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𝗳𝗼𝘂𝗿𝘁𝘆 𝗲𝗶𝗴𝗵𝘁.

→   CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO.

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LONDRES, INGLATERRA.
MARZO, 1974. ✧ —

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roger se sentía relajado y mejor consigo mismo al estar rodeado de quienes más amaba, pero en cuanto estaba solo, todo esa tranquilidad se iba al mismísimo carajo para dar rienda suelta a un infierno que ya llevaba días atormentándolo en silencio.

sabía que tenía un problema, pero no sabía cómo solucionarlo.

su cabeza le daba vueltas a la situación una y otra vez, metiéndolo en un limbo de ansiedad y en una terrible sensación de desconocerse a sí mismo porque en el fondo de su ser... no quería ver su amor por faith como un problema.

sin embargo, dentro de la casa may se respiraba calidez y paz por donde fuese, tanto así que hasta la confusa y abrumada mente del rubio se sentía a salvo y en paz al estar allí junto a los suyos.

aquella noche de finales de marzo, no fue la excepción pues el baterista había encontrado alivio al escuchar las risas y murmullos cómplices de su novia, amigas y freddie en la sala mientras él y los demás chicos jugaban cartas en el comedor, esperando por el regreso de dante.

para el tenor tampoco habían sido días precisamente fáciles. la nueva temporada del teatro comenzaría pronto y con sus planes de acompañar a la banda ridge farm, debía buscar un reemplazo que cubriera su show ya que que nadie más que él mismo podía encargarse de lo que implicaba ceder su cargo. sin embargo, el problema era que los candidatos eran escasos y demasiado inexpertos para dejarlos a cargo de la gran función.

finalmente, van de bossche arribó en el hogar ya con su propio juego de llaves. aquel manojo era la prueba de cuánto lo apreciaban y confiaban en él.

el rubio cruzó la entrada cargando unas bolsas de papel café y a pesar de su evidente aspecto cansado, sonrió cálidamente al ser recibido por la imagen de las muchachas y freddie sentados en el suelo de la sala con un montón de papeles esparcidos a su alrededor.

—bienvenido, querido.— saludó mercury tan entusiasta como siempre.

el pálido respondió al saludo con cariño y luego agitó sus paquetes con suavidad, sin borrar su sonrisa. —traje la cena.—

—en verdad eres maravilloso.— rio chiméne, levantándose a tomar los envoltorios para llevarlos a la cocina.

dante carcajeo ligero ante el comentario de la morena y cuando esta estuvo a su lado, se puso de puntillas para alcanzar su mejilla y besarla a modo de saludo antes de desaparecer para ir a calentar la comida.

—¿qué tal te fue hoy?— preguntó faith amablemente.

—nada.— contestó él, negando con la cabeza y suspiró cabizbajo.

—no te desanimes, cariño. de seguro ya aparecerá alguien.— apoyó freddie y sus compañeras asintieron.

—espero que tengas razón.— dijo, encogiéndose de hombros. —¿los chicos?—

—están en el comedor.— informó sophie, señalando a sus espaldas con su mano.

el rubio asintió y se dispuso a caminar allí, tras haber dejado un par de mimos en la cabeza de la callada faith. y al llegar con los demás, saludó atentamente al grupo antes de dirigirse específicamente a su asistente.

—¿alguna novedad?—

—reece y murphy llamaron hoy para fijar la fecha del viaje al estudio de grabación.— comenzó a informar mccartney. —pero ajuste tu agenda para que tuvieras un par de días más para solucionar lo del teatro y los chicos pudieran prepararse bien.—

—gracias.— sonrió el tenor. —¿cuánto tiempo conseguiste?—

—dos semanas. parten el diecisiete de abril y regresarían uno o dos meses después, según el progreso del álbum.—

en cuanto el chico dijo la fecha, john y roger soltaron su cartas y negaron al mismo tiempo.

—el diecisiete de abril es el cumpleaños de faith.— dijo taylor.

paul los miró a ambos de forma perpleja. —¿y por qué demonios nadie me lo dijo?—

brian rascó su nuca y suspiró. él no tenía ni la menor idea de ello y fácilmente pudo adivinar que tampoco freddie o las chicas.

—porque nadie más lo sabía.— admitió avergonzado.

faith era muy reservada y tímida, incapaz de informar a viva voz su propio cumpleaños y demasiado acostumbrada a vivirlo como un simple y triste día más. por lo que john y roger lo sabían únicamente por el vínculo que compartían con ella.

dante suspiró y palmeó el hombro de su asistente para relajarlo. —hablaremos con reece y murphy mañana para retrasar el viaje unos días más.—

paul asintió despacio. se sentía algo apenado por reconocer el festejo de su amiga y también porque presentía que el plan de su jefe no sería posible pues él mismo había tratado con ellos y habían sido bastante estrictos en los rangos de fechas, pero esperaba estar equivocado con su corazonada y conseguir algo más de tiempo.

—¿puedo unirme a la próxima ronda?— preguntó van de bossche, señalando las cartas para cambiar de tema.

—seguro, solo espera a que le patee el trasero a estos tarados para comenzar otra jugada.— dijo mccartney, volviendo en sí y dejando tres de sus naipes sobre la mesa.

—lamento decirte que es la cuarta partida que pierdes.— rio el rizado, imitando su actuar.

paul miró ambas jugadas y dio un golpecito de frustración sobre la madera. —que te den, brian.—

dante carcajeo por lo bajo mientras tomaba asiento y roger hacía una mueca de espanto ante la sonrisita traviesa y silenciosa que se había dibujado en las labios de su cuñado tras el comentario de mccartney.

—john richard deacon, eres un sucio pervertido con cara de ángel.— delató divertido, haciendo que las mejillas del bajista y del joven may se calentaran violentamente a la vez que los otros dos chicos se reían de sus cómicas expresiones.

luego de un par de bromas más, comenzaron la quinta partida con dante repartiendo la baraja y listo para pasar merecido buen rato después de un estresante día. estar con ellos era su lugar seguro en el mundo.

desde la mesa, podían escuchar algo del hablar de las jovencitas en la otra sala por lo que la curiosidad del músico se despertó rápidamente.

—¿qué hacen?— cuchicheo.

—no tenemos idea.— respondió brian, encogiéndose de hombros.

—paul fue a chismosear hace un rato y lo mandaron al demonio diciendo que era algo de chicas.— complementó roger, riendo suavemente ante el recuerdo de los gritos que su amigo había recibido incluso por parte de freddie.

el mencionado lo miró con una sonrisa falsa y le enseñó su dedo corazón como ya acostumbraba a hacer cada vez que el rubio lo molestaba.

y lo que mccartney no había podido descubrir era que la joven faith deacon poco a poco dejaba su cascarón de inseguridades y avanzaba un paso más para ser la increíble mujer que estaba destinada a ser.

—¿qué hay de este?— dijo sophie, agitando un papel entre sus dedos. —es hermoso. de hecho, creo que es mi favorito.—

freddie se inclinó sobre su hombro para leer el contenido y asintió entusiasmado. —es fantástico.—

la pelinegra le entregó la hoja al persa, quien la metió en la carpeta donde almacenaban todo lo seleccionado.

faith sonrió en silencio y también con algo de debilidad. agradecía inmensamente las intenciones de su grupo de amigas, pero siendo honesta estaba algo agotada. freddie había decidido renovar su armario antes de grabar el álbum y las había hecho recorrer más de media ciudad después de que ni siquiera la boutique donde trabajaba tania fuera suficiente para saciar sus caprichos.

la deacon sentía unas inmensas ganas de dormir y su cuerpo pesado, como si toda su energía se hubiera agotado luego de las caminatas. no comprendía como las otras tres chicas y el vocalista aun estaban tan animados y relucientes.

—la cena está lista.— anunció chiméne, apareciendo desde la cocina.

las chicas y compañía se levantaron de la alfombra de forma perezosa y recogieron algunos papeles sueltos que finalmente llegaron a manos de faith al igual que la carpeta.

—yo me iré a dormir, estoy cansada.— informó la pálida, suspirando.

—pero no debes ir a la cama sin comer.— regañó sophie.

—no me apetece ahora, soph.— tranquilizó. —de verdad, solo quiero descansar. fue un día agotador.—

tania asintió, dándole la razón en ello. habían tenido una salida bastante ajetreada y larga.

—te guardaré una porción por si tienes hambre más tarde, ¿sí?— dijo la más alta.

—gracias, chiméne.— sonrió la castaña, dándole un pequeño abrazo a la morena antes de dirigirse a las escaleras.

—lindos sueños, nena.— deseo freddie y sophie le lanzó un beso.

—te amamos.— se despidió la rizada.

—y yo a ustedes.— correspondió faith, subiendo los escalones.

mercury se dirigió al comedor para avisar de la comida y las muchachas se metieron a la cocina en cuanto la deacon desapareció de sus vistas para preparar los platos y reservar uno para la más pequeña en caso de.

una vez listas, llevaron la cena a la mesa para comer con los demás.

—¿y mi hermana?— preguntó john inmediatamente al notar su ausencia.

—se fue a dormir temprano. estaba algo cansada por el viaje de hoy.— respondió tania.

el bajista asintió, pero roger frunció el ceño ligeramente y se levantó en silencio de la mesa para ir con ella. subió los escalones de dos en dos y entró en el cuarto de invitados luego de golpear la puerta para anunciarse.

—hey, ¿estás bien?— dijo inquieto y ella asintió divertida. —¿quieres que te suba algo de comer? ¿tal vez un sándwich y un té de lima?—

la chica sonrió enternecida y se acercó a besar sus labios cortamente. —todo está bien, cariño. no te preocupes.—

él paso sus brazos por la cintura, abrazándola y apoyó su mentón en el hombro de la más baja. tal vez estaba siendo paranoico, pero faith era su mundo entero y le preocupaba hasta el más mínimo detalle.

—¿quieres que me quede contigo hasta que te duermas?— susurró bajito.

la deacon acarició sus cabellos rubios y besó su mejilla para luego tomarlo de la mano y guiarlo hasta la cama, aceptando su ofrecimiento.

los amantes se acurrucaron en el colchón y taylor cuido del sueño del amor de su vida durante toda la noche.

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a la mañana del día siguiente, roger y una renovada y reluciente faith dejaron la casa junto a dante y paul solo que con destinos diferentes. dos de ellos se marcharon a la discográfica mientras que la pareja se dispuso a ir al centro de terapia pues la castaña tenía sesión y su novio amablemente la acompañaba.

—¿qué hacías con las chicas anoche?— preguntó él mientras caminaban, ya que habían decidido ir a pie en lugar de en auto pues era una ruta corta y así también podían disfrutar de brisa y vista mañanera.

—seleccionábamos mis poemas.— sonrió orgullosa. —decidí presentar una muestra a una editorial.—

el ojiazul detuvo su andar y la abrazo fuertemente, dando vueltas con ella en el aire. se sentía tan feliz por su chica, adoraba verla progresar y crecer haciendo lo que amaba.

—eso es increíble, nena. estoy muy orgulloso de ti.— dijo sonriente y una vez que la dejó en el suelo. —de seguro aceptaran publicarte.—

ella unió sus labios, atreviéndose a succionar ligeramente el inferior al finalizar el beso y continuaron su caminata tomados de la mano.

—¿ya pensaste en un título?— preguntó roger, lleno de ilusión.

faith asintió igual o más de emocionada antes de responder.

—colors.— dijo sonriente. —por faith deacon.—

—dios, no puedo esperar a que la banda tenga una entrevista con los medios para hacer publicidad para ti.— comentó animado, pero se detuvo y calló al segundo siguiente cuando algo llamó su atención. —espera, ¿escuchaste eso?—

—¿qué cosa?— dijo ella, deteniéndose también, frunciendo el ceño y poniéndose alerta.

roger puso su dedo índice sobre sus labios, señalando silencio y luego de un par de segundos, el ruidito volvió a escucharse.

era el llanto de un cachorro.

ambos permanecieron en silencio un minuto hasta que el rubio comenzó a seguir el sonido. a cada paso, el lloriqueo se escuchaba más fuerte hasta que se detuvo frente a unos arbustos.

se puso en cuclillas y abrió separo las ramas con sus manos, encontrando así, una perrita de color café con cinco crías de un pelaje algo similar contra su panza.

pero fue entonces cuando roger se dio cuenta que solo un cachorro lloraba y se movía tembloroso. sus hermanos y madre permanecían inmóviles, con los ojos cerrados y sin respirar siquiera.

estaban muertos.

—oh no.— susurró apenado y miró a faith.

la castaña se arrodilló a su lado y cerró sus ojos con tristeza. —no podemos dejarlo, rog.—

taylor asintió y tomó al cachorrito con cuidado, entregándoselo a faith, quien lo puso contra su pecho. el can lloriqueo ligeramente pero al sentir la calidez del abdomen de la castaña y sus caricias, cesó su llanto.

el baterista se quitó su chaqueta y la puso en el suelo para tomar a la madre y a las otras crías y ponerlas sobre la tela para luego tomarlas con cuidado mientras se levantaba.

—tenemos que ir a una veterinaria, tal vez aún se pueda hacer algo.— dijo apenado, mientras miraba a los animales entre sus brazos. —maldita sea, debí traer el auto.—

—podemos tomar un taxi a tres cuadras.— tranquilizó faith y de inmediato se pusieron en marcha allí.

los siguientes minutos se les pasaron rápido, pues al llegar a la veterinaria y explicar la situación a la encargada de la recepción, la mujer los hizo pasar de inmediato a una sala donde dejaron al pequeño cachorro en una mesa de metal y un profesional los atendió. el sujeto era un hombre de mediana edad que vestía el típico atuendo verde y azul con dibujitos de animales.

el mayor examinó cautelosamente a los perros y luego de eso, negó con la cabeza apenado.

—sus cuerpos aún están en buen estado por lo que no deben de llevar más de seis horas. es posible que el frío de la noche les causara un cuadro de hipotermia y... murieran mientras dormían.—

faith se recargo contra roger llena de tristeza. no podía evitar en lo desafortunados que habían sido las pobres criaturas y tampoco que aún a mitad de la nada y en el completo abandono, la madre había cuidado de sus crías hasta el último segundo de su vida. aquella perrita era más madre que su propia progenitora.

—el servicio puede encargarse de ellos.— agregó el hombre, señalando a los canes fallecidos.

roger hizo una mueca, no tenía cómo saber si serían tratados con cuidado o serían desechados como basura. tal vez ya no vivían, pero no era una bestia como para dejarlos como un paquete que no importaba.

—no, lo haremos nosotros.— dijo seguro.

el veterinario asintió y acarició al único sobreviviente de la camada. estaba tan asustado y tembloroso que parecía aún más diminuto de lo que ya era.

—y en cuanto a este campeón... necesitará algunos suplementos alimenticios y cuidados. podemos trasladarlo a una perrera para que se encarguen de él y tenga la oportunidad de ser adoptado. es lindo, su pelaje es similar al de un bichón maltés, pero más corto y menos sedoso. seguramente fue producto de una cruza aleatoria entre un macho de raza y una hembra callejera.—

la deacon hizo una línea con sus labios, intentando procesar toda la información. ¿la oportunidad de ser adoptado? claro, aquello ni siquiera era seguro. de tan solo pensar cuánto tiempo estaría el pobre cachorro encerrado solo en una jaula esperando porque alguien se apiadara de él, su corazón se hacía pequeñito. tampoco era de un linaje definido como a la mayoría de la gente le gustaba... podían pasar días, semanas y hasta meses.

a roger no le fue difícil adivinar lo que pasaba por la cabeza de su novia porque compartía su preocupación y empatía por el can; así que luego de unos segundos se volteó hacia el profesional para hablarle.

—¿nos daría un momento?—

—claro, regresaré en un rato.— accedió el canoso, metiendo sus manos en los bolsillos de su delantal antes de dejar la sala.

—¿quieres conservarlo?— le preguntó el rubio a faith cuando estuvieron a solas.

ella miró a la mascota sobre la mesa de metal con tristeza. era evidente que necesitaba mucho amor y atención.

—sí.— admitió lloricosa.

taylor sonrió y besó su frente con delicadeza. no podía decirle que no a ella ni a esos ojitos inocentes que lo miraban desde la mesilla. —lo llevaremos a casa.—

la pálida alzó su vista a él y sonrió esperanzada. —¿hablas enserio?—

faith no necesitó más respuesta que el brillo en sus ojos azules para saber que era plena verdad.

roger cargo en sus brazos a la difunta familia del canino para sepultarlos adecuadamente y finalmente, la joven pareja dejó la clínica animal luego de comprar alimento y algunas chucherías necesarias para el cuidado y manutención del pequeño adoptado.

tomaron un taxi de regreso a su hogar. el retraso de la deacon era considerable así que recuperaría la sesión de terapia en el horario y grupo de la tarde.

durante el viaje, el joven baterista pensó en lo linda que faith se veía sosteniendo al can. aquel pensamiento, le causó un cálido sentimiento que no pudo evitar comunicarle.

—seremos padres ahora.— rio el rubio por lo bajo. ella sonrió ampliamente y acarició al peludo con ternura.

el resto del camino a la residencia may fue corto y lleno de amor, amor que esperaban durara luego de que roger entrara a la propiedad diciendo triunfalmente:

—brian, espero que no te moleste que alguien más viva gratis en tu casa.—

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— foto referencial del cachorrito.
— capítulo por editar.

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