𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝘆 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻.
→ CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE.
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— ✧ LONDRES, INGLATERRA.
MARZO, 1974. ✧ —
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la banda y compañía esperaban a las afueras de la oficina de murphy rodhes, aguardando por el veredicto de este mismo y su colega ante la estrategia de van de bossche.
el cuerpo del tenor descansaba contra la pared, intentando descifrar algo con las siluetas medianamente visibles por el vidrio empavonado de la puerta. a su lado, se encontraban sus alumnos con una enorme gratitud hacia él y a unos metros de distancia, tres de los otros cinco miembros del grupo pues los dos faltantes, que eran tania y sophie, habían ido a la cafetería por algo de comer para relajar el ambiente.
—¿no crees que estás arriesgando demasiado por nosotros?— preguntó freddie, atrayendo la atención del pálido.
—ustedes valen eso y más.— respondió con una pequeña sonrisa. —además, esto solo será mientras lancen el primer álbum. en cuanto esté listo, cambiaremos de discografía.—
su plan a corto plazo era acertado y sincero. era necesario soportar la actitud y presencia de un par de desgraciados hasta que queen fuera lo suficientemente estable y reconocido, pero bajo ningún motivo permitiría que ellos recibieran un maltrato o abuso de cualquier tipo.
—pero... ni siquiera tienes la seguridad de que vayamos a triunfar realmente.— musitó el bajista, mirando sus pies.
—john, precioso.— rio dante, haciendo que brian frunciera un poco el ceño. —¿cuántas veces más tengo que decirlo? creo en ustedes.—
la expresión del guitarrista se relajó tras sus palabras acertadas. además, entendía que su chico era tan dulce y tierno que podía ganarse el aprecio de todo el mundo sin siquiera pedirlo; pero aún así, no se salvó de un codazo poco discreto en el abdomen por parte de roger.
freddie tomó las manos de su maestro entre las suyas y le sonrió tan con una honestidad tan grande como las de sus palabras: —gracias por todo, de verdad.—
el pálido imitó su gesto con calidez. —no tienen nada que agradecerme.—
—lo digo enserio, querido.—
dante asintió y guardó silencio, aceptando sus agradecimientos a pesar de que en su cabeza, no era necesario. con el sólo hecho de sentir un hogar junto a ellos y los demás, se sentía más que recompensado. había aprendido a quererlos y admirarlos de tal forma que lo único que deseaba, era que todos fueran felices.
y para su dicha, tal sentimiento era mutuo. tanto para los jóvenes músicos, como para las chicas y paul, él era una persona digna de admirar no por su talento o fama, sino por quien había demostrado ser realmente. día a día, los había apoyado y cuidado, ofreciéndoles su más sana amistad, cariño y experiencia.
además, los había defendido con una valentía sorprendente. se había enfrentado a dos de sus verdugos y no se había permitido decaer ni por un solo segundo. su progreso como hombre y también como patrocinador primerizo, era increíble.
—creo que es un buen momento para decir que nosotros también estamos orgullosos de ti.— dijo brian.
dante sonrió, embriagado por una infinita calidez que se asentó en lo profundo de su alma. se sentía en casa.
—se me da bien el papel de mamá oso, ¿no?— bromeó.
su comentario logró sacarle una risa a los inquietos músicos y no escuchar el cuchicheo naciente a unos metros de ellos.
—chiméne.— llamó faith, atrayendo la atención de la mencionada. —¿sophie y tania están...?—
dejo la idea en el aire, incapaz de atreverse a plantear una duda como esa tan repentinamente, pero la morena dedujo de inmediato de que se trataba su inquietud y suspiró pesadamente antes de responder
—si, creo que sí.— dijo apenada.
ambas hicieron una mueca. tal vez no era algo que no era algo que les influyera directamente, pero no podían evitar preocuparse.
no se trataba de hacer un gran drama de la situación ni de intervenir en una disputa amorosa que no era suya, no; se trataba de sus únicas fieles compañeras y las apreciaban demasiado como para no inquietarse. no querían verlas enemistadas o llegar a perderlas por nada del mundo.
la pelinegra se pasó las manos por el rostro, intentando pensar algo apropiado, pero fue entonces cuando algo pasó por su mente; algo que la hizo voltearse atentamente hacia su novio.
—tú sabías de esto.— adivinó chiméne, apuntándolo con el dedo índice y retomó la palabra cuando el chico quiso defenderse. —y no te atrevas a negarlo, paul. sophie es tu mejor amiga, la conoces mejor que nadie así que no hay forma que tú no lo notaras, pero no dijiste nada porque piensas que dante es bueno para ella, ¿no?—
mccartney se encogió en sus hombros y miró al piso, sintiéndose expuesto y delatado. ¿qué si su chica tenía razón? claro que sí.
—¿por qué?— preguntó faith con curiosidad. —¿acaso no notaste como tania lo miraba cuando estuvimos en el teatro por primera vez? estaba embobada.—
—¡claro que lo noté, pero pensé que fue algo del momento! esa tarde todos nos pusimos sentimentales.— se excuso el muchacho en un susurro algo exasperado.
las dos chicas a su lado asintieron, dándole la razón antes de que un pequeño silencio los acompañara. y durante ello, paul pensó en un par de cosas.
él adoraba a sus muchachas por igual, le gustaba consentirlas y mimarlas equitativamente, así que jamás había buscado favorecer a sophie por sobre tania o invalidar e ignorar los sentimientos de esta última porque ni siquiera sabía de la existencia de ellos. la chica era tan bromista y reservada al mismo tiempo que no había podido leerla a tiempo o siquiera tener una ligera sospecha.
sin embargo, no podía hacer más que apoyar incondicionalmente y desear que todo saliera bien para que nadie se viera perjudicado.
—vamos, quiten esas caras largas.— dijo retomando su típico aire bromista. —dante es guapo, pero no tanto como para enemistar a dos chicas inteligentes. además, entre mujeres hay hermandad, ¿no?—
su comentario le sacó una sonrisa ligera a sus acompañantes.
—tienes razón.— dijo faith, risueña. —pero al momento de enamorarse, la hermosura exterior es la que menos importa.—
—los sentimientos reales van mucho más allá de la superficialidad.— complementó chiméne.
paul sonrió. ni siquiera tenía palabras para explicar la felicidad que sentía al saber una vez más que estaba junto a las personas correctas, junto a personas que amaban de verdad y no simples fachadas vacías.
las rodeo a ambas con sus brazos y besó sonoramente la mejilla de cada una, haciéndolas reír antes de hablar con ternura y orgullo. —mis chicas de oro.—
la deacon apoyó su cabeza en el hombro de su amigo mientras la morena lo rodeaba por el abdomen, correspondiendo a su muestra de cariño.
los tres quedaron frente a la banda, pudiendo ver como los integrantes platicaban con su tutor de forma animada, como si así pudieran olvidar los nervios de que en la oficina cercana se debatía su futuro.
—¿qué creen que pasará?— preguntó chiméne.
—estarán bien.— dijo paul. —dante tiene la ventaja en favor de los chicos.—
el pelinegro estaba en lo cierto. ni murphy ni reece estaban en posición de volver no acatar a van de bossche, no podían volver a enfrentar a la prensa por un escándalo que acabaría con ellos.
a raíz de lo mismo, los hombres no tardaron mucho más en salir de la sala tan solo cinco minutos después de que sophie y tania regresaran con una caja de donas y café.
roger dejó de comer en el momento que los vio aparecer en el pasillo con una carpeta. los nervios regresaron a él, haciéndolo permanecer quieto, con las manos embarradas de crema rosa y con las mejillas tan infladas como las de una ardilla.
john entrelazó sus dedos con los de brian, pero al ver que a su otro costado, freddie permanecía inmóvil y casi sin respirar, llevó su mano libre a la de él también. en cuanto el persa volteo su rostro a verlo con sorpresa, el bajista le sonrió de manera tierna, brindándole así todo su apoyo.
mercury sonrió débil y apretó el agarre. aún si el buen deaky no tenía idea de sus sentimientos, ni podría corresponder a ellos si lo hiciera, agradecía tener su compañía aunque fuera como amigos y compañeros de banda.
mientras tanto, dante se incorporó, entregándole su vaso de café a faith para tratar con sus antiguos jefes apropiadamente y sintiéndose listo para dar la pelea una vez más si era necesario. no le temía a nada, ya no. no los había visto esforzarse para nada, freddie no se había sacrificado de la manera más denigrante por nada... y si estaba en sus manos hacer algo, usaría hasta la última carta.
reece y murphy se detuvieron frente a ellos con una actitud seria y algo arisca. el primero extendió la carpeta de color naranja hacia el tenor e hizo una mueca antes de hablar: —tienen hasta mañana para revisar las cláusulas del contrato.—
incapaz de procesar lo que acababa de escuchar, roger tragó duro, siendo eso lo único que se escuchó en un silencio lleno de sorpresa reino el corredor junto a ojos y bocas bien abiertas.
lo habían logrado.
maldita sea, ¡lo habían logrado!
freddie jadeo, rompiendo el momento en blanco y en dos segundos, él, john, brian y roger estuvieron abrazados fuertemente mientras sollozaban de alegría.
los ojos de dante se cristalizaron al verlos así. estaba tan orgulloso.
paul alzó los brazos, chiméne tapó su boca con sus manos, ocultando la enorme sonrisa que se había dibujado en su rostro mientras faith cerraba los ojos, dando un suspiro lleno de alivio y tania y sophie se abrazaban, porque ¿qué importaban las diferencias en un momento así? se sentían más felices que nunca.
freddie lo había dicho: queen no era solo una banda, era una familia.
—joder, que maricas somos.— se quejo taylor, divertido y aún sujeto a los cuellos de sus amigos.
los tres soltaron una risa, separándose finalmente y miraron a sus incondicionales amigas y paul y luego a su maestro, quien intentaba contener sus lágrimas de emoción.
muy mal disimulado, van de bossche frotó sus ojos mientras sonreía ligero. aún no podían cantar victoria completamente, pero ya era un gran y considerable logro.
—está de más decir que como patrocinador debes responder con algunos gastos.— le dijo murphy a dante y este asintió de manera indiferente. ya lo sabía y no le molestaba financiarlos pues de ser así, jamás los habría apadrinado. —puedes ajustar todo eso con el administrador de la compañía.—
—paul, consigue una reunión con él cuanto antes, por favor.— encomendó el pálido a su asistente.
—a la orden.— acató mccartney entusiasmado y empezando a caminar hacia las escaleras.
una vez que el pelinegro desapareció de sus vistas, el músico regresó su atención a los hombres y entonces encontró a reece sonriendo socarrón.
—eres un poco exigente y mandón, ¿no crees?—
el rubio rodó los ojos, fastidiado. —los veré mañana para discutir los términos finales del contrato.—
—como quieras.— respondió el mayor y se encogió de hombros, antes de girarse y comenzar a caminar para alejarse por el pasillo.
murphy lo imitó, pero de forma menos prepotente y no por demasiado tiempo ya que estando a unos cuantos pasos, reece se detuvo solo para mirar de reojo a dante y volver a sonreír con sorna. era como si se estuviera mofando de él descaradamente.
—espero que tus muchachos...— enfatizó burlón. —disfruten de ridge farm tanto como tu lo hiciste.—
dante se desestabilizó por completo a penas escuchó el nombre del estudio en el que vivió un infierno. reece los había asignado allí intencionalmente, lo había desafiado de vuelta y dándole donde más le dolía.
sintiéndose victorioso, el hombre terminó de desaparecer junto a su compañero, llevándose consigo la integridad y dignidad del joven rubio una vez más.
van de bossche permaneció inmóvil, sin parpadear siquiera, descolocando a un más a todos los presentes tras él. parecía que la vida entera se le había escapado del cuerpo, dejándolo con un vacío tan grande y profundo que ni siquiera hizo falta preguntar el porqué de su estado para saberlo.
—hey...— susurró roger, acercándose a su maestro.
el baterista tocó su hombro con suavidad, pero dante se estremeció dolorosamente y se alejó dando un pequeño jadeo asustado.
—lo siento.— se apresuró a decir en todo quebrado al caer en cuenta de su reacción.
las chicas lo observaron con tristeza. su fragilidad había salido a la luz como una pieza rota que intenta encajar, pero que nunca vuelve a ser la misma o estar igual de bien. había hecho todo lo que podía, había crecido hasta convertirse en una persona increíble y aún así no podía merecer algo de verdadera felicidad.
freddie hizo una línea con sus labios, lo había sentido demasiado. era como verse a sí mismo hace tan solo unos días.
brian cerró los ojos con pesar. aún a cinco años de la tragedia, era evidente que dante no terminaba de sanar y lo peor era pensar que tal vez jamás lo haría. una desgracia lo había marcado de la peor manera para toda su vida.
john apartó sus ojos de su tutor, sintiéndose verdaderamente mal. no podía evitar pensar que faith había pasado noches enteras sin dormir porque temía que alguno de los clientes de olivia abusara verdaderamente de ella porque si bien, en más de una ocasión, la habían tocado sin su consentimiento para saciar fetiches enfermos, no había corrido la misma suerte que dante afortunadamente.
¿afortunadamente? pensó el deacon mayor. ¿qué va? nadie debería sentirse afortunado de mierdas como esas. era un crimen, un asesinato interior y algo que nadie merecía vivir.
—dante...— susurró freddie. —no tienes que ir.—
el mencionado salió de su trance, negando con la cabeza y se pasó las manos por el rostro. no habían llegado tan lejos para nada.
—son mi responsabilidad, jamás los dejaré solos.—
—sabemos que es duro para ti.— se atrevió a decir el bajista. —no tienes que exponerte así o... hacerte ese daño a ti mismo.—
el pálido sonrió débil. ¿qué si le dolía? si, y mucho más de lo que creía ser capaz de soportar, pero...
—ninguna tormenta no dura para siempre...— respondió. —ustedes mismos me lo enseñaron.—
sus acompañantes sonrieron. tal vez él era el maestro, pero también había aprendido algo.
había aprendido a que era la vida. ese limbo extraño al que a veces no se le haya sentido y donde se es feliz y desdichado, sintiendo oscuridad y deseando luz.
había aprendido que el gris, se puede pintar de colores.
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la champagne escurrió por los largos y delgados dedos de john en cuanto descorcho la segunda botella de la noche. el bajista soltó una risa y soltó la botella para limpiar sus manos con su propia boca, succionando y lamiendo las traviesas gotas en su piel con una expresión divertida.
brian tragó duro. aunque deacon actuara de forma tierna e inocente, la imagen no dejaba de ser sugerente y jodidamente caliente.
fue entonces cuando el joven may recibió el segundo codazo en el abdomen del día y nuevamente fue por parte de roger.
—no sabía que estabas en celo.— susurró el rubio de forma cómplice y paul a su lado soltó una risotada.
—insisto en que le lances un zapato en la cara.— aconsejó el pelinegro de forma divertida.
—se lo está ganando a pulso.—
taylor carcajeó inmediatamente, pero se calló en cuanto la mano de brian impactó en su rostro, haciendo que mccartney no tardara en estallar en risas.
el panorama era sencillo. después de que dante se recuperara de su breakdown mental, el grupo había decidido ir a un antro para celebrar merecidamente el triunfo de la banda a pesar de todas las dificultades que habían surgido en el camino.
llevaban una hora en el local que habían elegido y casi todos los jóvenes ya presentaban un ligero toque de ebriedad; la única al margen de ello era faith al respetar su terapia.
john retomó su labor de servir la bebida con algo de torpeza y entre risas atontadas, vertió el líquido en las copas que sus amigos acercaban hacia él.
una vez listos, todos a excepción de dante volvieron a brindar, pues hasta faith se unió con su gaseosa.
—¿qué pasa?— preguntó sophie mirando al tenor.
él rio suave mientras jugaba con su copa vacía. —otra de estas y mi reputación dejara de existir.—
los demás carcajearon con él antes de que la pelinegra retomara la palabra. —te traeré un refresco.—
el rubio le sonrió agradecido ante su atención y la observó levantarse del asiento para ir a la barra.
chiméne carraspeo ligera e intentando ser disimulada, miró a su otra amiga. tania jugaba con su tenedor, intentando parecer distraída.
—¿vamos a bailar?— preguntó la morena, queriendo animarla. —sé que te gusta esta canción.—
la rizada notó a penas que se reproducía un hit de su agrado por el altoparlante y sonrió, aceptando la propuesta de su confidente.
—¿me puedo unir a ustedes, bellezas?— preguntó freddie cuando ellas se levantaron.
—si él va, yo también.— se apuntó paul, guiñándoles el ojo.
las femeninas asintieron entusiasmadas y se marcharon con ambos muchachos hacia la pista.
la deacon menor los observó con una sonrisa que ni roger ni john pudieron ignorar.
—¿quieres bailar, pequeña?— ofrecieron ambos al mismo tiempo, haciéndola reír de forma suave.
dante y brian los miraron con ternura. taylor no era un buen bailarín y el joven deaky era bastante tímido, pero ambos eran verdaderamente adorables cuando se trataba de faith.
la castaña se encogió en sus hombros, algo indecisa. tampoco era demasiado extrovertida, pero le bastaba con disfrutar junto a ellos.
roger sonrió amable y ladeo la cabeza. —ve con john.—
para el rubio no era mayor problema pues sabía muy bien que gracias a todo el ajetreo de los últimos días, los hermanos no habían tenido el tiempo suficiente para compartir como merecían.
—gracias.— musitó ella, inclinándose sobre la mesa para besar su mejilla.
y segundos después, los dos deacon estuvieron a unos metros de distancia, bailando abrazados.
—deberías de unirte a ellos, brian.— comentó el baterista.
—en verdad quieres que te arroje un zapato, ¿no?—
el ojiazul carcajeo ligeramente y negó. —no te estoy molestando esta vez.—
may lo miró con una ceja alzada, analizando la verdad de sus intenciones por un momento y luego llevó sus ojos a dante.
—¿qué hay de ti?— preguntó.
—oh no, estoy muy poco borracho para eso.— rio.
al guitarrista le causó gracia su comentario y tras algunas palabras más, se marchó hacia la pista con los demás, dejando a los dos rubios solos en la mesa.
roger contempló a faith desde su lugar, atento y embobado, perdiéndose en lo linda que se veía al sonreír entre los brazos de su hermano y en la forma en la que se movía al ritmo de la música junto a sus amigas, dejándose llevar.
para él, una de las mejores cosas del mundo entero era verla a ella llena de vida y amor.
dante rio al verlo, estaba tan absorto que hasta le hacía sentir lo enamorado que estaba. chasqueo sus dedos al lado de su cabeza, pero roger ni siquiera lo noto y no le prestó atención hasta que lo escucho hablar.
—realmente la amas, ¿no?—
taylor despegó sus iris azulados de la muchacha y miró a su acompañante antes de responder sinceramente: —sí. la amo con toda mi alma.—
el más pálido sonrió y apoyó su mentón sobre su mano. —se nota en tus ojos.—
roger se sonrojó y aunque le hubiera gustado evadir el nerviosismo diciendo que era un efecto del alcohol, ambos sabían que no era cierto.
—¿has pensado qué hacer si consiguiéramos una gira?— preguntó el mayor, picoteando un cubo de queso con su tenedor para llevarlo a su boca.
—la llevaría conmigo... con nosotros.— se corrigió. —tampoco es como que john pueda alejarse de ella.—
—cierto.— dio razón.
—¿en verdad crees que podríamos conseguir una gira?— dijo el baterista.
—claro que sí.— respondió, comiendo otro bocado de queso. —no te negaré que será algo complicado y estresante, pero no imposible. no con canciones como las suyas.—
—es una suerte que tengamos a faith para ayudarnos con las letras.— sonrió.
dante asintió, limpiando su boca con una servilleta. —sin duda, ella tiene un talento. sería fantástico que estudiara literatura o alguna maestría en poesía.—
—es su sueño, ¿sabes? quiso rendirse porque creía que jamás tendría las posibilidades para hacerlo, pero en el fondo aún lo desea.— pauso. —prometí pagarle la universidad cuando tuviera dinero suficiente.—
—hay muchas universidades con vías de admisión alternas.— comentó dante de forma interesada. —faith podría postular a un programa de talento y ser becada.—
roger parpadeó algo perplejo y antes de que pudiera pensar que iba a decir, se encontró hablando nuevamente.
—pero no terminó la escuela.—
van de bossche se encogió de hombros, aún con entusiasmo. —eso es remediable. puede volver a la preparatoria o hacer cursos intensivos de recuperación.—
taylor permaneció en silencio tras sus palabras, sentía que su cabeza había hecho un cortocircuito que ni siquiera él mismo comprendía, pero que hizo que la motivación del pálido se apagara lentamente al caer en cuenta de que era lo que le sucedía.
—no quieres alejarte de ella.— susurró.
el ojiazul bajo la cabeza, avergonzado. eso había sonado demasiado mal e incluso posesivo.
dante tomó una respiración profunda y decidió mantenerse en silencio. no lo culpaba por no querer separarse de la chica porque podía notar a simple vista cuánto la amaba, pero esperaba que reaccionara así inconscientemente.
roger cerró los ojos, intentando descifrar qué le ocurría. adoraba a faith, quería que fuera feliz, que alcanzara sus sueños justo como él lo estaba haciendo y quería verla realizada como una maravillosa escritora profesional que triunfaría, entonces... ¿qué demonios le sucedía? ¿por qué se sentía tan aterrado ante las posibilidades de que ella desarrollara su vida más allá de estar a su lado?
la realidad nunca lo había golpeado tan fuerte como esa noche. el que en mente entendía y apoyara los anhelos de su chica, pero que corazón rogara por mantenerse cerca de ella, como si la necesitara más que nunca; lo hizo darse cuenta de que había desarrollado un vínculo un tanto insano que iba más allá de solo llegar a extrañarla.
dependencia emocional.
se sintió fatal. encontrar el verdadero amor después del peso de tantos años sintiéndose solo, le había pasado factura de la peor manera, como un arma de doble filo.
roger había sido tan vulnerable e inestable desde pequeño que de hecho, habían varias razones por las que se gatillaba algo como eso. en toda su vida, jamás había sentido algo tan puro y hermoso como lo que faith le brindaba, nadie lo había cuidado y mimado, nadie lo había amado más que por una cara bonita, nadie había compartido con él más que una noche.
su subconsciente intentaba aferrarse a faith a como de lugar porque ella era la única y primera persona que le daba todo eso y más. y no era que despreciara el afecto de los chicos, no, es que sencillamente el vínculo era otro: era amor de pareja.
las ganas de echarse a llorar se asentaron en su garganta. se sentía culpable por no haber sido siquiera consciente de lo que estaba pasando consigo mismo hasta ese momento. ¿cómo no lo pensó antes?
—¿crees que estoy siendo egoísta?— susurró finalmente.
dante suspiró. lucía repentinamente demacrado y avergonzado.
—no exactamente.— dijo honesto. creía que el muchacho no quería ser posesivo, ni mucho menos tener una necesidad psicológica involuntaria.
también creía otra cosa, algo que no estaba del todo seguro de comentar, pero que tal vez era apropiado para considerar todos los ángulos existentes.
—de hecho, creo que el amor de faith por todos ustedes puede llevarla a ser egoísta consigo misma y priorizar vuestros sueños antes de los suyos.— complementó sutil.
roger llevó sus ojos a él y aunque agradecía profundamente su amistad y sinceridad, se sintió mil veces peor porque tenía razón y entonces se dio cuenta de algo más:
cuando un arcoíris se refleja en el cielo, no siempre está libre de nubes grises a su alrededor.
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