencio, llegando a perder incluso la noción del tiempo que realmente pasaron allí. sentía la mano delgada de faith aferrarse a su camiseta como si así lograra mantenerse sujeta a la vida misma.

los dedos de roger se hundieron en su cabello, sin importarle en lo más mínimo la notoria suciedad de este con tal de darle caricias amables que perduraron hasta que la menor se relajó y sus sollozos se hicieron nulos.

taylor jamás la juzgaría por más que le doliera el corazón con ímpetu por verla en un estado deplorable, estaba convencido que su misión en la tierra además de ser el baterista de la banda para ser grande músicos, era cuidarla y amarla sin condición alguna.

faith solía sentirse como si estuviera fuera de lugar siempre y sin poder relacionarse con nadie, que había nacido en la generación equivocada y que para ya no llorar más por sus tragedias, trataba inútilmente de lidiar con ellas con una vaga esperanza de superarlas, pero era entonces cuando ocurrían esos momentos en que en lo único que podía soñar, eran líneas blancas que cubrieran su mente con polvo.

antes de roger y el resto de la banda, las sustancias eran lo único que podía hacer latir su corazón con tal alevosía que le permitiera sentir que aún latía.

pero finalmente, estaba sintiendo cura a sus enfermedades y sabiendo que las drogas no eran lo unico que podían darle una escapada del mundo porque allí, en fornidos del rubio gracias al ejercicio de las percusiones y en los que le brindaban consuelo; estaba segura, algo avergonzada pero a salvo de sí misma, sintiendo calidez y una muy anhelada paz.

y se quedaron juntos un momento más, acompañados por el mismo silencio que rodea un artista al fundir una paleta de colores en otra.

mientras tanto y abajo, freddie estaba una faceta amable y bondadosa, por lo que en cuanto terminó de curar la mejilla lastimada de brian, se movió a la cocina para preparar té para relajar los nervios.

el persa volvió a la sala con una bandeja que llevaba cinco tazas, entregándole una de ellas primeramente al dulce deaky.

—toma esto, cariño.—

las manos del bajista rodearon el tazón mientras le regalaba al otro una de sus clásicas y pequeñas sonrisas, además de un tierno susurro: —gracias.—

freddie sonrió de costado, entregó la siguiente a brian, quien agradeció de la misma forma que john y dejó una para el mismo sobre la mesa de centro. luego se dirigió escaleras arriba para repartir las otras dos.

al subir los escalones, recordó que no era la primera vez que le llevaba el té y algo de comer a faith estando en casa may y una pequeña mueca triste adorno su rostro unos segundos.

golpeó a la madera del cuarto del rizado e ingreso tras la autorización de roger. el corazón de mercury se llenó de ternura al verlos tan unidos y solo porque la situación no era la mejor, contuvo sus burlas y canturreos, limitándose a saludar cariñosamente a la menor.

—hola, cielo.— susurró con naturalidad y dejando la bandeja sobre la orilla de la cama.

el rostro de ella se asomó con cierto temor, dejando su escondite en el pecho del rubio y sonrió de forma diminuta al ver a su buen amigo. el gesto en sus labios, se expandió un poco más gracias al beso que el vocalista dejó en su frente antes de sentarse a su lado.

—les traje un té. es bueno para los nervios y honestamente, es lo único que sé hacer.—

a roger se le fue inevitable no reír suavemente mientras la chica escapaba de sus brazos a los del pelinegro, quien la recibió encantado.

—¿cómo está brian?— susurró apenada y freddie hizo una mueca fingida.

—lamentablemente aún es brian.—

faith dio un suspiro tranquilo ante la broma y taylor volvió a carcajear con ligereza .

—¿y deaky?—

mercury guardó silencio un momento. john no estaba bien con la situación y eso era obvio y lógico.

—triste.— admitió. —y preocupado, pero estará bien si prometes cuidarte y dejarnos ayudar a que estes sana y salva.—

ella asintió sin despegarse de él y roger sonrió al verlos. de algún modo, y aun en su extravagancia y locura, freddie tenía una muy buena relación con la chica y la defendía como si de una madre leona se tratase.

faith y roger bebieron sus té en compañía del otro chico y del silencio. compartieron miradas cómplices entre los tres y algunas sonrisas cálidas y sinceras.

un par de minutos más tarde, se dirigieron abajo. por inercia, las manos de cierto rubio y de aquella jovencita estuvieron entrelazadas dulce y fuertemente durante el camino a la planta baja. aún sin decir palabra alguna, sabían cuánto disfrutaban de tenerse en un momento difícil porque les permitía fantasear como podrían ser en pareja.

una vez en el primer piso, john fue el primero en reaccionar. el bajista se puso de pie tan pronto como vio a su hermana y la envolvió en sus brazos para estar llorando contra su cabeza en cuestión de segundos.

faith lo rodeó con algo de confusión. sabía que el buen deaky se preocupaba por ella pero su nivel de sentimientos la desconcertaba al desconocer el verdadero vínculo entre ellos.

el deacon mayor no dijo nada. jamás había sido alguien de muchas palabras y menos en un momento en el que solo sentía que su corazón se apretaba dentro de su pecho.

la sostuvo contra él un largo tiempo, dejando solo caricias dóciles en su cabello, ese que era similar al de sí mismo y al separarse musitó un pequeño "te quiero" que acompañó con un beso en la mejilla pálida de su pequeña.

el siguiente en abrazar a la joven, fue brian. pero esta vez, fue ella quien se quebró sollozando una disculpa y ante eso, el rizado sostuvo su rostro entre sus grandes manos y la obligó a mirarlo.

—¿no me odias?— preguntó suavemente.

faith negó enérgica y se puso de puntillas para alcanzar el cuello de may y rodearlo con fuerza mientras escondía una pequeña sonrisa entre sus cabellos voluminosos.

aquella tarde, la banda perdió un lugar donde tocar pero ganaron uno más grande en el corazón de la chica.

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