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Al día siguiente y después de un largo viaje estábamos de regreso en nuestra casa. No había nada como el hogar y por fin me sentía tranquila estando aquí

—¡Por fin llegaron!.— la voz de mi suegra retumbó en mis oídos, ella estaba bajando las escaleras

Miré un tanto intrigada a Juan, ¿cómo había entrado su mamá si nosotros acabábamos de llegar?

—Llave en la maceta.— susurró como si leyera mi mente

—Debemos hablar de esa manita por dejar llaves en la maceta.— lo regañé en susurro para que no nos escuchará

La mamá de Juanito llegó hasta donde estábamos y nos saludó con un beso en la mejilla

—Debería ser ilegal extrañar tanto a la gente.— exclamó y se acercó más a mí para verme detenidamente —Estás bellísima.—

—No lo creo, después de un viaje de 12 horas debo estar espantosa.— reí y ví como ella negó

—Estás muy linda, como siempre.— dijo Juan con una sonrisa y mi risa se detuvo, sonreí también

—Ah, pero si te lo dice mi hijo si te lo crees ¿no?.— se burló

Es que no entendían lo bien que me hacía sentir cualquier comentario de Juan, subía mi autoestima cada vez que abría la boca.

—Es que a los ojos de mi hermosa suegra siempre seré bonita.— expliqué —Pero con Juan a veces lo dudo.—

La mirada de ambos se dirigió a mí

—¿Cómo que lo dudas? ¿Te hizo algo?.— preguntó tomando mis manos —Si te dijo algo malo o lo insinuó puedo regañarlo.—

—¡Pero la que me maltrata es ella!.— se quejó Juan y yo empecé a reír

—Juan Sebastián no me levantes la voz.— pidió su mamá y yo no podía parar de reír

—Tu hijo soy yo, no ella.— se cruzó de brazos haciendo un berrinche

—Pero ella es como mi hija y trae a mi nieto.— recordó

Miré a Juan y le saqué la lengua para burlarme de él

—O nieta.— sonrió —¿Ya saben que será?.—

—Será lo que decida cuando sea grande.— respondió Juan burlón y le dí un ligero golpe en la cabeza —¿¡Ves como ella me maltrata!? Solo hice una broma.—

—Es que te lo ganaste.— dije

—Se me olvidaba que ya no puedo hablar de cosas serias con Juan.— suspiró mi suegra —Pero bueno, ni siquiera los he dejado desempacar ni sentarse a descansar.—

—Está bien, de todas maneras descansamos mucho en el vuelo.— dijo Juan y aunque estábamos cansados asentí

—Si quieres pueden ir a descansar un rato mientras yo les hago una rica comida.— propuso

Ambos asentímos y estuvimos a punto de alejarnos hasta que escuché el timbre de la puerta

—Yo voy.— avisé con una ligera sonrisa y me alejé de ellos para acercarme a la puerta

Cuando abrí lo primero que ví fué pintura roja siendo lanzada a mí, por inercia tapé mi rostro con mis brazos

—¿¡Qué demonios!?.— preguntó Juan acercándose rápidamente

Abrí un poco mis ojos y ví como la persona que me aventó la pintura se iba corriendo y Juan corría detrás de él para intentar alcanzarlo

—Ven linda, te ayudo a limpiarte.— habló la señora Nubia mientras tomaba mi mano para llevarme adentro de la casa

Me guío hasta el baño y con una toalla mojada empezó a tallar mi cara para empezar a quitar la pintura

—¿Quién te haría esto?.— preguntó mientras me seguía ayudando

—Ni siquiera yo lo entiendo muy bien.— respondí y de un momento a otro sentí mis ojos arder por la pintura así que los cerré con fuerza —Han pasado cosa extrañas desde que nos mudamos aquí.—

—¿Cosas extrañas?.— cuestionó —¿Cómo que?.—

—Me han llegado paquetes raros, escalofriantes.— respondí mientras aún me limpiaba la cara —Juan quiere regresar a nuestra antigua casa pero yo no quiero dar ningún lado atrás y menos por provocaciones absurdas.—

—No son provocaciones absurdas.— dijo —Paquetes espeluznantes, pintura roja en todo tu cuerpo, ¿Qué esperas para hacer algo? ¿Hasta que punto quieres llegar?.—

—Quiero demostrar que puedo soportar todo esto.— murmuré —Que soy fuerte y no me doblegaré por cosas como estas.—

—Pero ahora no estás sola, tienes un pequeño bebé en camino y debes ser un poco más razonable.— habló, sabía que tenía razón pero aún no quería darme por vencida

No dije nada más y cuando ella terminó de limpiar mi cara me dí cuenta que tendría que ducharme para quitar la pintura de mi cabello, brazos y cuello.

—¡Lo alcancé!.— entró Juan a dónde estábamos —Gente de alrededor me ayudó a detenerlo y ahora lo tienen esperando a que llegue la policía, con las cámaras de seguridad será suficiente.—

Sonreí un poco aunque al verme al espejo pude ver qué mi piel genia un tono rojizo, me sentía humillada aunque estaba con mi familia

—Gracias a dios.— exclamó mi suegra con una sonrisa aliviada —Ojala le pongan una buena sanción a ese sujeto.—

—Ese "sujeto".— Juan hizo comillas con sus dedos —Es nadamás que Uriel Fernández, hijo de..—

—Agustina.— completé en un murmuro

Aquel turno chico que había conocido en la tienda de telas hace tres años, aquel chiquito de 12 años que me había dicho que era mi fan antes de que yo fuera streamer, por el que básicamente inicié mi carrera.. él me había atacado

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