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Desperté en mi habitación. Después del directo de ayer habíamos decidido que aún no era momento de mostrar a Uri como un integrante más

Miré mi celular, eran las 09:17 am, ¡Era tarde! Debía ir al hospital para ver cómo seguía Aolany. Me levanté y me puse mis zapatos

Intenté abrir la puerta pero no pude, volví a intentar abrirla de nuevo, parecía imposible

—¡Oigan!.— grité esperando que alguien me escuchara —¿¡Quién me encerró!?.—

Golpeé un poco la puerta, ninguno me escuchaba

Agarré mi celular de nuevo para llamar a Biyin pero no atendía, llamé a Yei y tampoco respondía

—¡Esto no es gracioso!.— exclamé mientras seguía golpeando la puerta

Alguien había cerrado la puerta desde afuera. Pensándolo un poco llegué a la conclusión de que esto era obra de Juan, nadie más tenía llave de nuestra habitación para cerrar por fuera

—¿Chica hamburguesas?.— la voz adormilada de Uri se escuchó del otro lado de la puerta —¿Qué haces a esta hora golpeando las puertas?.—

—No puedo salir, ayúdame.— pedí

Escuché como intentó abrir la puerta pero obviamente tampoco podía

—Necesitas la llave.— dije —No sé si la tiene Yei o Biyin pero ambas se aliaron con Juan para dejarme aquí encerrada.—

Sabía que su propósito era que yo pasara más tiempo lejos del hospital pero era excesivo esto, hasta cruel

—Ninguna de ellas está.— avisó, por su tono de voz sabía que mentía

—Uriel tienes ese tono de voz siempre que mientes.— exclamé —¡Ve por ellas!.—

—Bueno, me voy.— dijo

Escuché sus pasos alejarse, tomé mi celular para llamar a Juan pero también me enviaba directo a buzón de voz.

"Cuando te vea me voy a
asegurar de romper tus
gafas de repuesto"

Tiré mi celular en la cama y fuí a mi armario, aprovecharía para arreglarme un poco, hace bastante tiempo no lo hacía.

Pasó aproximadamente una hora y yo ya estaba lista, aún no me acostumbraba a estar sin mi pequeña barriga pero era lindo verme como yo de nuevo

—¿___? ¿Estás aquí?.— escuché la voz de Juan en el pasillo y me tensé ¡Debería estar en el hospital!

—Obviamente estoy aquí cuatro ojos.— respondí rápidamente —Abre la puerta, necesito darte unos buenos golpes en esa hermosa cara.—

—No abriré hasta que calmes tu agresividad.— dijo burlón —Me siento amenazado.—

Suspiré, en algún otro momento esto sería divertido pero ahora no, mi hija estaba sola

—Esposo mío, ¿puedes ser tan amable y abrirme la puerta?.— pedí de la manera más educada que me salió

—No.— se limitó a responder

Escuché una sonora carcajada de su parte, esto empezaba a ser cansado

—¡Juan Sebastian Guarnizo!.— lo regañé

—No me digas así.— pidió dejando de reír

—Pues así te llamas.— exclamé obvia —¿Cómo debería decirte?.—

—Para tí me llamo Juanito, que se escuche el cariño.— parecía hacer un berrinche —Si no sabes cómo decirme puedes intentar con "Juanito, chico de las estrellas y el hombre más guapo que pisó la tierra".—

—Cuanto ego.— dije entre risas —Mi esposo no es así, ¿que hiciste con él?.—

Él empezó a reír también y por un momento quería que esto durara para siempre. Hace bastante no tenía este tipo de conversación divertidas con Juan y era lamentable que tuviera que encerrarme para poder tenerla

—Me atrapaste, no soy tu esposo, soy un clon.— inventó sin parar de reír —Tendré que matarte ahora que sabes la verdad.—

—Para matarme tendrás que abrir esta puerta.— exclamé

—Buen intentó, no lo haré.— dijo parando de reir —Le pedí a Biyin que te encerrara para que tuvieras un pequeño desapego a Aolany, ella ya está bien.—

—No puedes pedirme que no me preocupe, es mi hija.— hablé

Hubo un pequeño silencio hasta que Juan suspiró

—Te abriré con una condición.— pidió —Mejor que sean dos condiciones.—

—¿Qué quieres?.— pregunté para saber a qué me enfrentaba

—Lo primero es que prometas no enojarte ni golpearme cuando salgas, no tengo más lentes de repuesto y lo sabes.— dijo

—No será fácil pero creo que puedo hacerlo.— me burlé —¿Qué es lo segundo?.—

—Durante este tiempo Beto y Uri siguieron con la habitación de Aolany y ya está lista.— contó —Quiero que antes de ir al hospital entres a verla y me des tu opinión.—

Ayer tuve la oportunidad de ir a verla pero no se me había ocurrido, que tonta me sentía

—Sé que tú elegiste el diseño así que confío que quedó divino.— lo halagué —Pero está bien, acepto ambas condiciones, ahora sácame de aquí.—

—Iré a buscar mis llaves, no me acuerdo donde las dejé después de que Biyin me las regresó.— dijo —Esperame aquí.—

—Es algo tonto decirle a alguien "espérame aquí" sabiendo que está encerrada por tu culpa.— dije y escuché sus pasos alejarse

¿Realmente me había dejado sola de nuevo? Era obvio que no cumpliría con la primera condición, lo golpearía

Esperé poco más de dos minutos hasta que escuché que abrió la puerta. Estuvo frente a mí y me abrazó fuertemente, yo me quedé inmóvil

—Que linda te ves.— fué lo primero que dijo —Hace mucho no te veía así.—

—Que me digas cosas bonitas no cambiará que esté enojada.— exclamé y él sonrió —Ni tus sonrisas lindas.—

Me dió un pequeño beso y se alejó para tomar mi mano

—Vamos, necesito enseñarte la habitación antes de volver al hospital.— recordó —Deje a Auron y Roberto para venir por ti.—

Lo miré mal, le había dicho que no era necesario que los dejara.
Salimos de nuestra habitación camino a la que sería de la bebé

—¡Gafitas! ¿Dónde está el cereal?.— un grito de Auron se escuchó, estaba en el primer piso

—¡Sobre el refrigerador!.— gritó de regreso mi esposo

Y no se escuchó nada más, volví a mirarlo con duda, ¿quién estaba en el hospital entonces?

—Supongo que Auron me siguió en un taxi.— le quitó importancia —Roberto se quedó, ya sabes como es.—

Abrió la puerta de la habitación y lo primero que vimos fué a Roberto, Yei y Biyin ahí

—¿Qué hacen todos aquí?.— pregunté —¿Y Aolany? ¿Y Uri?.—

—Uri está siguiendo a Auron, desde que lo vió llegar no lo deja en paz.— contó Biyin —Al menos ya no me atormenta a mí.—

—Y respecto a Aolany te dije que la veríamos después de que me dieras tu punto de vista de la habitación.— recordó Juan

—¿¡Dejaron a mi hija sola en el hospital!?.— exclamé alarmada —¡Están locos!.—

—Calmate, no grites.— pidió Roberto y lo miré mal

—¡Yo gritaré todo lo que quiera, es mi casa!.— volví a gritar —¡Además...—

Iba a seguir gritándoles pero un llanto me interrumpió, provenía de la cuna que estaba a un costado

—Sorpresa.— exclamó Juan mientras cargaba a la pequeña —Le dieron el alta está mañana, cuando el doctor dijo que estaba mejorando también dijo que se quedaría durante la noche para tenerla en observación y que si todo estaba bien podríamos traerla a casa.—

Me la dió y al estar conmigo se tranquilizó, dejo de llorar. La verla por fin entre mis brazos sentí que mi alma descansó profundamente

—¡Juan!.— entró Uriel emocionado —Auron dijo que si lo dejaba tranquilo me llevaría a los esland.—

Eso sería en poco más de un mes, lo había olvidado por completo

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