𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝘆 𝘁𝘄𝗼.
→ CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.
⇆ ◁ || ▷ ↺ : 𝚒𝚗 𝚝𝚑𝚎 𝚕𝚊𝚙 𝚘𝚏 𝚝𝚑𝚎 𝚐𝚘𝚍𝚜 - 𝚚𝚞𝚎𝚎𝚗.
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— ✧ LONDRES, INGLATERRA.
FEBRERO, 1974. ✧ —
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la situación dentro de venus era simple y bastante armoniosa. mientras faith y tania estaban en la barra con paul; chiméne y sophie, ayudaban a brian con la instalación de los amplificadores de los instrumentos y organización del escenario.
el mayor del grupo, se recostó sobre el mesón con agobio, recibiendo como respuesta a su cansancio y pesares, un par de mimos en el cabello por parte de la deacon.
—¿estás bien, paul?— preguntó ella, ladeando la cabeza para mirarlo.
el mencionado asintió como pudo, sin moverse más y sin responder otra cosa, por lo que faith miró a su acompañante rizada con preocupación.
—no pareces estarlo.— dijo tania, de forma sutil.
el pelinegro las observó a ambas con ojos de cachorro, pero nuevamente sin decir algo.
las dos se mantuvieron en silencio, comprendiendo que él no quería hablar sobre la situación, pero también sintiendo una terrible inquietud.
por otra parte, john estaba retrasado, cosa que no sorprendió a nadie, pero que freddie aprovechó para tomar a roger por una oreja y arrastrarlo al camarín entre quejidos y repetitivos auch.
al llegar a la habitación, mercury lo soltó solo para ponerse frente a él con las manos en la cintura y soltar un par de palabras que desestabilizaron el rubio por completo.
—pequeña rata sucia, te acostaste con faith.—
el baterista dejó de parpadear y respirar al escucharlo. ni siquiera era una pregunta, era una afirmación con plena seguridad que junto a la postura de su amigo, le hizo saber que no tenía escapatoria ni caso alguno negarlo.
así que solo suspiró y se obligo a salir del trance para caminar hasta la puerta y cerrarla. ya una vez listo con eso, se sentó en el mueble del tocador, balanceando sus pies en el aire.
—¿ella te lo dijo?— susurró.
—¡ay, no seas idiota, querido!— se quejó el pelinegro. —mi niña es una deacon. jamás me contaría algo así, es igual de reservada que john.—
roger asintió despacio, sabiendo que mercury tenía razón y jugueteo con sus dedos. —entonces, ¿cómo lo sabes?—
—porque tengo dos ojos y un cerebro, mi amor.— respondió el otro de forma obvia. —su confianza corporal cambió demasiado en pocos días, la forma en la que se tocan y besan... bueno.—
taylor volvió a suspirar. quizás habían sido muy evidentes sin siquiera saberlo, pero no se arrepentía de ello. eran una pareja y el hecho de tener menos miedos y mas confianza con el otro, solo demostraba lo pura y sana que era su relación, porque crecían juntos.
—y no quiero sonar como una de esas viejas chismosas que creen en mitos y tonterías sin sentido, pero... sus caderas y todo su cuerpo luce diferente.— dijo freddie. —más maduro y adulto.—
el ojiazul continuó jugueteando con sus dedos. no era de los que creían en esa clase de cosas, pero no podía negar que si había hecho un cambio en faith, había iniciado una nueva etapa en ella y... la había hecho suya.
ante su silencio, mercury suavizó su postura y tomó una respiración profunda para luego volver a hablar. —escucha, querido... yo no los estoy juzgando porque sé muy bien lo mucho que se aman, pero no puedo evitar preocuparme.—
al escuchar sus palabras, roger levantó su cabeza para verlo y sacar la voz. —no la lastime.—
—no hablo de eso, tontín.— bromeó el persa antes de soltar otro disparo. —¿estuvieron protegidos?—
taylor rodó los ojos, soltando un bufido y se bajó del tocador, dispuesto a marcharse en ese preciso momento. —no voy a hablar de mi intimidad contigo.—
—no seas hipócrita, meddows. me has contado tantas cochinadas que conozco tu vida sexual de memoria.—
el mencionado sostuvo la manilla de la puerta y cerró los ojos un momento, sintiendo sus errores del pasado, pesarle en la nuca como una roca enorme y puntiaguda.
—fui un completo cretino al hablarte de las cosas que hice con otras mujeres de esa forma... tan sucia.— dijo, dándole la espalda. —me falte a mi mismo y a todas ellas, pero con faith todo es diferente así que no estoy dispuesto a ser la peor versión de mi mismo otra vez.—
tras él, freddie sonrió. lo enorgullecía ver cuánto había cambiado para bien y notar cómo enmendaba su camino gracias a estar tomado de la mano de la joven deacon.
—roggie, querido, no sabes cuanto me alegra saber que al fin tienes algo de respeto por ti y tus amantes.— dijo honesto. —pero eso no cambia mi preocupación. quieras tomarlo como un chiste o no, yo he criado a faith como una madre durante estos meses, así que me siento como una.—
el rubio soltó el pomo de la puerta y se relajó, girándose a verlo y sabiendo que no podía desmerecer todo el amor y cuidado que su amigo le había dado sinceramente a su chica.
—sí, estuvimos protegidos.— contestó finalmente, retomando el tema inicial y apoyándose en la puerta.
mercury soltó un suspiro de alivio. —menos mal. mi niña ya tiene una vida lo suficientemente jodida como para añadirle un crío.—
roger bajó la mirada, perdiéndose en sus pensamientos de inmediato al imaginarse a faith sosteniendo un bebé entre sus brazos como producto de su amor. sonrió cálidamente y se preguntó entonces si se parecería a él o heredaría los genes deacon, pero de ser así, no había duda alguna de que se trataría de una criatura tan pequeña, pálida, frágil y hermosa como su madre y tío.
—¿qué?— preguntó el vocalista al verlo tan ensimismado.
—me gustaría formar una familia con ella algún día, freddie...— sonrió ligero. —volver a casa después de una larga gira y encontrarla escribiendo un libro mientras nuestros retoños duermen o juegan.—
mercury no pudo evitar sonreír también y unirse a la fantasía. sin duda alguna, sería una hermosa vida y lo hacía increíblemente feliz ver cómo sus seres más queridos finalmente tenían algo de lo que en verdad merecían.
pero de vuelta en la realidad y saliendo de aquel ensueño, el vocalista aún estaba dispuesto a terminar sus averiguaciones, por lo que se sentó en la silla cercana.
—y... ¿cómo fue?— murmuró discreto y amable.
roger se alejó de la puerta para volver a sentarse en el tocador, quedando frente a su amigo y se encogió de hombros.
—no lo sé.— respondió y ante su respuesta, freddie lo miró fijamente y con una expresión que lo hizo reír. —quiero decir, solo paso. yo no lo planee y... algo dentro de mí, me hizo necesitarla más que nunca. además, no hubiera podido volver a rechazarla.—
—¿volver a rechazarla?— repitió el pelinegro, alzando las cejas.
—faith...— dijo indeciso de cómo abordar el tema sin ser irrespetuoso con su intimidad. —estaba ansiosa desde hace algunos días, pero nada pasó. no me sentía listo y no quería faltarle ni a ella ni a mi palabra con john.—
el contrario sonrió. —es lindo que pensaras con la cabeza y no con el pene.—
el rubio soltó una risa mientras observaba a su amigo sacar una cajetilla de cigarrillos de su abrigo y ofrecerle uno.
—yo... lo deje.— dijo y luego sonrió con un pequeño orgullo por su logro.
el persa mostró sorpresa, pues no se había percatado de su mejoría e imitando su pequeña sonrisa, sacó uno solo para él y lo encendió luego de guardar la cajetilla.
—¿no crees que deberías dejarlo también?— preguntó el baterista, balanceando sus pies nuevamente.
—a diferencia de ti, amor; yo no tengo una razón para ser una mejor persona.— respondió el mayor, dando la primera calada.
—tú ya eres una persona increíble, fred.— dijo honesto. —pero quizás deberías hacerlo por ti mismo.—
mercury solo sonrió, soltando el humo y lamiendo sus labios mientras el ojiazul solo podía pensar en sí su intuición estaría en lo correcto o no.
—¿puedo preguntarte algo?— soltó.
—claro.— accedió freddie, tomando la segunda calada del cilindro de tabaco.
—¿lo dices por john, no?—
el pelinegro parpadeo con algo de asombro y soltando una risa. —a veces olvido que parte de ser mejores amigos es que tu me conozcas tan bien como yo te conozco a ti.—
roger sonrió y le arrebató el cigarrillo para impedirle que lo volviera llevar a su boca y evadiera la pregunta.
freddie rio nuevamente y cerró los ojos un momento. —sí, es por john.—
taylor alzó las cejas, suspirando profundamente antes de llevarse el cilindro a los labios y darle una calada para sopesar la sorpresa, pero sorpresa se llevó él al comenzar a toser en rechazo al tabaco después de tantos días.
mercury carcajeo, arrebatándole de vuelta el cigarrillo. —tus pulmones son vírgenes otra vez.—
—eso parece.— carraspeo el rubio con una mueca y volviendo a mirarlo según la situación. siendo honesto consigo mismo, no sabía cómo abordar el tema sin hacer sentir mal a su confidente.
pero intentaría lo mejor.
—jamás estuve seguro de que estuvieras completamente enamorado de él.— confesó. —eres un coqueto con todo el mundo y... tu lista de amantes es tan larga como la mía.—
—lo sé.— contestó el otro. —siempre supe que yo era la persona indicada para deaky. él es un terroncito de azúcar y yo... soy un prostituto musical.—
roger sonrió ante el icónico apodo y palmeó su hombro con comprensión. —la vida nos da segundas oportunidades a veces, ¿sabes? solo mira este sex on legs redimido.—
los dos soltaron una risa, que lamentablemente no duró mucho pues el rubio recordó la situación entre su cuñado y brian.
—freddie...—
—lo sé, cariño.— interrumpió él mencionado.
lo conocía muy bien, por lo que le era fácil adivinar sus intenciones y saber hacia donde intentaría llevar la conversación así que solo sonrío ligero y le dio una nueva pitada al cigarrillo.
—sé que soy una perra despreciable la mayor parte del tiempo, pero si ellos son felices... yo también lo seré.—
taylor sonrió grandemente. se sentía más que aliviado de no tener que darle la noticia, y también se sentía may orgulloso de él y su reacción.
unos golpecitos en la puerta, llamaron la atención de ambos y tras que el persa se levantara y caminara a abrir, la figura de faith se vio tras la madera.
—rog, ¿tienes un minuto?— preguntó tímida.
al saber que él era su razón, el mencionado sonrió y se bajó del tocador para ir hacia la entrada.
—nena, para ti tengo la eternidad.—
ella sonrió y freddie dejó el camarín tras guiñarles un ojos.
taylor se sentó en el sofá y palmeó sus muslos, invitando a la menor a sentarse en estos y ella aceptó gustosa, rodeándole el cuello con los brazos una vez que estuvo en sus piernas y sintiendo sus manos varoniles en sus caderas.
—¿qué pasa, hermosa?— preguntó curioso y dejando un pico en sus labios luego de hablar.
—¿podrías hablar con paul? algo le pasa, pero no sé qué y me preocupa.— pidió inquieta.
él sonrió. le gustaba ver como sus amistades se habían fortalecido y la hacían sentir más completa y normal.
—claro que sí, amor. tú vas con brian cuando yo no puedo entenderlo y yo con paul cuando tu no puedes. a eso le llamo trabajo en equipo.—
ella solo una risa y jugueteo con los cabellos de la nuca del rubio mientras este le enseñaba su mano cerrada con bastante entusiasmo.
—puñito.—
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cuando roger notó que paul se dirigía a la salida del bar, lo siguió en silencio y una vez fuera del recinto, lo habló con suavidad.
—hey, ¿qué te pasa?—
el pelinegro se volteó a mirarlo, deduciendo que su desánimo estaba siendo demasiado evidente y preocupante para sus amigos.
—no es nada.— dijo y fingió una sonrisa que hizo que el rubio rodara los ojos.
—escúpelo ya, mccartney.—
el mencionado suspiro y se apoyó en su coche estacionado mientras se cruzaba de brazos en el pecho. —me despidieron del trabajo hoy.—
roger hizo una mueca y caminó hasta llegar a su lado y recargarse también en el auto. —¿por qué?—
paul se encogió de hombros. —supongo que no estaba a la altura.—
—te acompañaré mañana a buscar un nuevo empleo.— decidió taylor, amablemente.
—gracias, pero...—
—pero nada.— interrumpió. —recorreremos toda la ciudad si es necesario.—
el mayor le sonrió agradecido por su apoyo y amistad, pero sin poder borrar la expresión de tristeza en sus ojos y para el baterista no fue difícil notar aquello, adivinando que había algo más oculto tras sus iris.
—sabes que puedes confiar en mí, ¿no?—
mccartney asintió y suspiró con pesar. —es solo que.... esta clase de situaciones me hacen darme cuenta de cuán diferente es mi mundo del de chiméne.—
—¿qué dices?— preguntó el ojiazul, intrigado.
—que yo soy un hombre de más de treinta años, que depende de un trabajo para mantenerse y ser alguien en la vida mientras que ella... apenas va a empezar la universidad.—
a roger se le fue imposible no pensar en su situación con faith, puesto que esta ni siquiera había terminado la escuela. —entiendo como te sientes, en verdad que sí, paul... pero no puedes dejar que eso te agobie de esta manera.—
—es fácil decirlo.— susurró.
taylor lo observó con extrañeza. en su cabeza la situación era sencilla porque bien sabía él que los años no eran un impedimento para estar juntos y amar.
—claro que sí, ¿y sabes por qué? porque creo que ella se enamoró de ti aun sabiendo las diferencias que existían entre ambos.—
—sí y ya terminamos una vez.—
el rubio se quedó sin palabras por un momento ante su respuesta y no supo muy bien cómo reaccionar.
—tu modo depresivo me asusta, es poco habitual en ti. ya sabes, pareces un payaso la mayor parte del tiempo.— bromeó.
—tal vez...— musitó el contrario, apagado. —no siempre puedo ser el novio divertido que le encanta hacer bromas y venir al bar casi todos los días. a veces solo quiero ser paul el aburrido, ese que quiere beber un té en casa y leer un libro.—
—no te hagas esto, paul.— cortó roger, al descifrar qué sucedía. —no finjas ser algo que no eres realmente porque no solo te agobias y mientes a ti mismo, sino que también estás engañando a chiméne. y honestamente creo que ella merece enamorarse del verdadero tu y no de una personalidad falsa que creaste para pretender que eres más joven.—
—¿cómo podría actuar como el hombre gruñón y aburrido que realmente soy, cuando la vi divertirse tanto con ese otro bastardo solo porque es más joven que yo?— soltó melancólico.
el menor lo miró con una pequeña sonrisa amable ante su tristeza. —ambos estamos enamorados, no tienes que esconder tus sentimientos de mí.—
paul mordió su labio y mentalmente agradeció por su compañía y comprensión. se sentía más seguro con alguien que podía entender la complejidad de sus emociones y no juzgarlo por ello, sino que apoyarlo, consolarlo y aconsejarlo.
—no sabes como me destrozó el corazón verla así de feliz con él.— se sinceró.
roger lo miró cabizbajo e hizo una mueca. —¿qué paso?—
—¿no sabes por que terminamos?—
—no.— admitió apenado.
—creí que faith o freddie te habrían contado.— dijo paul, riendo suavemente para luego suspirar, dispuesto a contarle todo y sincerar aún más su corazón.
pero entonces, brian apareció, saliendo del bar también con una pequeña sonrisa y en busca de su compañero de banda. —lamento interrumpir, pero es tiempo de prepararnos.—
el rubio se pasó las manos por el cabello y señaló a mccartney. —nuestra conversación no ha terminado.—
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cuando el reloj indicó la hora del espectáculo, queen subió al escenario pero con un baterista inquieto. no había visto a faith antes de ir a la tarima y desde allí tampoco la veía.
así que se inclinó en su asiento para que uno de los técnicos lograra escucharlo. —¡hey, kai! ¿has visto a faith?—
—¿tu chica?— dijo el muchacho, girándose.
—sí.— sonrió de lado. —la hermana de john.—
—ah, sí, sí.— respondió el otro. —la última vez que la ví estaba en la barra con una morena bonita... hace unos veinte minutos.—
el rubio asintió aún inquieto y al procesar la oración completa, lo apuntó con una de sus baquetas. —no coquetees con mis amigas.—
kai soltó una risa y siguió con su trabajo en la mesa de sonido, mientras roger continuaba su búsqueda visual.
pero ciertamente no encontraría a faith pronto, ya que esta se encontraba fuera del bar con grandes ansias que la delataron ante paul, que la había seguido afuera y la observó inclinarse repetidamente hacia la calle.
—pequeña, ¿qué haces aquí afuera? pareciera que esperas a alguien.—dijo él, sacándose su abrigo para ponerlo sobre los hombros de la deacon.
—sí. digo, no...— respondió desentendida e hizo un mohín antes de voltearse a verlo y reír con suavidad. —lo siento.—
paul le brindo una sonrisa confusa mientras ella se metía por completo en su gabardina, luciendo un poco más pequeña y sentía el olor de su masculino perfume.
—si espero a alguien.— confesó finalmente y el muchacho alzó las cejas.
—¿ah sí?— preguntó interesado. —¿y quién es?—
—espera y verás.— dijo risueña y con misterio.
el pelinegro frunció el ceño con intriga y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón para esperar con ella. dejarla sola a media calle definitivamente no era opción así que como el fiel amigo que era, se quedaría allí aunque fuera con el frío calándole hasta los huesos.
su atención volvió hacia su compañera cuando la escuchó comenzar a reír de la nada. —¿qué?—
—a chiméne no le diste ni la manta.— dijo burlona y paul soltó una carcajada.
—soy el mejor novio del mundo.—
la castaña volvió a carcajear y se apoyó en él, dando un pequeño suspiro de paz. siempre agradecería a freddie por ser su mediador para encontrar a los amigos que tanto había necesitado y que tanto adoraba ahora.
estando fuera, pudieron escuchar como el concierto comenzaba. señal que le indicó a la chica que la hora estaba avanzando y su invitado se encontraba retrasado.
—nena.— llamó paul, suave. —no sé a quién esperas, pero quizá deberíamos entrar ya.—
el sitio colapsaba todos los viernes, y bien lo sabía ella. si no pasaban pronto, no tendrían lugar alguno.
ella suspiró. sus ilusiones le impedían moverse y rendirse. tenía la esperanza.
él llegaría.
—solo cinco minutos más.— pidió en tono bajo.
el mayor asintió. no podía negarse al verla tan emocionada, porque gracias a esa actitud, sabía que se trataba de algo importante para ella.
los minutos mencionados transcurrieron de forma rápida, haciendo que las canciones de la banda cambiaran, pero sin aparición alguna.
faith bajó la cabeza apenada y con pesar. realmente pensó que lo lograría.
paul la rodeó con un brazo sin mencionar algo al respecto y sintiendo su desánimo. —venga, vamos.—
ella asintió y caminaron hasta la entrada del local, pero deteniéndose y volteándose al escuchar el rugido de un coche y un portazo.
—oh mon dieu...— suspiró el chico y miró a faith. —lamento el retraso, mademoiselle.—
[ — oh dios.
— señorita. ]
paul abrió los ojos al reconocerlo y de inmediato, observó a faith en busca de explicaciones, pudiendo notar como el rostro y sonrisa de la pálida desprendían emoción y brillo.
—el tráfico es horrible a esta hora, completement catastrophique.— se excusó el rubio, apenado y mientras se acercaba. —realmente lo siento, jeune foi.—
[ — completamente desastroso.
— joven faith. ]
la castaña no borró su sonrisa y asintió, aceptando sus disculpas y tomando una bocanada de aire antes de hablar.
—significa mucho para mi que llegaras...merci.— mencionó insegura, sacándole una melodiosa risa al más alto.
[ — gracias. ]
el rubio se giró a ver a paul, que permanecía de pie junto a ambos sin entender un verdadero carajo.
—dante van de bossche.— sonrió, presentándose con su excelente acento francés.
oh sí, dante van de bossche: el tenor a cargo de la ópera del teatro de londres.
—oh, dios. ni siquiera intentaré pronunciar eso.— rio estrechando su mano. —paul mccartney.—
el cantante correspondió al saludo y tras un ademan de faith, se adentraron en el bar, quedando casi al final de este debido al gentío.
—¿por qué no me dijiste?— susurró el pelinegro a su amiga.
—era una sorpresa.— respondió la muchacha igualmente.
él mordió su labio y asintió, comenzando a pensar de inmediato. ¿cómo lo había conseguido siquiera? demonios, tenían a un artista de tomo y lomo observando a la banda. ¡un maldito tenor con un rango vocal sorprendente! ¿acaso era lo que él pensaba? ¿acaso era faith quien había logrado conseguir alguien influyente para queen? pero, ¿cómo?
la deacon suspiró, atenta a las reacciones y movimientos del músico, quien se dedicaba a contemplar a cada uno de los integrantes con detalle, analizando sus potenciales y falencias, su conexión y desarrollo.
el primero en atraer su atención, fue john. fácilmente identifió que el bajista era alguien introvertido y particular, todo lo contrario al extravagante vocalista que se desplazaba por el escenario.
brian no le paso inadvertido, era imposible de que así fuera con los solos que tocaba de manera casi profesional. y mucho menos roger, quien lo cautivó con sus tambores y rangos.
—raspy voice.— susurró interesado. —que potentiel.—
[ — que potencial. ]
faith lo observó esperanzada. no siempre entendía sus palabras, pero lo que lograba descifrar, solo la ilusionaba grandemente.
solo esperaba que la última canción en la que los chicos habían trabajado, lo sorprendiera aún más y lo hiciera darse cuenta de que era la clase de banda que merecían todo el reconocimiento. no era suficiente que le hubiera dicho cuanto había logrado influenciarlos con la visita al teatro, no.
necesitaban el patrocinio de dante.
así que con el corazón a mil, suspiró y cerró los ojos al escuchar la melodía del piano comenzar a sonar gracias a los ágiles dedos de freddie.
volvió a abrirlos solo segundos después, cuando lo escuchó cantar aquellos versos tan hermosos que roger había escrito pensando en ella, en su amor y en su deseo de dedicarle su vida para hacerla feliz.
taylor no solo la deslumbró a ella con sus dedicatorias, sino también al tenor presente con su voz. para él, había sido como escuchar a dos personas totalmente distintas en solo un par de minutos. ¡sí que tenía talento! y demasiado. ¿cómo rayos tenía un rango vocal de esa magnitud en medio de tocar la batería y sin instructor o patrocinador? ¿cómo tenía ese potencial siendo solo un muchacho de una banda de bares?
—mademoiselle foi.— dijo lo suficientemente alto para que la chica lo escuchara. —me gustaría hablar con ellos después del espectáculo.—
—oh, mierda.— jadeó paul, asombrado.
lo habían conseguido, faith había vuelto posible lo imposible.
—cla... claro.— musitó ella, sintiendo que el corazón le explotaría en cualquier momento.
dante le sonrió y se dispuso a disfrutar de lo que restaba de show, admirando a sus futuros alumnos.
y cuando la presentación se dio por terminada, junto a la castaña y al joven mccartney, se dirigió al camarín del cuarteto, dispuesto a saber más de ellos y concretar una cita a la brevedad.
el primero en entrar fue el pelinegro, obteniendo la atención de sus amigas y los músicos que se aseaban un poco.
—chicos...— llamó paul. —no enloquezcan.—
los cuatro lo miraron con extrañeza y preocupación, especialmente roger que no estaba tranquilo desde que había perdido de vista a faith.
afortunadamente, el ojiazul encontró paz cuando la vio aparecer por la puerta. aliviado, sonrió y pasó los ojos de ella al joven a su lado.
—oh.— susurró john.
—bonne nuit.— saludó el rubio.
[ — buenas noches. ]
supo que su presencia era completamente inesperada cuando vio los rostros de los muchachos y de las chicas que los acompañaban. rio ligero y caminó hacia ellos, ofreciéndoles su mano y presentándose con su nombre una vez más, antes de explicar el porqué de su visita y sus intenciones, aunque la noticia dejó a todos en la más absoluta sorpresa y con bocanadas de aire de júbilo, agradecimiento y felicidad.
porque la mejor parte de tener un sueño, es cuando alguien más cree en el.
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— dante van de bossche ; loïc nottet.
—capítulo por editar.
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