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────── nineteen

˚ˑؘ CHAPTER NINETEEN °•*
very reluctant yes

—HOLA.— Cori levantó la vista mientras regresaba a su habitación, con el pelo mojado echado sobre el hombro.

—Hola, papi.— Le dedicó una pequeña sonrisa, pero él no se la devolvió.

—Tres días.— Sacudió la cabeza.

—Lo sé. Lo siento. Pero no podía dejarla ir sola. No estaba en el estado mental adecuado, todavía no estoy convencida de que lo esté. Solo tenía que asegurarme de que estuviera bien.

Él asintió y dejó escapar un suspiro. —No pueden volver a hacerme eso, ninguna de los dos.— Ella asintió con la cabeza. —Y estás castigada.

—Sí, ya me lo imaginaba.— Murmuró.

—Bueno, um, duerme un poco.— Hizo un gesto con la mano hacia la puerta de su dormitorio.

—Buenas noches, papi.— Se acercó a él y lo rodeó con sus brazos, él sonrió mientras le daba unas palmaditas en la espalda antes de besarle suavemente la parte superior de la cabeza.

—Aún estás castigada.— Él murmuró y ella rió levemente mientras se apartaba. —Buenas noches, Cori.— Ella le dio otra sonrisa antes de dirigirse a su habitación. Cerró la puerta detrás de ella y subió el pequeño tramo de escaleras, lista para dormir durante días, pero ese plan se desvaneció en el segundo en que llegó a la cima y allí estaba él.

—Maldita sea, Shortcake, ha pasado demasiado tiempo.— Murmuró, luego de repente estuvo justo frente a ella y ella saltó un poco hacia atrás cuando un jadeo salió de sus labios, pero él aseguró su brazo alrededor de su cintura antes de que pudiera caer por las escaleras mientras se aferraba a su camisa. —Lo siento.

—¿Q-qué estás haciendo aquí?— preguntó mientras él la estabilizaba, sus dedos todavía apretados alrededor de la tela.

—Travis me contó lo que pasó.— Le dijo, su voz tranquila. —¿Por qué saltarías de un acantilado? ¿Y trataste de ofrecerte a los Volturi?— él negó con la cabeza. —La Cori que yo conocía nunca lo haría.

—He cambiado... al menos un poco.— Ella se encogió de hombros y él se rió entre dientes, acercándola más a él. —Emmett...— ella negó con la cabeza, sus palmas contra su pecho.

—Lo sé.— Él se inclinó, su frente contra la de ella. —Estoy tan feliz de que estés bien.

Ella se rió levemente. —Bien es un término relativo.

—Maldita sea, te extrañé.— Él la besó suavemente en la frente antes de atraerla hacia él y ella lo envolvió con sus brazos porque, aunque no quería admitirlo, ella también lo había extrañado.

[...]

Cori se sentó en las escaleras de la casa de los Cullen, estaba un poco irritada pero después de que Emmett le había dado una bolsa de donas en polvo, sus quejas se calmaron... un poco. Tenía las piernas estiradas sobre el último escalón con la espalda contra la pared y la bolsa de donas en su regazo, incluso tarareó un poco mientras mordía otra dona.

—Todos saben lo que quiero.— Bella se levantó de su lugar unos pasos por encima de Cori, mirando la habitación llena de vampiros. —Y sé...— tomó aire. —... cuánto estoy pidiendo. Lo único que se me ocurre para que sea justo es simplemente votar.

—No sabes de lo que estás hablando.— Edward negó con la cabeza y ella se giró un poco hacia él.

—Cállate.— Murmuró antes de mirar al resto de los Cullen de nuevo. ñ

—Yo iré primero.— Cori levantó la mano, sus dedos cubiertos de azúcar en polvo. —Te amo, Bells, y odio que me estés haciendo estar del lado del psicópata, pero tengo que ir con el no.

—Cori.— Bella resopló y la chica más joven se encogió de hombros, poniendo la mitad de una dona en su boca. —¿Seguimos adelante, Alice?

—Ya te considero mi hermana.— Alice sonrió mientras cruzaba la habitación, pasando por encima de las piernas de Cori para abrazar a la humana. —Sí.— Se apartó y ambas bajaron, asegurándose de no pisar a Cori.

—Gracias.

—Yo voto que sí.— Dijo Jasper y todos se giraron para mirarlo.

—Oh, vamos, Jasper.— Cori resopló, provocando algunas risas de los demás y una sonrisa en los labios de Emmett mientras la miraba.

—Sería bueno no querer matarte todo el tiempo.— Continuó.

—Ooh, buen punto.— Murmuró la chica más joven, principalmente para sí misma.

—No necesitamos tus comentarios.— Bella murmuró, volviéndose hacia su hermana y Cori simplemente levantó las manos como en rendición.

—Lo siento.— Habló Rosalie, con su brazo alrededor de la cintura de Travis. —Lo siento mucho por cómo me he comportado, y estoy muy agradecida de que hayas sido lo suficientemente valiente para ir a salvar a mi hermano...

—Estúpida, querrás decir estúpida.

—Cállate. Tú también fuiste.

—Sí, porque tenía que salvar a mi hermana.— Resopló Cori. —Ahora, cállate, deja que Rosie hable.

—Esta no es una vida que yo hubiera elegido para mí.— Continuó. —Y desearía que hubiera habido alguien que votara no por mí. Así que, no.

—Soy un sí muy reacio.— Añadió Travis.

—Aww, Travi.— Gruñó Cori.

—Cállate.— La señaló y ella lo miró con los ojos entrecerrados. —Amas a mi hermano, pero si Cori salta de más acantilados...— Se detuvo cuando Rosalie puso la mano sobre su estómago, empujándolo un poco hacia atrás.

—¿Emmett?— Bella cuestionó, pero él estaba demasiado ocupado mirando a Cori mientras intentaba y fallaba en sacarse todo el azúcar en polvo de la cara.

—Amigo.— Travis le golpeó el hombro y él saltó un poco, mirando a su hermano antes de mirar a Bella.

—Oh, um...— miró del rostro esperanzado de Bella a Edward, quien negó con la cabeza. Luego sus ojos se posaron en Cori nuevamente. Ella significaba todo para él y en un momento, Bella fue la razón por la que perdió a Cori. —Yo, uh, voto no.— Sabía que era mezquino, pero no le importaba.

—¿Por qué nadie está de mi lado?— murmuró Cori, todavía secándose la cara. —Al menos tengo a Rosie. Y a Emmett.

—Podemos pelear con los Voturi de otra manera.— Dijo Travis, acercando a Rosalie hacia él.

—Yo seré la otra manera.— Cori levantó la mano, con una amplia sonrisa en su rostro, casi como si estuviera orgullosa de ese hecho, pero todos sabían que era el azúcar. —Los amo, chicos, de verdad... no a ti.— Señaló a Edward. —Pero quiero ser humana. Me gusta mi vida. Me gustan mis amigos. Me gusta la comida.

—Tiene buenos puntos de vista.— Reflexionó Emmett, aunque le dolía que ella no quisiera transformarse. Él entendía por qué, pero egoístamente quería que lo hiciera, quería que viviera para siempre y quería que estuviera con él.

—Lo siento, he interrumpido la votación, por favor continúen antes de que Bella me mate.— Murmuró al ver la mirada fulminante que le estaba dando su hermana.

—Ya te considero parte de la familia. Sí.— Le dijo Esme.

—Tierna.— Murmuró Cori.

—Tú también, Cori. Espero que lo sepas.— Agregó la mujer, obteniendo una pequeña sonrisa de la chica.

—¿Por qué me haces esto?— preguntó Edward, mirando a su familia desde su lugar en las escaleras. —Sabes lo que esto significa.

—Has elegido no vivir sin ella, lo que no me deja otra opción.— Le dijo Carlisle. —No perderé a mi hijo.

—Esto es deprimente.— Murmuró Cori. —Mi hermana quiere ser un vampiro y me hizo estar de acuerdo con Edward, bleh.— Sacudió la cabeza antes de que su teléfono sonara y lo sacó del bolsillo de su sudadera para ver un mensaje de texto de Carter, no era más que un ven aquí, pero hizo que una gran sonrisa se dibujara en su rostro.

Emmett la observó mientras escribía, su sonrisa nunca se desvaneció. Sabía que era el chico que Alice había visto algunas veces y dolía, pero ese dolor era superado por su deseo de que ella fuera feliz, con o sin él.

—Oye, Psicopata, ¿puedo tomar prestado tu auto?— preguntó, con una sonrisa en su rostro mientras lo miraba. —Y recuerda, estoy de tu lado.— Añadió como para convencerlo.

—Sí.— Murmuró, arrojándole las llaves.

—Gracias.— Tarareó mientras se ponía de pie, con las llaves en la mano. —Nos vemos más tarde.— Se despidió con la mano mientras se iba, pero sus ojos se detuvieron en Emmett por un momento más que en los demás. Le ofreció una pequeña sonrisa y él se la devolvió, simplemente asintiendo un poco con la cabeza y luego se dirigió al garaje y hacia el Volvo de Edward.

Cinco minutos después, estaba conduciendo por la carretera y tarareando al ritmo de la radio. Sus dedos tamborileaban ligeramente contra el volante, no del todo al ritmo, pero realmente no le importaba. Estaba un poco emocionada por el azúcar. Giró hacia la carretera que conducía de regreso a la ciudad, con la luz intermitente encendida a pesar de que no había otros autos en la carretera. Era tarde y la mayoría de la gente estaba en casa durmiendo.

Se incorporó un poco en su asiento cuando vio algo entre los árboles, entrecerró los ojos mientras desaceleraba el auto. Pero cuando no vio nada, apretó un poco más el acelerador. En realidad, solo quería llegar a la casa de Carter. Quería acurrucarse, ver películas y contarle todo sobre su viaje a Italia, omitiendo algunos detalles selectos.

Bajó la mirada por un momento cuando su teléfono vibró. Lo sacó de su bolsillo, mirando de la pantalla a la carretera una docena de veces mientras leía su mensaje de texto.

Carter
Preparé chocolate caliente y La Sirenita
está en el reproductor de DVD

Sonrió, mirando la carretera mientras comenzaba a escribir y justo cuando agregó la carita feliz al final del mensaje de texto, miró hacia arriba para ver a alguien en el medio de la carretera y luego una mancha roja.

Un jadeo salió de sus labios. Arrojó su teléfono al asiento. Su pie pisó el freno y giró el volante hacia la izquierda. El auto se desvió hacia un lado y luego se volcó antes de dar unas cuantas vueltas, lanzándola como una muñeca de trapo. Su cabeza golpeó el volante, luego la ventana y justo cuando perdió el conocimiento, el auto se detuvo sobre el techo.

La joven Swan quedó colgando del asiento mientras su respiración se hacía lenta y casi inexistente.





























































































oficialmente cold water ha terminado<3
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