→45←
—Su esposo ya me contó información sobre su familia.— exclamó la trabajadora social —Incluso más de la necesaria.—
Juan había estado hablando con ella sobre algunas anécdotas en Colombia con sus padres, hasta le había contado como reaccionaron cuando les dijo que se mudaría a otro país
—¿No piensa que con eso es suficiente?.— intenté quitarme un peso de encima pero ella negó
—Vamos, ni siquiera yo conozco algo de tu familia y nunca quise preguntarte por si eso te hace sentir incomoda.— habló Juan y lo miré mal, debía apoyarme un poco
—Mi familia realmente no importa, hace años no sé de ellos.— murmuré —Me salí de mi casa cuando tenía 15 años y jamás los busqué, me dediqué a trabajar para poder pagar mis gastos y mi alquiler.—
—¿Entonces por su parte no hay un ambiente familiar dónde él pueda relacionarse?.— preguntó dando pequeños golpes con su pluma a la mesa
—Por dios, si no se quisieron relacionar conmigo dudo que quieran relacionarse con algún otro integrante de mi familia.— exclamé obvia
Ella anotó algo en sus hojas y Juan puso su mano sobre la mía
—No veo nada fuera de lo normal.— indicó —Solo quedaría pendiente una ligera plática con Uriel para asegurarme de que quiera quedarse y para ver la versión que él tiene sobre los hechos.—
—¿Cuándo será eso?.— cuestioné
—Hoy mismo.— respondió dejando sus papeles a un lado —Llamenlo para que venga.—
—Aún es un día sensible.— recordó Juan intentando frenar aquella charla
—Si no lo traen en este momento tendré que llevarmelo conmigo a la institución y posiblemente no lo traiga de regreso.— amenazó
Miré congelada a Juan, ninguno quería que Uri pasara un mal momento y menos hoy pero al parecer sería inevitable
—Yo voy por él.— avisé levantándome del sofá —Volveré en unos minutos.—
—El tiempo es oro señorita.— dijo y asentí nerviosa
Subí las escaleras en dirección a la habitación de Uri, me detuve al escuchar una plática proveniente de ahí
—¿No quieres quedarte con ellos?.— escuché la voz de Roberto
—Si quiero pero fuí una carga para mamá, no quiero ser lo mismo para ellos, serán excelentes padres con Aolany pero yo no soy su hijo.— la voz quebrada de Uri respondió —La vida me demostró que no tengo derecho a vivir feliz, quizás lo mejor sea irme y empezar a valerme por mí solo.—
Sentí un pequeño hueco en mi pecho, él era como yo, quería huir a los 15 años de su casa para ser independientes, no sabía lo que sufriría si hacía eso, se sentiría muy solo
—Si me dejas opinar creo que estás pensando impulsivamente.— exclamó Beto —Juan y _____ te quieren mucho, ustedes ya son una familia.—
—Mamá me quería y me dejó.— suspiró —Todo este tiempo quise pensar que tenía una oportunidad para ser feliz pero con esto lo empiezo a dudar.—
Entré rápidamente a la habitación y ambos me miraron
—¿Puedes dejarme sola con Uri?.— pedí a Beto y él asintío mientras salía de ahí
Uriel bajó la mirada, estaba sentado en su cama así que me senté a su lado
—¿Escuchaste eso?.— preguntó nervioso —No quería decir que me sienta mal con ustedes y me quiera marchar.—
—Te entiendo.— suspiré y me miró —Yo viví algo parecido a tu edad y me marché de mi casa, pensaba que estaba haciendo lo correcto pero durante los años siguientes todo fué catastrófico.. pasé mi adolescencia entre la exploración laboral, las presiones, la soledad y la depresión.—
—¿Por qué te fuiste?.— cuestionó intrigado
—No me querían en mi casa, me sentía muy triste.— confesé —Mis papás jamás me demostraron amor en ningún sentido, no terminé la escuela, mi mamá quería emparejarme con el hijo de una vecina, todo era terrible.—
Escuché una pequeña risa de su parte y por inercia sonreí
—Si estás preocupado por el futuro quiero que tengas claro que no te vamos a dejar solo.— aseguré —Somos una familia y no quiero cometer los mismos errores que mis papás.—
—¿Ustedes realmente piensan que soy parte de su familia?.— preguntó conmocionado y asentí —Quiero quedarme con ustedes pero a su vez siento que no es lo que mamá querría.—
—Nadie sabe lo que Agustina hubiera querido pero quiero pensar que buscaría tu bienestar.— intenté animarlo —Juan y yo te daremos todo lo que esté a nuestro alcance para que seas feliz, lo prometo.—
Uriel me abrazó y me sentí un tanto feliz, ahora restaba que él hablara con la señora que estaba en nuestra sala para que nos dejara en paz
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro